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Menorca es diferente. Es la isla habitada mejor conservada del archipiélago balear, en parte por las luchas ecologistas, pero sobre todo, por un factor casual, la industria del queso. Mientras en el resto de islas se desmanteló el sector secundario y se abandonó el campo a favor del turismo, las élites franquistas de Menorca demandaron al régimen realzar la industria artesana, pero particularmente la del queso, con El Caserío a la cabeza. Además, el aeropuerto menorquín llegó a finales de los sesenta, un poco más tarde que en el resto de islas.
La actividad económica principal fue, pues, la producción de queso –se llegaron a exportar cantidades enormes–, lo que requería de una gran cantidad de pastos. Se priorizó un tipo de economía sobre otra y, por casualidad, ésta no implicaba la urbanización del litoral. Esto tuvo un efecto que, unido a las luchas ecologistas y unos niveles de protección más restrictivos, convirtieron a la isla en la mejor conservada del archipiélago, siendo declarada en 1993 Reserva de Biosfera.
Ahora, el turismo masivo, la llegada de gas natural y, paradójicamente las instalaciones renovables –por su impacto en suelo rústico–, condicionan progresivamente y de forma negativa el entorno natural, creando un debate constante sobre cómo afrontar el cambio de modelo energético.
Con una importación del 99,2% de la energía primaria, en Menorca, únicamente el 1% del consumo es renovable. Durante la pasada legislatura, presidida por Bauzá, todos los partidos políticos votaron a favor del proyecto presentado por Gas-Fenosa –incluidos el Partit Socialista de Mallorca, Entesa per Mallorca e Iniciativa Verds, ahora integrados en la coalición MÉS y que están en el Govern– para hacer posible la llegada de gas natural a la isla y posteriormente crear una red de gasoductos que se distribuya –únicamente– para uso doméstico, con lo que el ahorro de emisiones de CO2 no llegaría al 2%.
La llegada de gas es rechazada por el GOB Menorca, el mayor grupo ecologista de la isla y Podem Balears. El Parlament aprobó a principios de noviembre una iniciativa del PP para agilizar el proyecto, que fue rechazada solamente por Podem; el restó votó, de nuevo, a favor.
La isla cuenta con el parque eólico de Es Milà y dos instalaciones fotovoltaicas que juntas, proporcionan casi el 3% de la demanda eléctrica. Entre ellas está Son Salomó, al norte de Ciutadella, del cual se quiere hacer una ampliación que lo convertiría en el tercer parque solar más grande del Estado –120 hectáreas en total–, cubriendo, en momentos puntuales, un 40% de la demanda de energía eléctrica –que no de energía primaria–, pero que a final del año, tras el balance y cómputo representaría entre un 15 y un 20%.
Divididos por el paisaje
El parque está situado en un lugar con gran valor paisajístico y etnológico, Punta Nati, y el tema divide a la opinión pública; los que ven en la ampliación un gran paso hacia una transición energética y una menor dependencia de los combustibles fósiles y, los que dicen sí a las renovables pero no en ese lugar.
El Gobierno central rechazó a mediados de noviembre la propuesta del Govern Balear de reconvertir la central de Maó para que funcione con gas natural en vez de fuel y gasoil, algo que el GOB Menorca apoya. La petición forma parte del Plan de Transición Energética de la Conselleria de Territorio, Energía y Movilidad, presentado por el conseller socialista Marc Pons. Prevé que Menorca pueda alcanzar el objetivo de un 20% de energías renovables en el 2020, tal y como establece la Unión Europea, a través de la reconversión de la central de Maó, puesta en marcha del parque fotovoltaico de Son Salomó, el segundo cable entre Mallorca y Menorca e impulso del autoconsumo –con ayudas que suponen entre el 40 y el 50% de la inversión para la instalación de placas–.
