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Reducción de jornada
A nuestras socias les parece bien que trabajemos 32 horas a la semana, nosotras dudamos
Desde hace unos meses, un fantasma recorre la redacción de El Salto. Un fantasma que trae bajo su fantasmal sobaco esta pregunta: además de defender la reducción de la jornada laboral en nuestra línea editorial, de haber abordado múltiples veces esta cuestión en reportajes, entrevistas y análisis, ¿podríamos aplicárnosla? Después de todo somos una cooperativa, no tenemos patronal a quien presentar esta demanda, ni medida de presión que tenga mucho sentido cuando tus jefes son tus compañeras, tú misma, y todas las personas que nos apoyan con su suscripción. Esos son los interrogantes que nos ocupan.
¿Podríamos trabajar 32 horas semanales?¿imponer una política laboral en la que creemos sin esperar a que haya un gobierno sin miedo a la transformación que imponga lo que ya sabemos que es bueno para todas? ¿Es esta pretensión, en una plantilla que ya hace horas extra por norma, realista? ¿No es de alguna forma injusto tomar la delantera cuando la mayoría del país sigue trabajando sus 40 horas a la semana? ¿Seguiremos siendo capaces de producir lo suficiente para que la gente sienta que estamos siempre ahí? ¿Es compatible el FOMO periodístico con la preciada e histórica reivindicación de trabajar menos para vivir mejor?
Lo primero que queremos destacar es que a casi todo el mundo le interesa, al menos un poco, la reducción de jornada a 32 horas semanales
Son muchas preguntas, y al no tener respuesta, decidimos compartirlas con nuestras y nuestros socias, más de 1000 respondieron, el equivalente a algo más de un 10% de nuestras suscriptoras, lo que humildemente nos parece que no está mal como muestra. Os dejamos aquí algunas pinceladas de los resultados.
Lo primero que queremos destacar es que a casi todo el mundo le interesa, al menos un poco, la reducción de jornada a 32 horas semanales. Es algo, parece, que interpela a nuestras existencias, y alguna atención prestamos al debate. Así solo el 6,9% de las personas que respondieron, calificaron la propuesta como algo que les sonaba un poco a cosa refor, el resto había leído al menos algún artículo sobre el tema (42,6%), el 21,6% ha buscado información y tiene una opinión al respecto, el 17,4% habría debatido sobre esta propuesta en sus círculos y un 11,5% controla sobre el tema.
Pero no hace falta ser un experto en la materia para estar a favor, preguntados sobre qué entusiasmo les genera la propuesta de trabajar 32 horas, el 76,4% de las socias y socios que contestaron preguntan que dónde hay que firmar. El 10%, aunque conceptualmente de acuerdo, llama a la prudencia e insta a seguir los plazos ya marcados desde el Ministerio de Trabajo. A un 7,1% le parece una propuesta meramente reformista y considera que donde hay que concentrar las fuerzas es en subir los salarios. A un 4% la idea les parece demasiado utópica, y un 2,5% la califican como una medida política poco urgente, dado que hay tantas personas haciendo aún muchas más horas que la jornada de 40.
Reducción de jornada
Jornada 4 días El piloto valenciano de la jornada laboral de cuatro días demuestra sus beneficios
Ya por último pasamos a preguntar qué os parecería si nos decidiésemos por pasar a la acción, y aplicarnos la reducción de jornada. Nadie se ha manifestado en contra hasta el punto de dejar el proyecto, a seis personas les ha parecido que con trabajar donde trabajamos, ya deberíamos sentirnos suficientemente afortunadas, el 9,2 % considera más apropiada una reducción gradual y bajaría a 35h, primero, para asegurarse de que no se pierden contenidos. El 31,1% nos invita a aplicar la reducción a 32 horas si eso nos hace más felices y productivos, y casi seis de cada 10 (59%) saludaría esta decisión como un momento de tomar la iniciativa política, preguntando una vez más ¿dónde tengo que firmar?
El sondeo cuenta con una segunda parte para saber cuáles son los contenidos que os suscitan más interés, y en la práctica, cuales acabáis leyendo, viendo, etc. Lo que más os interesa no acaba de coincidir con lo que más leéis, por ejemplo, la puntuación para los reportajes de internacional, los análisis sesudos o los reportajes sosegados en términos de interés, es bastante más alta que los números que surgen cuando preguntamos qué es lo que se acaba leyendo. Quizás hay interés en lecturas más reposadas pero no parece que haya el tiempo para ello: la gente presta sobre todo atención a las últimas horas y a los artículos de actualidad. En todo caso son cuestiones que nos sirven para pensar sobre nuestro trabajo, sobre cómo se recibe lo que hacemos, y ya que estamos, sobre la sociedad acelerada en la que vivimos.
Y sobre todo esto vamos a seguir reflexionando. Y seguiremos contándoos cómo sigue este debate, y probablemente, también, volveremos a preguntaros.
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Quizás las personas suscriptoras deberían saber que en El Salto hay mucha gente que trabaja voluntaria y sin remuneración alguna, y no hablo sólo de las personas que escriben sin recibir un pavo, hablo de las que editan y publican en las redacciones territoriales que en muchos casos lo hacen desinteresada y militantemente, con dosis de entrega o voluntarismo que no siempre son agradecidas. En concreto la redacción extremeña que genera un tráfico de lecturas nada desdeñable en el total de lecturas de El Salto trabaja enteramente gratis desde hace años, echando horas y horas desinteresadamente, bueno no del todo: nos interesa mucho el débil tejido asociativo crítico de una región que es de hecho una colonia intrametropolitana sometida a extractivismos y exclusiones insoportables, una región en la que El Salto es uno de los pocos espacios de resistencia comunicativa y se ha convertido en un referente de los movimientos sociales regionales alternativos. Esto es lo que nos hace resistir, porque sinceramente no nos sentimos bien tratados en el conjunto de esta empresa cooperativa que es El Salto. Nos parece excelente idea que las trabajadoras de la cooperativa reduzcan su jornada laboral a 32 horas, pero ya nos gustaría que Extremadura tuviera al menos una media jornada remunerada para pagar parte del inmenso trabajo de edición y mantenimiento del contrapoder comunicativo que después de años hemos logrado ser. Probablemente esté mensaje caerá mal y es que hasta en los entornos más alternativos y críticos se reproducen ciertos sesgos centralistas y colonialistas muy difíciles de superar. Lo tenía que decir, y lo he dicho.
Yo no tenía ni idea desde luego ...
(Pues sí, a ver si conseguís aunque sea una media jornada renumerada).
Ser personas consecuentes tiene muchas aristas y todas ellas nos van a dejar rasguños. Lo primero es teorizar porque es lo que nos va a hacer reflexionar, pero tenemos que conocer la práctica/realidad, soy socio pero no consumo tanto El Salto como el trabajo que se hace merece (solo tengo whatsapp por trabajo, vivo al margen de las demás redes sociales). