Feminismos
Trans-grediendo el sujeto feminista: las fronteras que habitamos también gritan

Dentro de los feminismos se sigue dando turno de palabra a según qué cuerpos. Se sigue pudiendo hablar de según qué violencias. Colocar lo “trans” en el centro es dejar de centrarse en lo que somos para resistir desde cada una de las venas periféricas abiertas que habitamos.
Orgullo sentada vs PSOE
Resistencia trans en la Marcha del Orgullo, Madrid, 2021. Edu León
Trans, disidente, nihilista de género. Estudiante de Antropología Social y Cultural en la Universidad Complutense de Madrid.
15 mar 2022 08:00

La semana pasada me acerqué a la comisaría para hacer el cambio de nombre en el Documento Nacional de Identidad. Si digo la verdad, no sentí euforia ni entusiasmo. Otro trámite más que me pedían para adecuarme a su comprensión. Otro trámite más para tener control sobre mi persona. Otra identificación que me nombra y que regulariza la condición de quién y qué se supone que soy. Otra identificación que vigila a quien no la tiene. Me atrevo a decir que esto también sucede en espacios activistas.

Vivimos tiempos de inmediatez, de rezar a papá Estado ante cualquier conquista de “derechos”. Algunas personas y mujeres se asustan cuando salimos a la calle a pedir la Ley Trans Estatal, pero eso no es más que una migaja de nuestras reivindicaciones. No hemos hecho nada más que empezar. Cuando hablo de inmediatez me refiero a que deberíamos ampliar nuestros horizontes sin tampoco querer controlar más de lo pueden abarcar nuestras manos. Tanto lo LGTB como algunos feminismos están cayendo en la falsa trampa de luchar con las herramientas del amo. El falso mito civilizatorio de la “igualdad” o de la frase “Las vidas trans somos Derechos Humanos”… Pero ¿desde cuándo Naciones Unidas defiende mis intereses? Que la ONU sea la portadora de la lucha borra de un plumazo toda la politización y la genealogía trans que, además, es múltiple y variada. Creo fielmente que una de nuestras mayores armas como personas trans es la ambigüedad que nos coloca en territorio de nadie.

Para empezar, claro que las vidas trans no se debaten, si no empiezan por debatirse las vidas del resto de la población. También es importante aclarar a qué nos referimos con vida y si todas las vidas son iguales. Como menciona Leonor Silvestri, nos encontramos ante una gestión tanatopolítica de las identidades que no hace sino reproducir el heterocapitalismo desde su más fina matriz. Nos abrazamos a nuestra identidad feminista como si hubiéramos nacido en ella y a la vez legitimamos la exclusión de otres, vigilando las fronteras del cuerpo y de las naciones. Creemos romper los moldes en el mismo Estado moderno heterosexual que nos concede la palabra para hablar. El sujeto político nos ha estancado en un fango del que nos cuesta salir, mientras las violencias cisheteropatriarcales nos lanzan cuchillos al costado.

Actualmente, en algunos espacios más que en otros, los feminismos debaten sobre el sujeto político “mujer”. Se habla de cuestiones como ¿qué mujeres incluir? ¿Incluimos o no a las mujeres trans, a las trabajadoras sexuales, a las que llevan velo? ¿O a las mujeres en general? Pero como siempre, hay quienes nos quedamos fuera o entramos por los pelos. Aquelles que ni sabemos qué somos, ni queremos dejarlo claro, que queremos permanecer mutantes frente al panóptico mientras resistimos al sistema. Las transmasculinidades, por ejemplo. Debates y más debates sobre el sujeto político que nos hagan avanzar al progreso de la lucha. Me gustaría recordar las aportaciones de las heterodisidentes migrantes y diaspóricas. Como menciona Waquel Drullard, el feminismo corresponde a un proyecto colonial que siempre buscará sujetos excluyentes. Así, algunes prefieren bajarse del escenario antes de que les echen o de sentirse violentades. Esto no quiere decir que la lucha desaparezca, sino que se deslocaliza hacia los márgenes. Las luchas abandonan el término “feminista” y se acuerpan antipatriarcales, territoriales, frente a un movimiento global con referentes que se vende al proyecto humanista y civilizatorio. En definitiva, matar lo que somos, al sujeto, supone matar a nuestros ídolos y habitar la incomodidad de la frontera.

