Chile
Jeannette Jara: la primera comunista que liderará la izquierda chilena

Este domingo 29 de junio se celebraron las primarias en la izquierda chilena. La elección enfrentaba a cuatro candidatos: Carolina Tohá por el PPD, partido de centroizquierda integrante de la histórica Concertación; Gonzalo Winter por el Frente Amplio, la coalición del Presidente Boric; Jaime Mulet, de la Federación Regionalista Verde Social, y Jeannete Jara por el Partido Comunista. Ganó Jara, quien con más de un 60% de voto obtuvo una victoria que además de contundente es histórica, ya que por primera vez una militante del Partido Comunista será quien encabece la candidatura presidencial de la izquierda chilena. 

Hasta la fecha, el Partido Comunista de Chile (PCCh) había participado en numerosas candidaturas y gobiernos de la izquierda chilena. El Gobierno del presidente Boric, el de Salvador Allende o el segundo mandato de Bachelet son algunos de los ejemplos más destacados. En ellos y en las candidaturas que los llevaron hasta La Moneda hubo presencia del PCCh, pero siempre desde un segundo plano. Los comunistas aportaban disciplina, trabajo, y músculo militante, pero se consideraba que un candidato de este espacio era un suicidio político. Chile era un país demasiado conservador, o demasiado anticomunista, como para que alguien del PCCh pudiera alcanzar la presidencia. 

Hasta ahora, los comunistas aportaban disciplina, trabajo, y músculo militante, pero se consideraba que un candidato de este espacio era un suicidio político

Este relato ha sido duradero e incluso estuvo presente en la anterior primaria presidencial donde el comunista Jadue partía como favorito, pero terminó siendo sobrepasado ampliamente por Gabriel Boric, quien además de hacer mejor campaña se consideraba más competitivo para la carrera presidencial.  Hoy, por primera vez, este relato se ha roto y Jara se ha impuesto con una contundencia que ni los más optimistas esperaban. La exministra de Boric ganó en todas las regiones y dobló en votos a la también ex ministra Carolina Tohá, quien en un principio partía para muchos como favorita. Ha demostrado de lejos ser la mejor candidata de la primaria y ahora queda saber cómo se desenvolverá en un terreno más adverso: la elección presidencial.

¿Puede ganar Jara?

La gran pregunta que sobrevuela en la conversación pública chilena es si Jeannette Jara tiene capacidad de poder ganar una elección presidencial. La candidata comunista ha roto ya el molde de una primaria, pero, ¿será capaz también de romper el de una elección presidencial? 

Lo primero que debemos señalar es que Jara competirá la elección en un contexto tremendamente adverso. La candidata de la izquierda chilena lo va a tener complicado no solo por ser comunista y muchas de las dificultades que enfrentará las hubiera tenido cualquier otro vencedor de la primaria. 

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La primera de estas dificultades es el escenario de desmovilización que vive la izquierda chilena. La campaña ha sido un fiel reflejo de ello, y mientras que la primaria de 2021 fue vibrante, intensa, y se respiraba cierto sentimiento de esperanza, esta campaña ha sido monótona, aburrida y apenas ha conseguido despertar el interés de los chilenos. Las cifras de participación hablan por sí solas y mientras que en 2021 fueron a votar 1,7 millones de personas en una primaria entre el Frente Amplio y el Partido Comunista, en 2025 tan solo acudieron a las urnas 1,4, pese a que esta vez competía también el centroizquierda y había cuatro candidaturas. Las diferencias no han sido solo cuantitativas, y a nivel cualitativo ha dado la sensación de que mientras en 2021 se competía para ganar, en 2025 era para sobrevivir. 

La candidata comunista ha roto ya el molde de una primaria, pero, ¿será capaz también de romper el de una elección presidencial?

El segundo punto que complica cualquier candidatura desde la izquierda es el desgaste del gobierno de Gabriel Boric. Otro de los cambios de 2025 respecto a 2021 es que “la primaria de la izquierda” se ha transformado en “la primaria del oficialismo” y cualquier candidatura que saliera vencedora ayer sería la representante del actual gobierno el próximo mes de agosto. 

El Gobierno de Boric no se encuentra hundido en apoyo ni mucho menos, y a diferencia de los últimos gobiernos de Piñera y Bachelet ha mantenido sus cifras estables hasta el final de su mandato. El problema es que estas cifras son insuficientes, ya que oscilan en torno a un 30% del electorado. Más o menos el porcentaje que le apoyó en la primera vuelta de 2021. 

Para lograr llegar al balotaje Jara deberá apelar en un principio a ese 30% del que de momento se encuentra bastante lejos. En la elección de ayer apenas participó un 9% del censo, y la candidata comunista con sus 800.000 votos deberá crecer al menos hasta los dos millones si quiere tener opciones de competir en la segunda vuelta. No es imposible, pero tampoco será un camino de rosas.

El tercer punto que ensombrece el escenario para la izquierda es una agenda mediática escorada hacia la derecha donde la inseguridad y la lucha contra la delincuencia siguen siendo los problemas que dominan la conversación pública y que más preocupan a los chilenos. Estos temas, al igual que en 2021, le siguen costando a la izquierda, quien además ahora es considerada responsable por no haber podido solucionarlos en estos años. 

