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Ilustración
Nada Dabuti: “Mis viñetas surgen a modo de desahogue personal por un empleo precario”
La cuenta de Instagram en la que el joven valenciano sube sus viñetas ha subido seguidores de una forma vertiginosa. Sus dibujos, en los que se palpan la ansiedad, el estrés o la baja autoestima identifican a una gran parte de la juventud actual.
En las publicaciones de Instagram todo parece idílico, instantáneo y repetitivo, pero hay ciertos posts que invitan al detenimiento y a la reflexión personal —por poco tiempo que sea—. Es el caso de Rafael Cristal, un estudiante de Bellas Artes conocido artísticamente como Nada Dabuti. Ante la imposibilidad de vivir de sus estudios en el mundo del tatuaje, Rafa tuvo que buscar un empleo para poder independizarse. Dicho puesto era —y es— precario, pero él lo tuvo siempre claro: “Nunca quise dejar de dibujar”.
A través de una aplicación de su smartphone comenzó a dibujar a modo de evasión por su situación laboral. En sus dibujos “hechos en cinco minutos” se suele representar a sí mismo en los que parecen los problemas endémicos de una generación: ansiedad, situaciones de agonía, baja autoestima, individualismo o la precariedad laboral. Todo ello lo hace con un estilo denominado como “feísmo”, en el que importa más la idea a transmitir que las técnicas de representación.
La fórmula de sus viñetas, representadas de una forma sincera, explícita y visceral hace que uno quiera ver siempre una publicación más. Únicamente con el primer impulso de ser compartido por sus amigos, ha identificado a miles de jóvenes a través de la red. A sus 27 años ha conseguido en apenas cinco meses cerca de los 50.000 seguidores en Instagram. Después de exposiciones en ciudades como Madrid y Vigo, su objetivo ahora es poder vivir económicamente de sus obras.
Fuiste estudiante de Bellas Artes. ¿Te ayudaron tus estudios?
Sí. Te ayuda a saber lo que te gusta y lo que no. Yo he dibujado toda mi vida, pero he aprendido sobre todo lo que no quiero hacer. Esas pautas que te ponen en la carrera me hicieron ver lo que no me gustaba. Tienes unas líneas marcadas de cómo se deben hacer las cosas, “lo bueno” del arte. A mí me sirvió para “desaprender” o para aprender otras vías fuera de lo más convencional.
¿Cómo surge la inspiración para crear Nada Dabuti?
Mi primera salida fue el tatuaje, tiraba bastante al estilo tradicional. Llegué a tener bastante clientela, pero no me daba para vivir. Tuve que buscarme un trabajo. Trabajaba 12 horas al día y acabó absorbiéndome todo el tiempo del que disponía. Cuando vi que no podía tatuar ni dibujar me frustré muchísimo. Empecé a dibujar a modo de desahogue personal debido a la situación de precariedad que estaba viviendo. Descubrí una aplicación que me venía por defecto en el móvil con la que podía dibujar y hacer capas. Los 5 minutos en mi casa en los que podía dibujar me servían para desahogar el cabreo que tenía con mi vida. Empecé a subir los dibujos a una cuenta creada desde cero. Mis colegas compartieron las publicaciones y al final conseguí que se me conociese un poco.
En cuanto a la inspiración, igual tiene que ver algo con el tema del estilo tradicional de los tatuajes, que es el estilo principal del que venía. Hay quien dice que tiene un rollo similar al de ilustraciones japonesas, pero tampoco es algo que buscase en su día.
Algo crucial para explotar tu arte fue el haber trabajado en un puesto precario. Es algo que viven muchos jóvenes hoy en día.
El trabajo vino ante la imposibilidad de sobrevivir solo con el tatuaje. En principio busqué un curro decente de lunes a viernes. Trabajaba de mozo de almacén en transportes, montando festivales… esas cosas. Eran muchas horas y me suponía un desgaste físico. Más tarde dejé el trabajo intentando buscar algo mejor, pero no lo encontré y he tenido que volver al mismo sitio. Ahora mismo no existen trabajos con los que puedas compaginar tus proyectos si buscas estar independizado. Hay que tener un trabajo en el que se echen horas y en el que cobres medianamente bien, pero eso te quita mucho tiempo de vida.
“Internet da la capacidad de que alguien diga las cosas importantes por ti, sin tener que convertirte tú en el autor del mensaje”Expertos hablan de que nuestra generación es mucho más individualista que la anterior y de que tenemos muchos más problemas de ansiedad, impaciencia, inestabilidad emocional y la necesidad de estímulos constantemente. ¿Crees que lo refleja el contenido de tus obras?