Dios ha muerto, el cuerpo trans ha hablado

El dolor y el cuerpo nos hablan. La larga tradición occidental, desde la época griega, había infravalorado el cuerpo como soporte del alma. El papel del cuerpo separado y relegado a la mente terminaría por verse como objeto cuantificable, matematizable, objeto de conocimiento, mesurable para los movimientos sociales. El proyecto moderno diría que el ser humano es libre, autoconsciente, que puede decidir libremente, que posee moral, la posibilidad de conocer y controlar sus acciones y la realidad. Pero muches que ni siquiera hemos nacido para su proyecto preferimos decir que “Dios ha muerto”… Si el feminismo es de las mujeres, las tullidas nunca pasarían la primera fase.

Para Nietzsche no existe la moral, lo metafísico, esto es, un ser en sí mismo, un “yo” estático, fijo y, mucho menos, libre. Mente y cuerpo no son entidades separadas, sino que el cuerpo en este caso es economía pulsional que funciona en tanto voluntad de poder. La economía pulsional son todas aquellas pulsiones que si por algo se caracterizan es por su pugna constante por el poder, ya que intentan imponerse una sobre otra. Las pulsiones actuarían como “interpretaciones”, como economía que crea nuevas interpretaciones en constante cambio y devenir. En tanto la realidad es devenir, la moral buscó ordenarla a causa del miedo a lo desconocido y en ese ordenamiento negó la vida.

Creo fielmente que una de nuestras mayores armas como personas trans es la ambigüedad que nos coloca en territorio de nadie

Podemos relacionar esto con la cuestión de los feminismos, la lucha trans, la mujer, el sexo o la sexualidad. La noción e interés por el “género” no es universal, no ha ocupado interés en todo el mundo, algo que es importante tener en cuenta a la hora de ordenar el mundo y universalizar ciertos movimientos políticos. Esto lo menciona Oyèrónk Oyewùmí en su libro La invención de las mujeres,  y es importante señalarlo para evitar proyectos que busquen liberar (esclavizar) al “tercer mundo” desde la perspectiva de género, de los  DDHH o de la cuarta ola. Yo hablo y me sitúo en los países occidentales. El “sexo”, se dice, corresponde con la naturaleza, la diferencia sexual, lo masculino y femenino producto de la diferencia biológica de los cuerpos. En cambio, el “género” sería todo aquello que se ha impuesto sobre el sexo, el “deber ser”, los mandatos, normas, estereotipos y restricciones que operan sobre las mujeres y los hombres. Pero esto es hablar de ser y apariencia, de dualismo naturaleza/cultura y de biologicismo, que no hacen sino enarbolar el mito moderno.

Basarse en esta distinción sexo/género, ser/apariencia hizo posible que las sufragistas ganaran reconocimiento en la lucha de las mujeres en tanto mantenían intacto el pensamiento occidental. Esto no es de extrañar, pues el objetivo que buscaban era la igualdad y el reconocimiento. Buscaban formar parte de la ciudadanía, hombres y mujeres ciudadanas. Sujetos libres e iguales en derechos manteniendo intacto el orden biologicista.

¿Quién construye la idea de “sexo”? ¿Las mujeres son sujetos sexuales que actúan sobre el género o son un conjunto de disposiciones históricas? ¿Qué es ser mujer? Las economías pulsionales en este sentido abren la posibilidad de crear nuevas interpretaciones que sean más amables al cambio, al devenir. Pero como la realidad indeterminada es imposible de ser vivida, necesitamos de las categorías y representaciones, de identidades nombrables y estratégicas: mujer, homo, trans, bisexual, no binarie, agénero, bollera, maricón. El problema es creer-se esas representaciones. Creer “ser” eso, y no como producto de sistemas normativos que no dejan de ser una de las múltiples interpretaciones posibles del cuerpo y de formas de hacer política.

