We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Galicia
Una casualidad, una respuesta masiva y un debate incómodo: la sentencia de Samuel Luiz en contexto
El pasado 22 de mayo, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) dictaminó la decisión judicial más reciente sobre el asesinato de Samuel Luiz, de 24 años, ocurrido en La Coruña en la madrugada del 3 de julio de 2021. La sentencia fijó penas de entre 20 y 24 años para los tres acusados por el asesinato: Diego M.M., Alejandro F.G. y Kaio A.S.C. Además, absolvió al joven que había sido condenado en primera instancia como cómplice.
La clave de la sentencia del Superior fue la ratificación del veredicto del jurado popular en primera instancia, que reconocía el asesinato de Samuel Luiz como un crimen motivado por LGTBIfobia. Esta consideración había sido respaldada también por el Ministerio Fiscal, que atribuyó a los acusados una “crueldad extrema” y subrayó que la respuesta fue “mucho más virulenta” porque la víctima “era homosexual”. Sin embargo, la condena como cómplice a un cuarto acusado, inicialmente sentenciado a diez años de prisión, fue modificada, ya que el tribunal entendió que no existían pruebas de su participación directa en el crimen.
Aunque los colectivos LGTBIQA+ celebraban el respaldo del TSXG al reconocimiento del carácter homófobo del crimen, la absolución del cuarto acusado fue percibida como un revés.
Los hechos
El 3 de julio de 2021, Samuel Luiz fue increpado cerca de una discoteca en Coruña mientras realizaba una videollamada. Tras una agresión inicial, su agresor regresó con un grupo de personas que le propinó una brutal paliza. Samuel fue trasladado al hospital, donde falleció a causa de las heridas.
El crimen, que tuvo lugar en plena Semana del Orgullo LGTB, provocó una reacción masiva. Las manifestaciones se multiplicaron rápidamente en municipios de toda Galiza y también miles de personas se manifestaron fuera en protesta por el asesinato de Samuel y contra la LGTBfobia.
Movimientos sociales
LGTBIQ Respuesta masiva en las calles al asesinato de Samuel
El juicio contra los cinco acusados mayores de edad, cuatro hombres y una mujer, celebró su vista oral en noviembre de 2024. El jurado popular encontró culpables a cuatro de los procesados y absolvió a la mujer. En enero de 2025, la jueza encargada del caso condenó a tres de los acusados a penas de prisión, aplicando el agravante de homofobia a una de las sentencias, y consideró a un cuarto como cómplice.
Pero, ¿qué ha significado este caso en el plano judicial? ¿Qué relevancia social ha tenido? Preguntamos al abogado de la acusación popular Mario Pozzo-Citro, a la presidenta de Alas A Coruña Ana G. Fernández, al activista de Avante LGBT+ Xandre Garrido y al escritor Ramón Martínez.
Un cambio de la agravante de odio
“El crimen de Samuel fue un crimen homófobo y, de una forma más técnica, es un crimen con tintes homófobos”, explica Mario Pozzo-Citro, abogado de la acusación popular en el juicio por el crimen de Samuel Luiz. “Es decir, no van directamente a Samuel por su supuesta orientación sexual porque no se conocían, sino que el crimen se generó por la animadversión que una persona tenía hacia el colectivo, y de ahí el agravante”, continúa.
En el ordenamiento jurídico español los delitos de odio se introducenen 1995 de dos formas: mediante la aplicación de una circunstancia agravante que prescribe la imposición del arco superior de penas cuando un delito sea cometido por motivos discriminatorios y mediante el artículo 510 que castiga la incitación al odio. En el aspecto técnico, la calificación del asesinato de Samuel Luiz como un crimen homófobo se basa en la aplicación de la circunstancia agravante del artículo 22.4 del Código Penal a uno de los condenados, el que inició la paliza. Esta agravante —que está en el Código Penal desde 1995 y que desde 2004 incluye entre los motivos discriminatorios la identidad u orientación sexual— establece una pena mayor cuando el delito sea cometido “por motivos racistas, antisemitas u otra clase de discriminación referente a la ideología, religión o creencias de la víctima, la etnia, raza o nación a la que pertenezca, la identidad de género, la orientación sexual, la discapacidad o la identidad de género, con independencia de que tales condiciones o circunstancias concurran efectivamente en la persona sobre la que recaiga la conducta”.
