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Santiago de Compostela
El Supremo obliga a los Franco a devolver las dos estatuas del Pórtico de la Gloria

Las esculturas de los profetas cristianos Abraham e Isaac, atribuidas al Maestro Mateo que formaban parte del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela deberán ser restituidas al Ayuntamiento de Compostela. Una sentencia del Tribunal Supremo divulgada hoy da la razón al consistorio gallego, que demandó a M.ª del Carmen Franco Polo, ya fallecida, durante el mandato de Martiño Noriega con Compostela Aberta.
En 2019, la magistrada del juzgado de primera instancia número 41 de Madrid, había considerado que los Franco eran los legítimos dueños de las dos estatuas, a pesar de que en el proceso no habían aportado documentación sobre la transacción que supuestamente había dado con el conjunto en el Pazo de Meirás en los años 50. Los Franco defendieron que se le habían comprado a un anticuario, pero no aportaron pruebas.
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En enero de 2020, la Audiencia Provincial de Madrid volvió a fallar en contra del Concello de Santiago. En ese fallo, la Audiencia consideró que no se había podido acreditar que las estatuas del Pazo de los Franco eran las mismas que reclamaba el concello compostelano.
Hoy, 19 de junio, la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo ha estimado la acción reivindicatoria del Ayuntamiento, ordenando que sean devueltas, basándose en que “la identificación de las estatuas reivindicadas como las que están en poder de los demandados es clara y se desprende sin lugar a duda de los documentos aportados y del informe pericial emitido sin posibilidad de duda”, como se refleja en la comunicación enviada por el Supremo.
El gobierno de Martiño Noriega abrió la vía judicial en el 2017, cuando se obtuvieron nuevas pruebas documentales de la transacción del Concello y la familia Franco en plena dictadura. En esos documentos se detalla que el Ayuntamiento impediría la desposesión de estas estatuas del pueblo de Santiago de Compostela y eso quedó en actas firmadas en 1948. Seis años después, el alcalde de la época Enrique Otero accedió al deseo de los Franco de apropiarse de ambas estatuas para engrosar su patrimonio personal.
En diciembre de 2020, la familia Franco tuvo que entregar la posesión del Pazo de Meirás (A Coruña), que la familia del dictador ocupó durante más de ocho décadas. El fotógrafo de El Salto Álvaro Minguito fue una de las primeras personas que tuvo acceso a un emplazamiento en el que se encuentran otras obras artísticas en disputa, como la biblioteca personal de Emilia Pardo Bazán, propietaria del Pazo a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, o los elementos en las balaustradas que fueron llevados por orden de Carmen Polo desde el Pazo de Bendaña, en Dodro.