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Entre los lectores de El Salto y este blog, El Baúl de Kubrick, ha surgido en más de una ocasión el debate sobre el cine y las series provenientes de Estados Unidos. ¿Por qué habláis de series propagandísticas? ¿Por qué ha de importarnos quién gana un Oscar? ¿Cómo puede aún sorprendernos que se manden mensajes negativos en películas hollywodienses?
Esas cuestiones y debates son necesarias por dos razones: Una, para que los que escribimos sobre el tema no perdamos la perspectiva crítica sobre Hollywood (si te pones Casablanca o El Padrino tienes que luchar por ser crítico y no caer en el amor incondicional) y dos, para que los lectores, gracias al filtro que hacemos desde El Salto (es difícil que hablemos de grandes taquillazos si no es por motivos críticos o históricos relevantes) puedan disfrutar de una pequeña selección con análisis, noticias, recomendaciones y propuestas provenientes de todo el mundo (EE.UU incluido) entre el inabarcable material que entre series y películas hay a día de hoy.
Una de las grandes preguntas que se nos ha hecho en varios momentos y en varias publicaciones es, ¿por qué hablar del material estadounidense y todavía sorprenderse de ser propagandístico? Al abrir ese melón, surgen varias respuestas.
- Tienen el monopolio. En 2015, la industria estadounidense estrenó (solo en cines) 707 películas. Sus 6 majors son: Sony, News Corporation (Fox), Walt Disney, Time Warner (Warner Bros y HBO), Viacom (Paramount Pictures) y Comcast (Universal Studios). Todas ellas acaparan entre el 80 y el 85% de la taquilla fuera de EE.UU. Es decir, dejar de hablar de Hollywood significa dejar de hablar de la inmensa mayoría del cine que se estrena y se ve. Si ya, además, contamos Netflix, el gran productor online, prácticamente todo el mundo basa su ocio en lo que producen estas empresas. Hay semanas en las que, literalmente, es imposible ir al cine de tu barrio y no ver algo que no sea de EE.UU.
- ¿Por el hecho de ser mayoría hay que hablar de ellas? Sí y no. Sí, porque todo el mundo sabe y ha visto Dunkerque, La Forma del Agua y Guardianes de la Galaxia 2, pero muy poca en comparación ha visto o verá Touch me not, la ganadora de la Berlinale 2018 de la directora rumana Adina Pintilie. No, porque no hemos dejado de lado nunca el cine independiente o menor, ya que se han cubierto festivales de cortometrajes como Directed By Women, el ciclo de cine brasileño Novocine en Madrid o se ha dado voz a estrenos independientes del cine español como La mano invisible. Solo hay una semana al año en la que dejamos que Hollywood cope nuestra portada, y es la semana de los Oscars.
- ¿Hemos dejado de denunciar el cariz propagandístico del cine hollywodiense? Jamás. No hace mucho denunciamos la utópica policía de Los Angeles que una serie cree tener, el declarado y exhacerbado anticomunismo de Thor el superhéroe nórdico o el belicoso ocio que consume Jerry Seinfeld en Cisjordania.
- Porque hay un pequeño espacio para series y películas anti-imperialistas, feministas e incluso anticapitalistas. Hollywood es una fábrica de hacer dinero y como tal, no deja escapar proyectos que, pese a ser tremendamente críticos, generan espectadores. El caso más relevante es The Wire (producido por HBO, empresa perteneciente a una de las majors), pero aquí hemos destacado SMILF o Detroit, que tienen un espíritu muy diferente.
¿Por qué hablar de los Oscars?
Porque son los premios más importantes del mundo del cine. Generan expectación, generan venta de entradas y debate, siendo una de las pocas veces al año que la cultura toma las grandes portadas. Y queremos estar ahí con nuestra perspectiva de género, con crítica al oligopolio y al mensaje propagandístico para que haya más consumidores que piensen como nosotros y nuestros lectores habituales. Cuando Miyazaki ganó el Oscar con El viaje de Chihiro, puso en el punto de mira a todo el cine japonés de Estudio Ghibli. Sin ese premio, muchísimos fans actuales no conocerían este género y además no tendrían ingresos que ahora sirven para llegar a más rincones del mundo. Los Oscar y Hollywood tienen la hegemonía de la producción mundial así que hay que participar en sus debates, como pasa en economía o política: El pez gordo merece atención crítica y análisis en profundidad y no halagos como casi todos los medios hacen, más aún en cultura.
