We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Teatro
Marie Delgado: “Lo más realista es mostrar la realidad de una manera absurda porque la vida es una locura”
Marie Delgado es una de las personas que fundaron La Tarara, compañía de teatro sevillana nacida en 2011. Junto a Iván Fernández, Carlos Agudo y José María Walls trae a los escenarios personajes “sacados de una pesadilla”.
No pierde el tiempo. A pesar de la pandemia y de sus obstáculos. Este último fin de semana lo ha cubierto con tres funciones. No solo es una mujer ocupada. Es la directora de La Tarara, premiada en el festival internacional de teatro de México FITU (2015), en el de Varsovia ITSELF (2015) y en el Sevilla Fest (2017).
Ha tenido siempre sangre de artista. Bailaba de niña. Ahora lo sigue haciendo, pero en sus obras de teatro. Hace unos años Marie desembarcó en la escuela de arte dramático de Sevilla, donde conoció a los otros tres pilares de La Tarara en una época en la que la marcó la estética hippie. Lo más cerca que han estado de la pantalla es Youtube, aunque reconoce que le gustaría que se hiciera un documental sobre el proceso creativo de sus obras. Aunque físicamente se convierten en “bichos”, recalca que no pierden su esencia. Afirma que, de no ser así, sus historias dejarían de ser creíbles para el público. Derrocha simpatía a kilómetros ante la pantalla. A pesar de algún tropiezo tecnológico, la entrevista comienza.
Esta semana la tienes ocupada, ¿no?
He estado estas tres semanas, contando esta última, trabajando en un proyecto de María Cabeza de Vaca. Es una bailarina, una directora sevillana que tenía previsto hacer aquí un montaje, una especie de workshop con gente que selecciona ella y al final se ha podido hacer. Menos mal porque pensamos que lo iban a suspender por cómo está el panorama aquí en Madrid, pero nos dejan hacerlo con el aforo limitado, eso sí. Por lo menos podemos hacer nuestra muestra. En eso estamos.
Estás entretenida entonces.
Qué bien. Desde luego es rarísimo actuar en estos tiempos. Para mí es una bendición porque así estoy entretenida y me olvido del panorama.
No os clasificáis en principio, pero finalmente surge la expresión “teatro espasmódico”. ¿Qué significa exactamente?
[Titubea] Pues espasmódico surgió cuando hicimos nuestra primera obra de teatro, Niño Adefesio. Fuimos a actuar a un sitio en Extremadura. Vino una chica o un chico, no lo recuerdo, la verdad, pero cuando vio la obra de teatro nos hizo una pequeña entrevista y dijo: “ay, yo creo que vuestro teatro se puede clasificar como teatro espasmódico”. Le puso nombre. Realmente creo que define muy bien nuestro estilo. Creo que viene de la mezcla de géneros que hacemos y de que todo es muy trepidante. Tenemos muchísima energía en escena y la fusión de géneros, de estilos, lo inclasificable de la propuesta, creo que todo eso es espasmódico, así como eléctrico, con mucho ritmo, con mucha energía. Creo que viene de ahí.
Adoptasteis el nombre
Sí, porque pensamos que nos venía al pelo, que es lo que mejor nos puede definir.
¿Qué produjo el deseo de innovar en los escenarios?
En realidad, no fue una intención que nosotros quisiéramos hacer desde el principio. Creo que eso ha sido inevitable por las cosas que nos gustan o por cómo somos. Creo que no hay nada nuevo, pero sí es verdad que choca mucho al espectador y es como muy fresco, muy de esta generación, eso sí. Temas muy actuales, estética muy de ahora, la forma de hacerlo incluso el ritmo, pero nunca hemos tenido la intención de renovar nada porque creo que ya se ha hecho todo en escena. Muchas compañías que hacen ahora teatro contemporáneo están haciendo cosas que se hacían en los setenta. Creo que es estar en el presente y que se nota que nosotros somos gente que, por ejemplo, yo he nacido en el noventa y uno, pertenezco a una generación más joven y por eso quizás es más nuevo.
Para nosotros es muy importante que salgan también las cosas malas, la miseria y la parte fea de la vida, pero siempre visto desde el humor.
En una entrevista realizada por José Miguel Barquero, comentasteis que, a pesar de haber nacido en un contexto de crisis, os centráis en lo positivo. Aun así, vuestra obra se basa, según vuestras palabras, en lo que nadie quiere mostrar ¿Ha influido en este propósito en algún sentido nacer en plena crisis?
