losthigh
Plano de los títulos de crédito de 'Carretera perdida' (David Lynch, 1997).

Cine
Lo de Lynch

David Lynch deja tras de sí un cine insólito, pero, sobre todo, una forma de pensar el cambio, lo raro y lo posible.

Lo de Lynch es algo extraño. Pasan los días y seguimos sin creérnoslo, o mejor dicho, sin concebirlo (porque decir hoy que no te crees algo suele venir acompañado de teorías de lo más sui generis). “David Lynch ha muerto” sigue siendo días después del suceso una frase excesiva y rara, casi esotérica, con un estridente deje pop. Un poco como la Marcha fúnebre por una marioneta de Charles Gounod, más conocida por ser la banda sonora de la serie Alfred Hitchcock presenta. Y claro que en algún momento había de ocurrir, pero ese momento estaba hecho de lo mismo que la ficción. En cierto modo, era impensable.

¿Por qué impensable? A fin de cuentas, era algo anunciado desde hacía un tiempo por un diagnóstico de enfisema pulmonar. Puede tener que ver que mi generación, la millennial, venga asistiendo desde hace un tiempo a la demolición del mundo en que se cimentaron sus años sociológicamente más felices: el referente que no muere, es desvelado como un monstruo o vive una decadencia artística casi peor que la muerte. Duelo, decepción, añoranza. Cualquiera de estas variantes de la desolación es experimentada con especial inquietud porque proviene de algo que no se dio en otras generaciones: los años 90 vibraron con nuestra adolescencia. En el cine, en la televisión, en el cómic, en la música, en los videojuegos y en la literatura, todo tenía una cualidad adolescente, la intrascendencia alegre del descubrimiento sin más, que entendía el futuro, igual que la muerte, como algo tan abstracto y enorme que tenía bastante sentido no pensar demasiado en ello. El infinito no era un problema, sino todo lo contrario. Y así, nuestra adolescencia encontró una resonancia casi perfecta en aquella cultura popular.

Sus películas eran algo nunca visto, traían 'lo nuevo', y eso implicaba que 'lo nuevo podía hacerse'

En la primera entrega de Matrix (The Wachowski Sisters, 1999), mientras los personajes se preparan para el rescate de Morpheo, Trinity hace notar que nunca nadie ha intentado algo así antes. La respuesta de Neo define con bastante precisión aquel optimismo de época: “Por eso va a salir bien”. Lynch nació, en efecto, de toda aquella inconsciencia adolescente. Sus películas eran algo nunca visto, traían lo nuevo, y eso implicaba que lo nuevo podía hacerse. Fue Mel Brooks, recién llegado al mundo de la producción cinematográfica, quien le ofreció dirigir el guion de El hombre elefante, a la postre su puerta de entrada a la industria y a las grandes audiencias. Lo hizo tras asistir a una proyección de su inclasificable opera prima Eraserhead (1977). Las palabras que han trascendido de aquel visionado (“¡Estás completamente loco, te adoro, estás contratado!”) revelan que el riesgo podía verse en aquel momento más como un aliciente que como un lastre. Brooks no dio a Lynch aquella oportunidad a pesar de “estar loco”, sino precisamente porque lo estaba. Con la financierización de la industria cinematográfica, ocasiones como aquella parecen hoy extintas, y ya solo perviven en casos como Megalópolis (Francis Ford Coppola, 2024), ejemplo cabal de la decadencia artística antes mencionada.

Asistir a la desaparición de todo aquello por el sumidero de lo de ahora es una experiencia desconcertante que ni la generación boomer ni la Z quizá puedan entender del todo. La primera, porque experimentó su adolescencia apenas como un lugar de paso; la segunda, porque nació directamente a la crisis y no llegó a conocer el paraíso perdido. Acorralado por sus propias contradicciones, hoy el capitalismo hace lo que suele en tales contextos, tirar de plan de emergencia. Así lo acredita la oscura y fría sombra del reaccionarismo, esta vez recocido en una nubareda de algoritmos (anti)sociales, gobernantes hiperventilados y criptobros. El fenómeno de Pepe the Frog parece a propósito para explicar las dinámicas espirales de este sumidero: un personaje de cómic creado por el dibujante Matt Furie, nacido en el 79, con la intención de transmitir esa tranquila euforia de los noventa (“feels good man”), y que hacia 2016 acabó apropiado por la órbita de la alt-right muy a pesar de su autor, como revela el imprescindible documental de Arthur Jones sobre el caso.

