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Unión Europea
La democracia, Europa y disparos en la nuca
La democracia europea tiene cada vez más cañones anidando en su nuca, y alguien está a punto de apretar el gatillo.
Lo escuchamos repetido una, y otra, y otra vez: la democracia liberal está en crisis. Lo escuchamos repetido una, y otra vez, y lo repetimos nosotros también: la democracia liberal está en crisis pero no sabemos muy bien por qué.
El concepto se ha repetido tanto que se ha desvirtuado, ha perdido su significado y ha permitido que un pseudofascismo cada vez más desatado se quite la máscara y, sin miedo, cabalgue por los territorios de Europa.
No es ajeno, no es hipotético. Estamos viendo día a día como en Hungría, Austria, Italia, Polonia se encañona un arma directamente a la nuca de la democracia; estamos viendo como en lugares donde este sistema parecía totalmente consolidado, como Francia o Reino Unido, se amenaza con colocar también sus armas en la nuca de la democracia.
Este déficit en la calidad de nuestras democracias no es algo nuevo. Ya en 2006, Economist Intelillence Unit comenzó a detectar carencias y déficits democráticos que se están manifestando abiertamente ahora, una década después.
Las explicaciones detrás de este fenómeno son diversas y multidisciplinares, colocadas en un espectro de interrelación total, por lo que es complicado determinar las causas mayores y menores o establecer algún tipo de orden de importancia.
En primer lugar, las instituciones democráticas de Europa atraviesan una crisis sin precedentes. Esto ha sido especialmente pronunciado entre las clases más bajas de la sociedad europea, que, sobre todo desde 2008, se han sentido traicionados por unas instituciones que tenían el deber de protegerles y les han empujado a una situación de desamparo ante la pasividad del Estado. De este desamparo se han nutrido diferentes formaciones ultranacionalistas y xenófobas a lo largo de todo el continente.
Los ciudadanos europeos se sienten traicionados por la democracia. En un informe, el Pew Research Center determinó que, en 2016, un 74% de los españoles, 65% de los franceses o el 47% de los británicos no estaban satisfechos con la democracia y los modelos democráticos de sus respectivos países. Y pocas cosas hay más peligrosas para la democracia que una ciudadanía que no cree en la democracia.
El rechazo a los partidos tradicionales ha traído consigo un rechazo, en mayor o menor medida, a la política tradicional
Al mismo tiempo, esta pérdida de confianza en las instituciones ha ido acompañada mano a mano con una pérdida de confianza hacia los partidos tradicionales que habían dominado estas instituciones durante años. El rechazo a los partidos tradicionales ha traído consigo un rechazo, en mayor o menor medida, a la política tradicional, sembrando el germen para el surgimiento de formaciones políticas anti-establishment, beneficiando al extremismo y resultando en una polarización y fragmentación política sin precedentes en el continente.
Al mismo tiempo, recientemente ha surgido una nueva variable dentro de la ecuación democrática, directamente relacionado con los ataques terroristas que han azotado Europa en los últimos años. Las democracias liberales europeas han encontrado difícil encontrar un equilibrio entre seguridad y libertad individual. Bajo el argumento de la seguridad, diferentes estados a lo largo y ancho del continente han cometido irregularidades (si se pueden llamar así) que en ocasiones se solapan con los famosos derechos humanos que una vez juraron proteger. El poder cada vez más grande de ciertos ejecutivos es motivo de preocupación en multitud de sectores de la sociedad europea, que ven a sus gobiernos tomar una deriva autoritaria cada vez más evidente, sin que nadie haga nada al respecto.
Cada vez son más los ciudadanos y ciudadanas que admiten tener grandes dificultades en diseccionar la información
Unido a la preocupación de ciertos sectores de la sociedad europea frente a ejecutivos cada vez más poderosos, existe otra preocupación directamente relacionada con el poder, con el cuarto poder.
Las famosas fake news participan cada vez de forma más incisiva en las carencias democráticas de Europa. Los intentos deliberados de desinformar a la ciudadanía a través de noticias falsas es uno de los grandes retos de la democracia en el siglo XXI. Cada vez son más los ciudadanos y ciudadanas que admiten tener grandes dificultades en diseccionar la información y ser capaces de diferenciar una noticia real de una fake news, y para abril de 2017 esto supuso que una encuesta de la Comisión Europea determinara que un 61% de los europeos reconocieran una tendencia a no confiar en los medios de comunicación.
Y no hay que subestimar esto; en un contexto en el que la verdad y la mentira no son diferenciables, el ejercicio de la ciudadanía de los individuos se ve directamente afectado y, con ello, la democracia.
Justo a todo esto, el déficit democrático en Europa tiene que ver directamente con Europa y su proyecto de Unión Europea. La cesión de poder de decisión política por parte de los Estados a Bruselas no se ha visto acompañado por un movimiento semejante en relación a la participación política civil a nivel europeo.
La política es discusión. Al no haber ciudadanos interesados en discutir la política europea, sus competencias y sus decisiones, el déficit democrático era solo cuestión de tiempo.
Este desequilibrio entre la toma de decisiones y la sociedad civil a nivel europeo ha motivado un euroescepticismo cada vez más peligroso para las democracias liberales, al servirse de la desconexión entre Bruselas y la sociedad civil para moldear a la unión europea como el enemigo de la nación.
Europa y su democracia se enfrenta a nuevos retos que deben ser confrontados directamente. El ascenso y la popularización de partidos que reniegan de décadas de democracia liberal es una amenaza para los estados europeos. Polonia y Hungría ya presentan amenazas como estas sentadas a la cabeza de los gobiernos.
Partidos anti pluralistas, abiertamente intolerantes, con tendencias totalitarias y que parecen tener como objetivo prioritario el desmantelamiento de las democracias son cada vez más, tienen más voz y más fuerza. La democracia europea tiene cada vez más cañones anidando en su nuca, y alguien está a punto de apretar el gatillo.
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La democracia liberal (burguesa) es la piel de cordero con la que se disfraza el fascismo que con la inestimable ayuda de las socialdemocracias consigue mantener alienado al pueblo (estado de bienestar) en las epocas de mas o menos vacas gordas. En las epocas de crisis los primeros preparados para disparar por desgracia son los fascistas, lo mejor que podemos hacer es estar preparados por eso solo hay una solucion COMUNISMO O BARBARIE