Como informaba la semana pasada este medio, una veintena de países se comprometen a dejar de usar carbón para generar electricidad antes de 2030, pero las principales economías y países contaminantes se quedan fuera del acuerdo. España no ha querido unirse y Rajoy sigue ausente de la Cumbre del Clima. Decisiones que chocan de frente con las políticas energéticas que pretende llevar a cabo el ejecutivo balear.
El historiador y profesor de instituto Olmo Heras Rodríguez es contrario a los argumentos defendidos por la Administración y por eso inició una campaña de recogida de firmas en change.org. En una carta al director en el único diario en papel de la isla, decía: “el Govern y la empresa Gas Natural-Fenosa defienden el gas por razones medioambientales cuando la realidad es que aunque sea menos contaminante que el petróleo y sus derivados o el carbón, su uso a nivel doméstico se reduce a la calefacción, cocina y agua caliente, con un ahorro máximo en emisiones inferior al 2%”.
Heras opina que sería comprensible que el actual Govern asumiese un compromiso adquirido a finales de la pasada legislatura ante la imposibilidad de hacer frente a posibles indemnizaciones y, añade que “lo que no es entendible es que un gobierno que se define como ecologista y de izquierdas promulgue las bondades de una obra de tal magnitud basada en una fuente de energía fósil y obsoleta”. Considera que esos usos son fácilmente remplazables por energías renovables y “si el proyecto fracasara, lo acabaría pagando toda la ciudadanía”.
El único partido que está claramente en contra de la llegada de gas natural a Menorca y la ampliación de Son Salomó es Podem Balears. Sandra Espeja es consellera de Medio Ambiente del Consell de Mallorca y considera que “todos los esfuerzos que se hagan, deben de hacerse en dirección a las energías renovables. Las directivas europeas contemplan que para 2050 no tiene que haber energías fósiles”. Podem ve el gas como un impedimento para seguir avanzando en esa dirección.
“Presionaremos para buscar el equilibrio entre fomentar las renovables y proteger el territorio”, Sandra Espeja, consellera Medio Ambiente por Podem
Respecto al parque solar, creen que Punta Nati debe estar protegida. “La energía solar puede situarse en cualquier sitio y debemos buscar soluciones para, primero, poner placas en todos los techos, zonas industriales y carreteras, evitando el suelo rústico”, afirma. Aunque no desean eludir la implantación de energías limpias, sí quieren presionar para “buscar el equilibrio entre fomentar y proteger”, y añade que “se aumenta el parque porque sale más barato y para nosotros la variable económica no debe estar siempre primero a la hora de hacer un desarrollo sostenible, justo y equitativo”.
Primero, los tejados
La consellera ve prioritario usar primero todos los tejados y suelos degradados que sean adecuados y luego ver cuánto falta para buscar el mejor espacio y cubrir la demanda necesaria. “Sin intentar primero cubrir esos espacios, irnos a suelo rústico o protegido, demuestra que no estamos haciendo ningún esfuerzo, cuando la energía solar tiene una capacidad de adaptación mayor que el resto”, recalca.
Espeja cree que “el actual Govern y concretamente el director general, Joan Groizard, están haciendo un gran trabajo en cuanto a la lucha por las renovables, la ley contra el cambio climático y la mitigación de la pobreza energética. No es fácil actuar en el poco tiempo que da una legislatura, por eso esperamos continuar y seguir apoyando los proyectos más convenientes”.
El GOB Menorca también está en contra del gas natural, aunque ven bien –desde el punto de vista ambiental y económico– que se substituya el fuel y gasoil usado en la central de Maó, trayendo el gas en barco sin construir gaseoductos. Consideran que “hay un lobby a nivel estatal que tiene mucha fuerza y por ello España es el único gobierno de Europa que no apuesta por las renovables”. Esas razones les hacen ver como algo positivo la ampliación de Son Salomó.
“Es la primera vez que tenemos un proyecto encima de la mesa que es significativo a nivel energético”, Miquel Camps portavoz GOB Menorca
Las diferencias entre islas no se reducen a cuestiones productivas o medioambientales, el GOB Menorca tiene una opinión diferente al resto de grupos ecologistas de las islas.
