Tren de alta velocidad
25 años de una lucha que la Ertzaintza ordenó tratar como “terrorismo”

Se cumple un cuarto de siglo del nacimiento de la Asamblea AntiTAV de Euskal Herria, un colectivo que aglutinó a quienes trataban de frenar el proyecto de Alta Velocidad y que fue criminalizado por la Policía vasca.

TAV Urbina
Cargas en 2009 en Urbina, junto a las obras del TAV. Foto: AHT Gelditu
20 may 2018 06:10

La imagen era aterradora. Gente corriendo a través del monte, policías encapuchados repartiendo golpes y un helicóptero sobrevolando a escasos metros de sus cabezas. Gritos, sirenas de ambulancias y aún más cargas. Aquel 17 de enero de 2009, la localidad alavesa de Urbina se convirtió en Gaza. Los que reprimían eran ertzainas. Los reprimidos no llevaban armas, sino pancartas. Protestaban como podían contra las obras del Tren de Alta Velocidad (TAV). El Gobierno Vasco, entonces en manos de Juan José Ibarretxe, respondió a porrazo limpio.

Quienes vivieron aquella jornada difícilmente podrán olvidarla. No en vano, Urbina forma parte hoy del relato de una pelea larga, que se sabe cuándo empezó pero no cuándo terminará. Precisamente, este año se cumple un cuarto de siglo del nacimiento de la Asamblea AntiTAV de Euskal Herria, una confluencia de grupos que funcionaba a nivel local y se coordinaba a través de asambleas generales. Una experiencia que marcaría un hito en el movimiento social vasco.

“La asamblea tenía un marcado carácter antidesarrollista, ya que no contemplaba el TAV por separado, sino dentro de una sociedad en la que las grandes infraestructuras eran el soporte del capitalismo”, recuerda Julio, uno de sus primeros militantes en Iruñea. Bajo esa premisa empezaron las primeras movilizaciones y los primeros carteles. Era una pelea contra el despilfarro hecho tren, pero también contra un modelo social al que consideraban radicalmente injusto.

25 años después, el TAV sigue siendo lo mismo que entonces: un proyecto tan caro como polémico. En la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) se planifica ahora cómo será la entrada a las principales ciudades —en el caso de Bilbao y Gasteiz se maneja que será de forma soterrada—, mientras que en Navarra apenas están construidos 14 kilómetros de vía. En el caso de la CAV, sus autoridades estiman que las obras de la Y Vasca concluirán en 2023.

“Creo que se podrá parar por el colapso económico: a día de hoy, el endeudamiento que existe es bestial”, resume a El Salto Luis Miguel Montes, un veterano militante de Basauri (Bizkaia). Él llegó a esta pelea en 2007, proveniente del mundo antimilitarista. Algunos años antes, en 2001, se había formado AHT Gelditu Elkarlana, una plataforma que resultaría clave a la hora de hacer frente a los inicios de las obras, tal como ocurriría a partir de 2006 en Urbina.

Editorial
No es un tren, es una manera de ver el mundo
El impacto ambiental, el despilfarro energético, y la hipoteca económica adquieren, en el caso de la “Y” vasca y el corredor navarro, tintes estrambóticos.

Aquel año, la plataforma contra el TAV inició una serie de movilizaciones que le costarían multas, cargas policiales y, sobre todo, una fuerte criminalización. En ese contexto, las obras en el País Vasco se vieron literalmente militarizadas. El sindicato ELA, uno de los principales de Euskal Herria, llegó a denunciar que la Ertzaintza había recibido órdenes de tratar las protestas contra este proyecto como acciones “terroristas”. De hecho, en 2009 se conoció que el entonces jefe de la división de Seguridad Ciudadana de la Ertzaintza, Gervasio Gabirondo Fernández, había emitido una circular interna en la que ordenaba a sus subordinados calificar como “acto terrorista” todas las acciones del movimiento antiTAV. Sus órdenes no se plasmaron en condenas de cárcel debido a que la Audiencia Nacional optó por inhibirse y trasladó las causas a juzgados locales.

En aquel contexto, la militancia que peleaba contra el proyecto ferroviario de Alta Velocidad era plenamente consciente de los intentos de criminalización en su contra. “Cada vez más personas y colectivos están sumándose a la lucha antiTAV, que ha pasado a convertirse en una cuestión de peso en la sociedad vasca (…). De ahí que sus impulsores hayan recurrido a una campaña doble de intoxicación: propaganda mentirosa sobre las supuestas bondades del proyecto y criminalización de los opositores”, denunciaba la Asamblea AntiTAV en 2008, y advertía que “algunos medios españoles ya han sugerido que personas concretas de la plataforma AHT Gelditu! Elkarlana están vinculadas a ETA”.  

