La Polla Records -semana
Concierto de La Polla Records en octubre de 2019. Montecruz foto

Tirados por el camino

España sufre la caída del Producto Interior Bruto más acusada de los últimos 80 años. La próxima generación apunta como la gran perdedora de la situación económica provocada por el desplome de la utopía del mercado autorregulado.
Montecruz foto Concierto de La Polla Records en octubre de 2019.
30 ene 2021 06:04

Faltaba un mes escaso para que el doctor Li Wenliang comenzase a alertar a sus compañeros del Hospital Central de Wuhan de que había detectado un brote de una enfermedad con síntomas parecidos a los del síndrome respiratorio agudo grave. Y Madrid era una fiesta, como lo iba a ser Bilbao una semana después. La Polla Records tocaba en la ciudad. Dos noches seguidas en el antiguo Palacio de los Deportes. Más hombres que mujeres entre el público, pero, sobre todo, un rango de edad muy determinado. No había muchos jóvenes, tampoco muchos viejos. 

A diferencia de un grupo como Extremoduro, cuyo objetivo y público está aferrado a una adolescencia perpetua, La Polla Records es el cuerpo de una generación apaleada, con 40.000 mañanas en sus espaldas. Seguidores de una banda quizá pesimista pero no ceniza.

Aquella noche, el respetable obedecía a un retrato robot específico: nacidos entre el 70 y el 85 del siglo pasado; habían escuchado por primera vez No somos nada en una cinta de casete pirata, muchos habían fumado costo de penosa calidad pagado en pesetas y, en su mayor parte, se habían desenganchado de las nuevas canciones de su líder, Evaristo Páramos, cuando los jueces obligaron a la banda a borrarse el nombre. 

No era la generación más jodida por la heroína. Había crecido en el contexto del post-franquismo, de la crisis del petróleo y del movimiento de salida del patrón oro de Nixon en Estados Unidos. Nacidos en el borde de la marginación, en los bloques verdes de los extrarradios y las ciudades satélite, pero reproducidos y socializados bajo el signo de una España “feliz”, de la sociedad de consumo y el acceso masivo a la Universidad. Nada demasiado estable ni demasiado bueno pero, visto con los ojos de esa gran agencia de publicidad de sí mismo que es el neoliberalismo, todo “sin ataduras”.


Así que el concierto era una victoria dentro de una derrota sin final o de un infinito número de derrotas de aquellas personas que nunca mordieron del todo el anzuelo de la sociedad del crecimiento. Quienes estaban ahí no habían emprendido ningún negocio ─y si lo habían hecho, posiblemente habían fracasado─ y en un par de décadas habían dejado de burlarse de la posibilidad de esconderse en el campo para soñar con dejar atrás los malos humos, apañarse una C15 con 300.000 kilómetros, montar en bici y adoptar un perro gigantesco igual de apaleado que ellos. En cualquier caso, los que estaban allí habían sobrevivido. 

La minúscula fracción de esa generación que estuvo en aquellos conciertos celebraba el hecho de haber salido adelante en el contexto del no hay futuro. Otras bandas consiguen los mismos efectos. En cada generación se busca en determinado tipo de música un acompañamiento en la certeza de que, hagas lo que hagas, estás vendido. Quizá la única diferencia es que la franja de edad que llenó los conciertos de Madrid, Bilbao, Valencia y Barcelona nació con el neoliberalismo y está destinada a morir con él.

Next Generation

No chupas de cuero, sino chaquetas y camisas. No pantalones Trango, sino alfileres de corbata. 28 de enero de 2021, Congreso de los Diputados. En ocho días se cumplirá un año de la muerte de Li Wenliang como consecuencia del covid-19. El mundo está en shock. En un año se han perdido 225 millones puestos de trabajo. En julio, se aprobó un paquete de ayudas con el título Next Generation. Es el plan económico más ambicioso de toda la historia de la UE. El Pleno del Congreso debate cómo trasladar esas ayudas a la realidad de la contratación pública. Amortizada la generación del “no hay futuro” ─el que no está colocado ya, que se pire al campo─ se proyecta sobre la próxima generación la posible recuperación económica, la que tendrá que ser en el contexto del cambio climático.

