Memoria histórica
En Oviedo, como en París: 50 años de las movilizaciones en Asturias contra la Guerra de Vietnam

Poco conocidas, las protestas en Asturias contra la guerra de Vietnam fueron un acicate del movimiento estudiantil y la oposición antifranquista. 
campo de arroz Vietnam bombardeo
Campesinos vietnamitas durante un ataque estadounidense en 1972. Bruno Barbey
29 ene 2018 06:00

El año 1968 fue un año lleno de movilizaciones, no solo en el mítico Mayo Francés, sino en medio mundo. México, Checoslovaquia, Estados Unidos, Japón, Italia o Polonia vivieron importantes manifestaciones y huelgas no solo juveniles, sino también obreras. Las manifestaciones fueron de diverso tipo: contra los diferentes gobiernos occidentales, contra el sistema capitalista, contra el racismo institucional, contra la represión policial, contra las guerras imperialistas (como la Guerra de Vietnam), por el feminismo, por la liberación sexual o por la democratización en las “repúblicas populares” de Europa del Este. Estas protestas también tuvieron su reflejo en nuestro país, España, con la peculiaridad de la lucha contra la dictadura franquista y por la conquista de derechos democráticos.

Desde el año 1956, para los jerarcas del franquismo, para los rectores, para las autoridades policiales y para la judicatura, la universidad era un nido de “subversión” contra la dictadura. En ella, había un caldo de cultivo para la oposición antifranquista, que aprovechó el malestar de los estudiantes ante la situación de falta de medios en la universidad, de salidas laborales, de clases masificadas, de censura literaria, de represión policial y de falta de democracia universitaria para hacerse un hueco y movilizar a los estudiantes en la lucha contra el régimen.

Aunque el PCE era el principal partido de la oposición antifranquista dentro de los estudiantes e intelectuales, a partir de los años sesenta se crearon varios grupos de carácter socialista y trotskista que diversificaron la oposición a la dictadura dentro de las facultades: la Asociación Socialista Universitaria (ASU); la Nueva Izquierda Universitaria, que después derivaría en el Frente de Liberación Popular (FLP) o la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) son algunas de las organizaciones que se crearon a raíz de la radicalidad del estudiantado.

En estos años, el movimiento estudiantil consigue varios éxitos importantes: la dimisión de los Ministros de Educación, Ruiz Giménez en 1956 y Lora Tamayo en 1968 y la caída de una de las instituciones más importantes del régimen en cuanto a la juventud se refería, el Sindicato Español Universitario (SEU) en 1964, un hito en la historia de la lucha antifranquista, que no se volverá a repetir en ningún momento de la dictadura.

El 28 de abril de 1967 se celebra la primera manifestación en contra de la guerra de Vietnam, que se realizó en todo el Estado

A partir de la caída del SEU, los estudiantes intentarán crear un organismo de representación estudiantil de carácter democrático. Sin embargo, el régimen hará funcionar toda su represión de una forma contundente: la Brigada Político Social (BPS), la policía política del régimen, empezará a infiltrarse dentro de las asambleas de estudiantes, se detienen, se tortura y se mete en la cárcel a los principales dirigentes de las movilizaciones estudiantiles y a quienes participaban en repartos de panfletos o protestas. Incluso el 27 de enero de 1968 se crea una Policía de Orden Universitaria (POU), un cuerpo al servicio de decanos y rectores, formado por miembros de esta policía, encargado de vigilar la actividad estudiantil. De hecho, a partir de esta época, a pesar de que el POU dura apenas un mes, la Policía no abandonará el recinto universitario salvo en contada excepciones.

Es en todo este ambiente, de movilización estudiantil y de represión policial, en el que suceden las manifestaciones contra la Guerra de Vietnam, la invasión por parte de los EEUU del territorio asiático, que generará una gran resistencia no sólo en el propio Vietnam, sino en gran parte del planeta.

En las universidades españolas hay importantes movilizaciones sobre todo en Madrid y Barcelona. Pero aunque estos son los principales núcleos de movilización universitaria, en Asturias, que era un ejemplo a nivel estatal de la lucha del movimiento obrero contra el franquismo, estaba apareciendo un movimiento estudiantil e intelectual alrededor de la Universidad de Oviedo, en el que participarán personas que años después serían muy relevantes como Jose Luis García Rúa (secretario de la CNT en los 80) o Gustavo Bueno (que luego se convertirá en un intelectual ultraconservador). La idea de este artículo es darle valor a esas movilizaciones estudiantiles en Asturias como parte de la lucha antifranquista en la región.

A partir del año 1962, Asturias se convirtió en uno de los baluartes de la lucha de los trabajadores contra la dictadura. En la prensa clandestina aparecen constantemente referencias a seguir “el ejemplo de Asturias” en cuanto a la movilización obrera se refiere. Sin embargo, el movimiento estudiantil asturiano todavía no había dado su do de pecho. En el curso 1965/66 había en la Universidad de Oviedo unos 3.259 estudiantes, casi diez veces menos que en la Universidad Complutense de Madrid, era una Universidad de tamaño medio tirando a pequeño dentro de la red universitaria. Sin embargo, su cercanía geográfica a un movimiento obrero potente podía hacer crecer organizaciones antifranquistas entre la juventud.

