Historias de enfermeras que emigraron para trabajar

Entre el 2010 y el 2016 España perdía miles de profesionales de enfermería, en su mayoría mujeres, que ante la falta de empleo, se marchaban a trabajar fuera. Para algunas es difícil volver, otras no se lo piensan. La mayoría coincide en las deficiencias de las condiciones laborales y la falta de horizonte.

Enfermeras migrantes - 2

Pasaban los días y un silencio raro se metía por las rendijas de las casas echadas el cierre. En el momento más crítico y con el personal bajo mínimos, el país iba dimensionando la situación de emergencia que vivían los hospitales mucho antes del covid-19. Además de los aplausos reconfortantes de las 20h, los sanitarios piden recursos, protección y personal. En algunos casos, ya no trabajan en el país. Entre el 2010 y el 2016 España perdía miles de profesionales de enfermería, en su mayoría mujeres, que ante la falta de empleo, se marchaban a trabajar fuera, sobre todo a Reino Unido, pero también a Francia o Alemania. Para algunas es difícil volver, otras no se lo piensan. La mayoría coincide en las deficiencias de las condiciones laborales y la falta de horizonte.

Entre sus sueños de volver a España, Zoe no se imagina siendo enfermera. Ella es una de las miles que, a causa de las privatizaciones y los recortes que se venían produciendo y que se intensificaron a partir de la crisis del 2008, decidió marcharse. La mayoría de ofertas de empleo que encontraba eran en Reino Unido. Para aquel entonces trabajaba en una clínica privada en Madrid a media jornada. “Los únicos trabajos que se encontraban eran sustituciones e ir enlazando contratos temporales con no muy buenas condiciones”, cuenta a El Salto.

Zoe es una de las miles de enfermeras que, a causa de las privatizaciones y los recortes que se venían produciendo y que se intensificaron a partir de la crisis del 2008, decidió marcharse

Se fueron hace unos años, cuando Reino Unido empezó a reclutar masivamente profesionales sanitarios de España. Zoe, como muchas, lo hizo a través de agencias de contratación que tramitaban la titulación y muchas veces cubrían el vuelo y el primer mes de alojamiento en Inglaterra. Corría el rumor del “paraíso británico” donde las enfermeras extranjeras eran valoradas y las condiciones laborales ventajosas.

Según el portavoz de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Publica (FADSP), Marciano Bayle, las privatización generalizada se tradujo en recortes en las plantillas y malas condiciones laborales, lo que provocó la salida de profesionales de enfermería a otros países como Reino Unido. Según ha informado a este diario, desde el 2008 hubo un descenso en la contratación de profesionales, de unos 50.000 en el momento álgido, que después fue subiendo sin recuperar la situación previa.

En España, según la FADSP el gasto sanitario privado se ha incrementado en los últimos 10 años, pasando el 24,6% del gasto sanitario total al 29,2%, desde esta asociación lo atribuyen a una bajada continuada de los presupuestos destinados a la sanidad pública, que pasó del 6,78% del PIB en el 2009 al 6,24% en 2018, uno de los porcentajes más bajos a nivel europeo. Siendo la privatización más llamativa en comunidades como Madrid, Cataluña, Baleares o Canarias, según los datos del último informe de la FADSP.

Cuando Zoe llegó a Reino Unido empezó a trabajar en una residencia de ancianos en una ciudad al sur de Inglaterra y luego se mudó a Liverpool. Allí encontró trabajo como enfermera en el Aintree University Hospital, en la periferia de la ciudad. Trabaja en la UCI y en estos últimos meses estuvo atendiendo pacientes de coronavirus.

“Mi sensación es que las enfermeras han estado muy infravaloradas por su trabajo y el sistema de contratación no se lo pone fácil”. Se establece a través de una bolsa de empleo cuyo orden se estipula a través de puntos que evalúan experiencia laboral y otros criterios como estudios, logros académicos, participación en congresos, criterios que cambian según la comunidad autónoma. “Si entras dentro de la bolsa, literalmente hay que estar pegada al teléfono y disponible para hacer cualquier trabajo, si llaman para una sustitución en un centro de salud que está a 200 kilómetros de la vivienda se tiene que aceptar porque si no penalizan, a veces no vuelven a llamar en algún tiempo o te colocan al final de la bolsa de empleo y empiezas de cero”, cuenta.

La precariedad del sector se nota en las cifras reflejadas en el Servicio Público de Empleo, en diciembre del 2010 las enfermeras inscritas suponían más de 6000, en el siguiente año unas 10.000, en 2012 más de 14.000

La precariedad del sector se nota en las cifras reflejadas en el Servicio Público de Empleo, en diciembre del 2010 las enfermeras inscritas como demandantes de empleo suponían más de 6000, en el siguiente año unas 10.000, en 2012 más de 14.000. Los números se mantienen altos durante los siguientes años, en 2019 la cifra estaba en torno a 10 mil.

El Servicio Nacional de Salud británico (NHS) cuenta con una alta proporción de personas de otros países, sobre todo del sur de Europa, India y Filipinas. El sistema público está dividido por rango según nivel de responsabilidad y autonomía. Se empieza en el cinco, que sería el nivel más básico y el salario mínimo rondaría unos 25.000 libras en 12 pagas anuales, unos 2.300 euros. Normalmente desde el principio se accede a un trabajo permanente.

