Filosofía
La paranoia distópica era esto

En Kentukis, Schweblin se adentra en el pantanoso terreno de la subjetividad neoliberal y sus resortes más vergonzantes: un espacio simbólico mediado por la tecnología y atravesado por los deseos más oscuros, por las pulsiones más incontrolables y, sobre todo, por una fragilidad desoladora.

"Kentukis" de Samanta Schweblin
Portada de "Kentukis" de Samanta Schweblin
Investigadora y docente
16 nov 2018 10:00

Hay gente que expresa con sorprendente facilidad sus estados de ánimo en las redes sociales. También hay quienes, sin pudor, comparten con sus cientos de contactos fotografías realizadas en situaciones evidentemente íntimas. Luego están los que van un paso más allá y utilizan su propio smartphone para grabar o grabarse en situaciones extremas de sexo o de violencia, que incluso pueden llegar a ser registros en directo del escenario de un crimen o de un delito sexual de máxima gravedad -lo hemos visto en los telediarios-. Entonces, seamos honestos: lejos de identificarnos con los sujetos y los actos que hay detrás de los usos más abyectos de la tecnología, ¿quién no está familiarizado con ese perversito -pero, ay, tan humano- desliz hacia el exhibicionismo? ¿Quién no se reconoce en esa pulsión escópica que, en mayor o menor medida, lleva hasta al más pintado a pasearse a escondidas por Facebook, Instagram o Twitter para mirar y, en ocasiones, ser visto?

Sabemos que en ese cruce de miradas, en esas ganas de mirar y de ser vistos se juega, además de un goce pulsional, un enorme beneficio económico y una máquina de control biopolítico. Desde las distopías de corte orweliano a la blackmirrorización de los relatos acerca de la tecnología, la ficción (el cine y la literatura) nos ha ayudado a ser mejores paranoicos o, al menos, paranoicos más fundados. El cine y la literatura nos han permitido, en definitiva, afinar nuestra paranoia. Nos han enseñado, por ejemplo, a temer una barbarie tecnológica por venir. Sin embargo, la parte más interesante de esta suerte de pedagogía de la paranoia aparece cuando todos los engranajes de la ficción se vuelcan en indagar sobre qué parte de la catástrofe futurista está operando ya en nuestro presente; en cuánto de distopía hay en el presente que habitamos con normalidad. La ficción permite construir relatos verosímiles a partir de acontecimientos inverosímiles que ocurren en nuestro presente y que naturalizamos por mera supervivencia. Los textos de la escritora argentina Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978) son, en este sentido, un brillante ejercicio de extrañamiento, de neutralización de esa percepción de normalidad.

La existencia de esta comunidad de soledades no solamente es verosímil, sino que sabemos que es real, y que está generada por unas formas de vida profundamente neoliberales en las que ciertos usos de la tecnología ya han colonizado hasta el último rincón de nuestra intimidad.

Con su última novela, Kentukis (2018), Schweblin nos confronta sin ambages con ese carácter inquietante de lo cotidiano. Ya lo había hecho, en cierta medida, con su novela anterior, la magistral Distancia de rescate (2014). Y todavía antes en muchos de los cuentos que fueron recogidos en El núcleo del disturbio (2002), Pájaros en la boca (2008 y reeditado este mismo año) y Siete casas vacías (2015). En Kentukis, Schweblin se adentra en el pantanoso terreno de la subjetividad neoliberal y sus resortes más vergonzantes: un espacio simbólico mediado por la tecnología y atravesado por los deseos más oscuros, por las pulsiones más incontrolables y, sobre todo, por una fragilidad desoladora.

Lejos de ser criaturas distópicas, los kentukis remiten a lo ya conocido: son, en realidad, el cruce entre un smartphone y un oso de peluche. Son adorables criaturas digitales que tienen una cámara integrada, que se venden en tiendas de electrodomésticos y que cualquier persona puede adquirir por un precio no demasiado elevado. Como usuarios potenciales, podemos elegir ser un kentuki o ser un amo kentuki. Esa elección dependerá del lado del que queramos estar: de si queremos mirar o ser mirados. Al adquirir un kentuki al usuario se le abre la posibilidad de participar, a través de la mirada, de otras vidas que suceden en un espacio y un tiempo distinto al habitado por su cuerpo.

