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Granada
Granada estrena en el Orgullo 2025 la bandera de visibilidad lésbica más grande del país

La Asociación Arco Iris Granada ha desvelado a El Salto Andalucía una de las muchas sorpresas que tienen preparadas para la conmemoración de este Orgullo Granada. El próximo 28 de junio, desplegarán y portarán para la manifestación del Día del Orgullo en la capital la que presentan como “la bandera lésbica más grande de nuestro país”, nos cuenta Diana, impulsora de la iniciativa que forma parte de la ejecutiva de la asociación granadina,“no tenemos noticia de otra de estas dimensiones o más grande en Andalucía ni España”. La bandera lésbica más grande del mundo, con 20 X 5 metros, fue desplegada en Maipú, Chile, en 2021.
El 28 de junio desplegaremos y portaremos para la manifestación del Día del Orgullo en Granada “la bandera lésbica más grande de Andalucía y que sepamos, de nuestro país”, Diana Hidalgo Arce.
Con unas medidas de seis metros de longitud por tres metros de ancho, Diana Hidalgo Arce, copresidenta de la Federación Andaluza Arco Iris que forma parte de la ejecutiva de la asociación granadina, señala que la bandera supondrá la visibilización del colectivo lésbico de una manera sin precedentes en España y Andalucía, y nos explica que la financiación para esta iniciativa provino de las propias socias de Arco Iris Granada, quienes recaudaron el dinero necesario en tan solo 48 horas. Atribuye el apoyo tan contundente y rápido al entusiasmo y la necesidad de representación de la comunidad lésbica en la asociación. La bandera ha inundado de colores, para la muestra a este medio, la calle del mítico local granadino 'La Sal', que lleva más de 30 años defendiendo los derechos lésbicos y LGTBIQA+ de la comunidad.
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La visibilidad lésbica en el Orgullo y en la sociedad en general sufre diversas discriminaciones históricas y actuales como el machismo y heteronormatividad dentro y fuera del colectivo LGTBIQA+, la doble discriminación por ser mujeres y por ser lesbianas, la visualización en los medios o en la cultura, a menudo bajo una mirada masculina que las sexualiza y cosifica, en lugar de comunicar sus propias narrativas; o la poca representación y mujeres referentes, Diana señala, en este sentido, la importancia de no reducir el concepto de Orgullo al “Orgullo Gay”, ya que esto excluye a gran parte del colectivo. “Si nuestro objetivo es visibilizar todas las siglas que nos representan,” afirmó, “creo que lo más importante es que, si no vas a decir todas las letras, mejor que solamente digas Orgullo”.

Para aclarar la diversidad que abarca el término, Diana ofreció un desglose del acrónimo LGTBIQA+ en el que L: Lesbiana, G: Gay, T: Trans, B: Bisexual, I: Intersexual, Q: Queer, A: Asexual, y el “+” (plus), añadió Diana, “engloba a muchas otras identidades y también sirve para incluir a personas pansexuales, no binarias, racializadas, neurodivergentes y migrantes que forman parte del colectivo LGTBIQA+”.
Discriminación y sesgos persistentes
A pesar de los avances, Diana afirmó que la discriminación por orientación sexual sigue siendo una realidad para las mujeres lesbianas. A menudo, esta discriminación es “muy velada”, pero el sesgo persiste. Históricamente, recuerda, la lesbiana “no era considerada como una mujer” si no encajaba en un molde hetero normativo o si su vida no giraba en torno a la maternidad impuesta por el patriarcado.
Esta discriminación se manifiesta en diversos ámbitos, señala Diana: laboral, académico, educativo e incluso familiar, “La sociedad heterocispatriarcal tiende a considerar a una mujer que se sale de la construcción social tradicional como una 'amenaza', lo que perpetúa la discriminación”, lamenta Diana.
“La sociedad heterocispatriarcal tiende a considerar a una mujer que se sale de la construcción social tradicional como una 'amenaza', lo que perpetúa la discriminación”, Diana Hidalgo Arce.
En cuanto a las familias lésbicas, Diana señaló que, si bien ha habido una notable apertura, los retos persisten. El principal desafío en el pasado era la constante pregunta sobre “dónde estaba el padre”. Sin embargo, ahora, gracias a la creciente normalización, se ha logrado que la sociedad entienda que “una familia de dos mujeres es una familia”. Reconoce que ha sido muy positiva la existencia de encuentros de familias diversas también ha contribuido a esta apertura, promoviendo la idea de que “todas las familias son bienvenidas y todas las familias son familias”.
'La Carmen inclusiva', diversidad 100% granaína
Otra de las sorpresas que la asociación Arco iris Granada nos tenía reservada es la “Carmen Inclusiva”, una bandera que da un giro local a la ya conocida bandera progres o progresista, que incluye las franjas trans y los colores negro y marrón del aro intersexual, en un triángulo que Rafa Varón, su diseñador, ha sustituido por una estrella tartésica, la estrella de ocho puntas.

