Barrios
Tiempo y agallas para no seguir perdiendo

Para echar a las casas de apuestas de nuestros barrios o para confrontar a quienes quieren hacer pasar el racismo y la misoginia por opciones políticas respetables nos sobran las prisas y nuestro plácido civismo.

Apuestas junto colegio 2
Casa de apuestas vista desde la puerta de entrada de un colegio de Montijo.
Sarah Babiker
30 dic 2018 14:35
Últimamente intento desplazarme en autobús por la ciudad. Me rebelo ante el metro, tan rápido y eficaz para trasladarnos a los centros de trabajo y consumo que a veces pareciera el mejor aliado del capitalismo. Transitando sobre el asfalto, los buses nos enfrentan a la eventualidad de las obras y los atascos, perdemos un poco el control sobre el tiempo, o el tiempo pierde el control sobre nosotras. También nos permiten mirar afuera, apreciar la geografía de los barrios, cómo se va empobreciendo o adinerando el paisaje de la tan desigual Madrid.Es un día festivo, las calles están plácidas. Tomo un bus que conecta dos barrios del sur. En media hora de viaje, cuento un par de decenas de locales de apuestas y juegos de azar. Sus letreros generan malestar en la retina, una mota de indignación que se cuela entre los párpados y rasca adentro. Imagino vidas licuadas en su interior a la gloria de los accionistas de esta próspera industria extractiva. Se me ocurre que podría medir las distancias urbanas en número de establecimientos de juego. “Vivo a 23 locales de Codere de la casa de mi hermano”, me sonrío irónica. La sonrisa se atraganta: no puedo entender cómo siguen tan indemnes esas cristaleras en la guerra que libran contra nosotros. Dónde están nuestras barricadas ante este invasor. La ironía es rabia encauzada, me dan ganas de desencauzarla y estrellarla contra las vitrinas.
Llevo toda la vida asistiendo al despojo colectivo sin grandes alardes de resistencia. Soy una sana hija del régimen del 78
En realidad soy un ser desesperantemente cívico. Llevo toda la vida asistiendo al despojo colectivo sin grandes alardes de resistencia. Toda mi rabia ha sido puntualmente canalizada en votos, artículos de opinión, discusiones con amigos y manifestaciones pacíficas. No magullé ni un cajero automático aunque los bancos arruinaron a un país que después se hipotecó nuevamente para salvarles. No quemé ni media papelera cuando los distintos gobiernos decidieron trocear los derechos sociales para engordar los privilegios de quienes eran ya privilegiados. No me encadené a nada cuando nos colaron la ley mordaza. He pasado muchas veces por delante de las cuevas de Ali Babá sitas en la Calle Génova sin ni siquiera escupir. Soy una sana hija del régimen del 78.

Formo parte de la primera generación que nació en democracia. He sido socializada en una impotencia afable. Nosotras, que crecimos sintiéndonos más o menos a salvo, hemos ido perdiendo las certezas gradualmente y sin estruendo. Protestábamos sí, en manifestaciones en horario no laboral ni lectivo, barruntábamos otros mundos posibles en asambleas o bares. Y los años pasaban. El 15m fue una sana disrupción a todo eso. Si queréis cambios votad, insistían. Cread un partido y votadlo, maquinaban. Para votar no hace falta mucho tiempo, solo lleva un ratito cada dos o cuatro años. Tú vota y a ver qué pasa. Ha pasado de todo. Y con todo hemos tragado. Mucho de lo que nos parecía intolerable permeó lo posible y se hizo status quo.Voy en el autobús, afuera hay sol y duermen las luces navideñas esperando la noche. Sé que la ciudad está llena de gente que quiere algo distinto a lo que hay. Pero no tiene tiempo para pelear por ello. La ciudad está llena de gente que quisiera defender su dignidad ante las élites que la crisis engordó, emprenderla a patadas contra las puertas cerradas de los pisos vacíos convertidos en carroña para buitres. Pero nos faltan las agallas.