El PCE tiene su primer núcleo estable dentro de la Universidad asturiana en 1965. Y el primer núcleo del FLP, que se crea en 1958 en Madrid y que participa en las huelgas de la minería asturiana, no se crea en Oviedo hasta 1966. Es en este curso 1965/66 cuando empieza a haber los primeros encuentros culturales, cine-clubs, donde se leen poetas del exilio, se ven películas extranjeras, donde hay una cierta crítica al régimen. Sin embargo, los años cruciales serán 1967 y 1968.

En el primero de los años, comienzan a haber importantes movilizaciones contra la represión a los mineros en huelga, como la manifestación del 11 de abril por la libertad de los huelguistas represaliados y que el PCE dice en sus escritos que es “la primera manifestación pública en Oviedo en 30 años”, ya que después de realizar una asamblea de estudiantes, salieron hacia el Rectorado para entregarle un escrito contra la represión.

Diecisiete días después, el 28 de abril de 1967, se celebra la primera manifestación en contra de la guerra de Vietnam, que se iba a realizar en todo el Estado. Días antes de la movilización se pegaron octavillas por todo la ciudad anunciándola. Varios estudiantes fueron detenidos por hacer propaganda. El día 27 se decidió hacer una huelga contra dichas detenciones. Se realizó una asamblea, a la que asistieron, según los convocantes, unas 250 personas. Y crearon un Comité de Ayuda al Vietnam.

Al día siguiente se llevó a cabo la manifestación, que apareció incluso en la prensa nacional. Según ABC y La Vanguardia se manifestaron entre 250 y 300 personas por la Calle Uría de la capital asturiana. Duró una hora antes de ser disuelta por la policía.

Por dicha manifestación, casi un año después, a principios de febrero de 1968, José Manuel Torre Arca y tres estudiantes de la Universidad de Oviedo, Priscila Hernández Fernández, María del Rosario Suárez Piñera y José Antonio López Brugos fueron condenados por el Tribunal de Orden Público a dos meses de prisión y 10.000 pesetas de multa por manifestación ilegal por formar parte de la manifestación pro-Vietnam. Se realizaron jornadas de solidaridad con los estudiantes encausados, como la asamblea del 17 de enero de 1968 en el Paraninfo de la Universidad de Oviedo, a la que asistieron unas 600 personas.

Ante estos precedentes, que el PCE consideraba una importante demostración de fuerza del movimiento estudiantil, se convocó una nueva jornada de solidaridad con el Vietnam, esta vez el 28 de marzo de 1968.

En la Universidad de Oviedo, los estudiante antifranquistas, que habían visto mermadas sus fuerzas por la actuación policial, hicieron un gran despliegue de propaganda para la convocatoria. Según datos de la Jefatura Superior de la Policía de Oviedo, en la capital asturiana se habían confeccionado unas 10.000 octavillas para hacer el llamamiento a la manifestación, que se repartieron los días 26 y 27.

El miedo a que aquella movilización pudiera suponer un importante problema de orden público para las autoridades franquistas asturianas, hizo que reaccionaran de forma decisiva para cortar de raíz la manifestación. Un día antes de la misma, el Gobernador Civil, José Manuel Mateu de Ros, envió un comunicado de prensa criticando la manifestación y diciendo que se utilizarían todas las fuerzas de policía para aplacarla.

Y así fue. Un cuarto de hora antes de la manifestación, a las 18:45, se presentó un retén de la Policía Armada (lo que hoy sería la Policía Nacional) y también miembros de la BPS para impedir que la manifestación se llevara a cabo.

Ante esta medida, según la Policía, un grupo de 20 estudiantes se trasladaron y refugiaron en el Edificio Histórico de la Universidad comenzando desde el interior a dar palmas para llamar la atención ante los centenares de estudiantes que estudiaban dentro de la facultad. Por dicho motivo, las Fuerzas de Orden Público cercaron las fachadas de la Universidad para impedir que penetraran más estudiantes. Y comenzaron a identificar a quienes querían salir a la calle.
A las 22 horas quedaba totalmente despejada la Universidad. Fueron finalmente detenidos unos 16 estudiantes, siendo puestos en libertad 14 de ellos al día siguiente, y quedando retenidos dos de ellos, los más significados con la causa: Francisco Julio Sánchez Hernández y Juan Manuel Reyero Tascón.

Tras la puesta en libertad de los detenidos, se impuso una multa gubernativa, por alteración del orden público, por los tumultos en la Universidad, de unas 15.000 pesetas a cuatro estudiantes: Francisco Julio Sánchez Hernández, Juan Manuel Reyero Tascón, Juan Ignacio Baragaño Suárez, Maria Luisa Castro Fonseca, María Dolores Menéndez del Llano López y María del Rosario Rodríguez Vigil-Rubio y a una multa de 10.000 pesetas a Francisco Rodríguez Muñoz, María José Eiriz Viota y Juan Javier Rodríguez Casado.