El programa está claro. La orden, el último recurso, es devolver al Estado el papel central sobre la economía. Los detalles sobre la deuda, sobre qué pasará con la moneda y sobre qué mundo quedará tras el covid, se dejan para más adelante. Por si algún ingenuo lo pensaba, no se trata de planificación, estatalización o publificación de sectores. Ni siquiera se plantea la puesta en marcha de un plan de empleo público significativo. El tractor debe ser la cooperación público-privada. El pastel de los fondos ─140.000 millones de euros─ estará a disposición de las únicas empresas que, hoy por hoy, y con el asesoramiento de las cuatro grandes consultoras globales, pueden presentar proyectos para llevarse el grueso de las ayudas. Son las grandes multinacionales, cuya cadena de subcontratación, dicen, debe gotear hacia pequeñas y medianas empresas. El plan no necesita demasiados propagandistas, hace tiempo que los tiene a todos.

La noticia es que el libreto cambia, el Estado no es un estorbo, sino el apoyo principal. La utopía del mercado autorregulado está derribada, pero el trabajo de sus defensores dentro de las instituciones continúa. El nuevo acuerdo es que el conjunto de la sociedad asume los riesgos de los proyectos de modernización ─la deuda privada se puede hacer pública─ pero los beneficios son para quienes arriesgan. 

El programa está claro, pero en la tarde del martes, los números no salen. Esquerra Republicana de Catalunya decide descolgarse de un plan “escrito por la CEOE”. El PP alega que es una chapuza técnica. El partido de la Gürtel saca su vena garantista. Ciudadanos da un giro copernicano en una mañana y también se opone. Hay una oportunidad de abrir un frente contra el Gobierno: se abre la posibilidad de que España pierda el tren de los fondos de ayuda. La oposición política encalla con el poder económico, no obstante.

El 29 de enero, La Información publica que la patronal CEOE se aseguró la abstención del partido parasitario Vox para salvar un Decreto en el que están todas las esperanzas del tejido empresarial para mantener los negocios como siempre. El portavoz de Vox asegura que se abstienen para ayudar a “las familias”. Posiblemente estaba pensando en familias muy concretas.

La peor caída

El mismo día que se sabía que la patronal había conseguido salvar su decreto in extremis, el Instituto Nacional de Estadística publica los datos de cierre del año 2020, el peor de la economía española desde la restauración de la democracia. El PIB cayó el año pasado un 11%, algo que no había pasado desde aquel año 1970. La década en la que el futuro comenzaba a dejar de existir para la primera generación nacida o crecida sin el franquismo anulando su libertad.

La generación del “no somos nada” nacida en torno a la crisis del petróleo y socializada en torno a las devaluaciones de la peseta de los primeros 90, nunca ha visto nada igual a una caída del 11%. Hay que remontarse a la Guerra Civil para ver un descalabro semejante.

Lo que sí ha visto esa generación es cómo se evaporaban los empleos seguros y cómo se acrecentaba la desigualdad. Hoy en día, dice el sindicato CGT, en Telefónica trabajan un tercio de las personas que lo hacían en 1999, cuando terminó su proceso de privatización. Desde la crisis financiera de 2008, la compañía ha destruido nueve mil puestos de trabajo en España. Iberia, Endesa, la banca. Todas han seguido el mismo camino. Esas son las familias que gestionarán un paquete de ayudas del que se espera que cree entre 800.000 y 1,5 millones de empleos.

La “past generation” aprendió por la fuerza que la propaganda sobre puestos de trabajo era solo propaganda y que hay suerte si, como Evaristo Páramos, se sobrevive a dos hipotecas. A la elección de Felipe González bajo la promesa de crear 800.000 empleos le siguió una reforma educativa y un plan de empleo juvenil que dejó a miles tirados por el camino. “No disfrutamos en el paro ni disfrutamos trabajando”, cantaba La Polla Records.