Pozzo destaca esa última parte del texto, “con independencia de que tales condiciones o circunstancias concurran”, porque implica que la redacción del artículo 22.4 pone el foco en la motivación del acusado y no en la condición de la víctima. En términos jurídicos, “no importa si se pertenece o no al grupo, importa lo que el agresor cree que es, esa gran reforma del Código Penal”, explica.
“En ningún momento nos interesó la orientación de Samuel, lo que interesa es que maten a alguien al grito de ‘maricón’... interesa lo que grita el que mata a la persona”, dice el abogado de la acusación popular Mario Pozzo-Citro
La reforma a la que se refiere entró en vigor el 2 de julio de 2021, es decir, un día antes del asesinato del joven coruñés, y consiste precisamente en esa adición (“con independencia de que tales condiciones o circunstancias concurran efectivamente en la persona sobre la que recaiga la conducta”). Esto, dice Pozzo, es importante porque saca el foco de la víctima —para quien podría ser revictimizante explicar si pertenece o no al grupo— y lo pone en la intención del agresor. “En ningún momento nos interesó la orientación de Samuel, lo que interesa es que maten a alguien al grito de ‘maricón’... interesa lo que grita el que mata a la persona”, explica.
La sentencia recoge que “por los gestos, forma de vestir, tono de voz y apariencia física”, uno de los condenados interpretó que era homosexual, llegando a decirle ‘deja de grabar a ver si te voy a matar maricón’, este hecho el que “desencadenó la reacción totalmente agresiva por su animadversión hacia la condición sexual que le atribuyó”. Una vez aclarado que la víctima no estaba grabando, Diego M.M. “mantuvo su agresividad al apreciar la condición sexual del joven e inició la agresión por ese motivo, algo que se explicita con la frase ‘te voy a matar, maricón’”, recoge la sentencia. Posteriormente, cuando están reunidos en un parque, reitera ‘quién le mandó al maricón de mierda’, reflejando así su animadversión al colectivo”.
Pese a que se hable popularmente del asesinato de Samuel Luiz como un asesinato homofóbico, la agravante se aplicó solamente a uno de los condenados
Pese a que se hable popularmente del asesinato de Samuel Luiz como un asesinato homofóbo la agravante se aplicó solamente a Diego M.M. y de ahí que la pena en este caso sea de 24 años de prisión. A Kaio A.S.C. se le aplica una condena de 20 años y medio de cárcel, por ser autor también de un delito de robo con violencia por sustraerle el móvil a la víctima mientras que para Alejandro F.G. la pena es de 20 años de prisión.
Pozzo afirma que se trata de la primera aplicación directa y concisa de la modificación de la agravante del 22.4, algo que considera relevante porque “es parte de las libertades fundamentales no contar la condición”.
El papel de la acusación
Ana G. Fernández, presidenta de Alas A Coruña, valora la sentencia del TSXG que absuelve al condenado como cómplice como “un palo” y lamenta “el dolor y la frustración de la familia y las amistades de Samuel”. Sin embargo, reconoce que esta sentencia ratifica que “no hay duda” de la motivación homófoba del crimen, ya que “el agravante fue reconocido por unanimidad en primera instancia, y lo sigue siendo”.
Alas A Coruña se sumó a la demanda como acusación popular “por impulso y sin mucha meditación previa”. Gracias a contar con Pozzo como letrado voluntario, la organización, a pesar de ser pequeña, ha podido sostenerse económicamente durante cuatro años acompañando el caso “por convicción, porque son derechos humanos y son nuestros derechos”.