“Proyecto ligado al PNV”

En cualquier caso, el saldo de un cuarto siglo de pelea no solo ofrece imágenes represivas. Mirando hacia atrás, Montes cree que AHT Gelditu sirvió para “socializar la lucha contra el TAV”, así como para desmontar ciertos mitos sobre los supuestos beneficios que tendría una infraestructura de este tipo. “Hemos logrado que la gente sea consciente de que el TAV no es algo que salga gratis”, destaca. En tal sentido, este militante advierte que se trata de un proyecto que “va totalmente ligado a los intereses del PNV”, la formación que desde el Gobierno Vasco ha promocionado su construcción.

Los argumentos de quienes se oponen a un tren de este tipo son variados. Montes cita, por ejemplo, su carácter “elitista”, tal como demuestran algunos estudios sobre el nivel adquisitivo de quienes lo utilizan. La plataforma AHT Gelditu lo resumía de la siguiente manera en uno de sus documentos: “El TAV es un proyecto antiecológico, antisocial, despilfarrador de recursos y totalmente inapropiado para Euskal Herria. Es inadmisible debido a sus graves impactos ecológicos, sociales, económicos, agrarios y territoriales”. 25 años después, la lucha continúa.

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kynikos
kynikos
20/5/2018 18:54

Que mala comparación la de Gaza. Estos días el ejército israelí ha asesinado a más de 60 personas, frivolizar así la violencia nos hace un flaco favor. Por otra parte, qué necesaria es la lucha contra el TAV, buen artículo!

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1
jabi
20/5/2018 18:17

Aquel 17 de enero de 2009, la manifestación era convocada por AHT Gelditu, y los permisos corrieron por parte de quien escribe esta línea. Los miembros de la Asamblea, que participaba en AHT Gelditu, decidieron actuar nuevamente por libre, lo que provocó que un acto de desobediencia tras la manifestación, no respetase los acuerdos previos: provocación policial o para policial y gente que alegremente decidió que la masa generaba derecho a cualquier acto y el supuesto anonimato, dieron lugar a muchos lloros y heridos.
Personas del movimiento ecologista que habían acudido, temieron a partir de entonces acudir a otras movilizaciones.por el pánico que sintieron. La represión fue tal, que pudo haber sucedido una desgracia mayor.
Ese día miles de personas en un pequeño pueblo, se manifestaron con la sensación de generar cada vez más argumentos y más fuerza y no ser antidesarrollistas, sino personas con sentido común, información y conciencia crítica. Algunos corrieron al monte, otros acabaron en la comisaria (y alguno desde los calabozos de la comisaría fue al hospital) y alguno multado por la Ley Corcuera.
Dos días estuvimos entre comisaria, Juzgado de guardia, consulta a la Audiencia Nacional (a consecuencia del atestado policial) y vuelta a declarar y ser puestos en libertad con cargos, acusaciones muchas de ellas alejadas de la realidad como se pudo comprobar en imágenes grabadas.
Este artículo no refleja la evolución del movimiento contra el TAV, ni los hechos (quizás por su brevedad o referencias melancólicas) pero dejó marcados los hechos en la vida de muchas personas.
La policía acusó en éste y otros actos de estar al servicio de la desobediencia civil, (ordenada por ETA según Garzón y la Ertzaintza) en vez de admitir que podía ser una forma pacífica de protesta, y vinculó a anarquista anti izquierda abertzale, militantes de esta corriente política, ecologistas, y manifestantes, de subvertir el orden de forma agrupada y violenta.
Su violencia dejó heridos con disparos de pelota desde el helicóptero, land-rovers, y furgonetas.
No olvidemos que con rastas y pelos había también agentes de la Ertzaintza que procedieron a algunas detenciones tras tirar piedras, y también agentes del CESID.
La Asamblea organizó actos, no lo vamos a negar, pero AHT Geldutu supo trabajar lo que nos unía, dar voz con argumentos y pocos medios pero mucha voluntad. Una pena ELA que llego tarde para haber condicionado mucho más este proyecto. No tenían el protagonismo, y decidieron ir solos, por libre.

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1
Lekittarra
20/5/2018 21:56

Luego tenemos a nuestro flamante Lendakari, pidiendo autocrítica del pasado(para sola una parte de la sociedad)...la responsabilidad de ellos en esas y otras pasadas de frenada no cuentan.....

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0
#16667
20/5/2018 9:14

Interesante articulo, la pena es que calculo que no lo leerá mucha gente. Si fuera por otros derroteros ya lo soltarían por EITB hasta el vomito, hasta el Klaudio haria un publireportaje con su voz chillona. Pero no a este articulo claro.

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