No lo sé, pero creo que sí. Seguramente. Hemos tenido esa mancha desde que nacimos. También en los tiempos tan superficiales en los que vivimos creo que se nos exige mucho la perfección y para nosotros es liberador poder sacar la parte fea, la miseria humana. Es como que a veces no nos lo quieren mostrar. Desde pequeños nos han enseñado las cosas bonitas siempre, hemos estado protegidos por nuestros padres, pero a la vez con mucha miserabilidad alrededor porque hemos vivido todas las crisis. Para nosotros es muy importante que salgan también las cosas malas, la miseria y la parte fea de la vida, pero siempre visto desde el humor. Es inevitable en nosotros, creo que por nuestro carácter lo llevamos a la comedia, pero al final hay una fusión entre tragedia y comedia. Mostramos la parte más humana y es muy verdadera, pero también siempre hay algo trágico en eso.
Artes escénicas
Las artes escénicas levantan el telón de un curso muy incierto
Las artes escénicas se enfrentan a un estreno de temporada lleno de incertidumbre, tras meses de cierre de los teatros y medidas tímidas y poco contundentes por parte de las autoridades.
Actualmente también la compañía está envuelta en otra etapa de cambios. Los tiempos que corren hoy hacen necesaria hacer la pregunta de rigor. ¿Cómo está afectando la pandemia actual a La Tarara?
Precisamente este último año hemos tenido suerte porque hemos sido seleccionados en un programa que hay aquí de residencias en Madrid y nos han becado para realizar una pequeña pieza. Justo en un momento de crisis es cuando nos ha ido mejor [risas]. Fíjate, pero, sí. Ahora mismo no tenemos actuaciones, no tenemos futuros bolos en ningún sitio, pero ya estábamos acostumbrados porque normalmente tampoco es que hayamos tenido unas giras muy largas, pero siempre hemos tenido, sobre todo, festivales y creo que es en lo que nos desenvolvemos mejor, pero ahora mismo hacer un festival es imposible. Por esa parte, lo tenemos un poco más negro.
Vuestra forma de hacer teatro requiere más acción y menos palabra. ¿Realmente existe un guion como tal?
No existe. Existe una estructura. Somos muy germánicos para eso porque ensayamos y repetimos todo lo que tengamos estructurado. Luego, en los ensayos, van surgiendo algunos textos o palabras que siempre son en idiomas inventados. Por ejemplo, inglés macarrónico o francés, pero inventado desde nuestra cabeza. Las cosas que van funcionando las vamos fijando. A lo mejor sí que tengo en mente alguna vez algún texto o cosas que sí están preparadas, pero de normal solemos improvisarlo y lo vamos fijando a medida que transcurren los ensayos. Creo que en la evolución de la compañía cada vez ha sido más importante el texto. Al principio le dábamos menos importancia.
¿Qué es lo que os lleva a combinar varios idiomas?
Al principio eso lo hacíamos porque nos defendíamos mejor imitando otros idiomas. Tenía como un punto absurdo que era muy cómico y muy universal porque venimos del teatro gestual. Es lo que más nos gusta, el teatro físico. Nos inspiramos mucho en una compañía que se llama Teatro del Velador. El director es Juan Dolores Caballero. Sus obras son muy gestuales; también tiene un idioma inventado. Decidimos que empezaríamos a trabajar ese estilo. Nos gusta mucho. Nos sale muy orgánico ese lenguaje. Es muy importante para la compañía tener un idioma inventado, nunca hablar español, a lo mejor algunas palabras. La idea de hablar un idioma ininteligible está muy guay.
En una entrevista con la revista Madreselva, comentasteis que usáis la luz rosa y la verde, un hecho que habéis catalogado de poco común. ¿Qué otras cosas que en principio son repudiadas habéis introducido en vuestro teatro?
Casi todo. Empezando por las luces. Nos gusta utilizar luces irreales. Normalmente —no todas las compañías—quieren buscar un aire más naturalista o más embellecedor, el tópico un poquito. Buscan una puesta de sol que sea naranja o un ambiente dentro de una casa, cosas así. Nosotros no. Queremos lo artificial, más expresionista o incluso que nos afee u oscurezca para añadir el matiz grotesco porque nos gusta la deformidad, la descomposición y la luz nos ayuda muchísimo a crear un efecto artificial. También utilizamos escenografía de la basura, literalmente. La buscamos en los mercadillos o directamente en la basura, como mesas o muñecos fabricados con tela de trapos. Nos interesa lo que ya está trabajado, lo que está viejo, sucio. También compramos las pelucas en AliExpress, por ejemplo, o vestuarios muy artificiales de la cultura kawai que son básicamente de plástico con una textura malísima. No buscamos naturalismo ni calidad, ni cosas caras, no, siempre lo barato, lo gratuito o lo que nadie quiere; es una estética muy fea.
