Coronavirus
Hambre por contagio

¿Cuántas no tendremos más remedio que firmar una ERTE de mierda, para tener un paro de mierda, en base a un contrato de mierda? ¿Cuántas usaremos parte de ese humillante consuelo para enviarlo de vuelta a casa, donde la pandemia apenas se asoma?

Fundación Jimenez Diaz Clinico - 4 Guante
Un guante usado, tirado en la puerta de un hospital madrileño. David F. Sabadell
23 mar 2020 06:33

Me quedé en casa, como anuncian con orgullo y cierto romanticismo privilegiado, centenares de personas en las redes. Fue precisamente ahí, donde al tercer día de confinamiento, me alcanzó el escenario inminente y me quedé sin chamba.

No pasa nada, he acumulado imposibles a lo largo de mi vida, cargo siempre una piedra en el bolsillo trasero que no me deja ponerme demasiado cómoda, traumas de un cuerpo migrante. Así que aquí estoy, desempleada en medio de una pandemia, sin plan b y sin posibilidad de calle. La calle que es donde se encuentran los abrazos solidarios, las soluciones y el sol que de momento sigue siendo gratis.

Esta mañana he ido a tirar la basura y pude intuir que no estoy sola navegando esta angustia, bendita sea la calle y su acompañamiento tácito. La verdadera pandemia es económica, lo verdaderamente contagioso es la precariedad y hace rato que mostramos síntomas. Somos las de abajo las que inauguramos riesgos, servimos de conejillos de india, la estadística que asusta. De nuestras realidades se fabrican las vacunas que no llegan a tiempo para salvarnos pero que servirán para inmunizar a los otros, los de un poquito más arriba.

La verdadera pandemia es económica, lo verdaderamente contagioso es la precariedad y hace rato que mostramos síntomas

Somos las que quedan siempre del otro lado del embudo, el desechable. ¿Cuántas de nosotras, cerraremos este mes con un papelito de consuelo? ¿Cuántas no tendremos más remedio que firmar una ERTE de mierda, para tener un paro de mierda, en base a un contrato de mierda? ¿Cuántas usaremos parte de ese humillante consuelo para enviarlo de vuelta a casa, donde la pandemia apenas se asoma? ¿Cuántas de nosotras necesitan, hoy más que nunca, las redes que se tejen en las aceras y en las puertas de los bares? ¿Cuántas están hartas de los hashtags y los challenges con los que matan tiempo, los que tienen tiempo?

Para las precarias, el miedo a la muerte no existe, flirteamos con ella a menudo, cuando soñamos con escapar de esta ruedita pendeja llamada capitalismo. Para las precarias el miedo viene con recibo y te deja la cuenta en cero a fin de mes. Para las precarias, el terror se traduce en una tarjeta denegada y un numerito en el SEPE.

Las precarias no tenemos Netflix, no podemos hacer la compra para dos semanas y sobre todo no podemos sentarnos para “esperar a ver qué pasa”. No hay mascarilla, guantes ni gel higienizante que nos pague la renta y nos calme las ansias. Para las precarias, el encierro es la verdadera sentencia de muerte porque en este país la burocracia le lleva ventaja de sobra al coronavirus, cuando de víctimas se trata.

Me enteré de que tendría que hacer malabares para pagar la renta unos minutos después de enviarle algo de dinero a mi padre porque esta cuarentena que compartimos transoceánicamente, a él le pilla a sus sesenta, en un país sin agua, con ochenta y cuatro camas de cuidados intensivos en todo el territorio y con la hiperinflación más salvaje del continente americano. Agradezco no haberme enterado antes, poder darle ese ultimo gesto de respaldo con la confianza de quien tiene un ingreso fijo.

Luego de dejarme un rato a la impotencia y al vértigo (porque es válido y absolutamente necesario) dejé que la rabia hiciera lo suyo, esa rabia que siempre ha resultado una aliada. Ya tenía los ojos afilados y el engranaje girando, cuando recordé que el próximo paso era la calle y que la calle ahora estaba prohibida.

He estado largo rato con esa rabia haciéndose bilis, desaprovechada en un scroll compulsivo, hasta que comenzaron a llenárseme las notificaciones de lecturas recomendadas, asociaciones vecinales, sindicatos, peña organizada alrededor de la tragedia común y la rabia se hizo resolución.

Me niego a que el Estado me administre los miedos, me niego a que el estado decida por donde puede moverse mi angustia. Me niego a cambiarle mi derecho a la calle por doscientos euros al mes y una palmadita en el hombro. Me niego a ser el anticuerpo para una “sociedad más fuerte”.

