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Teatro
El teatro romano como ‘Paella d’Or’
Se considera que igual que un turista se come un Paella D’Or al precio de una paella de verdad, se traga cualquier romaneo que le pongan sobre el escenario.
La paella es un plato que comparte el nombre con la sartén en la que se cocina. Sin embargo, es común escuchar “paellera” refiriéndose a esta, cuando en realidad esta palabra define a la persona que prepara ese tipo de arroz seco. Su característica principal es su gran dimensión horizontal y mínima profundidad. Para los arroces caldosos se usan peroles, más profundos.
Desde 2013 se lleva a cabo, tras una fuerte inversión en conservación del patrimonio, el circuito “Teatros romanos de Andalucía”, que ofrece la Junta de Andalucía. Mediante esta programación, la Administración oferta al público veraneante funciones de teatro grecolatino.
Algunas compañías de toda la vida y otras nuevas se afanan en pillar tajada de la programación generando espectáculos ex profeso. Las condiciones en las que trabajan las compañías son las que están últimamente de moda en el mundo del espectáculo, las mismas que se utilizan para el ocio: a taquilla. Contando con que un espectáculo grecolatino no tiene mucho recorrido más allá de esta programación, las compañías invierten lo mínimo en la producción con la intención de sacar la máxima rentabilidad y de no perder mucho en caso de fiasco por lluvia, por falta de campaña o por cualquier otra cuestión. Mientras tanto, el público paga como si de una gran producción se tratase.
El motivo de la elección temática de las producciones es el nombre del edificio, sin duda: Teatro romano. ¿Qué harías en un teatro romano? teatro romano. Muy simple. Sí, demasiado.
En el Teatro romano de Itálica, Sevilla, además de algunas de las funciones de este circuito, se celebra el Festival Internacional de Danza de Itálica, organizado por la Diputación de Sevilla y dedicado a la danza contemporánea. La palabra ‘danza’ borra la conexión lingüística con el edificio y libera al lenguaje y, por lo tanto, al festival, del apellido romano. Así de fácil.
¡Hagan un festival de danza grecolatina en sustitución del de contemporánea! Verán qué interés suscita. El mismo que manejo yo como espectador y trabajador de las artes escénicas por este circuito: ninguno. Y también soy un veraneante, un turista, un consumidor cultural.
Si los romanos levantaran la cabeza gritarían: ¡Pichardoooo! (tienda sevillana de disfraces y bromas), que es el que viste y ha vestido la mitad de los montajes que han pasado por Baelo Claudia, Itálica o Málaga.
Se considera que igual que un turista se come un Paella D’Or al precio de una paella de verdad, se traga cualquier romaneo que le pongan sobre el escenario. Podría ser, pero en el caso del restaurante, es un negocio particular el que ofrece el plato precocinado, y en el del circuito de teatros romanos, una institución la que precocina las artes escénicas. Y así nos va, que no llegamos al siglo XXI.