En realidad esto no es cierto: en todas las ciudades están quienes paran desahucios, quienes bloquean los engranajes de la banalidad del mal con su solidaridad férrea. Están quienes le plantan cara al miedo al despido, al temor de ser multadas, o incluso detenidas. Están quienes entretejen sus precariedades para crear resistencia y abrigo. No reconocer eso, esas semillas de un bosque nuevo, sería injusto y ciego, sería perpetrarse tras el fatalismo ombliguista y acomodaticio del nihilismo. Pero esas resistencias que admiramos, esos árboles que prometen otros frutos, ¿podrán hacer bosque o solo los miramos embelesadas para no tener que afrontar la maraña que tiembla atrás, mientras llegan los monstruos?

Para parar a quienes quieren hacer pasar el racismo y la misoginia por opciones políticas respetables hace falta tiempo, y sobretodo agallas

Para echar a las casas de apuestas de los barrios hace falta tiempo, y sobretodo agallas. Para parar a quienes quieren hacer pasar el racismo y la misoginia por opciones políticas respetables, para confrontar al vecino que piensa que el feminismo es el origen de todos sus males, para rebatir a la pasajera que increpa en el metro contra los inmigrantes, para escrachar a quienes salen siempre impunes nos sobran las prisas, pero también nos sobra nuestro apacible civismo.

Se viene otra crisis económica, la existencia de mucha gente pende de un hilo. Sin el colchón familiar, gran parte de la población caería al vacío. Trabajar no nos alcanza para llegar a fin de mes, los anuncios de las inmobiliarias lucen precios que son para gente de otro mundo. Como si la desposesión capitalista no fuera suficiente, tenemos que soportar un facherío más envalentonado cada día, idiotas que compiten para ver quién dice la frase que contenga más abismo. Y aquí seguimos. Ciertamente preocupados, admirando con fascinada impotencia como se acerca la tormenta.Bajo del autobús, la casa de apuestas número 25 me recibe. Sobre su oscura cristalera se refleja un cielo azul de invierno, no hay rastro de las borrascas que los titulares anuncian. Y sin embargo, aquí huele a nubarrón oscuro. De niña me dijeron que cuando llueve fuerte, ponerse a correr solo sirve para empaparse hasta los huesos. Será que hace falta tiempo para poder mapear la tormenta, será que hacen falta agallas para enfrentar el aguacero y no dejarse intimidar por los potenciales truenos. Así que eso nos deseo: tiempo y agallas para no seguir perdiendo.
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

El Salto Radio
El Salto Radio A dos velas
El documental “A dos velas”, de Agustín Toranzo indaga en las causas de los cortes de suministro eléctrico sistemáticos e indiscriminados que varios barrios obreros de Sevilla vienen denunciando desde hace años.
Literatura
Silvia Nanclares “Moratalaz nace como barrio franquista, solo que no contaban con la presión vecinal”
Con ‘Nunca voló tan alto tu televisor’ la escritora madrileña regresa a su barrio y examina lo que quedaba debajo de la cáscara de progreso que supuso la construcción del edificio de Torrespaña, aun hoy uno de los más reconocibles de la ciudad.
Sevilla
Komando G “Sin las mujeres, el barrio se pararía”
El Komando G es una red feminista ubicada en el Polígono Sur de Sevilla en la que participan vecinas y mujeres representantes de entidades sociales que busca ser un espacio de cuidados y reivindicación para todas las mujeres del barrio.
Elunga
3/1/2019 14:56

Bravísima y tan acertada!!! Nos sobra miedo, civismo y tolerancia frente a quienes nos desposeen de futuro, los intolerantes y los que atacan sin civismo ni miedo!!! Qué maravilla de artículo!!

0
0
#28631
31/12/2018 22:29

Lo mejor que he leído en mucho tiempo.

2
0
#28571
30/12/2018 16:56

Creo que se os ha colado una errata en la segunda frase: me "rebelo", no me "revelo". Vale la pena cuidar y escribir bien esa palabra... ;)

0
1
#28627
31/12/2018 19:34

Me reveló el relevo y me rebelo.