Supongo que si ha llegado a tanta gente es porque todos tenemos ese “modus operandi” en nuestras vidas. Las barreras de internet causan que a la gente le cueste más decir las cosas en persona, cara a cara. Internet da la capacidad de que alguien lo diga por ti, compartirlo y que no seas tú el autor del mensaje. Yo tampoco intento decir que la vida sea una mierda, pero sí reflejo un poco esos momentos malos, de ansiedad y estrés que tenemos todos. Son pensamientos que creo que tiene todo el mundo en esta sociedad.
¿Considerarías que en nuestra generación hay problemas de solidaridad, empatía y confianza en el resto?
Sí, desconfianza creo que hay bastante. Mismamente, yo soy desconfiado. Estamos sumidos en un individualismo en el que cada uno mira por sí mismo que hasta sospechamos cuando alguien intenta ayudarnos. Creo que deberíamos abrirnos más emocionalmente unos con los otros, aunque después te lleves el golpe.
En tus obras, se recurre bastante a un “yo del pasado”, el cual cambia o deja pequeños resquicios de lo que era. ¿Esta alusión es a algo en concreto?
Muchas veces me siento a dibujar y a la vez hago un balance sobre mí mismo. Ahí me acuerdo de cosas de mi pasado, como pensaba antes y lo plasmo gráficamente. Recurro al pasado porque nuestra personalidad actual está totalmente ligada a él. Intento que las viñetas sean autoenseñanzas y análisis sobre uno mismo.
“Soy consciente de que mis dibujos en sí mismos son feos”En tu propia biografía de Instagram te defines como “lo contrario al síndrome Stendhal”. También se habla de que usas el “feísmo”. ¿En que se basaría este estilo?
En mi caso es más la idea que el estilo. En multitud de ocasiones nos guiamos por unos patrones de belleza establecidos como idóneos. A ti puede gustarte más un BMW y a mí un fiat panda. Me atrae más ese rollo implantado como cutre y sé que no soy el único. Soy consciente de que mis dibujos en sí mismos son feos. La valoración del arte al final está más en el receptor que en el emisor, es decir, puedo dibujar bien o mal, pero si gusta, ¿qué más da?
¿Como te sientes al ver que la gente se identifica con tus obras?
Al principio me daba rabia. Es decir, yo me curraba diseños con otras temáticas, más grandes y con mucho más tiempo detrás, cuando vi que llegaban más las viñetas hechas con el móvil me dio coraje. El concepto muchas veces es superior a la técnica empleada. Todo eso fue lo que me llevó a la conclusión que comentaba antes: quién soy yo para decir qué está bien y qué mal.
El dibujo, el texto de la foto y el título de la publicación suelen ir bastante correlacionados. ¿Buscas un todo más o menos armónico?
No quiero llenar mucho de texto la viñeta del dibujo, intento encontrar las palabras justas para resumir la idea. La descripción en Instagram complementa bastante toda la viñeta. Fue algo que salió solo en su momento y que ahora sí que planeo antes de subir cada viñeta.
En Instagram has conseguido muchos seguidores en poco tiempo.
La cuenta lleva 5 meses. Ese impacto, que puede ser efímero, al principio se me hizo grande por la cantidad de peña que me hablaba. Flipé con la cantidad de gente que vino la primera vez que expuse en Madrid. Aun así, hay un problema en que la gente idealiza a los artistas y en el momento en el que sueltan un comentario o hacen algo que no gusta se habla de que “se cae un mito” cuando ni si quiera se conocía a la persona de detrás de la obra. Quiero decir, se puede valorar el arte sin poner a la gente en un pedestal.
¿Separas al artista de su obra?
No. En las viñetas me represento a mí mismo. Me parece más fácil expresar lo que pienso dibujándome a mí que a otra persona. Además, soy yo quien hace los dibujos, ¿sabes?
Ahora estás diseñando camisetas, tienes alguna que otra colaboración… ¿Cuál es tu proyección de futuro?
Hablábamos de hacer muñecos del personaje o algún cómic. Quiero explotar más posibilidades fuera de las viñetas, aprovecharme y hacerlo producto. La proyección ideal sería vivir de esto, pero los seguidores, por sí sólos, no te dan dinero. El Instagram es un escaparate. Ahora mismo gano algo del merchandising, pero no como para poder dejar de ser esclavo de alguien.