Lo que hacemos es muy orgánico, pero buscamos una interpretación muy fuera de lo común y que llame mucho la atención
También hay elementos como el tipo de interpretación exagerada. Normalmente la gente busca otro tipo de proceso, de efecto interpretativo, pero nosotros no. Es cierto que lo que hacemos es muy orgánico, siempre sale de nosotros, pero buscamos una interpretación muy fuera de lo común y que llame mucho la atención, que le llegue mucho al espectador. Nunca nada que sea mentira o que no salga de nosotros, pero sí es cierto que es una interpretación más alejada de lo que se suele buscar en las escuelas de arte dramático u otros actores u otras compañías que hacen unas cosas distintas.
Hacéis un teatro que quiere perturbar al público. ¿Por qué? ¿Es para despertar el instinto primario del espectador o busca otro objetivo?
El objetivo es provocar algo en el espectador más que perturbarle. Algunos se perturbarán por lo que están viendo y otros se hartarán de reír, pero, provocar algo. Conmocionarles. Provocar cualquier tipo de reacción, da igual la que sea. Eso es lo más importante para nosotros.
En el estudio realizado por Miguel Alanís se describen a personajes atrapados por sus destinos. ¿Esto quiere decir que vuestras obras son dramáticas, con personajes predestinados y atormentados o no tiene nada que ver?
Sí, tiene que ver con que los personajes son antihéroes, personajes que nunca serían protagonistas de nada. No son perfectos, al contrario, son personas deformes, casi siempre descompuestas que tienen algún tipo de trastorno; el último estrato de la sociedad. Les damos los protagonistas a esas personas, a esos seres. Están fuera de lo establecido de la sociedad y tienen su destino trágico, lo que ocurre es que a la hora de contarlo lo hacemos desde la comedia. Sí, el destino del personaje es trágico, pero hace gracia por cómo lo hacemos y contamos. Al final la gente siempre se enternece, se emociona.
¿Por qué lleváis al absurdo las circunstancias dramáticas de los personajes para crear una situación humorística? ¿Es una forma de reírse de lo malo de la vida?
Porque en realidad la vida es absurda. La propia realidad, lo más realista, es mostrarla absurda [risas]. Ríete, pero es verdad. Lo más realista es mostrar la realidad de una manera absurda porque la vida es una locura. El drama, las tragedias…cuando se muere alguien, te vuelves loco. La vida no es lógica, de verdad, la vida no tiene sentido. Para nosotros lo más lógico es mostrarla de una manera absurda y surrealista, como algo que no tiene sentido, como algo que es loco, que se mueve. Nada está establecido, nada está seguro. La vida te va llevando por un camino que es absurdo. Por eso para nosotros es la manera más orgánica de mostrarla.
Vuestro teatro es muy visual. ¿Influye en este hecho vivir en una época tan audiovisual, tiene relación con esto?
Sí, seguramente. Vivimos en una época muy visual, con la imagen, las pantallas, la tecnología y ,aparte de eso, somos muy mitómanos de muchas estéticas. Nos encanta el cine, el arte contemporáneo; todas las ramas del arte que estén basadas en lo visual. Creo que sí, que somos una generación que hemos nacido y crecido con pantallas. Para nosotros es mucho más el tema de la imagen. Tenemos nuestro propio criterio estético basado en todo lo que nos gusta y es súper variopinto. Desde las películas de Sara Montiel, de toda esta época, hasta cine europeo, de Nicolás Winding, por ejemplo. También hemos pasado por muchas etapas estéticas en nuestra vida (…). Hemos sido y somos muy frikis en realidad. La imagen es muy importante para nosotros.
Relacionadas
En el margen
Thimbo Samb “Ganar el Goya con ‘Los cayucos de Kayar’ implicaría que el mundo del cine español valora historias diversas”
Teatro
En defensa del teatro Extremadura Teatral, contra el cierre de la Sala Trajano de Mérida
El Salto Radio
El Salto Radio Podcast | Franco ha muerto, casi seguro
Hay lucidez en el yermo panorama, baste esta entrevista como muestra. El teatro siempre aporta proteínas y vitaminas al espíritu.
Se agracen estos textos.