El papel de Alas ha sido, sobre todo, insistir en el reconocimiento del agravante de homofobia. “Hubo muchísimo debate sobre esto y desde muchos sitios se nos dijo que fuéramos cautas, que a ver si nos estábamos pasando de frenada”, explica Fernández, quien considera que “en estos cuatro años ha quedado claro cómo la sociedad ha ido avanzando, ha ganado muchísima más conciencia”.
Para Ana G. Fernández, presidenta de Alas A Coruña, la movilización generada por este caso no tiene precedentes y, aunque la fuerza se ha diluido con el tiempo, la repercusión ha sido grande
Para la presidenta de Alas, la movilización generada por este caso no tiene precedentes, y aunque la fuerza se ha diluido con el tiempo, la repercusión ha sido grande. Es la primera vez que esta organización se presenta como acusación popular, y el coste ha sido alto debido a la constante presencia del caso durante cuatro años y el reto de gestionar un caso tan mediático. A pesar del costo, Fernández cree que ha merecido la pena y que el caso ha contribuido a visibilizar cómo los discursos de odio, documentados por observatorios como el de Alas A Coruña, “al final tienen como consecuencia la violencia en las calles”.
El Observatorio Coruñés contra la LGTBIfobia, puesto en marcha en 2017, realizó en 2023 un total de 352 atenciones vinculadas a 227 casos en Galicia. En los doce meses analizados por el informe, se registraron 48 incidentes de odio, de los cuales 43 pueden ser considerados como agresiones hacia la comunidad LGTBI+ gallega. La vía pública fue el principal escenario de la LGTBIfobia, seguida de cerca por los incidentes ocurridos en el hogar.
Ana G. Fernández destaca que, aunque el último informe muestra un ligero descenso en los incidentes registrados, se observa un aumento en el nivel de violencia que los caracteriza. “Vemos que cada vez los incidentes tienen un componente más violento, porque la gente se está viendo legitimada para cometer estas agresiones”, afirma.
Activismo queer y el sistema judicial
Preguntado por la sentencia del TSXG, Xandre Garrido López, militante de Avante LGBT+, plantea algunas cuestiones incómodas. “La relación del activismo queer con el sistema judicial es compleja”, introduce. A pesar de que el reconocimiento de la motivación homófoba del asesinato de Samuel Luiz supone una victoria histórica para el colectivo, indica, “también es fundamental concienciar a la sociedad de que el punitivismo no es la solución a la LGTBfobia, y que tener a más gente en la cárcel o más policía en las calles no nos hace estar más seguras”. Y razona: “Ese sentimiento de revanchismo, que nunca ve suficientemente larga una pena de prisión por muchos años que caigan, es inherentemente reaccionario y políticamente muy peligroso”.
Xandre Garrido (Avante LGTB+): “El reconocimiento de la motivación homófoba del asesinato de Samuel Luiz supone una victoria histórica pero también es fundamental concienciar a la sociedad de que el punitivismo no es la solución”
Lo que Garrido pone en valor sin ambages es la respuesta social “insólita, masiva y unánime”, una respuesta que “nunca he visto nada igual en nuestro contexto geográfico”, cuenta a El Salto. “Habiendo pasado más de una década desde el último asesinato homófobo en Galiza, la noticia nos pilló sin estar preparadas, así que nos apoyamos en las compañeras feministas y seguimos un proceso semejante”, dice, en referencia al protocolo del movimiento feminista galego frente a los feminicidios, que establece la convocatoria automática de concentraciones al día siguiente de la publicación en prensa. Aunque en los últimos años ha florecido un rico tejido asociativo LGBT+ en Galiza, la implantación de organizaciones fuera de las siete ciudades aún es limitada.