En este contexto, las recetas securitistas y los discursos de mano dura de Kast, Matthei o Kaiser encajan mucho mejor con el sentir general y tienen más posibilidades de crecer que una izquierda que no acaba de encontrar ni el tono ni las propuestas . Lo único positivo es que al menos no concurrirá con la ex ministra de interior – Carolina Tohá – que hubiera tenido bastante complicado convencer a alguien de que va a ser la solución para los problemas que no ha conseguido solventar en la última legislatura.

Jara es la única candidata que puede articular de alguna manera un discurso antiestablishment. A diferencia de Winter y Tohá, la candidata comunista creció en un barrio popular

A pesar de este escenario que invita poco al optimismo hay tres claves que han sido determinantes en la victoria de Jara y sobre las que se puede construir una candidatura presidencial exitosa.

La primera de ellas es que Jara es la única candidata que puede articular de alguna manera un discurso antiestablishment. A diferencia de Winter y Tohá, la candidata comunista creció en un barrio popular y tiene una historia personal que conecta con el chileno medio y puede evitar ser percibida como parte de la élite. 

Esto es importante en el contexto chileno, donde el rechazo a las élites ha sido una constante en los últimos años. Este rechazo ha tenido sus expresiones de derecha y de izquierda en función del momento político, pero lleva presente desde el estallido social de 2019. Estuvo en las protestas contra el Gobierno de Piñera, en el rechazo a dos propuestas constitucionales y también en una elección presidencial donde Boric consiguió enmarcar la campaña de la segunda vuelta en un “lo nuevo contra lo viejo” que terminó dándole la victoria frente a Kast.

Si Jara quiere ganar la elección tendrá que cabalgar de alguna manera este sentimiento que reina en buena parte de los chilenos. Tendrá una oportunidad para ello ya que sus principales adversarios, Matthei, Kast y Kaiser, proceden de familias con varias generaciones ocupando altos cargos políticos o militares. La cosa es si conseguirá hacerlo en un contexto de alto rechazo a un gobierno del que ella ha sido parte activa.

El segundo punto que favorece a Jara es que probablemente sea quien mejor pueda sobrevivir al sentimiento antigubernamental que hoy es mayoritario en Chile. De todas las medidas tomadas por el gobierno en estos casi cuatro años, las que han salido del Ministerio de Jara han sido las más valoradas por la población chilena. La reducción de la jornada laboral y el aumento del salario mínimo han sido de las pocas promesas que el gobierno Boric ha cumplido razonablemente, y la reforma de las pensiones, aunque insuficiente, al menos pone una piedra en la dirección correcta.

Por tanto, puesto a defender el legado del gobierno Boric, Jeannette Jara sea probablemente quien esté más preparada para ello y a quien menos pueden salpicar las insatisfacciones con el ejecutivo. 

El tercer punto que puede favorecer a Jara tiene que ver con la relación con su partido. Se ha repetido hasta la saciedad que su militancia comunista podría condenarla al fracaso, pero Jara no es percibida como una militante comunista al uso. Su relación con el partido ha sido muy tensa los últimos meses y la candidata se ha alejado bastante, sin llegar a romper, eso sí, de la cúpula comunista.

Las primarias ha demostrado algo que se venía viendo los últimos años con su acción de gobierno: que es una persona capaz de conectar con la gente y que tiene ciertas virtudes como candidata

Jara afirmó que quien “gane la primaria será candidata de una coalición amplia, no de un solo partido” y ha esquivado los posicionamientos internacionales de su formación en temas espinosos como Cuba o Venezuela, donde Jadue se dejó parte de la victoria en las pasadas primarias. La ex ministra de trabajo es perfectamente consciente de que si es percibida como una comunista intransigente no tendrá ninguna opción en la elección y ha intentado separarse de ello en los últimos meses. 

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Muchas demandas clave como salud, pensiones y justicia social siguen sin resolverse. La sensación de estancamiento y la falta de avances concretos generan frustración.

Por tanto, la figura de Jara no es la de una militante comunista tradicional, sino la de una persona que tanto por su trayectoria personal como militante puede considerarse a su manera una outsider, algo que en los últimos años ha cotizado al alza en la política chilena. Para muchos, la nueva candidata recuerda más a Bachelet por su carisma y cercanía al tratar con la gente que a una candidata comunista, lo que le puede ayudar en la próxima elección.

Como decía antes, Jara lo va a tener complicado, y conviene ser conscientes de la realidad y no hacerse demasiadas ilusiones a pesar de la contundencia de su victoria. Sin embargo, la campaña de la primaria ha demostrado algo que se venía viendo los últimos años con su acción de gobierno: que es una persona capaz de conectar con la gente y que tiene ciertas virtudes como candidata. No será la candidata ideal, pero desde luego es con mucha diferencia quien mejor puede representar a la izquierda de entre aquellos que pueden (y quieren) hacerlo.