Las precarias no tenemos Netflix, no podemos hacer la compra para dos semanas. No hay mascarilla, guantes ni gel higienizante que nos pague la renta y nos calme las ansias

Morir de mengüa no está en mi planes porque yo no migré para ver cómo la vida me pasa por encima. No puedo darme el lujo de “ser responsable” por aquellos que no se han hecho ni se harán nunca responsables de mí. ¿O ahora debemos asumir nosotros la responsabilidad del colapso del sistema sanitario en España? Sabemos muy bien a qué se debe esa fragilidad.

La batalla que se asoma en el horizonte es el derecho a buscarse la vida. ¡Basta ya de este confinamiento sin soluciones! Cuando lo que deberíamos estar fomentando es el civismo colectivo y no este encierro individualista. Cuando en lugar de convertirnos en policías de nuestros vecinos, lo que deberíamos hacer es estar más vigilantes que nunca de las políticas estatales que se están generando.

Nos exigen un papel que justifique nuestros movimientos, cuando deberíamos exigirles a ellos los kits de pruebas que nos eximan del riesgo o nos permitan agenciarlo. En palabras de María Galindo, repensemos el contagio. Sucede que mi miedo yo lo conozco muy bien y no es al contagio sino al hambre.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Comunidad de Madrid
Pandemia La Fiscalía abre diligencias por primera vez por muertes sin asistencia en domicilio durante la pandemia
Los padres de Francisco Rodríguez fallecieron en su domicilio de Madrid tras contagiarse de covid-19 y después de llamar de manera recurrente para conseguir asistencia médica que no consiguieron a tiempo.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Presentan la primera demanda por mayores muertos en domicilios sin traslado hospitalario durante el covid
Los padres de Francisco murieron sin recibir traslado hospitalario ni asistencia médica a tiempo cuando enfermaron por covid-19 en su domicilio de Madrid, entre mediados de marzo y principios de abril de 2020.
Sanidad
Investigación La exclusión hospitalaria de mayores durante el covid en Madrid precedió a la existencia de protocolos
El primer protocolo de la Consejería de Sanidad sobre derivación a hospitales de pacientes de covid residentes en centros de mayores es del 18 de marzo, pero la disminución de residentes derivados empezó el 7 de marzo, según una investigación.
#58802
28/4/2020 13:50

Aquí en España es vergonzoso, lo de trabajar en negro, lo del paro y precariedad laboral q hay, y los gobiernos ya sean de derechas o izquierdas, no hacen nada para fomentar el empleo estable y salarios digno, facilidad de acceso, y condena de los explotadores de este país. Porque esta es otra, se hace una criba tan grande para poder acceder al empleo, q muchos quedemos marginados laboralmente.
Ser de izquierdas o de derechas, no te garantiza mas q pobreza, palmaditas en la espalda. Promesas incumplidas.
Hablan de una renta mínima por hogar, no por persona y hay muchos q sus ingresos no llegan a los mil euros y aveces , en muchos casos, todos sus miembros están parados o trabajando en negro, pq nadie les contrata.

Maneter a una familia, con una paga de 430 euros al mes para individuos sin hijos, 630 euros para familias con dos hijos, el gobierno que piensa?, q dos o mas personas adultas, con o sin hijos, viven con limosna y sin empleo?.
Pagando comida, luz, gas, comunidad y alquiler....?

Q malvamos con la limonsana y encima pidiendo q aumente la poblacion, a través de la natalidad o la inmigración, cuando no crean empleo estable y digno, para todo el q lo solicite.
Y son expertos los q llevan el país y los q les asesoran....
Cierto q el autentico virus, es la codicia de poder, dinero y violencia....
La auténtica pandemia es pensar en el
YO
LO MÍO
LOS MIOS
Y ATI Q TE DEN

0
0
#52083
23/3/2020 22:21

Soy de Tucumán, Argentina. La parte de hiperinflacion en America no me quedo claro. De todas formas es una triste realidad de la. Clase baja

0
0
#52298
24/3/2020 13:54

La chica es venezolana y yo también. En el contexto situado de Venezuela un kilo de azúcar puede equivaler al exigüo salario mínimo que se percibe, en torno a 5 dólares americanos, por ejemplo. Tenemos hiperinflación, aunada a una emergencia sanitaria aguda previa y escasez de suministro de agua, luz. Estamos hablando de que en este contexto hasta el jabón, solución antiséptica aparentemente a mano para todxs, es un bien de lujo.

