Hay regiones en el planeta tierra que dejan a cualquiera con la boca abierta. Los paisajes que nos podemos encontrar dando una vuelta al mundo son sobradamente abrumadores. Hoy, después de unos meses de la vuelta al trabajo tras las vacaciones estivales, hemos querido relajarnos pensando dos opciones de interés turístico para todos aquellos a los que además de la naturaleza y los paisajes de postal, comparten también nuestro amor por el cannabis.
Por ello, hoy hemos querido mostraros dos de nuestros futuros destinos vacacionales: Hokkaido y Bután. Dos regiones diferentes de Japón y China respectivamente. Dos mundos paralelos, unidos por el cannabis.
Hokkaido, durante siglos utilizando el cannabis que crece de forma natural en su fronteras
Al norte de Japón, en una de las regiones más salvajes y abruptas del país nipón, se encuentra Hokkaido, un paraíso terrenal en el que el cannabis (el cáñamo también) lleva desde hace siglos creciendo de forma natural en sus bosques y reservas naturales. Desde hace mucho tiempo, la planta se lleva utilizando por tribus nativas como los Ainu. Tanto como material, como medicina, el cannabis y el cáñamo estuvieron muy arraigados a las costumbres de la zona, hasta que en los años 40, fue ilegalizado por el gobierno japonés.
Actualmente y debido a su situación de ilegalidad, se realizan batidas todos los años por las autoridades de la región para limpiar las plantas que cada año crecen de forma salvaje en cada rincón de las montañas de este paraíso. Aún así, son muchas las voces que piden la regularización de la planta ya que sigue usándose por los habitantes de la zona. Habrá que ir, si os gusta la naturaleza y el cannabis, marcaos en rojo este punto en el mapa.
Bután, el paraíso cannábico en la cordillera del Himalaya
Se encuentra entre las fronteras entre India y China, pero pertenece al país mandarín. Bután, sin salida al mar, es uno de los países con mayor presencia de lagos de todo el planeta. De hecho su extensa red de lagos y ríos, para sus pequeñas dimensiones, es toda una rareza. Entre esa gran cantidad de ríos y lagos, el cannabis, también crece de forma salvaje. En este país, aunque no cuenta con mucha tradición como consumible, si que ha sido muy usado para alimentar al ganado, e incluso para temas medicinales.
Es complicado acceder al país, ya que sólo dejan entrar a un determinado número de turistas cada año, para no crear un impacto negativo en la naturaleza. El cannabis está prohibido, pero de sus montañas procede uno de los manjares más exquisitos, el charras nepalí, para que todos aquellos cannáfilos a los que le gusta el buen hash puedan disfrutar. Otro buen destino para poder ir planeando vuestras próximas vacaciones.