“Por suerte, no estábamos solas, y en cuanto sacamos el primer cartel con las convocatorias que pudimos organizar nosotras, llegó una marea de mensajes y llamadas pidiendo incluir nuevas localidades en el listado”, explica. El vínculo con el movimiento feminista fue clave y todos los municipios con organizaciones feministas convocaron concentraciones y, donde no pudieron, convocaban asociaciones de vecinos, ecologistas o agrupaciones culturales, recuerda: “Llegado el día el cartel recogía 74 convocatorias distribuidas por toda la geografía galega, y estoy seguro de que se organizaron muchas otras que no llegamos a conocer”.
Pero Garrido también destaca cómo, a pesar de la fuerte movilización que el caso supuso en el territorio y un alcance tal que Beyoncé llegó a hacer una publicación solidarizándose con Samuel, “en las televisiones se dio más visibilidad a las concentraciones en Madrid o Barcelona que a las que inundaron toda Galiza”. Algo que considera especialmente grave en el caso de la TVG, cuyos trabajadores llevan ya 367 semanas denunciando la manipulación a la que los somete el Partido Popular.
Sobre el contexto estatal, el escritor y activista Ramón Martínez describe la movilización como “amplia y vehemente”, aunque cree que “por desgracia, no hemos respondido con toda la fuerza de la que somos capaces”. Sin embargo, destaca la fuerza de los movimientos gallegos y, en concreto, el papel de Alas: “Sin su participación en el proceso y su extrema cautela para plantear una estrategia reivindicativa que sirviese de refuerzo a la estrategia de la acusación, la sentencia hubiera sido otra”.
Ramón Martínez, autor de Lo nuestro sí que es mundial: Introducción a la historia del movimiento LGTB en España y de Maricones de antaño, entre otras obras, considera que esta sentencia puede considerarse un hito histórico. No obstante, teme que “no servirá como verdadero punto de inflexión para un movimiento social como el nuestro, que desde hace años tiene serios problemas en la uniformidad de su discurso, en su capacidad para hacerlo llegar a la ciudadanía y en su habilidad para diseñar una agenda reivindicativa estratégica que alcance más allá de la aprobación de una ley tan limitada y tan mejorable como es la Ley 4/2023”.
“Cuando estamos vivas”
“Estamos en un momento en el que, en lugar de ‘dato mata relato’, se trata de que ‘relato mate dato’”, dice, en referencia a cómo se utilizan los datos para minimizar la violencia LGTBfóbica. Y es que los observatorios muestran que los datos se han ido estabilizando, pero “nos mantenemos en un nivel parecido a nivel de cantidad total de incidentes, pero que está subiendo ese componente violento”. Por eso, “los movimientos sociales seguiremos trabajando, trabajando y trabajando para sensibilizar a la población de que la violencia evidentemente no tiene sentido en nuestra sociedad, no tiene cabida”.
“Tenemos que trabajar para que la sociedad demuestre el mismo nivel de apoyo al colectivo y repudio a la violencia cuando estamos vivas que cuando nos matan”, concluye Xandre Garrido, una reflexión que hace también Ramón Martínez: “Tenemos que seguir trabajando, más aún que de costumbre para evitar que volvamos a encontrarnos con la terrible noticia de un asesinato”.
Para Garrido, el asesinato de Samuel supuso en Galiza “salir de un espejismo de seguridad”. “De golpe se reabrió la herida que nos dejó en 2006 el asesinato de Isaac Pérez y Julio Anderson en Vigo… Estos crímenes no solo afectan a la víctima, sino que su consecuencia es que todas las que compartimos identidad con ella nos sintamos menos a salvo”. “Me temo que la deriva de la extrema derecha, que nos deshumaniza con su discurso antiLGTBI+, pone en serio peligro nuestras vidas”, añade Martínez: “Más que celebrar la sentencia, que también, yo me preguntaría si después del asesinato de Samuel hemos alterado de alguna manera nuestra agenda reivindicativa… Si no es así, me temo que no nos hemos preparado lo suficiente para afrontar un nuevo contexto social más difícil, con la extrema derecha campando a sus anchas y cuestionando todos nuestros avances”.