En el realismo distópico de Schweblin, los millones de usuarios de los kentukis componen una comunidad de soledades que crece exponencialmente en la medida en la que avanza la novela. Al principio son pocos, y todo es un juego. Sin embargo, con el transcurso de los meses, la presencia de estos adorables seres tecnológicos se ha naturalizado tanto en los espacios más íntimos (el dormitorio, el baño, la cocina) como en el espacio público.

Más allá del dispositivo kentuki, la existencia de esta comunidad de soledades no solamente es verosímil, sino que sabemos que es real, y que está generada por unas formas de vida profundamente neoliberales en las que ciertos usos de la tecnología ya han colonizado hasta el último rincón de nuestra intimidad. Los kentukis son el semblante amable de esa colonización. Es por eso que, al contrario de lo que pueda parecer a primera vista, en la novela de Schweblin la ciencia ficción no es ciencia ficción: es una mirada extrañada sobre un mundo reconocible y cercano; un mundo atravesado por la incomunicación, por el vacío insoportable y por la precariedad subjetiva. Así que tranquilos: porque la paranoia distópica no está por llegar, sino que era exactamente esto. Entonces, ¿qué hacemos?

Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Antiespecismo
Formación para docentes La Ética Animal llega a las aulas
Formación y recursos prácticos sobre ética animal para docentes y educadoras, promoviendo el respeto hacia los animales.
Filosofía
Alicia Puleo “El ecofeminismo nos recuerda la ayuda mutua de la naturaleza, que la vida buena es solidaridad”
La filósofa Alicia H. Puleo cuenta su historial personal con la filosofía y aborda, desde claves ecofeministas, temas como la sensibilidad de los animales no humanos, la desmesura neoliberal o la crítica de la Ilustración.
Literatura
Literatura y Filosofía. Nuria Sánchez Madrid y la escucha del pensamiento
'La música callada', la última obra de Nuria Sánchez Madrid, recrea otro estilo de hacer filosofía, abriendo nuevos espacios más allá de lo establecido en el ámbito académico.
#26234
16/11/2018 16:32

¿Quién se beneficia de los kentukis?¿Qué corporación trata y revende toda esa información?¿Cómo se llama la trampa de la relación solipsista?

Facebook

0
0
Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
Ver todas las entradas
País Vasco
Los audios del PNV El modus operandi del PNV en Mundaka: “Invita a tres personas, el resultado va a ser uno”
Hordago revela grabaciones exclusivas en las que el presidente de la Junta Municipal de la localidad de Busturialdea pide al entonces alcalde, Mikel Bilbao, que favorezca la contratación como asesor externo de un barón del partido.
País Vasco
País Vasco “En Osakidetza nos la van a dejar morir, vámonos a la privada”
Las listas de espera que reconoce el Departamento de Salud en respuesta parlamentaria no se corresponde con las citas que ofrece. Tampoco hay coincidencia con el dato público del número de médicos que compatibiliza la sanidad pública con la privada.
Galicia
Altri Vecinos, ecologistas y científicos saltan a Bruselas para frenar la celulosa que amenaza el corazón de Galicia
Las plataformas de vecinas afectadas y ambientalistas han podido reunirse con altos funcionarios de la Comisión Europea especializados en normativa medioambiental aupados por la eurodiputada del BNG Ana Miranda para seguir defendiéndose de Altri.
Cárceles
Carabanchel Tele Prisión, memoria audiovisual de una cárcel
Además de varias películas que se han acercado a la cárcel de Carabanchel, Tele Prisión fue un canal de televisión interno en el que participaron numerosos reclusos y algunos educadores de esa prisión madrileña. Emitió de 1985 a 1987.
Culturas
Culturas La FILMIG reflexiona sobre hacia dónde se dirige la producción cultural migrante en el Estado español
La primera edición de la Feria Itinerante del Libro Migrante convoca a Vivi Alfonsín, Moha Gerehou, Dagmary Olívar y Silvia Ramírez para dialogar sobre la creación y participación en la cultura de las personas migrantes y racializadas.
Genocidio
Rumbo a Gaza La Flotilla de la Libertad se prepara para zarpar hacia Gaza
Un carguero con 5.500 toneladas de ayuda humanitaria y tres barcos más cargados con cientos de personas, entre ellas observadores de los derechos humanos, personal médico, periodistas y políticos —incluida Ada Colau—, integrarán la Flotilla.

