Agricultura
Una sola planta ha matado a 10 millones
La primera parada de la Xylella fastidiosa en Europa fue en el tacón de Italia. Allí, en pocos meses ha afectado a 140.000 hectáreas de olivo y ha ocasionado pérdidas en torno a los diez millones de euros.

Es suficiente con que digas que soy uno de los que están bajo la amenaza de acabar en medio de la calle por culpa de la Xylella”. Antonio no quiere que citemos su apellido ni el lugar exacto en el que produce su aceite extra virgen. “Las pocas olivas que hemos recolectado irán a parar a las mesas de un reconocido restaurante. No sé qué harían sus clientes si supieran que llegan de una empresa de Salento, que ha perdido el 90% de sus propios olivos. Así estamos como despreciando a nuestros productores, dos veces víctimas de esta maldita epidemia”. En el tacón de Italia, en el sur de Puglia, donde se encuentran los olivos centenarios, el avance de la Xylella fastidiosa ha padecido una ralentización, pero no se ha detenido en absoluto. De hecho, la parte norte de la región, hasta ahora no alcanzada por la epidemia, empieza a manifestar signos de importante preocupación: muchos productores de la zona de Bari, por ejemplo, han pedido intensificar el esfuerzo en la prevención hecha a través de la difusión del insecto vector y la limpieza de las áreas de dominio público y de conexión entre los territorios.
De la provincia de Lecce y del área de Oria, en la provincia de Brindisi, la geografía del contagio se ha extendido como una mancha de aceite a causa de las dudas iniciales sobre las modalidades de intervención en las 8.000 hectáreas inicialmente afectadas por la desecación de las plantas. ¿Erradicar o probar métodos alternativos? Fue la pregunta que, en el transcurso de los meses, ha suscitado un pulso entre los expertos. Mientras tanto, como explica el presidente regional de la asociación de los agricultores Coldiretti, Gianni Cantele, “entre las provincias de Lecce, Brindisi y Taranto, han llegado a estar comprometidas 140.000 hectáreas de olivos”, asolando toda una parte del sector impulsor de la economía regional y nacional.
El director del departamento de Agricultura de Puglia, Gianluca Nardone, hace pública una estimación que evalúa un daño económico superior a mil millones de euros y un número de plantas infectadas que gira en torno a los diez millones de euros, dejando a miles de agricultores sin ninguna fuente de ingresos. Entre estos está Antonio, que intenta aguantar el golpe gracias a un viejo olivar alejado de las zonas afectadas y con variedades —entre las 53 presentes en Puglia— menos expuestas al riesgo de Xylella. Para Antonio, sin embargo, los ingresos sirven solamente para cubrir los gastos y los daños son tales que está pensando en dejar también este último terreno, que ha permanecido inmune, para encontrar un trabajo cualquiera. “No tengo alternativa —cuenta—, hasta ahora las instituciones no han dado ningún tipo de ayuda y nosotros no aguantamos más. Muchos de mis compañeros ya lo han dejado todo”.
La esperanza es que, después de un estudio reciente difundido por la Efsa (la autoridad europea para la seguridad alimentaria), la Comisión Europea da vía libre para la plantación de las variedades de olivo más resistentes, mientras que van llegando ayudas para los olivareros golpeados por la bacteria. La primera ayuda llegó a principios de noviembre, cuando la región de Puglia decidió destinar 5,1 millones a las empresas que han sufrido daños con el fin de reducir los intereses de los préstamos y alargar el periodo de los planes de amortización.
Todavía no está claro qué pasara con el sector pugliés del olivo. La preocupación de los productores, golpeados o no por los daños de la Xylella, sigue siendo elevada. Y sobre todo queda el pesar de no haber parado a tiempo una plaga iniciada, con toda probabilidad, a causa de un arbusto infectado llegado de Costa Rica. Una sola planta ha matado a 10 millones de olivos.
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