Maltrato animal
Salvar al ternero Pepe: cuando las trabas institucionales impiden que se rescate a un animal
El refugio Compasión Animal lleva días intentando salvar la vida de un ternero y otros animales procedentes de una granja escuela que fue clausurada debido al coronavirus. Esta contactó directamente con el santuario de animales para pedirles ayuda. Laura Llàcer, presidenta del refugio, denuncia que la Conselleria de Agricultura valenciana ha puesto trabas administrativas, obstaculizando el rescate y poniendo en peligro la vida de los animales.

Pepe es un ternero de dos años cuya vida peligra en estos tiempos del coronavirus. El becerro es un habitante más de una granja escuela valenciana que, ante la falta de visitas escolares, ha visto su actividad paralizada. La clausura de las instalaciones ha derivado en una falta de medios y personal para atender a los animales, que han quedado desamparados.
El santuario Compasión Animal, también en la provincia de Valencia, ofrece refugio para animales considerados de granja y basan su actividad en el respeto y la empatía hacia el resto de animales, tal y como explica a El Salto Laura Llácer, cofundadora y directora del refugio.
Al evidenciar su incapacidad para cuidar de los animales, desde la granja escuela contactaron con el refugio, solicitando que actúen para salvar a sus habitantes. El santuario decidió hacerse cargo y su personal acudió al lugar para alimentar y curar a los animales, proponiendo acoger al becerro Pepe y a otros que están los en buenas condiciones para soportar un traslado.
El santuario Compasión Animal está dispuesto a garantizar este servicio mediante sus propios medios –no cobran ningún tipo de subvención, sino que realizan su actividad gracias al micromecenazgo de los socios y socias del proyecto–. Podrían llevarse a Pepe hoy mismo y así salvar su vida. Sin embargo, no todo resulta tan fácil, en la práctica.
Podrían llevarse a Pepe hoy mismo y así salvar su vida. Sin embargo, no todo resulta tan fácil, en la práctica
Según Llácer, la Conselleria d'Agricultura, Medi Ambient, Canvi Climàtic i Desenvolupament Rural no está facilitando la tarea al santuario, al contrario: “Lo normal sería que la administración ponga las cosas fáciles para ayudar a los animales que ahora mismo están en problemas por el confinamiento. Nosotros solicitamos el traslado pero la Conselleria lo denegó”.
A raíz de esta negativa, el santuario comenzó a recoger firmas en una campaña en la plataforma change.org para salvar la vida de varios animales que están sufriendo falta de alimento. La petición es urgente; en estos días han aparecido muertos varios de ellos, y otros se encuentran en estado crítico.

Llácer no acaba de comprender la negativa de la Conselleria: “Al parecer les ha dado mucha rabia esta recogida de firmas. Y lo que han hecho ha sido arremeter contra nosotros. El viernes por la tarde recibimos una notificación en la que en vez de preocuparse por los animales, arremetían contra los animales del santuario, forzándonos repentinamente a hacerles saneamientos, pruebas que no pedían ni a la granja escuela, evidentemente, ni a los ganaderos que tienen toros que utilizan para los correbous”.
La presidenta del santuario aclara que “Pepe ahora necesita atenciones, necesita tener su espacio. Podemos ayudarles y la Conselleria obliga a trasladarse a cinco personas, en pleno estado de alarma, cada día, a ir a alimentarle, a ir a medicar a los animales que están en estado grave, en lugar de dejar que lo traigamos aquí”. Asimismo, recalca que “ahora mismo Pepe tiene una única posibilidad para vivir, que es venir al santuario, porque de lo contrario, su destino será el matadero. En toda la comunidad valenciana no existe ningún otro santuario de animales en regla. Somos el único que puede tener toros y vacas y que tiene permisos para ello”.
“Ahora mismo Pepe tiene una única posibilidad para vivir, que es venir al santuario. Porque de lo contrario, su destino será el matadero”
“Nosotros nunca nos hemos negado a sanear a nuestros toros ni a hacerle pruebas a ninguno de los animales”, explica Llácer. “Pero estos animales no son animales de consumo. Figuramos como núcleo zoológico porque la Conselleria nos obligó a serlo, para asegurarse, como indica la ley, de que nuestros animales nunca acaban en la cadena alimenticia. Cosa que es precisamente nuestro objetivo; son animales rescatados que viven y terminan sus días en el santuario con la mejor calidad de vida que podemos proporcionarles”.
Aún así, y pese a la seguridad de que nunca terminarán en la cadena alimenticia, la Conselleria les fuerza a realizar unos controles veterinarios a los que nunca se han negado desde el santuario. Precisamente, desde el refugio recalcan que su mayor preocupación es que los animales estén lo mejor posible. “Les cuidamos al máximo con atención individualizada, les vacunamos cada seis meses”. Sin embargo, la cuestión es complicada pues, tal y como critica Llácer, “no existe una ley que controle nuestro tipo de proyecto”.
Desde el santuario denuncian que se aplica un doble rasero para los ganaderos que se dedican a criar toros y vaquillas para utilizarlos en los correbous o bous al carrer. Este extremo ya ha fue denunciado por el Consell Valencià de Col·legis Veterinaris, que llamaron la atención ante problemas por tuberculosis bovina y la falta de controles en las ganaderías destinadas a los encierros.
Desde el refugio manifiestan que llevan “años soportando acoso por parte de la administración. En los inicios del Santuario, la Conselleria dio el visto bueno a que identificáramos a los animales con microchip. Años más tarde, la administración nos sancionó alegando que nuestros animales estaban identificados con microchip. El microchip es una identificación que no puede perderse. Y, sobre todo, no causa sufrimiento a los animales. Pero no, la administración no quiere eso. Ellos quieren que agujereemos las orejas de todos los animales para ponerles los crotales, en un procedimiento que conlleva dolor”.
Debido a esta sanción, la administración embarga mensualmente al santuario con una cantidad que se suma a los innumerables gastos que un proyecto agenera en un momento de crisis en el que “es muy probable que haya numerosas bajas entre quienes apoyan al santuario”, añade Laura.