La next generation no tiene que remitirse a las viejas batallas de chupa vaquera y pantalones Trango, le basta con mirar a la última Encuesta de Población Activa. Desde la anterior crisis, y durante la “recuperación” del periodo 2013-2019, se han duplicado los hogares con todos sus miembros en paro. Si en 2008 un trabajador temporal tenía que firmar 3,8 contratos en 12 meses para sumar un año de cotización, ahora tiene que firmar una media de 5,8 contratos.

Un meme recorre estos días las redes sociales. Compara los 3,7 billones de dólares que han perdido las personas trabajadoras durante la pandemia ─especialmente las mujeres y la llamada Generación Z, nacida entre 1995 y 2005─ con los 3,5 billones que han ganado durante la pandemia los que ya eran billonarios. Es una tendencia global y, aunque en cada país adquiera tonalidades distintas, esa gran desigualdad ─ese dinamitar la sociedad─ es la puerta que se le ha abierto al fascismo.

Al final de La gran transformación (Virus, 2016), Karl Polanyi proclama que la vida brota de la última resignación. Quizá el legado del no hay futuro es ese. Que, una vez constatadas las dificultades, no hay que dejarse llevar por el fatalismo; y eso es algo que vale para todas las edades.

Música
40.000 mañanas escuchando a La Polla Records

En 1990, La Polla Records publicó el himno de quienes nunca abren telediarios: los millones de personas que viven tristemente y mueren democráticamente.

Análisis
Los nuevos fondos europeos. ¿Maná o veneno?
Estamos ante el mayor rescate de capital de la historia del continente; y buena parte de la izquierda está esperanzada, pero las ofrendas de esta UE conviene recibirlas como Virgilio en la célebre frase de la Eneida, cuando afirmaba tener miedo a los griegos incluso cuando traían regalos.
Cargando valoraciones...
Ver comentarios 10
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...

Asturias
Las Seis de la Suiza consiguen el tercer grado penitenciario a la espera del indulto prometido por el Gobierno
Las sindicalistas podrán cumplir su condena en régimen de semilibertad y durmiendo en la cárcel. Se prevé que las manifestaciones continúan a la espera del indulto prometido por la vicepresidenta Yolanda Díaz, aún sin fecha de posible aprobación.
Laboral
Legislación laboral en condiciones de calor extremo: existe pero ¿se aplica?
Los sindicatos y expertos demandan mejoras en los reglamentos, que muchas veces dejan en manos de la buena voluntad de las empresas aplicar medidas de protección en alertas meteorológicas.
Portugal
La derecha y la extrema derecha portuguesas acuerdan una ley antimigrantes sin precedentes
El Parlamento luso aprueba una ley que endurece los requisitos para la obtención de nacionalidad a los extranjeros, incluyendo a los lusófonos, y limita extraordinariamente los supuestos de reagrupación familiar.
El Salto n.79
Galicia dice 'no' al capitalismo verde y en el último número de la Revista El Salto te lo contamos
Ya está disponible el número 79 de nuestra revista, en el que destacamos la investigación y el rechazo social que encuentra el proyecto de macrocelulosa de la multinacional Altri.
Euskal Herria
La transferencia a Euskadi de los subsidios de desempleo se atasca
La reunión entre Pradales y Sánchez ha servido para pactar el traspaso de algunas prestaciones familiares, pero aún no ha prosperado la negociación sobre los subsidios de desempleo con el Ministerio de Trabajo y Economía Social.
Incendios
El vecindario de la Cañada responsabiliza del incendio a Ayuso y denuncia la actuación de Emergencias
Un total de 19 dotaciones de Bomberos acudió a sofocar un incendio en el sector 6, afectado por cortes de luz desde 2020, como vienen denunciado vecinos y organizaciones.
Grecia
Grecia muestra su peor cara ante el aumento de llegadas de personas migrantes a Creta
El país heleno suspende, durante los próximos tres meses, los procedimientos de asilo para las personas migrantes que lleguen por mar desde el norte de África.
Torrejón de Ardoz
Torrejón clama justicia por Abderrahim un mes después de que muriera asfixiado por un policía de Madrid
La plataforma Justicia por Abderrahim ha querido sacar músculo en las calles de la ciudad y honrar la memoria del vecino magrebí fallecido estrangulado por el agente municipal.
Palestina
El ataque de Israel a una iglesia indigna al Gobierno francés, que sigue sin hacer nada contra el genocidio
Eslovenia se convierte en el primer país europeo en prohibir la entrada y en imponer sanciones contra jerarcas del régimen de Tel Aviv.