LGTBIAQ+
Unha casualidade, unha resposta masiva e un debate incómodo: a sentenza de Samuel Luiz en contexto

O pasado 22 de maio, o Tribunal Superior de Xustiza de Galiza (TSXG) ditaminou a decisión xudicial máis recente sobre o asasinato de Samuel Luiz, de 24 anos, ocorrido na Coruña na madrugada do 3 de xullo de 2021. A sentenza fixou penas de entre 20 e 24 anos para os tres acusados polo asasinato: Diego M.M., Alejandro F.G. e Kaio A.S.C. Ademais, absolveu ao mozo que fora condenado en primeira instancia como cómplice.
A clave da sentenza do Superior foi a ratificación do veredicto do xurado popular en primeira instancia, que recoñecía o asasinato de Samuel Luiz como un crime motivado por LGTBIfobia. Esta consideración fora respaldada tamén polo Ministerio Fiscal, que atribuíu aos acusados unha “crueldade extrema” e subliñou que a resposta foi “moito máis virulenta” porque a vítima “era homosexual”. Porén, a condena como cómplice a un cuarto acusado, inicialmente sentenciado a dez anos de prisión, foi modificada, xa que o tribunal entendeu que non existían probas da súa participación directa no crime.
Aínda que os colectivos LGTBIQA+ celebraban o respaldo do TSXG ao reconocemento do carácter homófobo do crime, a absolución do cuarto acusado foi percibida como un revés.
Os feitos
O 3 de xullo de 2021, Samuel Luiz foi increpado preto dunha discoteca na Coruña mentres realizaba unha videochamada. Tras unha agresión inicial, o seu agresor regresou cun grupo de persoas que lle propinou unha brutal palliza. Samuel foi trasladado ao hospital, onde faleceu a causa das feridas.
O crime, que tivo lugar en plena Semana do Orgullo LGTB, provocou unha reacción masiva. As manifestacións multiplicáronse rapidamente en municipios de toda Galiza e tamén miles de persoas manifestáronse fóra en protesta polo asasinato de Samuel e contra a LGTBfobia.
O xuízo contra os cinco acusados maiores de idade, catro homes e unha muller, celebrou a súa vista oral en novembro de 2024. O xurado popular atopou culpables a cuatro dos procesados e absolveu á muller. En xaneiro de 2025, a xuíza encargada do caso condenou a tres dos acusados a penas de prisión, aplicando a agravante de homofobia a unha das sentenzas, e considerou a un cuarto como cómplice.
Pero, que significou este caso no plano xudicial? Que relevancia social tivo? Preguntamos ao avogado da acusación popular Mario Pozzo-Citro, á presidenta de Alas A Coruña Ana G. Fernández, ao activista de Avante LGBT+ Xandre Garrido e ao escritor Ramón Martínez.
Un cambio da agravante de odio
“O crime de Samuel foi un crime homófobo e, dunha forma máis técnica, é un crime con tintes homófobos”, explica Mario Pozzo-Citro, avogado da acusación popular no xuízo polo crime de Samuel Luiz. “É dicir, non van directamente a Samuel pola súa suposta orientación sexual porque non se coñecían, senón que o crime xerouse pola animadversión que unha persoa tiña cara ao colectivo, e de aí a agravante”, continúa.