El cine es el arte que más inversión necesita. El mejor de los guiones con el menor de los presupuestos será (contadas excepciones aparte) un mal producto. Es muy difícil que haya una buena banda sonora si no hay dinero para contratar a 60 músicos y es muy difícil que haya buena fotografía en una película que tiene una plantilla mínima en el apartado técnico y tiene 2 semanas para el rodaje en lugar de 3 meses. Todo esto solo se consigue con inversión, algo en lo que España está muy a la cola.
Si Friends es o no machista, si Altered Carbon es una serie distópica o un bodrio sin contenido, si El Graduado es una película que refleje bien el acoso sexual... debates que se forman sobre lo mainstream que, si dejamos en manos de los de siempre, acabarán ganando los de siempre.
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Yo como estudiante de cine quiero decir que yo vivo sin ver cine yanki, porqué me aburre.
La época gloriosa de Hollywood pasó hace tiempo y ahora cineastas como Wong Kar Wai o Naomi Kawase son los que yo miro, sus historias son más interesantes, menos tópicas y rodadas de manera diferente al sistema estándar de Hollywood que cree que un buen montaje no se nota.
Yo que normalmente no pongo comentarios porqué los eliminaría y teniendo en cuenta que normalmente estoy de acuerdo con vuestro criterio hoy no.
Ya que difundir los datos de la cultura más popular imperialista, en su fiesta me parece hacerles promoción gratuita, que no necesitan. Creo que hay que pelear para ver películas africanas, latinoamericanas, árabes i asiáticas. Me parecen más interesantes.
Ca! Una empresa como el cine americano no funciona por casualidad. Que no! Hacen las películas en cadenas de montaje, se estudian varios finales sociológicamente a ver cual gusta más, se compran las distribuidoras en los países de destino, incluso se atrevieron a ubicar empresas en Europa cuando la UE financiaba cine europeo para acceder a los dineros, compran medios, periodistas, imponen legislaciones que sólo les beneficia a ellos, obligan a comprar paquetes de películas con una comercial media docena de basuras que ni se llegan a estrenar luego, pasan a la tv directamente, etc, etc. Es decir funcionan como un imperio económico que son. Conclusión que aquellos que tenemos cierta edad hemos visto como han desparecido el cine francés, el italiano, el inglés y el español que funciona, adecuadamente, cuando hace las películas como si fueran americanas. Casi añoro a López Vazquez y cia... Eso sí, repito, hay una página inglesa legal para que te puedas bajar con subtítulos todas las pelis de estreno. Al cine voy cuando quiero hacer un poco de sociedad. Lo demás es ser muy, muy crédulos...casi inocentes.
Agradezco, como lector, que se trate el cine estadounidense. Tan necesario es el tipo de información crítica que elaborais como evitar caer en el alarmismo de que todo es propaganda con una clara intencionalidad. El cine es arte y si por A o por B el arte hegemónico, el que más se consume, el que más llega al público y, por putos números, el que más grandes obras tiene, es de Estados Unidos, pues hay que hablar de él.
No digo que no. Que siempre vienen bien unas gafas diferentes para leer de otra forma las películas más promocionadas. Pero también quiero que este diario digital me abra los ojos a otros cines. Que me den ganas de descubrirlos. Quiero más visibilidad para las alternativas, para otras visiones culturales más allá del cine supuestamente 'indie' o del cine de arte y ensayo más difícil de digerir.
"En el fondo, imagino a Hollywood como un señor mayor, sentado en su silla mecedora en el portal de su casa de madera de nogal y una pipa, repasando los años de su vida y aceptando, con exquisita satisfacción, que las cosas, pese a todo, han salido bastante bien. El Señor Hollywood, entre muchas de sus viejas luchas, ha logrado que la gente crea, por ejemplo, que los malos son malos porque nacieron malos y que la Libertad (esa señora en faldas largas que posa en el río Hudson) posee un alcance moral por el cual vale la pena morir".