El sexo como interpretación se ha entendido dentro del plano biológico a partir de matematizar, cuantificar el cuerpo como conjunto de gónadas, hormonas, órganos, lo que además tiene consecuencias en el resto de las esferas sociales. A partir de querer controlar lo indeterminado, lo abyecto, lo raro, lo que nos da miedo, buscamos eliminarlo y eliminándolo también eliminamos el cuerpo en tanto pluralidad posible. Haciendo el mundo y la lucha más controlable hemos matado la vida.

Las fronteras que encarnamos y la policía del género

Imponemos las categorías hombre y mujer, masculino y femenino incluso en los movimientos sociales. Si bien, en tanto norma, hay sujetos que se salen de ella, en este caso patologizades por el sistema normativo, lo innombrable, y si es nombrable es como diagnóstico de desviación. Se trata la “transexualidad” como diagnóstico médico o social, buscando sus causas y justificaciones a su “identidad sexual”. Pero ¿qué quiere decir identidad sexual? El problema es, de nuevo, “creer ser algo”.

Roberto Esposito habla de inmunitas. Aunque nos creamos libres, activistas, feministas y LGTBI, según la lógica inmunitaria tendemos a cerrarnos respecto al exterior como forma de controlar la alteridad. Policías del género vigilan las fronteras del cuerpo, del deseo, de la lucha y de la jerarquía de opresiones. Vigilan cuándo y de qué manera se pertenece a la lucha feminista o LGTBI, malgenerizan desde su posición homosexual, rechazan unos genitales, vigilan las voces más o menos masculinas que ocupan los espacios, quién tiene derecho a hablar y nombrar sus violencias.

Sin embargo, lo trans, si no se domestica, tiene la potencia, al igual que las identidades diaspóricas, de llamar la atención acerca de algo casi no percibido por la inmunización de la comunidad: la no pertenencia, la impropiedad.

¿Podemos hablar de las personas trans si no es como algo más allá que la identidad estratégica? Y respecto a esto ¿hasta qué punto es útil, a veces sí y a veces no? ¿En qué momentos? ¿Podemos utilizarlo para “engañar”? ¿Y si queremos engañar como estrategia política?

Para empezar, una de las claves está en romper con la idea de “conocer”, “sacar información” de personas que habitan la alteridad. Sacar información en el sentido de hacer extractivismo activista de sus experiencias, curiosas y diferentes. Sacar información para incluirles en un punto del manifiesto. Así, claro que se pensará que el engaño no debe estar permitido y es un riesgo para la lucha. Hay que atreverse a engañar. Hay que buscar la violencia epistémica que se reproduce también en asambleas y espacios autogestionados. Rescatar todo lo diaspórico, dis y eufórico. Gritar todo lo cuir y trans de nuestras historias sin pedir permiso. Debemos potenciar los cuerpos que aún no se atreven a hablar, crear la posibilidad de abrir canales, en vez de buscar ser incluides y portarnos bien.

No hay sujeto político, hay resistencias

A partir de los saberes fronterizos, podemos potenciar la pluralidad de cuerpos y ningún movimiento político debe limitarnos o minar nuestra autoestima colectiva. Las disidencias trans y racializadas “habitan” y han tomado consciencia del papel de la violencia del “sexo” que se inscribe en los cuerpos, de la violencia ejercida, a veces, desde la propia comunidad LGTBI y feminista. Las disidencias han tomado consciencia de la policía del género. Mujeres, feministas, homosexuales o lesbianas que rechazan cuerpos trans o discapacitados, que buscan hacer familia o reivindican su identidad y deseo en base a modelos genitalocéntricos. Las fronterizas de cuerpo y territorio escapamos del sexo biológico civilizatorio que reproducen en sus camas. Tejemos alianzas con las no aceptables de los movimientos, las que saben bien la violencia que existe en las fronteras también de la izquierda.