No ordenamento xurídico español os delitos de odio introdúcense en 1995 de dúas formas: mediante a aplicación dunha circunstancia agravante que prescribe a imposición do arco superior de penas cando un delito sexa cometido por motivos discriminatorios e mediante o artigo 510 que castiga a incitación ao odio. No aspecto técnico, a cualificación do asasinato de Samuel Luiz como un crime homófobo baséase na aplicación da circunstancia agravante do artigo 22.4 do Código Penal a un dos condenados, o que iniciou a palliza. Esta agravante —que está no Código Penal desde 1995 e que desde 2004 inclúe entre os motivos discriminatorios a identidade ou orientación sexual— establece unha pena maior cando o delito sexa cometido “por motivos racistas, antisemitas ou outra clase de discriminación referente á ideoloxía, relixión ou crenzas da vítima, a etnia, raza ou nación á que pertenza, a identidade de xénero, a orientación sexual, a discapacidade ou a identidade de xénero, con independencia de que tales condicións ou circunstancias concorran efectivamente na persoa sobre a que recaia a conduta”.
Pozzo destaca esa última parte do texto, “con independencia de que tales condicións ou circunstancias concorran”, porque implica que a redacción do artigo 22.4 pon o foco na motivación do acusado e non na condición da vítima. En termos xurídicos, “non importa se se pertence ou non ao grupo, importa o que o agresor cre que é, esa gran reforma do Código Penal”, explica.
“En ningún momento nos interesou a orientación de Samuel, o que interesa é que maten a alguén ao grito de 'maricón'... interesa o que grita o que mata á persoa”, di o avogado da acusación popular Mario Pozzo-Citro
A reforma á que se refire entrou en vigor o 2 de xullo de 2021, é dicir, un día antes do asasinato do mozo coruñés, e consiste precisamente nesa adición (“con independencia de que tales condicións ou circunstancias concorran efectivamente na persoa sobre a que recaia a conduta”). Isto, di Pozzo, é importante porque saca o foco da vítima —para quen podería ser revitimizante explicar se pertence ou non ao grupo— e ponno na intención do agresor. “En ningún momento nos interesou a orientación de Samuel, o que interesa é que maten a alguén ao grito de 'maricón'... interesa o que grita o que mata á persoa”, explica.
A sentenza recolle que “polos xestos, forma de vestir, ton de voz e aparencia física”, un dos condenados interpretou que era homosexual, chegando a dicirlle 'deixa de gravar a ver se te vou matar maricón', este feito o que “desencadeou a reacción totalmente agresiva pola súa animadversión cara á condición sexual que lle atribuíu”. Unha vez aclarado que a vítima non estaba gravando, Diego M.M. “mantivo a súa agresividade ao apreciar a condición sexual do mozo e iniciou a agresión por ese motivo, algo que se explicita coa frase 'voute matar, maricón'”, recolle a sentenza. Posteriormente, cando están reunidos nun parque, reitera 'quen lle mandou ao maricón de merda', reflectindo así a súa animadversión ao colectivo".
Malia que se fale popularmente do asasinato de Samuel Luiz como un asasinato homofóbico, a agravante aplicouse soamente a un dos condenados
Malia que se fale popularmente do asasinato de Samuel Luiz como un asasinato homófobo a agravante aplicouse soamente a Diego M.M. e de aí que a pena neste caso sexa de 24 anos de prisión. A Kaio A.S.C. aplícaselle unha condena de 20 anos e medio de cárcere, por ser autor tamén dun delito de roubo con violencia por subtraerlle o móbil á vítima mentres que para Alejandro F.G. a pena é de 20 anos de prisión.
Pozzo afirma que se trata da primeira aplicación directa e concisa da modificación da agravante do 22.4, algo que considera relevante porque “é parte das liberdades fundamentais non contar a condición”.
O papel da acusación
Ana G. Fernández, presidenta de Alas A Coruña, valora a sentenza do TSXG que absolve ao condenado como cómplice como “un palo” e lamenta “a dor e a frustración da familia e as amizades de Samuel”. Con todo, recoñece que esta sentenza ratifica que “non hai dúbida” da motivación homófoba do crime, xa que “a agravante foi recoñecida por unanimidade en primeira instancia, e segue sendo”.
Alas A Coruña sumouse á demanda como acusación popular “por impulso e sen moita meditación previa”. Grazas a contar con Pozzo como letrado voluntario, a organización, a pesar de ser pequena, puido sosterse economicamente durante catro anos acompañando o caso “por convicción, porque son dereitos humanos e son os nosos dereitos”.