0
0
Naciones Unidas (ONU)
Genocidio El Informe Albanese denuncia ante la ONU a las empresas que se han lucrado del exterminio en Gaza
La relatora presenta un informe al Consejo de Derechos Humanos en el que detalla la responsabilidad de decenas de empresas en las políticas de ocupación, apartheid y genocidio que está llevando a cabo Israel en Palestina.
Movimiento BDS
Movimiento BDS Sidenor cede a la presión y anuncia que dejará de vender acero para las armas israelíes
La acerera vasca toma esta decisión después de que los sindicatos ESK, LAB y ELA requiriesen información y exigiesen acciones para frenar la complicidad con el genocidio.
Palestina
Palestina Israel bombardea un cumpleaños infantil y asesina a 39 personas en otra jornada mortífera en Gaza
Las Fuerzas Armadas de Israel siguen extendiendo la muerte por todo el territorio de Gaza. Un ataque contra una cafetería frecuentada por periodistas acaba con la vida de varios niños y niñas, un fotoperiodista y una artista plástica.
Fiscalidad
Impuestos España y Brasil se unen para proponer mayores impuestos a los superricos
La propuesta ha sido presentada en la IV Conferencia Internacional de Financiación para el Desarrollo de la ONU que se celebra en Sevilla.
Justicia
Justicia Huelga de jueces y magistrados: ni servicios mínimos ni descuento de salario
Las asociaciones conservadoras convocan por primera vez un paro de tres días, una situación sin sustento legal según el Consejo General del Poder Judicial.
República Democrática del Congo
República Democrática del Congo La RD del Congo y Ruanda, mediados por Estados Unidos, firman un acuerdo de paz incierto
El acuerdo busca crear cadenas de valor en las que intervengan ambos países, con una mayor presencia de los Estados Unidos en la zona. La poca presencia de las víctimas del conflicto en las conversaciones genera dudas en la sociedad civil congoleña.

Últimas

Corrupción
Corrupción El juez decreta prisión provisional sin fianza para Santos Cerdán
El juez acepta la propuesta del fiscal y decreta cárcel contra el ex secretario de organización socialista por integración en organización criminal, cohecho y tráfico de influencias.
Análisis
Análisis Negar, polarizar, avanzar: el asalto de la ultraderecha a las políticas climáticas
El llamado Pacto Verde Europeo se ha convertido en el principal caballo de batalla de la guerra cultural del negacionismo climático, sobre el que anudar los diferentes discursos negacionistas de la extrema derecha.
Opinión
Opinión Feminismo de clase y lucha por la hegemonía cultural
Muchos espacios feministas suelen incorporar códigos simbólicos y culturales burgueses que deslegitiman a los de la clase obrera. Aparte de las condiciones materiales, es necesario abordar la hegemonía cultural que estructura esta exclusión.
València
València La Audiencia de Valencia confirma la imputación a Argüeso en el juicio de la dana
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial concluye que la resolución de la instructora “no es irrazonable ni arbitraria”, ratificando la imputación del ex secretario autonómico de Emergencias.

Recomendadas

Historia
Historia ‘Weimar’, y su eco
‘Tiempos inciertos’, la exposición dedicada a la República de Weimar en el CaixaForum de Barcelona, apenas se deja nada, pero vuelve a incurrir en la idea de las “dos Alemanias” contrapuestas.
Economía social y solidaria
Historia Lo que Franco arrebató al cooperativismo y a la economía social y solidaria
La dictadura franquista combatió de forma cruel el movimiento cooperativo fraguado en la II República, y durante la propia guerra con las denominadas colectividades, y pervirtió la idea de autogestión a través de los ideales falangistas.
Río Arriba
Río Arriba Yayo Herrero: “El holocausto nazi no es una excepcionalidad en la historia de Europa, es un modus operandi”
Nueva entrevista de Río Arriba en formato podcast y vídeo en el que hablamos de ecofeminismo, transiciones ecosociales justas, decrecimiento, colapso, poner la vida en el centro y mucho más.