Desde el refugio afirman que no reciben —y nunca ha recibido— ningún tipo de subvención. Tal y como especifican en su petición, son “una ONG, un refugio de animales que rescata animales de la vía pública sin ningún tipo de contraprestación. No recibimos subvención de ningún tipo”. A lo que Laura añade que “mientras que nosotros recogemos, curamos y cuidamos a los animales de explotaciones ganaderas negligentes que los abandonan y los tienen moribundos, a ellos les subvencionan y a nosotros no, y encima nos embargan y nos ponen trabas para hacer nuestra labor. Una labor que no cuesta ni un céntimo público. Se subvenciona a los que lo hacen mal y a quienes intentamos ayudar se nos castiga. Hacemos su trabajo y no pedimos nada a cambio. Solo que nos dejen seguir ayudando a los animales”.
“Se subvenciona a los que lo hacen mal y a quienes intentamos ayudar se nos castiga. Hacemos su trabajo y no pedimos nada a cambio. Solo que nos dejen seguir ayudando a los animales”
La presidenta del santuario piensa que esto es debido a que “desde la Conselleria no quieren ver el cambio de mentalidad que está habiendo con respecto a los animales. Y eso que se trata de un gobierno del cambio”. Comenta que “la sociedad ha cambiado, pero ellos se niegan a verlo porque para ellos es más trabajo y por eso prefieren enviar a los animales al matadero, que es precisamente lo único que han propuesto a la granja escuela: enviar a los animales en una explotación ganadera, donde su final será el matadero”.
Cada semana hay nuevos casos de animales abandonados. Laura cuenta que “si habitualmente ya se dan, ahora con la crisis se están produciendo incluso más abandonos, tanto de empresas como de particulares. Muchísimos ayuntamientos nos escriben diciéndonos que la Conselleria no les da solución y nos piden que les acojamos en el santuario. La realidad es que los animales de granja se abandonan y mucho más que otros”.
Al mismo tiempo, la Conselleria legitima su trabajo, solicitándoles rescates: “Hace dos meses, la propia Conselleria, después de estar embargándonos, nos escribió para que acogiésemos a 40 gallos usados para pelea, dándonos 24 horas para que nos organizásemos”.
“Solo queremos salvar a Pepe y cuidar de él. No permitamos que esta tragedia siga apagando vidas”, reclaman desde el santuario. Mientras Laura continúa su ronda de alimentar a cerdos y gallos, cuyos gruñidos y cantos se cuelan a través del teléfono, nos cuenta que “Pepe es muy pequeño, es un canijo. Está delgadito pero es superbueno, muy manso. Se le ve un buenazo. Cuando hemos ido a alimentarle se acerca para que le acaricies, es un bonachón. Le hemos comprado un pienso especial que necesita, y cuando fuimos a conocerlo nos dio mucha pena, porque está en una zona sin tierra, sobre cemento. Además, los bovinos son muy familiares y necesitan a los de su misma especie para relacionarse”.
Ahora mismo en la granja escuela quedan ovejas, cabras, un caballo y una burra que está en estado crítico. De momento no se permite que esta ONG, que quiere ayudar, lo haga. Hasta el momento, su petición lleva más de 80.000 apoyos, pero siguen sin una respuesta positiva por parte de la Conselleria.
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