O papel de Alas foi, sobre todo, insistir no recoñecemento da agravante de homofobia. “Houbo moitísimo debate sobre isto e desde moitos sitios díxosenos que fósemos cautas, que a ver se nos estabamos pasando de frenada”, explica Fernández, quen considera que “nestes catro anos quedou claro como a sociedade foi avanzando, gañou moitísimo máis conciencia”.
Para Ana G. Fernández, presidenta de Alas A Coruña, a mobilización xerada por este caso non ten precedentes e, aínda que a forza diluíuse co tempo, a repercusión foi grande
Para a presidenta de Alas, a mobilización xerada por este caso non ten precedentes, e aínda que a forza diluíuse co tempo, a repercusión foi grande. É a primeira vez que esta organización se presenta como acusación popular, e o custo foi alto debido á constante presenza do caso durante catro anos e o reto de xestionar un caso tan mediático. A pesar do custo, Fernández cre que mereceu a pena e que o caso contribuíu a visibilizar como os discursos de odio, documentados por observatorios como o de Alas A Coruña, “ao final teñen como consecuencia a violencia nas rúas”.
O Observatorio Coruñés contra a LGTBIfobia, posto en marcha en 2017, realizou en 2023 un total de 352 atencións vinculadas a 227 casos en Galicia. Nos doce meses analizados polo informe, rexistráronse 48 incidentes de odio, dos cales 43 poden ser considerados como agresións cara á comunidade LGTBI+ galega. A vía pública foi o principal escenario da LGTBIfobia, seguida de cerca polos incidentes ocorridos no fogar.
Ana G. Fernández destaca que, aínda que o último informe mostra un lixeiro descenso nos incidentes rexistrados, obsérvase un aumento no nivel de violencia que os caracteriza. “Vemos que cada vez os incidentes teñen un compoñente máis violento, porque a xente estase vendo lexitimada para cometer estas agresións”, afirma.
Activismo queer e o sistema xudicial
Preguntado pola sentenza do TSXG, Xandre Garrido López, militante de Avante LGBT+, formula algunhas cuestións incómodas. “A relación do activismo queer co sistema xudicial é complexa”, introduce. A pesar de que o recoñecemento da motivación homófoba do asasinato de Samuel Luiz supón unha vitoria histórica para o colectivo, indica, “tamén é fundamental concienciar á sociedade de que o punitivismo non é a solución á LGTBfobia, e que ter a máis xente na cárcere ou máis policía nas rúas non nos fai estar máis seguras”. E razoa: “Ese sentimento de revanchismo, que nunca ve suficientemente longa unha pena de prisión por moitos anos que caian, é inherentemente reaccionario e politicamente moi perigoso”.
Xandre Garrido (Avante LGTB+): “O recoñecemento da motivación homófoba do asasinato de Samuel Luiz supón unha vitoria histórica pero tamén é fundamental concienciar á sociedade de que o punitivismo non é a solución”
O que Garrido pon en valor sen ambages é a resposta social “insólita, masiva e unánime”, unha resposta que “nunca vin nada igual no noso contexto xeográfico”, conta a El Salto. “Habendo pasado máis dunha década desde o último asasinato homófobo en Galiza, a noticia pillounos sen estar preparadas, así que nos apoiamos nas compañeiras feministas e seguimos un proceso semellante”, di, en referencia ao protocolo do movemento feminista galego fronte aos feminicidios, que establece a convocatoria automática de concentracións ao día seguinte da publicación en prensa. Aínda que nos últimos anos floreceu un rico tecido asociativo LGBT+ en Galiza, a implantación de organizacións fóra das sete cidades aínda é limitada.