Últimas

Acoso escolar
Acoso escolar Obligan a ir a clase a una niña que denuncia acoso en un colegio concertado de Aranjuez
La Concejala de Educación ha emitido una carta que da una semana a la menor para acudir a clase, pese a contar con un diagnóstico de ansiedad y depresión.
Análisis
Desigualdad ¿Millennials Vs boomers? ¡No, es lucha de clases, amigo!
Aunque el discurso habitual enfrenta a los millennials con los baby boomers, este panorama general oculta la disparidad económica dentro de la generación de los millennials.
Ocupación israelí
Palestina El Salto te ofrece una camiseta para apoyar económicamente a la UNRWA
No cesamos de buscar nuevas vías para visibilizar un mayoritario clamor social que pide un alto el fuego al que apenas se da cabida en el discurso mediático convencional. Todos los beneficios de esta campaña irán destinados a la UNRWA.
Salud mental
Salud mental El Ayuntamiento de Valladolid de PP y Vox cancela unas jornadas sobre anticapacitismo
A 48 horas de celebrarse la primera de las charlas, el Servicio de Igualdad y Juventud suspendió el acto alegando que pocas personas estaban interesadas en asistir
Ocupación israelí
Ocupación israelí Más de 80 ciudades saldrán a la calle el 20 y 21 de abril para denunciar el genocidio israelí en Gaza
El movimiento de solidaridad con el pueblo palestino denuncia la complicidad del Gobierno español con la masacre al seguir comprando y vendiendo armas a Israel.
Más noticias
Palestina
Palestina El terror de gestar, parir y maternar en una tierra devastada
La violencia reproductiva sacude más que nunca Gaza, donde las ONG están reportando un incremento alarmante del número de abortos espontáneos causados por el estrés extremo que atraviesan las madres durante la gestación.
Violencia policial
Violencia institucional Iridia consigue reabrir judicialmente el caso de una muerte por pistola taser policial
Es uno de los 56 casos en los que ha litigado la entidad de derechos humanos en 2023 y en los que hay un total de 156 agentes o funcionarios encausados.
Especulación urbanística
Especulación urbanística El pelotazo de Las Cárcavas: cuatro torres de apartahoteles crecen a la sombra del futuro trazado de Fórmula 1
Los vecinos del barrio madrileño denuncian el desarrollo desde hace un año de viviendas turísticas donde debían situarse equipamiento para el barrio, justo en la zona del futuro circuito de carreras urbano.
Elecciones
Debate electoral Imanol Pradales esquiva el debate sobre Osakidetza tras sufrir una agresión en un mitin electoral
Imanol Pradales y Eneko Andueza mantuvieron un excelente entendimiento: los socios de Gobierno atacaron a Pello Otxandiano en cada bloque. Pradales se palpaba más asustado que Andueza, que se comportó de forma histriónica.
El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.

Recomendadas

Historia
Historia Rubén Buren: “La memoria debe ser aquello que nos construye y nos une como ciudadanía”
El historiador y polifacético Rubén Buren coordina el libro 'La Segunda República', una oportunidad para dar a conocer este periodo a un público no especializado.
Culturas
Xirou Xiao “Mi mirada artística es constructiva y, por tanto, tiene en la educación su aliada”
La compañía de performers Cangrejo Pro; la exposición ‘Zhōngguó. El País del Centro’ o la película de Arantxa Echevarría ‘Chinas’ son algunos de los proyectos en relación a la comunidad china en Madrid con la impronta de Xirou Xiao.
Genocidio
Mkhaimar Abusada “Israel quiere quedarse en Gaza”
En esta conversación el doctor gazatí de Ciencias Políticas, Mkhaimar Abusada aborda la popularidad de Hamás en Gaza, las probabilidades de éxito israelí en la lucha por extinguir la insurgencia palestina o el futuro político del enclave.
Genocidio
Genocidio Clamor entre empleadas de las big tech ante la complicidad de Google con el genocidio israelí en Palestina
El gigante tecnológico de Silicon Valley ha firmado este mismo año un acuerdo de colaboración con Israel que, según sus propios trabajadores, puede aumentar la capacidad de videovigilancia y selección de objetivos militares a través de Google Photos.