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Coronavirus
Urkullu y las competencias fantasma
La pandemia ha puesto a prueba el liderazgo de nuestros dirigentes, que se han vuelto asintomáticos a las responsabilidades que su cargo conlleva. El lehendakari Iñigo Urkullu es buena prueba de ello.
Permítame que me dirija a usted, señor Urkullu, ¿ha oído hablar de la expresión “tan confuso que se hiere a sí mismo”? ¿No? No se preocupe, permítame que le ilustre con un sencillo ejemplo, muy actual, por cierto, y verá que le es familiar.
Para comenzar, hagamos un ejercicio de imaginación, no muy exigente. Como presidente de una comunidad autónoma dispone de una serie de competencias que, a lo largo de los años, le ha ido cediendo el gobierno estatal. ¿Sabe de lo que le hablo? ¿Sí? Prosigamos. Llega una pandemia. El gobierno central toma el control y va adoptando medidas hasta que llega la más fatídica de todas, parar el país, una suerte de hibernación económica. “¡Qué hibernación ni qué leches! ¡Abrigo de visón, hombre!”, le señala la patronal empresarial de su territorio. Aunque, claro, la frivolidad es de uso privado y, de cara a sus votantes, necesita algo más identitario. En busca de inspiración, consulta el diccionario nacionalista y encuentra la palabra perfecta, competencias
“Entonces, como dice Kase O, “llega septiembre con su, ¡oh, Dios mío!”. Empieza el curso escolar, the winter is coming, y no ha hecho los deberes”
Las duras medidas dan sus frutos, usted recupera las competencias que nunca perdió, aunque como recurso dramático quedaban fetén, y, ya de paso, se salvan algunas vidillas por el camino. ¿Qué hace ahora que vuelve a ser el dueño y señor? ¡Una maldita fiesta, claro! Celebra unas elecciones de agárrate y no te menees. Mascarillas por aquí, distancias por allá y garrafón hidroalcohólico para todos. Un buen macrobotellón democrático. Por supuesto, gana y sale reforzado. Se enciende un puro y cae en un apacible sueño. A lo lejos, le parece oír a sindicatos de profesores y médicos… pero qué va, son, sin duda, imaginaciones suyas.
Elecciones 12J (País Vasco y Galicia)
Retos urgentes y recetas caducas del autogobierno vasco
El PNV gana, pero el tiempo cambia. Algunos retos urgentes del nuevo Gobierno vasco son superar la crisis industrial permanente y operar un cambio de modelo en educación, salud, protección social y fiscalidad.
Entonces, como dice Kase O, “llega septiembre con su, ¡oh, Dios mío!”. Empieza el curso escolar, the winter is coming, y no ha hecho los deberes. Los contagios se disparan, las UCI comienzan a llenarse. Apurado, con tono serio, toma medidas de calado, confinamientos por municipios, restringir el horario de locales de ocio y alguna cosilla más. Ante todo, pide responsabilidad individual, uso de mascarilla y distancia de seguridad. En ente punto, si la vida real fuese una sitcom, tras pronunciar las palabras “distancia” y “seguridad” en la misma frase, pasaríamos a un plano interior de cualquier transporte público en hora punta. Risas enlatadas.
La obstinada curva, lejos de doblegarse, se revela como ese peso pesado que es una evidencia, las medidas no han servido para nada. Nervioso, como el púgil contra las cuerdas, lanza una bengala, un S.O.S. al gobierno central. En un giro de guión kafkiano, solicita un nuevo estado de alarma en el que, además, se recoja la posibilidad de un confinamiento domiciliario. Recordemos que, hace unos párrafos, las palabras confinamiento y competencias eran antagónicas.
“Estaba usted tan confundido reclamando competencias que no supo ver sus propias responsabilidades y, por desgracia, su suerte ha sido la nuestra”
En mitad de este vodevil, el despertador sigue sonando, la gente se despierta y se desplaza hasta su puesto de trabajo en el mismo medio de transporte que cualquier alimento en conserva, una lata. Su voz y la de sus miembros de gobierno sigue recomendando distancias de seguridad. Los ciudadanos escuchamos las risas enlatadas pero esta sitcom no tiene gracia. ¿Lo entiende ahora? Estaba usted tan confundido reclamando competencias que no supo ver sus propias responsabilidades y, por desgracia, su suerte ha sido la nuestra, una profunda herida en nuestra sociedad....
La segunda ola refleja la farsa de la gestión tecnocrática de la pandemia en la política vasca, supresión del estado del bienestar y militarización del espacio público. Un experimento del PNV para avanzar hacia su paraíso neoliberal.
PNV
Fase beta del experimento neoliberal vasco