Patrimonio cultural
Ahora Madrid, ayer patrimonio histórico, mañana pisos de lujo
El jueves 28, el Gobierno de Manuela Carmena aprobó el desarrollo del plan general para la zona de Cuatro Caminos que amenaza las primeras cocheras y talleres de Metro. Una seña de identidad del Madrid obrero de comienzos del siglo XX.

En plena eclosión del movimiento obrero, en el periodo de más conflictividad laboral desde el comienzo del siglo, el rey y las autoridades pertinentes inauguraron —este octubre se cumplirán 99 años— la primera línea de metropolitano, entre las estaciones de Cuatro Caminos y la omnipresente Puerta del Sol de Madrid. El tren inaugural del ingenio, previsto para transportar a las masas obreras desde los barrios obreros del norte, salió del edificio de cocheras de Cuatro Caminos, entonces un barrio conocido por el orgullo de sus gentes. Por allí pasaban las trabajadoras de Tea Rooms, los personajes del pintor Gutiérrez Solana, y en el Madrid castizo se acuñó una frase —recogida por Moncho Alpuente en un artículo de 1994— “eso no me lo dice usted en Cuatro Caminos” que resume el espíritu del barrio, que sufrió uno de los peores bombardeos de la Guerra Civil el 3 de diciembre del 36.
En los talleres se ensamblaron los primeros trenes y allí se plasmó como una huella dactilar el gusto del prestigioso arquitecto Antonio Palacios en los elementos simbólicos y decorativos que constituyen aún hoy la imagen corporativa de metro. Su cubierta, en “dientes de sierra” es aún hoy un signo de arquitectura moderna y se proyectó para formar parte del paisaje del barrio.
Es un espacio que guarda “un siglo de memoria”, explica una portavoz de la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, al que se une un edificio de almacenes construido en época de la II República. Un espacio singular en Europa, donde ya han desaparecido las primeras construcciones originales asociadas al nacimiento de los ferrocarriles subterráneos y el primero de este tipo en España. “Guarda la memoria de un siglo de trabajo, escenario de huelgas y encierros de trabajadores. En la Guerra Civil se instaló una alarma antiaérea allí”, explica esta portavoz, que destaca que Metro fue una de las primeras compañía a la que se incorporó una plantilla formada por mujeres, en el gremio de taquilleras. Toda esa memoria parece destinada a perderse irremediablemente si el Plan General para la zona, cuyo desarrollo se aprobó ayer, 28 de junio, en la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid, sigue adelante.

En el lugar de este complejo se alzará un edificio con forma de grano de café y 31 plantas de altura, más alto que el Edificio España de la Plaza de España. Una losa de cemento adornada con césped se extenderá donde ahora están las “playas” de vías. En el próximo mes se abre el plazo de alegaciones, que debe finalizar con la bajada al pleno de la aprobación definitiva del plan, previsiblemente apoyada por Ciudadanos, Partido Popular y una mayoría de Ahora Madrid y rechazada —en los términos actuales— por el Partido Socialista de la capital.
Si el Ayuntamiento no lo impide —es decir, si Ahora Madrid no cambia de parecer—, las opciones que quedan para salvar esta parte del patrimonio obrero municipal pasan, como es habitual en el urbanismo madrileño, por la paralización en los Tribunales. Desde Madrid Ciudadanía y Patrimonio se explica que hay un contencioso administrativo pendiente de resolución judicial sobre el edificio, al que la Comunidad de Madrid ha denegado la protección como Bien de Interés Cultural.
Las partes implicadas
Los grandes beneficiados del plan aprobado y a la espera de ratificación serán la Cooperativa Residential Metropolitan y la promotora Grupo Ibosa. La cooperativa es gestionada por la propia Ibosa, que en los últimos años se ha especializado en la promoción de viviendas de lujo en Madrid, y que compró a Metro los terrenos por 88 millones de euros. En Madrid Ciudadanía y Patrimonio explican que los cooperativistas han servido “de escudos humanos” ante la opinión pública para justificar la aprobación del plan general sobre la zona de cocheras, que fue modificado en 2014 por el Gobierno de Ana Botella (PP) en el Ayuntamiento y de Ignacio González (idem) en la Comunidad de Madrid.En el plan de 2014 se hallaba la amenaza para los edificios históricos de Metro, con la ampliación del plan anterior (de 1997) en cuanto a metros cuadrados de edificabilidad, de 42.000 a 62.500 metros. La compra del solar de Cuatro Caminos por parte de Ibosa es anterior a la llegada de Ahora Madrid a la alcaldía, aunque el área de Urbanismo municipal, ayer hizo un año, superó en pleno la aprobación del plan urbanístico del equipo anterior. En la Junta de Gobierno celebrada ayer, 28 de junio, el consistorio ha aceptado la propuesta de Ibosa de aumentar el edificio principal de 20 a 30 plantas.