Con Lynch parece haberse ido una idea clave de la concepción utópica moderna: la capacidad de un sujeto para ser genuinamente único

Pero la muerte de David Lynch, esa que seguimos sin poder concebir, se parece más al incendio de la catedral de Notre Dame que a una defunción más. Hay en ella algo de fin de época, máxime si se coteja con el retorno de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Con Lynch parece haberse ido una idea clave de la concepción utópica moderna: la capacidad de un sujeto para ser genuinamente único. En ese sentido, fue el último director del gran público en crear un lenguaje propio que no fuera solo un epifenómeno del corta-pega referencial, algo que lo ubica en el olimpo de Buñuel, Deren, Godard, Hitchcock, Kubrick o Pasolini. Es probable que, a estas alturas, Lynch fuera ya el único que era único. Con su desaparición, el cine y la televisión dejan de aspirar al arte.

¿Es esta una asunción excesiva? Que el último de los cineastas modernos estuviera más bien cerca del surrealismo y el expresionismo dice mucho de hasta qué punto nuestra época da el realismo (es decir, una muy determinada versión de la realidad) por sentado. Que Nosferatu (Robert Eggers, 2024) sea saludada como una gran obra, con su gótico de saldo, sus planos estilo Midjourney y sus personajes como salidos de una tarde tonta con ChatGPT, da una medida de la insolvencia imaginativa del momento; no digamos que las películas de Christopher Nolan y Coralie Fargeat reciban tratamiento de “rupturistas” e “intelectuales”. Más bien parecería que las estéticas del cine mainstream actual solo preparan el camino a ese futuro tan codiciado por el Hollywood de las multinacionales, en el que todo sea simplemente suplantable por su simulacro, incluida la fuerza de trabajo creativa. Un mundo congelado, sin capacidad para lo nuevo, en el que la cultura alcance al fin su muerte termodinámica y la tan preciada parálisis de la fetichización total.

Probablemente no haya habido nadie más en sintonía con el lenguaje del meme que Lynch

Desde luego, el problema no es técnico, sino tecnológico: es decir, reside en una cierta forma de entender la técnica como orientada en exclusiva a la maximización exponencial del beneficio. De hecho, si hablamos del medio digital, es probable que no haya hoy expresión más estrictamente popular que el meme, y que no haya habido nadie más en sintonía con el lenguaje del meme que Lynch: su cine está plagado de memes potenciales, y que fuera protagonista espontáneo de tantos de ellos no parece casualidad. Su conexión con la pura imagen del inconsciente no era una mera pose, sino una facultad para dar con aspectos de la realidad que pasarían desapercibidos en condiciones no inspiradas; la cara luminosa del autoencuentro en lo irracional. Aprovechar en sus últimos años cualquier ocasión para explicar las ventajas de la meditación trascendental fue su intento de dotar al público de una metodología, no para que entendiera su cine (del que, en términos racionalistas, no había nada que entender), sino para hacerle capaz de percibir las cosas de otra manera.

¿Y si ese fuera su mejor legado? No sus películas, obras maestras de lo raro que sin duda pasarán a la historia; sino la posibilidad de comprenderlas como indicios de otros mundos que están en este, potencias que bullen como los insectos en la tierra de un jardín y que pueden desatarse. Y, sobre todo, la libertad de abandonar los grandes canales, con su fama envasada al vacío y su aniquilación de la verdad, por una relación a la vez personal y colectiva con el arte y la comunicación como ventanas a otra cosa; es decir, con capacidad de transformar la realidad. Para muestra, el propio Lynch, que en el tiempo que transcurrió entre Inland Empire (2006) y Twin Peaks: The Return (2017), y después hasta prácticamente el último aliento, no dejó de pintar para sí mismo ni de realizar cortometrajes sin más ambición que la de realizarlos, hacer arte para entenderse y no para exhibirse.