Últimas

Comunidad El Salto
El Salto estrena nueva página: una web como una casa
Después de un año de trabajo, lanzamos en julio la nueva web de El Salto, con un nuevo diseño, pero, sobre todo, con una nueva Zona Socias llena de ventajas para las personas que hacen posible El Salto con su apoyo.
Cómic
Simon Hanselmann y el arte de lo obsceno
Simon Hanselmann se ha convertido en el verdadero ‘enfant terrible’ del mundo del cómic ‘underground’. Un artista de lo obsceno, titiritero del universo gestado en torno a los incorregibles Megg, Mogg y Búho.
Región de Murcia
Más de mil organizaciones piden que se castiguen los discursos de odio que incentivan las agresiones racistas
Colectivos sociales, migrantes y antirracistas convocan concentraciones en decenas de ciudades para mostrar el rechazo ante las agresiones racistas y xenófobas en Torre Pacheco y exigir responsabilidades a los incitadores.
El Salto Radio
Yupanqui, la música en colectivo
Jóvenes con raíces latinoamericanas generan espacios de encuentros y formación en Madrid.
Región de Murcia
Bulos y algaradas: la estrategia internacional para promocionar el supremacismo
La campaña en redes de Torre Pacheco ha replicado el modus operandi que instigó los disturbios racistas de Inglaterra el pasado verano.
Estados Unidos
No es una guerra de Trump contra el fentanilo, es una guerra contra los pobres
Donald Trump revive la War On Drugs firmando una nueva ley que establece penas mínimas de diez años contra los traficantes del opiáceo.
Más noticias
Justicia
Organizaciones civiles y de derechos humanos piden protección para el hijo menor de Juana Rivas
Consideran la orden de entrega del hijo menor de Juana al padre como una grave desprotección infantil al ignorar el proceso penal italiano por presunto maltrato contra Arcuri y la minimización previa de las denuncias de violencia del hijo mayor
Francia
Francia se ensaña con los más desfavorecidos con su nueva batería de recortes
El primer ministro galo, François Bayrou, quiere congelar pensiones, ayudas sociales y salarios de funcionarios con un agresivo plan de austeridad que deja indemnes a los más ricos.

Recomendadas

Pensamiento
Nuria Romo
“Los procesos de medicalización no son neutros, se hacen sobre todo hacia las mujeres”
Catedrática de Antropología Social y Cultural, Nuria Romo Avilés lleva más de dos décadas compaginando la investigación con perspectiva de género acerca de drogodependencia con la docencia en la Universidad de Granada.
Comunismo
Jodi Dean
“Sin organización, los movimientos surgen y desaparecen como setas”
La politóloga e historiadora Jodi Dean ha estado en Barcelona para reivindicar el poder de las organizaciones políticas y de la camaradería. En la actualidad trabaja sobre el neofeudalismo y la reconfiguración de la clase trabajadora.
Arte contemporáneo
Palabras contra el poder: la vigencia radical de Barbara Kruger
La primera retrospectiva completa de Barbara Kruger en España presenta los distintos formatos y soportes con los que ha trabajado en las últimas cinco décadas: ‘paste-up’, instalaciones de vídeo, obras en LED y vinilos murales.
Málaga
Málaga, el punto de inversión para los fondos israelíes a pie de playa
Diversos fondos de origen israelí están presentes en proyectos urbanísticos de Málaga influyendo en la turistificación de la provincia mientras se enriquecen con la ocupación de Palestina
Comentarios 10

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...