Miquel Camps es el portavoz del grupo en Menorca. Cuando se empezaron a hacer los primeros parques solares –hace ocho o nueve años–, “se trabajó con los promotores y con el Consell Insular para que no significase una alteración del suelo rústico”. Destaca la metodología empleada en Menorca, “aquí se clavan unas vigas directamente al suelo sin haberlo nivelado previamente y tampoco se construyen bancos de hormigón, de manera que se ponen placas dentro de una parcela que es reversible”. El hecho de no utilizar bancales de cemento permite que las placas vayan más abajo, por lo que el impacto paisajístico es mucho más trabajable y afecta menos visualmente.
“La ampliación de Son Salomó es un cambio grande porque las modificaciones legislativas dadas hace unos años eran para parques fotovoltaicos pequeños que ahora están arruinados y por ello no se proyectan más”, explica Camps. Menorca pasaría del 3% de energías renovables que tiene ahora en producción de electricidad a un 20%. “Es la primera vez que tenemos un proyecto encima de la mesa que es significativo a nivel energético”, recalca el portavoz. Las placas, como requisito, no se tienen que ver ni desde el Camí de Cavalls ni desde la carretera que lleva al faro de Punta Nati. “Si dentro de 30 años tenemos otro modelo y no nos hacen falta, el impacto es prácticamente nulo”, añade.
Punta Nati es un espacio que tiene un valor paisajístico y etnológico notable, pero sin valores ambientales destacables, ni tampoco agrarios, al ser una zona desertificada. Camps asegura que “la parte paisajística se puede combinar perfectamente con el proyecto tramitado, aunque evidentemente es un lugar que no puede encontrarse en otras partes de Menorca”.
“Este parque les viene estupendamente para cumplir con el expediente, la contradicción es que el título de Reserva de la Biosfera se dio por paisajes como el de Punta Nati”
Amics de Punta Nati es una entidad cultural sin ánimo de lucro que tiene un objetivo muy claro, conseguir la declaración de Punta Nati como Bien de Interés Cultural (BIC). Un espacio que está reconocido por el Ministerio de Cultura como paisaje cultural excepcional dentro de los 100 paisajes de España y 31 agrícolas y que la UNESCO reconoce y apoya la causa. Carmela González Sánchez es arquitecta y preside la asociación. “Estamos contra el macroparque y ese tipo de generación de energía que no va a permitir un cambio energético real y sobre quién posee la energía”.
En 25 años de Reserva de la Biosfera no se ha adelantado “nada” –según González– en energías sostenibles, con lo cual ahora, la Unesco pide a la administración qué ha hecho con la Reserva. “Este parque les viene estupendamente para cumplir con el expediente, la contradicción es que el título de Reserva de la Biosfera se dio por paisajes como el de Punta Nati”, subraya la presidenta.
La entidad considera que 35 hectáreas –sumadas a las 14 existentes–, harían un parque de 50 hectáreas y eso no afectaría a tantos elementos etnológicos como sí en la parte más al norte. “50 hectáreas siguen siendo mucho para una isla tan pequeña, pero cedemos ante esto porque no estamos en contra de las energías; cuando saltó la polémica, se intentó centrar en que Amics de Punta Nati no quiere energía solar, por no hablar de que existe un importante patrimonio que quedará sepultado por las placas”.
Aseguran que si Punta Nati desaparece, no hay ningún otro enclave similar en todo el Mediterráneo. “Ahora nos dicen que el parque va a estar 30 años y es reversible. Suponiendo que lo fuera, si la empresa no deposita un aval para revertirlo, no lo hará nadie”, destaca en clara alusión al discurso que sostiene la entidad ecologista GOB Menorca que “defiende a ultranza este parque, mientras el GOB Mallorca está con nosotras y lucha contra el parque fotovoltaico de Santa Cirga de 50 ha”.