Al día siguiente de la manifestación, se convocó una asamblea a la una del mediodía en el Aula Clarín por los estudiantes de Filosofía y Letras para hablar de las detenciones de la manifestación. En dicha reunión toma la palabra la estudiante María Dolores Menéndez del Llano, una de las detenidas, diciendo que habían sido maltratados y que las chicas habían sido insultadas llamándolas “pingos”, “pellejos” y “chigreras”.

Ante dicha palabra, la delegada de curso Ángela Castrillo Criado dijo que había redactado una carta firmada por algunos alumnos y catedráticos de la Universidad, al Gobernador Civil para denunciar las torturas que habían sufrido.

El 16 de mayo de 1968 se puso una denuncia en Gobierno Civil por malos tratos por parte de los estudiantes María Dolores Menéndez del Llano, Félix Guisasola Camelor, María Luisa Castro Fonseca, Francisco Julio Sánchez Hernández y José Ramón Rodríguez del Valle. Denunciaron que fueron abofeteados, insultados y objetos de malos tratos físicos y morales por parte de policías de la Jefatura Superior de Policía de Oviedo y Gijón, tras las detenciones de la manifestación pro-Vietnam del 28 de marzo de 1968. También otros estudiantes se atrevieron a denunciar por malos tratos a los policías, sucedidos el 8 de octubre de 1967. Estos estudiantes fueron Prisciliano Fernández Fernández, Alfonso Selgas Llanos, Miguel Ángel de Hoyo Concha, que denunciaron que fueron drogados, insultados y golpeados por miembros de la BPS. Fueron apoyados por el Decano de la facultad de Filosofía y Letras, Emilio Alarcos y varios profesores.

El Gobernador Civil y la Jefatura Superior de Policía de Oviedo informaron de los hechos al Ministerio de Gobernación al día siguiente, el 17 de mayo de 1968, lo que conduciría a una investigación de los hechos.

Los policías que son llamados a declarar son: de la Comisaría de Oviedo, el inspector de primera clase Claudio Ramos Tejedor (que en 1972 sería nombrado jefe de la policía de Asturias), los inspectores de tercera clase Rafael Nuñez Ispa, Pascual Honrado de la Fuente, Luis Alberto Valverde López, José Ramón López Martín, Severino Álvarez Azcano, José Fernández Rallo, Antonio Sandoval Romero, Gabriel López Palacio, el subinspector de primera clase Juan de Dios Ferreira González, de la Comisaría de Gijón el Inspector de primera clase Vicente Pedrosa Blanco y el inspector de segunda clase Heradio Fernández Fernández.

Según los policías, ellos sabían perfectamente quiénes eran los instigadores de las manifestaciones, que eran miembros del PCE. Y que por ello no hacía falta que se les torturara. Y que todo aquello era una campaña difamatoria contra la policía.

Las denuncias llegan al Tribunal de Orden Público en febrero de 1969, que finalmente las desestima, haciendo caso de la versión policial.

Las movilizaciones del 68 en medio mundo fueron fundamentales para entender gran parte de lo que es el mundo hoy, de los nuevos movimientos sociales, de las nuevas teorías sobre feminismo, ecologismo, sobre el movimiento estudiantil. Después de estas luchas, el mundo no sería igual.
Estas movilizaciones, como ya dije anteriormente, tuvieron su eco en nuestro país y en Asturias. Es cierto que el movimiento estudiantil asturiano no fue como el de Madrid o Barcelona. Pero sí que tuvo su importancia, sobre todo en este año crucial.

Muy interesante en cuanto a la lucha antifranquista en la Universidad de Oviedo se refiere, es esta denuncia ante las autoridades de la dictadura de torturas policiales a estudiantes. En aquellos años, en los que te detenían simplemente por repartir un panfleto o ir a una manifestación, denunciar a unos policías, cuyas torturas no sólo eran totalmente impunes, sino que eran apoyadas por el régimen franquista, era una especie de quimera que muy pocos se atrevían a plantearse.

Pero, un puñado de estudiantes asturianos se atrevieron. Y gracias a esta denuncia, que se encuentra en el Archivo Histórico Provincial de Asturias, podemos saber los nombres de los policías de la Brigada Político Social que se encargaban de la represión contra el movimiento estudiantil en Oviedo y Gijón, y que en otros archivos donde debería haber documentación de este tipo es muy difícil de averiguar por falta de documentación o porque te impiden verla.
Aunque la denuncia no llegó a ningún lado, el saber estos nombres es muy importante para la investigación histórica y para saber más sobre la represión policial en aquellos años tan convulsos de lucha y de torturas en una región como Asturias, donde el movimiento estudiantil formó parte de esa luz que calentaba España entera.

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