Salario mínimo
Un salario mínimo europeo y cinco historias de vida
La recién elegida presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, ha propuesto la creación de un salario mínimo europeo durante su mandato.

Una de las propuestas estrella de la nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, es un Salario Mínimo Interprofesional común a toda la Unión Europea. En la UE son 24 de 28 los países con SMI y la propuesta de von der Leyen incluiría a los cuatro restantes, aunque la alemana no ha hablado de cuantías concretas o de un SMI de referencia.
Alicia Gabán reside desde hace nueve años en Bélgica. Allí el salario mínimo asciende a 1593,81 euros. Sobre la propuesta de un SMI común opina que “no me parece muy realista porque el coste de vida no es igual en Bélgica que en Alemania o Grecia. Es una cosa que no parece muy unificable”. A las diferencias en el coste de vida se suman los trámites burocráticos: además de ser aprobado en Bruselas, también debería contar con el visto bueno de todos los países de la UE.
Sobre si el SMI español de 900 euros le anima a volver o le parece suficiente, Gabán dice que “debe estar basado en las condiciones de vida del país en el que uno reside y en España actualmente el actual SMI de 900 euros no da para poder vivir, ni para poder independizarse, ya que los precios de los alquileres están por las nubes. Eso está forzando a la gente a salir de nuestro país, incluso con trabajos precarios, como el caso de las ETT de Holanda. Las condiciones laborales de España en este momento no animan a nadie a volver. Quien vuelve, lo hace por temas que tienen más que ver con los sentimientos, aunque sepan que van a perder poder adquisitivo”.
En Francia el SMI es de 1.521 euros para 35 horas semanales. María Almena vive en París desde hace seis años y participa en el colectivo transnacional Marea Granate. Ella también es escéptica con la medida de Ursula von der Leyen. “En Francia ocurre que en las ciudades grandes, como París, el SMI es totalmente insuficiente para garantizarte una vida digna y un techo. Encima suelen ser las ciudades más caras las que más trabajo concentran. Me pregunto qué sentido tiene un SMI común cuando desde la Unión Europea se están impulsado cada vez más reformas laborales liberales. Si de verdad se quiere dar marcha atrás y garantizar el empleo digno, se deberían revertir estas reformas laborales que evitan la sindicación y promueven el despido libre”, concluye.
En 2015 Alemania aprobó su sueldo mínimo. Lo estableció en 8,5 euros por hora y 1.360 euros al mes en jornada completa. Llegaba a propuesta de los Socialdemócratas (SPD), que lo impusieron como condición para hacer canciller a Merkel. Fue la primera Gran Coalición entre Socialdemócratas y Democristianos (CDU/CSU), forma de gobierno que lleva desde 2013 en el país germano. El SMI llegaba algo tarde, fruto de reivindicaciones sindicales históricas y además estableció algunas excepciones, como menores de 18 años, estudiantes o desempleados de larga duración en sus primeros seis meses.

Ese sueldo mínimo tampoco englobaba los minijobs. Sí se hizo a través de una comisión que va aumentando prácticamente cada año esta cuantía. Para 2019 no se pueden cobrar menos de 9,19 euros por hora y en 2020 subirá de nuevo. Norma Lorenzo, coordinadora de Izquierda Unida Berlín, cree que “el SMI es una medida para proteger a los trabajadores de los abusos de las empresas. Creemos que es positivo, pero en IU creemos que en España se tiene que subir hasta los 1.300 euros. No tiene que ser un sistema de mera supervivencia, sino una medida para poder vivir dignamente. En Alemania nunca he cobrado el SMI, sino más. Aun así, creo que incluso en Alemania se queda bajo. Aquí normalmente la gente cobra por encima de eso”. Sobre la función que puede tener el SMI, Lorenzo estima que “debe ser una línea roja pero no debe ser el salario estándar de los puestos menos cualificados. Aquí la vivienda y el transporte también se están disparando. Nuestros compañeros de Die Linke quieren que sea de 12 euros brutos por hora como mínimo. Vivir en Berlín con el sueldo mínimo no es posible. Aunque no se pueda comparar con España, esto tampoco es la panacea”.
La sensación de que el SMI no es suficiente, la tienen también quienes emigraron a países con menor poder adquisitivo que España. Portugal tiene un gobierno socialista desde 2015, apoyado por el Partido Comunista Portugués (PCP), el Bloco de Esquerda (BE) y el Partido Ecologista Os Verdes (PEV). Es lo que los portugueses llaman la gerigonça”. Llegaron al poder a través de una moción de censura al gobierno centroderechista y han tomado medidas que han reducido el paro al 6,8%. Entre ellas también está la subida del salario mínimo de 505 a 600 euros. Jesús García vive en Lisboa desde hace seis años y tampoco se plantea volver, a pesar de que el SMI español es más alto que el portugués. “En Portugal el SMI no está sacando de la pobreza a nadie. Ha podido beneficiar a la comunidad migrante sobre todo, pero no ha supuesto un alivio para las familias. El gobierno de Costa subió el SMI, pero de 505 a 600 euros tampoco me parece una gran subida, ya que durante años estuvo congelado. Además, el tope que se ha puesto a los precios de la vivienda incluye, por ejemplo, que un estudio no valga más de 600 euros. Si alguien gana justo eso es imposible que pueda pagarlo”, declara García a El Salto.
Para que se produzca el retorno, Jesús cree que no basta con un SMI común. “El problema del retorno no es el salario mínimo, aunque influya, pero es que muchos de los que tuvimos que salir de España por el tema de la crisis ya hemos echado raíces en los países que nos acogieron”.
Desde Reino Unido, Diego Ariza, que trabaja en hostelería y cobra el salario mínimo. Son 8,21 libras por hora. “Con el salario mínimo, bueno, se sobrevive. Vivo en Manchester, que es una ciudad con un nivel de vida relativamente bajo. Pero es un salario que no te permite tener ningún proyecto de vida”. Diego también es incrédulo ante la medida propuesta por von der Leyen. “Da igual que se implante, si luego en España no hay casi inspecciones de trabajo”, dice.
Él se encuentra a la espera de saber cómo se va a llevar a cabo el Brexit. “Con Boris Johnson como primer ministro, lo más seguro es que vayan a endurecer sus medidas neoliberales. Cuando Trump estuvo de visita, ya dijeron que todo estaba en venta, incluso el NHS (sistema nacional de salud)”.
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