La doctora en geografía, Margalida Mestre, apunta que a los argumentos de Sandra Espeja y Carmela González, debería incluirse la variable especulativa en suelo rústico. “Más allá del debate sobre el lugar y el impacto visual, no hay que olvidar que con la potenciación de las renovables, el sector puede convertirse en otra actividad financiera más, que puede tener consecuencias especulativas sobre el suelo”.
“Sería un grave error, ahora que estamos enfrentándonos a un proyecto significativo a nivel energético, no intentar aprender de los errores ya cometidos en otros sectores –como la construcción–, como para que ahora se nos pase de nuevo por alto”, puntualiza Mestre.
“Planificar primero una transición energética, viendo qué requerimientos territoriales tenemos y, a partir de aquí, definir con qué condiciones implantar ese negocio”
Por estas razones el GOB Mallorca ve estos proyectos como una nueva “oleada especulativa” sobre el suelo rústico. Su portavoz, Margalida Ramis, afirma que “se proyectan megaparques que vuelven a reproducir un modelo que ha condicionado mucho –sobre todo en el caso mallorquín e ibicenco–, con grandes centros de producción en manos privadas y unos intereses determinados”.
De esta manera, la inversión acaba por definir el modelo energético y su implantación territorial, cuando –según Ramis–, “debería de ser al revés, primero planificando una transición energética, viendo qué requerimientos territoriales tenemos y, a partir de aquí,definir con qué condiciones implantar ese negocio”.
Rafa Muñoz es ingeniero y responsable de la operación del parque eólico Es Milà, también considera el gas una idea que llega muy tarde. Estima que aproximadamente se dedican 270.000 euros anuales para importar energía y el coste medioambiental es que Menorca, siendo Reserva de Biosfera, no se está contribuyendo a la reducción de emisiones de CO2, “estamos muy lejos de los objetivos que exigen Europa y ese título”, afirma.
Muñoz pone como ejemplos de transición energética dos modelos diferentes, uno es el de la isla de El Hierro, en Canarias, donde el Estado y una empresa privada se ponen de acuerdo para desarrollar energía eólica e hidráulica, es decir, una inversión de tipo vertical. En la isla de Samso, Dinamarca, optaron por una vía horizontal “la inversión la hacen directamente los habitantes, por lo que los beneficios se los quedan los ciudadanos”.
Señala que el primero no es realmente 100% renovable, porque la transición energética está centrada únicamente en la eléctrica y hay otros como el transporte que sí se contemplan en Samso. Para hacer de Menorca una isla completamente renovable, el coste económico varía de acuerdo al número de habitantes. “Con una población de 100.000 habitantes de media, entre temporada baja y alta, el coste sería de 1.500.000 de euros”, calcula.
Según Muñoz, los estudios que se han hecho, confirman que por mucho que se ocupen todos los tejados posibles, no se puede dar una cobertura renovable al 100%, “representaría un poco más del 50% de la demanda energética de Menorca, por lo que se tiene que complementar con instalaciones en rústico y eólica”.
Instalar placas solares en tejados es mucho más caro que hacerlo en tierra porque implica una limitación en cuanto a la escala de la instalación. “Para que sea rentable hablamos de potencias bastante altas que lleguen a megavatios y, en los tejados, no es viable. En la isla carecemos de cubiertas con los 10.000 metros cuadrados necesarios para alcanzar la potencia en megavatios”. En cambio, cree que sí sale a cuenta para las instalaciones que pueden generar y consumir al mismo tiempo, como edificios industriales y administrativos, porque su actividad coincide con la disponibilidad del sol. “En este caso suelen ser rentables porque llega una ayuda que sufraga su instalación de aproximadamente el 40 y 45% de su coste”.