El adolescente, dicen Timothy Morton y Dominic Boyer en su libro Hiposujetos. Cómo convertirse en humanos (Holobionte, 2023), es un sujeto adulto en lo biológico, aunque restringido de alcanzar las capacidades sociales y políticas de un adulto. Es decir, es el lugar de la potencia por descubrir. Los autores añaden que “en este momento todos somos como adolescentes jodidos por un mundo adulto que reprime nuestros poderes transformativos, y que únicamente ofrece muerte a cambio”. El célebre lamento de John Merrick en El hombre elefante (“¡No soy un animal! ¡Soy un ser humano!”) resuena así con la pesadumbre de la tercera década del siglo XXI. Pero hay, por supuesto, algo revolucionario en el adolescente, algo de la infancia que no se acaba y algo del adulto que no llega. Si bien los personajes de Lynch no son adolescentes en edad, sí lo son en ese sentido: sujetos no insertos en una “máquina de cambio” preestablecida por las narrativas estereotipadas de la industria, sino abocados al cambio en sí, a lo inesperado del cambio. Está en el devenir oscuro de Terciopelo azul, en las relaciones de los personajes de Twin Peaks, en las paradojas de Carretera perdida, en las habitaciones y callejones desolados de Inland Empire. Quizá, en un mundo tan extraño, convenga proteger y alimentar una mirada-Lynch. Y, por mucho que cueste, fijarse en cómo era ser adolescente en una época en la que el infinito servía para soñar.

Sobre este blog
Kaep K. Weshêt es doctor en comunicación y profesor e investigador de cibercultura y nuevos medios.

Qwertynomia: 1. f. Intervalo que separan y conectan las leyes secretas del teclado, donde el gesto espontáneo es, al mismo tiempo, huella material y calculable.

Hipersticiones, xenorrealismos y crítica cultural.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Opinión La distopía no es un género literario
Hay grandes carteles por todos lados donde te hacen responsable de tener el móvil bien cargado y aconsejan llevar una batería externa para evitar percances.
Literatura
Narrativa Los huéspedes imperfectos
Distintas propuestas de reciente aparición plantean, desde la literatura y el pódcast, interrogantes sobre las promesas que aguardan en lo inhumano.
peio
22/1/2025 17:24

Gracias por el comentario.

1
0
Sobre este blog
Kaep K. Weshêt es doctor en comunicación y profesor e investigador de cibercultura y nuevos medios.

Qwertynomia: 1. f. Intervalo que separan y conectan las leyes secretas del teclado, donde el gesto espontáneo es, al mismo tiempo, huella material y calculable.

Hipersticiones, xenorrealismos y crítica cultural.
Ver todas las entradas
1 de mayo
1º de Mayo Euskadi se moviliza contra la 'patronal explotadora' este 1º de Mayo
Además de los temas laborales, ha habido otras reivindicaciones y recuerdos a favor del Euskera, los presos o el genocidio israelí en Palestina.
1 de mayo
1º de Mayo ‘Contra la guerra y el capitalismo’ en este Primero de Mayo interseccional de Madrid
Decenas de colectivos exigen en la calle acabar con el militarismo creciente, las violencias transversales y un espacio para todos los colectivos en la lucha de clase.
There Is Alternative
There Is Alternative There Is Alternative #2: de supermercados, las cosas del comer y todo lo que no sea Juan Roig
Segundo episodio del podcast There Is Alternative de El Salto Radio sobre el lado oscuro de los supermercados, las grandes superficies y sus alternativas cooperativistas.
Laboral
1º de Mayo Inmigración y sindicatos: derechos universales o derrota colectiva
Los líderes sindicales no pueden ofrecer soluciones realistas para la situación de las personas migrantes, porque parecen asumir la vieja tesis de que la inmigración perjudica a la clase trabajadora en su conjunto.
Energía
Gran apagón Apagones, energías renovables y estabilidad del sistema eléctrico: tareas pendientes y visos de futuro
Es posible avanzar en la penetración de las renovables, al menos hasta cierto punto, sin perder seguridad en el sistema energético. Este debe modernizarse, descentralizarse y estar planificado por el Estado, opina un experto.