Lo trans, si no se domestica, tiene la potencia, al igual que las identidades diaspóricas, de llamar la atención acerca de algo casi no percibido por la inmunización de la comunidad: la no pertenencia, la impropiedad

Algunas personas y mujeres se asustan cuando salimos a la calle a pedir la Ley Trans Estatal, pero eso no es más que una migaja de nuestras reivindicaciones. No hemos hecho nada más que empezar. Nuestros cuerpos permiten construir resistencias somatopolíticas de algún modo conscientes o no tan conscientes. No estoy de acuerdo con que hay personas trans que reproducen la norma por hacer transiciones binarias, su cuerpo ya se escapa de la frontera “sexo”. Sí que creo que debemos de tomar consciencia, politizar nuestro devenir para no rezar a un Estado que igualmente nos quiere en cárceles imaginarias o reales (eso sí, pudiendo elegir celda).

Hablar de orientación o de identidad “sexual” nos encasilla y paraliza. La identidad sexual mantiene a vencedoras y vencidas. Las vencedoras son muy pocas porque el CIS-tema es aplastante y las identidades “cis” (frente a) aquellas personas que habitan lo “trans” (al otro lado de) no llegan a cumplir todas sus expectativas. Debemos sustituir la identidad de género y la orientación sexual por un devenir estratégico y político como forma de desestabilizar el sistema.

Finalmente, con todo esto, ¿por qué las mujeres deben protagonizar la lucha? ¿Dónde queda el sujeto político del feminismo? ¿Dónde quedan las mutantes y fronterizas? La destrucción es pasión creadora. Personalmente “yo” me defino como trans pero también como marica y no quiero atraparme en ello. También he sido mujer, luego bollera (que no es lo mismo que mujer) y también he pasado por el diagnóstico médico al nacer y sufro las violencias heterosexuales. ¿Encarno algún sujeto político? ¿Y cuándo tengo permitido hablar de él? No creo que nadie como persona sea sujeto político de nada. La identidad puede ser lugar de comodidad o de lucha. En definitiva, creo que debemos de poder nombrar todas nuestras experiencias y violencias y encontrar espacios para hacerlo sin vigilancias, sin dejar a nadie en el proceso. La matriz género es aplastante pero siempre podemos buscar las resistencias a las estructuras cisheteropatriarcales que nos atraviesan. No hay sujeto. Hay cuerpos que resisten. Resistencias que logran construirse en la medida en que haya apertura a la escucha dentro de los espacios militantes.

Feminismos
Trans/formarlo todo (I). Notas degeneradas para la abolición del género
Pretendemos que nuestro legado de resistencia trans/feminista se totalice en revolución. Transdegeneradas proletarias del mundo: ¡trans/formemos todo!




Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Cuidados ¿Abolimos el género o reescribimos la teoría queer con mirada perinatal?
Debemos reflexionar sobre el sistema sexo-género en relación a los cuidados de las infancias y pensar cómo hacemos compatible los debates identitarios con las responsabilidades individuales y colectivas de sostener la vida.
Sphera
Sphera Cómo ser trans en Grecia: existir, resistir
Las historias de Ari, Kassiope y Paola muestran la situación de las personas trans en Grecia. Un reportaje de El Salto Vídeo para Sphera Network.
Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
Ver todas las entradas
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Fronteras
Túnez Túnez endurece la represión contra las ONG de ayuda a las personas migrantes
Mientras el presidente Kaïs Saied se prodiga en discursos racistas, el estado persigue a las entidades solidarias con quienes llegan al país, bajo el silencio cómplice de la Unión Europea.
Ibex 35
Ibex 35 Las retribuciones de los grandes empresarios multiplican por 118 lo que ganan sus trabajadores
Los directores y ejecutivos de Inditex, Banco Santander, Iberdrola, Indra, CIE Automotive y otras empresas del Ibex 35 multiplican por cientos de veces los sueldos medios de sus empleados.
Opinión
Opinión Lo raro es estar viva
¿De qué sirve agobiarse por ciertas pequeñeces si somos un punto mínimo, una huella desdibujada, un puntito sobre un folio en blanco con un boli bic que casi no pinta?
Catalunya
Derecho a la vivienda La “revuelta de las llaves” echa a andar con tres huelgas de alquileres en Catalunya
Tres promociones de vivienda deciden ir a la huelga de inquilinos, una de las medidas defendidas por las manifestaciones del 13 de octubre y el 23 de noviembre en Madrid y Barcelona para hacer frente a los alquileres impagables.