“A través de cooperativas o iniciativas público-privadas se debe romper con el monopolio de inversión de grandes compañías”
Menorca carece de suficientes espacios degradados, aunque Muñoz dice que deben ser aprovechados, pero siguen si ser suficientes. “El basurero restituido de Es Milà, es un terreno degradado interesante para ser aprovechado, pero daría 9megavatios en fotovoltaica –lejos del 40% que daría la ampliación de Son Salomó–. Y, sumando todas las canteras de la isla no se llegaría a lo que podría dar Es Milà”.
“Como hay que usar suelo rústico, priorizaría los campos que no afectan a la soberanía alimentaria. En tierras de cultivo y potencialmente aprovechables para cultivar y que ahora no se usen, tampoco”. Por eso –dice– “hay que evaluar la situación de Punta Nati, pero también es compatible con la energía eólica por sus vientos”.
Muñoz está seguro de que “los habitantes de Menorca debemos cambiar nuestra mentalidad respecto a las energías y el ejemplo es Samso” –comenta– y, considera que a través de cooperativas o iniciativas público-privadas se debe romper con el monopolio de inversión de grandes compañías y aprovechar que “el dinero sea el nuestro para que los beneficios se queden en la isla. Som Energía es un ejemplo a seguir”.
De esta manera, el capital realiza un viaje de entrada y salida forzada en el cual la economía intermediaria –la balear–, obtiene un margen por la prestación de servicios terciarios.“Junto con la necesaria importación de bienes, provoca una evacuación constante de capital que sale de nuestra economía”, añade. Cardona defiende que las renovables permiten detener, parcialmente,la pérdida económica, ya que “permiten producir la energía en el propio territorio y fijar el capital en el mismo”. Esto solo pasa si las instalaciones de generación con renovables se realizan con capital local –como en Samso–. “Este efecto incluso mejora si se distribuye la propiedad entre un número mayor de personas, ayudando a la distribución de la riqueza”.
Para llevar a cabo esta particiación Jesús Cardona cree que “la administración puede ser un buen vehículo para ello, pero también existen fórmulas cooperativas privadas, como Som Energia, Viure del Aire o Generación kWh, que tienen el mismo efecto positivo”.
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Menorca "chupa" energía eléctrica desde Mallorca, así que hay que ampliar el debate, y hablar de todas las Baleares, ya que nos ponemos con el tema.
Lo primero es el dato básico de que en España a media de las renovables en el mix eléctrico es de entorno al 40%, mientras que en Baleares no llega al 3%. Se trata de una diferencia muy significativa que denota los graves problemas sociales y políticos de esta región.
En nuestras islas nos hemos encontrado no sólo con la corrupción galopante de un sector político, y con unos técnicos escasamente capaces, sino también con unos grupos autodenominados "ecologistas" (con el GOB a la cabeza, pero sin olvidar a otros engendros como Greenpeace o Amics de la Terra), teledirigidos por oscuros poderes (familia March, en el caso del GOB, el lobby nuclear, en el caso de Greenpeace, y la CIA, en el caso de Amics de la Terra).
En este escenario se explica el dato numérico antes mencionado.
En este contexto, cabe ahora preocuparse por los representantes políticos locales, así como por la escasa crítica por parte de los ciudadanos (anulados por el sistema educativo, por la propaganda mediática, y por la represión fáctica).
Hay que desarrollar al máximo las renovables, incluyendo por supuesto la solar fotovoltaica y térmica, la eólica terrestre y marina, y también la gran olvidada, la geotérmica. Asimismo cabría comentar el estado de aprovechamiento de la hidroeléctrica, cuando parece evidente que la energía del agua que baja desde los embalses de Cuber/Gorg Blau no está siendo adecuadamente aprovechada.
Algunas matizaciones:
El coste de importar energía en Menorca supone un gasto de unos 270.000.000 €/año (270 millones).
La transición a un modelo 100% renovable para la isla se estima en 1.500.000.000 (1.500 millones). A lo bruto, podemos decir que el retorno de la inversión seria dividir el cote de transición entre al ahorro por no importar energía fosil, es decir: 1.500.000.000 / 270.000.000 = 5,55 años. En menos de 6 años se recupera la inversión.