“Por sorte, non estabamos soas, e en canto sacamos o primeiro cartel coas convocatorias que puidemos organizar nós, chegou unha marea de mensaxes e chamadas pedindo incluír novas localidades no listado”, explica. O vínculo co movemento feminista foi clave e todos os municipios con organizacións feministas convocaron concentracións e, onde non puideron, convocaban asociacións de veciños, ecoloxistas ou agrupacións culturais, lembra: “Chegado o día o cartel recollía 74 convocatorias distribuídas por toda a xeografía galega, e estou seguro de que se organizaron moitas outras que non chegamos a coñecer”.
Pero Garrido tamén destaca como, a pesar da forte mobilización que o caso supuxo no territorio e un alcance tal que Beyoncé chegou a facer unha publicación solidarizándose con Samuel, “nas televisións deuse máis visibilidade ás concentracións en Madrid ou Barcelona que ás que inundaron toda Galiza”. Algo que considera especialmente grave no caso da TVG, cuxos traballadores levan xa 367 semanas denunciando a manipulación á que os somete o Partido Popular.
Sobre o contexto estatal, o escritor e activista Ramón Martínez describe a mobilización como “ampla e vehemente”, aínda que cre que “por desgraza, non respondemos con toda a forza da que somos capaces”. Con todo, destaca a forza dos movementos galegos e, en concreto, o papel de Alas: “Sen a súa participación no proceso e a súa extrema cautela para formular unha estratexia reivindicativa que servise de reforzo á estratexia da acusación, a sentenza fose outra”.
Ramón Martínez, autor de Lo nuestro sí que es mundial: Introducción a la historia del movimiento LGTB en España e de Maricones de antaño, entre outras obras, considera que esta sentenza pode considerarse un fito histórico. Non obstante, teme que “non servirá como verdadeiro punto de inflexión para un movemento social como o noso, que desde hai anos ten serios problemas na uniformidade do seu discurso, na súa capacidade para facelo chegar á cidadanía e na súa habilidade para deseñar unha axenda reivindicativa estratéxica que alcance máis alá da aprobación dunha lei tan limitada e tan mellorable como é a Lei 4/2023”.
“Cando estamos vivas”
“Estamos nun momento no que, no lugar de 'dato mata relato', trátase de que 'relato mate dato'”, di, en referencia a como se utilizan os datos para minimizar a violencia LGTBfóbica. E é que os observatorios mostran que os datos foron estabilizándose, pero “mantémonos nun nivel parecido a nivel de cantidade total de incidentes, pero que está subindo ese compoñente violento”. Por iso, “os movementos sociais seguiremos traballando, traballando e traballando para sensibilizar á poboación de que a violencia evidentemente non ten sentido na nosa sociedade, non ten cabida”.
“Temos que traballar para que a sociedade demuestre o mesmo nivel de apoio ao colectivo e repudio á violencia cando estamos vivas que cando nos matan”, conclúe Xandre Garrido, unha reflexión que fai tamén Ramón Martínez: “Temos que seguir traballando, máis aínda que de costume para evitar que volvamos atoparmos coa terrible noticia dun asasinato”.
Para Garrido, o asasinato de Samuel supuxo en Galiza “saír dun espellismo de seguridade”. “De golpe reabriuse a ferida que nos deixou en 2006 o asasinato de Isaac Pérez e Julio Anderson en Vigo… Estes crimes non só afectan á vítima, senón que a súa consecuencia é que todas as que compartimos identidade con ela sintámonos menos a salvo”. “Témo que a deriva da extrema dereita, que nos deshumaniza co seu discurso antiLGTBI+, pon en serio perigo as nosas vidas”, engade Martínez: “Máis que celebrar a sentenza, que tamén, eu preguntaríame se despois do asasinato de Samuel alteramos dalgunha maneira a nosa axenda reivindicativa… Se non é así, témo que non nos preparamos o suficiente para afrontar un novo contexto social máis difícil, coa extrema dereita campando ás súas anchas e cuestionando todos os nosos avances”.