0
0
#51876
23/3/2020 14:03

Gracias, gracias, gracias. Las palabras necesarias y justas. Gràcies.

3
1
#51871
23/3/2020 13:46

Lo malo de que os quedéis es cansa es que tenéis mucho tiempo para escribir chorradas

0
5
#51896
23/3/2020 15:13

En este medio se quedan en casa todo el año a juzgar por la escasa calidad de los articulos

0
5
#51823
23/3/2020 11:51

La muerte tampoco conoce de clases sociales.

0
3
#52270
24/3/2020 12:39

Si, que las conoce por eso en Madrid hay una diferencia de hasta 10 años de vida según el barrio en el que vivas. Más pasta, más vida, más sanidad privada. Menos pasta, menos vida, menos sanidad pública.

0
0
#51769
23/3/2020 9:08

Yo entiendo lo que quiere decir y empatizo con su situación, pero en estos momentos quedarse en casa es una obligación MORAL, y subestimarla me parece una irresponsabilidad cuando estamos hablando de cientos de muertos por este virus.

0
0
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.
Crisis energética
Análisis Los aerogeneradores no son molinos, son gigantes
El megaproyecto eólico del Clúster Maestrazgo, punta de lanza del capitalismo verde, destruirá un área natural de alrededor de 1325 campos de fútbol.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.

Últimas

Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.
Ecofeminismo
COP29 La brecha de género en las Cumbres del Clima
VV.AA.
Las cumbres del clima no están aisladas del resto de espacios políticos y también están atravesados por las dinámicas patriarcales, pero ¿en qué lo notamos? ¿cómo abordan las negociaciones climáticas las políticas de género?
Ocupación israelí
Ocupación israelí Un tercio de los asesinatos de periodistas en 2024 fueron obra del ejército de Israel
Reporteros Sin Fronteras documenta la muerte de 18 periodistas en Palestina y Líbano este año “asesinados deliberadamente por hacer su trabajo” y habla de una “masacre sin precedentes” de profesionales del periodismo.
Galicia
Galicia Activistas de Greenpeace instalan ‘una celulosa’ en la sede de la Xunta en protesta contra Altri
Los ecologistas han realizado una acción en la sede del Gobierno gallego de Alfonso Rueda para animar a gallegos y gallegas a asistir a la manifestación de este domingo en la Praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
Comunidad de Madrid
Educación pública El Gobierno de Ayuso recula y aplaza hasta junio los despidos masivos en Educación
Integradoras sociales, enfermeras, educadoras, auxiliares y otros perfiles de personal laboral se enfrentaban a la incertidumbre de ser cesados en plenas vacaciones de Navidad.
Más noticias
El Salto Radio
El Salto Radio Mirada a los barrios andaluces
A partir de la presentación por parte de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía del informe “Pobreza Sur” hablamos sobre la realidad de alguno de los barrios más castigados de Europa.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Vecindario y trabajadoras se plantan contra la privatización de los servicios en el Doce de Octubre
Denuncian la suspensión de intervenciones quirúrgicas desde que la empresa Croma Gio. Batta gestiona la esterilización del material. Una concentración el próximo sábado 14 de diciembre a las 12 horas se opondrá a esta deriva privatizadora.

Recomendadas

Fronteras
Túnez Túnez endurece la represión contra las ONG de ayuda a las personas migrantes
Mientras el presidente Kaïs Saied se prodiga en discursos racistas, el estado persigue a las entidades solidarias con quienes llegan al país, bajo el silencio cómplice de la Unión Europea.
Galicia
Economía ¿Quién lidera el negocio del eucalipto en Galicia al que Altri quiere sumarse?
El estallido social que ha producido el intento de la multinacional Altri y la Xunta de instalar una nueva celulosa en Galicia abre la necesidad de poner el foco en el sector forestal, donde se encuentran algunas de las mayores fortunas del Estado.
Siria
Rojava El rompecabezas sirio que estalló en Alepo
El nuevo escenario sirio se ha gestado bajo la intervención implacable de Turquía, patrocinadora del Ejercito Nacional Sirio y otros grupos yihadistas que libran la guerra de Erdogan contra el pueblo kurdo.
Cine
Ramón Lluis Bande “Asturies tiene sin construir el relato de su tiempo revolucionario”
El cineasta Ramón Lluis Bande entiende la memoria histórica como un “camino de exploración formal infinito” y de reflexión sobre el propio lenguaje cinematográfico “en relación con la realidad, la historia, el arte y la política”.