Últimas

Eventos
Evento Un Salto al periodismo desde el barrio: acompáñanos en un directo sobre periodismo situado
El Salto organiza un evento centrado en el potencial de los formatos sonoros para transmitir información veraz y fiable de forma cercana. Para hacer periodismo desde el barrio y barrio desde el periodismo.
Ley Trans
Ley trans El Constitucional enfrenta el recurso del PP a la ley trans, los colectivos piden evitar la senda antiderechos
El Alto Tribunal deliberó por primera vez sobre este recurso sin llegar aún a ninguna decisión. Plataforma Trans pide que no se sume a la carrera de odio contra las personas trans y avale la norma.
1 de mayo
1 de mayo Primero de Mayo: contra el militarismo y por la paz universal
Europa reaviva su deriva militarista. Como en 1914, el movimiento obrero se enfrenta al dilema de sumarse al consenso bélico o alzar la voz por la paz.
Eléctricas
Oligopolio eléctrico Sánchez no admite responsabilidades en el apagón mientras sus socios piden nacionalizar la red eléctrica
El presidente del Gobierno señala a los “operadores privados”, entre ellos Red Eléctrica, cuyos últimos dos presidentes vienen del PSOE y cuyo principal accionista es el Estado, con el 20%, seguido por el 5% de Amancio Ortega.
Antimilitarismo
Rearme El gasto militar mundial se dispara
El gasto militar en el planeta aumentó en 2024 un 9,4% respecto a 2023, lo que supone el mayor incremento interanual desde la Guerra Fría.
Más noticias
Pobreza energética
Energía Apagón crónico: lugares donde no volverá la luz, a pesar de la restauración del sistema eléctrico
Miles de personas en el Estado español viven día a día apagones y falta de suministro en lugares como Cañada Real (Madrid), la Zona Norte de la ciudad de Granada o los asentamientos de jornaleras y jornaleros migrantes en Huelva y Almería
València
València El tejido social presenta su propuesta de reconstrucción tras la dana
Los Comités Locales de Emergencia y Reconstrucción y las asociaciones de víctimas definen los presupuestos de Mazón y Vox como una declaración de guerra.
Galicia
Galicia La Xunta aprobó la celulosa de Altri argumentando que su chimenea de 75 metros sería “icónica”
El Informe de Patrimonio Cultural, favorable a la multinacional, se emitió en base a dos encargos externos, contratados y pagados por la empresa al ex presidente y al actual tesorero de Icomos-España.

Recomendadas

Cómic
Fabien Toulmé “Hablar de trabajo es menos sexy que hablar de amor o de guerra”
En su libro ‘Trabajar y vivir’, el autor francés recorre distintas realidades reflejando cómo las personas se relacionan con ese mandato ineludible de hacerse con un empleo para sostenerse económicamente.
Empresas recuperadas
Natalia Bauni “En este primer año del Gobierno de Javier Milei casi no hubo empresas recuperadas”
Natalia Bauni es coordinadora del Observatorio Social sobre Empresas Recuperadas y Autogestionadas del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
Eléctricas
Sistémica eléctrico Del lobby nuclear a la burbuja de las renovables: comienza la pugna por encontrar al culpable del apagón
Un crecimiento desmedido de las renovables guiado por intereses corporativos y una red eléctrica que no ha sido actualizada a la nueva realidad energética son algunas de las causas señaladas del apagón del 28 de abril.
Senegal
Migraciones El mito de la migración ordenada: la denegación de visados por el Consulado de España en Dakar
Maltrato institucional. Estas dos palabras son las más escuchadas cuando se pregunta a personas descontentas con el Consulado de España en Dakar. Cada vez más personas denuncian denegación de visados que no consideran justificados.