Derecho a la vivienda
María Guerrero 1: historia de un edificio que no existe, pero explica todas las crisis de vivienda en Madrid

“Hemos tenido que demostrar que vivíamos aquí, cuando algunos llevamos casi diez años, y ahora nos ofrecen alquiler a unos sí y a otros no, y a los que sí con cláusulas inasumibles o precios imposibles. No puede ser que esto pase a ser propiedad de una entidad pública como es Sareb y te pida casi mil euros de alquiler por menos de 40 metros cuadrados”, explica Andrea, uno de los vecinos de María Guerrero 1.
María Guerrero 1. Aunque en la puerta ponga 3 o 3 bis, es un edificio que ha pasado más de una década en un limbo legal, con la parcela sin constar en el catastro mientras en su interior los vecinos pagaban religiosamente el alquiler. Todavía continúa funcionando con 15 familias dentro y luz y agua de obra. Una historia de la crisis de 2008 que se prolonga hasta la actual y con la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), el “banco malo” que iba a ayudar a salir de aquella, como protagonista proponiendo clausulas abusivas a sus inquilinos.
“Yo me mudo aquí hace diez años con la ilusión de haber encontrado un alquiler asequible en mi barrio y vivir cerca de mis padres”, comenta Alberto. “Lo que me he encontrado es con que iba al registro a empadronarme y me decían que el bloque no existía. Y sí que existe, si lo sabríamos nosotros, que vivíamos aquí. Han tenido que venir al final de la Policía Local a constatar que un edificio que lleva aquí muchos años existe y que tiene gente dentro viviendo, es surrealista”.
La promotora propietaria de María Guerrero 1 fue a la quiebra durante la crisis de 2008 dejando por el camino más de seis millones de euros de deuda a diferentes entidades
La promotora propietaria de María Guerrero 1 fue a la quiebra durante la crisis de 2008 dejando por el camino más de seis millones de euros de deuda a diferentes entidades. Sin embargo, uno de los empresarios comenzó a alquilar igualmente los pisos, a pesar de que estos no tenían cédula de habitabilidad o instalación de agua o eléctrica. Todo esto sin conocimiento de los inquilinos, que creían que los consumos iban incluidos en el alquiler.
La situación fue a peor conforme pasó el tiempo y alguno de los vecinos descubrió lo que ocurría, con algunos marchándose y otros aguantando por falta de alternativas. Siempre que entraba algún nuevo inquilino, familias incluidas, lo hacía engañado sobre el estatus legal del bloque. En los últimos años, el propietario empezó a cobrar directamente en efectivo porque le embargaron las cuentas.
En mayo de 2023, Sareb asumió la deuda de la antigua propiedad y se convirtió en la dueña del edificio. Los inquilinos se enteraron un año después, pagando todavía algún alquiler al propietario saliente
En mayo de 2023, Sareb asumió la deuda de la antigua propiedad y se convirtió en la dueña del edificio. Los inquilinos se enteraron un año después, pagando todavía algún alquiler al propietario saliente. La notificación les llegó en forma de avisó de desalojo: Sareb les pedía que se marchasen del edificio, en trámite de aparecer por fin en el catastro.
Los vecinos recurrieron al Sindicato de Vivienda de Carabanchel (SVC) por ser un caso muy similar al que este intervino en otro lado de su misma calle, en los números 11, 13 y 15. Aquí vivían 17 familias desde 2010, cuando quebró la inmobiliaria propietaria, siendo asumidos los tres bloques por Sareb, que inició los trámites de desahucio para así poder vender los pisos. El movimiento de vivienda se movilizó logrando no solo un acuerdo con el “banco malo”, sino que este traspasase los inmuebles a la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo del Ayuntamiento de Madrid (EMVS) y que esta ofertara alquileres sociales tanto en las casas ya habitadas como en las que no y que reformó previamente.
Aurelia, una de las portavoces del SVC y también vecina de la zona, explica a El Salto Madrid que el plan “es conseguir un acuerdo similar para María Guerrero 1. Entendemos que se han ofrecido cláusulas abusivas, que directamente son ilegales, como que se permita la entrada de la propiedad en cualquier momento en las viviendas y similares. Como en otros casos, vamos a exigir que se apliquen alquileres sociales vinculado a los ingresos que tiene cada familia y no supere el 30% de sus renta”. Eso, y que sean para todos los actuales habitantes del bloque, ya que Sareb ha remitido estos alquileres que consideran en fraude de ley solo siete de las 15 familias.