“Quería hacerla nuestra”, explica Rafa, refiriéndose a la intención de crear un símbolo más integrado culturalmente en Andalucía y el sur de España. La estrella, presente en diversas culturas y religiones, permite que la bandera se sienta “más propia”, nos explica, respetando siempre los colores y el origen del diseño original, “la estrella de ocho puntas ha supuesto un cambio sutil pero significativo que hace que la bandera sea tan nuestra que Sandra la bautizase como 'La Carmen'”.
“La estrella de ocho puntas ha supuesto un cambio sutil pero significativo que hace que la bandera sea tan nuestra que Sandra la bautizase como 'La Carmen'”, Rafa Varón.
Rafa, coordinador de educación y comunicación de la Asociación Arco iris Granada, ha destacado el papel fundamental de su madre, María José, a quien describe como la verdadera artífice de todas las banderas gigantes del colectivo LGTBIQA+ que han desplegado en Granada. La primera bandera de grandes dimensiones que cosieron juntas fue una de seis metros trans, similar a la bandera lésbica. Sin embargo, su mayor desafío fue la bandera Progres de 40 metros. Rafa calcula que se necesitan entre 80 y 100 personas para desplegarla, “es la más grande que se ha diseñado en España, superando a ciudades como Barcelona y Madrid. Ahora, con la nueva bandera lésbica de seis metros, que también es la más grande de su tipo, Granada podría estar batiendo su propio récord de visibilidad y tamaño en los eventos del Orgullo”.
La importancia de los símbolos
Sandra Rodríguez Salas, presidenta de la Asociación Arco Iris Granada y copresidenta de la Federación Andaluza, aborda la relación entre las banderas y la visibilidad del colectivo. Reconoce que, si bien existe una preocupación legítima sobre la comercialización de la identidad y la posible superficialidad de los iconos, “las banderas son necesarias”,“son como las etiquetas, lo importante es que sirvan para ponértelas y quitártelas cuando y como tú lo necesites”, explica. Refuta la crítica de tener “demasiadas banderas”, afirmando que tienen “ni más ni menos las que necesitamos”. Destaca que muchos términos como “lesbianismo” o “transexualidad”, que originalmente provenían de la medicina y eran peyorativos, han sido apropiados por el colectivo. “Ahora, con orgullo, valga la expresión, los lucimos”, enfatiza, “transformando lo que antes era una ofensa en una declaración de identidad”.
“Las banderas son necesarias, como las etiquetas; lo importante es que sirvan para ponértelas y quitártelas cuando y como tú lo necesites”, Sandra Rodríguez Salas.
Sandra establece un paralelismo elocuente con la pasión por los equipos deportivos o las cofradías de Semana Santa: “¿Qué necesidad tienen los seguidores de un equipo de salir a celebrar cuando ese equipo gana un campeonato? La misma que nosotras”. Para el colectivo LGTBIQA+, la bandera no es más que una expresión de orgullo y pertenencia, una forma de “salir a presumir de lo que somos como los hinchas con sus selecciones o las cofradías con sus iconos”.
Subraya que esta necesidad de visibilidad surge de la discriminación aún presente. Las personas heterosexuales ”manifiestan constantemente su identidad y su sexualidad cada lunes en el trabajo, mientras que las parejas homosexuales a menudo deben ocultar su realidad. Todavía existe discriminación laboral, con tasas de desempleo del 50-80% para personas trans y persisten mitos sobre la bisexualidad en el sentido,’no lo tienes claro o es una fase’.
Para Sandra, que fue la primera y única concejala trans en el Ayuntamiento de Granada en 2022, el cuestionamiento de su visibilidad esconde “el odio, el desconocimiento, la falta de empatía, falta de humanidad de muchísimas personas que, por desgracia, están otra vez queriendo que volvamos a una normalidad que, por otra parte, nunca ha existido”.
Las banderas lésbicas
La bandera arcoíris es el símbolo principal del Orgullo LGTBIQA+, un acrónimo que engloba diversas orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género. Recientemente, la bandera trans (celeste, rosa claro y blanca) ha ganado visibilidad para las identidades transexual, transgénero y travesti.
Sin embargo, la historia de la bandera lésbica, que representa la “L” de las siglas, es menos conocida y ha evolucionado con el tiempo. No existe una única bandera lésbica universalmente aceptada, sino varias que han surgido a lo largo de los años.
Una de las más antiguas es la Bandera Lésbica Labrys, diseñada en 1999 por Sean Campbell. Incluye un labrys (doble hacha) como símbolo de empoderamiento matriarcal, un triángulo negro (reapropiado de su uso nazi contra mujeres “antisociales” y lesbianas) como recuerdo de la persecución y resistencia, y un fondo violeta asociado históricamente con la homosexualidad femenina y el feminismo. A pesar de su significado, algunos la consideran controvertida al haber sido creada por un hombre.

En 2010, apareció la Bandera Lésbica de Barras, también conocida como “Lipstick Lesbian Flag”, con siete franjas rosas, rojas y blancas, a menudo con una marca de beso, una marca que generó críticas por ser limitante.
Como respuesta a la necesidad de una bandera más inclusiva, en 2018 surgió la Bandera Lésbica Naranja y Rosa, diseñada por Emily Gwen. Esta versión eliminó la marca de beso y asignó significados específicos a sus franjas horizontales: Las franjas naranjas representan la no conformidad de género, la independencia y la comunidad; el blanco: las conexiones únicas con la feminidad para lesbianas transgénero, no binarias, etc; los rosa: la serenidad y paz, y el amor y el sexo. Esta última bandera busca ser un símbolo amplio y representativo para la totalidad de la experiencia lésbica, abarcando todas sus expresiones.