Últimas

Inteligencia artificial
Inteligencia artificial Los creadores rechazan las licencias ampliadas para el uso de sus obras en la IA: “Es un genocidio cultural”
El Real Decreto para regular la concesión de licencias colectivas ampliadas para la explotación masiva de obras protegidas por derechos de propiedad intelectual para el desarrollo de modelos de Inteligencia Artificial recibe un rechazo generalizado.
Personas sin hogar
Personas sin hogar Encierro en el Ayuntamiento de Granada para reclamar albergues para las personas sin hogar
Decenas de activistas exigen tratar, en el Día Internacional de los Derechos Humanos, con la alcaldesa de la ciudad sobre la necesidad de medidas urgentes ante la gravísima situación de las personas sin hogar en plena ola de frío.
Opinión
Tratados UE-Mercosur, el acuerdo que acabará con el modelo de agricultura europeo
Toda la producción agroalimentaria familiar, de pequeña escala y que desarrollan la economía local va a salir perdiendo, sea en Europa o los cuatro países latinoamericanos.
Siria
Siria Israel bombardea la transición siria
Mientras el nuevo gobierno del país intenta proyectar legitimidad dentro y fuera de sus fronteras, el ejército sionista expande su control del territorio en los Altos del Golán, y Europa congela miles de solicitudes de asilo de personas sirias.
Más noticias
Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda La moratoria del ‘escudo social’ no ha servido para impedir tres de cada cuatro desahucios
Un redactado poco claro, que deja libertad a los jueces para saltarse la moratoria, limita su alcance. A pocas semanas de su fin, organizaciones de vivienda piden que sea mejorada, ampliada y convertida en permanente.
Baleares
Memoria histórica Acuerdo en Baleares entre la izquierda y el PP para no derogar la ley de memoria histórica
El Govern ya no buscará los apoyos de la ultraderecha en los presupuestos ni cumplirá con uno de los puntos más calientes del programa, como era la derogación de la ley de memoria democrática.
Tribuna
Tribuna El día después del derrocamiento de Al Asad en Siria
El pueblo sirio ha sufrido lo indecible en los últimos años en sus aspiraciones de soberanía y de liberación. La pregunta ahora es ¿cómo se va a reconfigurar el reparto de poder en Siria y en la región?

Recomendadas

Galicia
Economía ¿Quién lidera el negocio del eucalipto en Galicia al que Altri quiere sumarse?
El estallido social que ha producido el intento de la multinacional Altri y la Xunta de instalar una nueva celulosa en Galicia abre la necesidad de poner el foco en el sector forestal, donde se encuentran algunas de las mayores fortunas del Estado.
Siria
Rojava El rompecabezas sirio que estalló en Alepo
El nuevo escenario sirio se ha gestado bajo la intervención implacable de Turquía, patrocinadora del Ejercito Nacional Sirio y otros grupos yihadistas que libran la guerra de Erdogan contra el pueblo kurdo.
Cine
Ramón Lluis Bande “Asturies tiene sin construir el relato de su tiempo revolucionario”
El cineasta Ramón Lluis Bande entiende la memoria histórica como un “camino de exploración formal infinito” y de reflexión sobre el propio lenguaje cinematográfico “en relación con la realidad, la historia, el arte y la política”.
Fondos buitre
Madrid Ecosol, la cooperativa agroecológica que lucha por sobrevivir al desalojo del fondo buitre Élix Rent
Este gigante inmobiliario, que ya ha logrado hacerse con la práctica totalidad del edificio que alberga el proyecto, se niega a renovar su contrato de alquiler ya que busca rehabilitar el inmueble y alquilarlo a precios desorbitados.