Desde el sindicato explican que el caso encaja como un guante en el Plan Sareb, la campaña iniciada desde el movimiento de vivienda para denunciar que precisamente esta entidad pública haya sido en los últimos años una de las mayores promotoras de desahucios y cláusulas abusivas. “La actitud de Sareb cambió desde finales de 2024, cuando el Gobierno anunció su paquete de medidas para la vivienda y la creación de una futura empresa pública. Nosotros habíamos denunciado la situación de este bloque unos meses antes, en octubre. Mientras esas promesas se cumplen o no, casos como este siguen en el limbo y pedimos que se actúe”, añade.
María Guerrero 1, barrio de Comillas
Las zonas comunes de María Guerrero 1 tienen todavía decoraciones de alguna fiesta organizada por los vecinos. En el patio se ven dos papeleras que indican dónde depositar las basuras con los carteles en folios A4 y escritos a mano. Ellos mismos se han repartido las tareas de limpieza y mantenimiento y se turnan en procurar que el entorno continúa siendo habitable y agradable, aunque no esconden que es un esfuerzo sostenido sobre la precariedad absoluta.
“El día del gran apagón yo me pensaba que en realidad ya la Sareb nos dejaba sin luz, a ver si nos íbamos de una vez”, comenta un vecino
“El día del gran apagón yo me pensaba que en realidad ya la Sareb nos dejaba sin luz, a ver si nos íbamos de una vez”, comenta Andrea. “Cuando en la obra de aquí al lado cambiaron el agua de obra a ya la que van a tener los vecinos, estuvimos varias horas nosotros sin y pensábamos que el Canal de Isabel II ya iba a aprovechar y cortárnosla… porque no queremos, pero es que sería hasta lógico que lo hubiesen hecho antes porque esto no existía legalmente”.
La obra a la que se refiere es la del número 43 de la calle Baleares, hasta hace un año y medio un solar que hacía esquina entre esta y la calle María Guerrero, situada en primera línea del Parque de Comillas. El antiguo edificio, que databa de 1930 y fue derribado hace más de una década, tenía el típico quiosco de barrio en su planta baja, al que llamaban “la puerta verde”. La parcela actual, de 88 metros cuadrados de planta, es un bloque de pisos con una media de 35 metros cuadrados y que, según Idealista, están a la venta por una media de 350.000 euros.
El Parque de Comillas, por su parte, se encuentra actualmente en obras por la ampliación de la línea 11 del metro, cuyos trabajos arrancaron en 2023. La futura parada del Metro Comillas, una vieja reivindicación del barrio, ha implicado casi el desmantelamiento completo de la zona verde. El pasado 7 de julio, el consejero de Vivienda, Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, Jorge Rodrigo, visitó la zona para anunciar un futuro nuevo diseño en función de “las peticiones planteadas por las asociaciones vecinales y familiares”. La Asociación de Vecinos de Comillas (AAVV Comillas) y la Asociación de Familiar (AFA) del CEIP Perú no solo respondieron negando que se les haya consultado, sino que aseguraron desconocer completamente dicho plan.
Preguntamos a los vecinos de María Guerrero 1 por el limbo administrativo: al no existir el bloque en el catastro, para muchos de ellos fue una complicación en trámites básicos como la escolarización de los niños, en el caso de las familias, o el empadronamiento. “Yo como soy vecino de toda la vida del barrio sí que tenía el médico aquí ya, pero mi pareja, que no es de Madrid, no podía traerse el médico”, añade Alberto.
El pasado 12 de junio, mientras los vecinos de María Guerrero negociaban con Sareb, la AAVV Comillas convocó una manifestación desde el actual Centro de Salud del barrio, en la calle Eduardo Marquina, hasta el solar previsto para el nuevo, en la calle Antonio Leyva. Una infraestructura que consideran clave por los problemas del edificio —espacio insuficiente, entrada poco accesible, incluso cucarachas en algunas zonas— y porque la parcela de su relevo lleva reservada para tal fin por la Comunidad de Madrid desde el año 2003 sin que nunca se haya ejecutado.
En el extremo opuesto de María Guerrero, la esquina con la calle Parador del Sol, muy cerca de esos bloques 11, 13 y 15 que Sareb cedió a la EMVS, dos antiguos bajos comerciales son ahora apartamentos en alquiler turístico, fácilmente reconocibles por las célebres cajitas con el código para recoger las llaves o los turistas en la puerta consultando dicha clave en sus teléfonos móviles. La semana pasada, más o menos sobre la hora en que se realizó gran parte de esta crónica, unas jóvenes de origen centroeuropeo disfrutaban de uno de ellos sacando un mantel de picnic a la calle y comiendo en el suelo, en un remedo involuntario de las clásicas vecinas a la fresca.
Derecho a la vivienda
El movimiento vecinal de Carabanchel impide por segunda vez el macrodesahucio de Sareb
Los vecinos de tres bloques de viviendas de la calle María Guerrero, 11, 13 y 15, conmemoran haber evitado —por segunda vez— el desahucio que la Sareb se proponía consumar, sin solución habitacional.
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