Pablo Carmona (Ahora Madrid): “Seguir dando luz verde a pelotazos urbanísticos como los del PP no hace más que arruinar la credibilidad de Ahora Madrid y de Manuela Carmena”
Las asociaciones de vecinos agrupadas en la FRAVM,Ecologistas en Acción, Parque Sí en Chamberí y Corazón Verde, la plataforma Salvemos Cuatro Caminos, la Plataforma por el Derecho a la Ciudad y el Club de Debates Urbanos critican a Manuela Carmena y el equipo municipal por no haber tratado “en ningún momento de buscar una solución en la que se compatibilizase la conservación de nuestro Patrimonio Histórico”.
Como ha sido habitual en otros momentos de la legislatura, la tramitación del plan de 2014 ha contado con la oposición de tres concejales de Ahora Madrid, y se espera que también voten en contra la ratificación del plan, prevista para este mismo verano.
Pablo Carmona, junto con Rommy Arce y Montserrat Galcerán, es uno de los concejales que se oponen al plan de Cuatro Caminos y considera que “las denuncias de distintos movimientos de defensa del patrimonio, ecologistas y vecinales en Cocheras o como también sucedió en el TPA [Taller de Precisión de Artillería de Raimundo Fernández Villaverde derribado en 2016] demuestran que seguir dando luz verde a pelotazos urbanísticos como los del PP no hace más que arruinar la credibilidad de Ahora Madrid y de Manuela Carmena”.
Mercedes González, portavoz de Urbanismo del PSOE en el Ayuntamiento de la capital, considera que el derribo “sería un tremendo error por parte de este gobierno y una pérdida irreparable para el patrimonio industrial de Madrid y también de España”. Aunque los catálogos de patrimonio no constituyen una garantía para evitar el derribo, el edificio aparece consignado entre los cien elementos principales del patrimonio industrial español del Comité Internacional de Patrimonio Industrial. Su conservación también ha sido apoyada por el World Monuments Fund, el Centro de Cultura Industrial de Berlín y Europa Nostra.
Carmona subraya que las Cocheras “son una parte central de la historia del Madrid popular, obrero e industrial. Una obra de Antonio Palacios que nos devuelve a aquel Madrid que vivieron nuestros abuelos y que los proyectos especulativos está haciendo desaparecer. Sin este tipo de enclaves Madrid camina hacia un modelo urbano aséptico e impersonal”.
Para el PSOE, es imprescindible intervenir en el área protegiendo “los intereses generales sin dañar los particulares”, en palabras de Mercedes González. “No digo que sea una solución urbanística sencilla pero es perfectamente posible lograr una alternativa consensuada entre las administraciones implicadas y con los cooperativistas”, explica esta concejal, quien cree que Ahora Madrid debe incluir a Cocheras en el Catálogo de Edificios Protegidos, “antes de que desaparezcan —lamentablemente tenemos otros ejemplos, como el TPA— edificios que forman parte de nuestra historia”.
Lo que subyace, exponen desde Madrid Ciudadanía y Patrimonio, es entender la ciudad “como un solar urbanizable salvo cuatro edificios consolidados, sacralizados, mientra que el resto se puede intervenir, hasta el punto de desfigurar [la ciudad] e implantar nuevos usos que producen desequilibrios, en uno de los distritos más densos y peor equipados”.
Las asociaciones de vecinos y ecologistas no rechazan completamente una intervención sobre la zona, ya que la parcela que contemplaba el plan anterior —de 42.000 metros cuadrados— es “susceptible de una propuesta de cambio urbano que incluya construcciones”. Su propuesta pasa porque se reparta la edificabilidad actual —que no se construya a tanta altura— y que se compute como dotación el edificio de cocheras y la playa de vías como zona verde. Recuerdan que el programa del partido instrumental Ahora Madrid detallaba un plan para mejorar las zonas verdes del distrito de forma participada por la Ciudadanía (objetivo 4.2). Ejemplos como los del Matadero de Badalona o el antiguo mercado de frutas y verduras de Madrid, que acoge desde 2016 un espacio vecinal, muestran que no es imposible que lo que en el pasado fue un símbolo de transformación urbana permanezca y siga perteneciendo a quienes día a día hacen la ciudad.
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