Zoe está en el rango cinco pero ahora está haciendo labores de banda seis, ha empezado a llamarse sister y tendrá mejor remuneración. A pesar de que consiguiera un trabajo en España, le costaría volver. “Ahora tengo empleo estable, una casa, una pareja y un perro”. Aunque con la crisis del coronavirus le pesa más la distancia. Ella trabaja en la UCI, en los últimos meses su abuelo estuvo ingresado por covid-19 cuatro veces. “Al haber vivido de primera mano la soledad que sienten los pacientes a la hora de morir me rompía imaginar a mi abuelo sintiendo algo parecido y no poder hacer nada”.

Sabela es gallega, tiene 26 años y trabajó cuatro años en un hospital público de la ciudad de Bedford, Reino Unido. Acababa de terminar la carrera y sabía que en España las expectativas eran pocas. Como Zoe, lo hizo a través de una agencia de contratación con la que se fueron unas 30 enfermeras españolas a ella hasta le amueblaron la casa.

“En Inglaterra se nos valora porque las enfermeras y auxiliares españolas estamos muy preparadas en comparación con las inglesas”, explica Sabela

“En Inglaterra se nos valora porque las enfermeras y auxiliares españolas estamos muy preparadas en comparación con las inglesas”. Según ella, en el país británico los turnos son extensos, la carga de trabajo es mayor que en España y las condiciones salariales son parecidas. “Una enfermera de nivel básico tiene un salario suficiente para Inglaterra pero si tiene familia, a no ser que ascienda, se queda corto. Por eso, en general no es una salida laboral muy atractiva para los jóvenes de Reino Unido. Lo que hace la diferencia es la calidad del contrato laboral que se consigue en Inglaterra y la facilidad para la formación, la promoción y las posibilidades de trabajo que ofrecen”, explica.

Según Sabela, en la sanidad pública española las condiciones son buenas en cuanto al salario, pero hay muchas deficiencias, como ha puesto de manifiesto el coronavirus. Para ella, una de las carencias es la falta de personal, “el ratio paciente enfermera es alto, aunque las personas se jubilan, no sacan plazas suficientes, hay escasez de enfermeras y gran parte del personal es temporal lo que empeora la situación tanto de los propios enfermos como de los profesionales.

El Gabinete de Estudios del Consejo General de Enfermería así lo advertía en su informe del 2014. España se sitúa en uno de los países con peores cifras en cuanto a la cantidad de pacientes que lleva cada enfermera. Proporción superada por casi todos los países europeos. En total, en España se necesitan 131.040 profesionales de enfermería más de los que tiene, lo que supone un incremento del 46,76%.

España se sitúa en uno de los países con peores cifras en cuanto a la cantidad de pacientes que lleva cada enfermera. Proporción superada por casi todos los países europeos

Aunque Sabela volvió a su ciudad natal hace un año, no quiere quedarse en España, entre otras cosas por las condiciones de trabajo, mientras que en Bedford tenía un trabajo permanente, desde que llegó a España tuvo una sustitución de un día y otra de un mes.

Raquel también es enfermera, nació en un pueblo de la sierra de Sevilla, cuando terminó la carrera hizo un Máster de Emergencias en Valencia, después de eso, tuvo un contrato de dos meses, “el típico contrato que llevas esperando todo el año”. Al finalizar el contrato, no pudo volver a encontrar trabajo y volvió a su pueblo. Decidió prepararse las oposiciones de enfermería, el EIR, “la única posibilidad que existe si no se tiene experiencia ni puntos en la Bolsa de empleo”, pero la desmotivación y la necesidad de trabajar decantaron la decisión de mudarse a Reino Unido.

Así fue como su pareja y ella, con los pocos ahorros que tenían, decidieron mudarse a Manchester. Los primeros meses compaginaba tres empleos, trabajaba en un take away de helados nocturno, era niñera y camarera. Al año de llegar encontró trabajo de enfermera en Liverpool. Pasó cinco años trabajando en Urgencias en The Royal Liverpool University Hospital y hace nueve meses se cambió a la UCI de otro hospital.

“La mayoría de los que estamos aquí vinimos para adquirir años de experiencia para subir puntos en la bolsa de empleo español”. Aunque tiene una situación estable en Inglaterra si le dieran un trabajo en España volvería sin pensárselo dos veces. Cuando se produjo la salida de Reino Unido de la Unión Europea el pasado enero, muchas de las enfermeras y enfermeros volvieron, por el miedo de que el sistema español no les reconociera la experiencia laboral en el país británico.

Cuando se produjo la salida de Reino Unido de la UE, muchas de las enfermeras y enfermeros volvieron, por el miedo de que el sistema español no les reconociera la experiencia laboral

“Mi pareja y yo decidimos quedarnos aún así, un añito más y volvemos a casa, ahora tengo más puntos en la bolsa y más opciones de conseguir un contrato de larga duración”. Cuando la situación del coronavirus se agravó en España, incluso pensaron en regresar antes, “cuando todo empezó sentía mucha impotencia. Veía que España estaba muy mal y que faltaba personal sanitario y yo estaba aquí. Recuerdo hablar con una amiga de irnos para ayudar… y una semana más tarde llego aquí el caos”.

Hoy en día tener trabajo y un salario suficiente se ha convertido en un sueño para muchos, Raquel tiene esa sensación. “Muchas veces decimos que vivimos en el mundo de yupi, tenemos trabajo, estabilidad, flexibilidad para viajar o desarrollarnos de otro modo”. “Algunos pacientes me preguntan qué hago en este país tan oscuro siendo de Sevilla, la respuesta es sencilla: Estoy en Reino Unido por la estabilidad laboral que me ofrece, vivir en España sería ideal sino fuera por lo mal que ha estado gestionada la sanidad”.

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