Nicolás Agustín Mattera, 'Égalité' (revista El Estado Mental, 16 de noviembre 2015).
Del libro de Peter Watkins, “Media crisis” (La crisis de los medios): "Monoforma": “Es la forma interna de lenguaje (montaje, estructura narrativa, etc.) utilizada por el cine y la televisión comerciales para representar sus mensajes. Es el bombardeo denso y rápido de imágenes y sonidos, la estructura modular en apariencia “fluida” aunque fragmentada, que tan bien conocemos todos… Técnicas de montaje rápido, acción paralela, alternancia entre planos lejanos y cercanos, etc. En nuestro tiempo incluye una intensa superposición de elementos musicales, efectos sonoros y de voz, cortes bruscos para provocar gran impacto, música melodramática que satura las escenas, modelos rítmicos de diálogos y cámaras que se mueven sin cesar… Son repetitivas, predecibles, y cerradas con respecto a su relación con el público… Todas se sirven del tiempo y del espacio de un modo rígido y controlado: de acuerdo con las directrices de los medios, y sin conexión alguna con las amplias e ilimitadas posibilidades de los espectadores.
La Monoforma en todas sus variedades esta basada en la convicción de que el público es inmaduro, que necesitas formas previsibles de representación para “engancharlo” es decir, manipularlo. Por eso muchos profesionales se sienten cómodos con la Monoforma: su velocidad, su montaje impactante y la escasez de tiempo/espacio garantizan que los espectadores no pueden reflexionar acerca de lo que esta sucediendo de verdad.”
[...] Por crisis de los medios entiendo la irresponsabilidad cada vez mayor de los medios de masas audiovisuales (mma) y su devastador impacto en los seres humanos, la sociedad y el medio ambiente.
Hablo de la apatía generalizada del público frente a unos mma que actúan deliberadamente como medio de transmisión de ideologías violentas, manipuladoras y autoritarias; me refiero también al desconocimiento crónico y ampliamente extendido de los efectos que esos mma producen en cada uno de nosotros.
Hablo de la negativa, poco menos que unánime, de los profesionales del gremio a iniciar el más mínimo debate crítico con respecto a su oficio.
Hablo también de la represión feroz que se ejerce dentro de los mma para mantener a los profesionales dentro del redil y reducir al silencio cualquier forma de expresión que resulte disonante. Hablo, en fin, de la obstrucción que practican los sistemas educativos de todo el mundo para impedir el acceso de los jóvenes a formas críticas de enseñanza de comunicación audiovisual y a todo aquello que pudiera incitarlos a cuestionar el papel y las prácticas de los mma. [...]
Propongo que el baúl de Kubrick deje paso al baúl de Cameron. Sí o sí.
Porque pagan, mucho y bien. Y porque ninguna de nuestra estrellas, ni técnicos, ni na´de na´ les cuestiona por aquello de que si un día me cae a mí. Pero son un imperio. A mi no me sacan un duro, casi. Últimamente he visto "Los Papeles del Pentágono": está muy bien hecha y todo eso que le pone este hombre a sus películas, hemoción, patrioterismo desfasado, el asunto de cuando la guerra de Vietnam. Tampoco conviene criticar al sistema del que se vive. Saben hacer películas, lo mismo que hamburguesas o coca colas, sin perdón ni control. Me las bajo todas. Y la verdad, que impresiona la capacidad productiva que tiene el imperio. Cierto, la mayoría no merecen la pena, pero entre col y col se cuela alguna lechuga y como todos los días veo una, pues... También estuve una vez delante del teatro...(no recuerdo su nombre) donde se entregan los oscars, no se lo pueden figurar. Está todo tapado porque tiene una exclusiva la tv de turno. Así es que no ves nada. Únicamente las limusinas pasar. Los más veteranos llegan con unas escaleras enormes para saltarse las bambalinas. Todo muy americano y privatis privandi. Total, que lo mejor es bajarse las películas, por supuesto no comer las estúpidas palomitas y comprar solamente las películas españolas. Ya sé lo que me vais a decir que las vende el País. Que le vamos a hacer para algo tenía que servir Rasputín, perdón Rubalcaba.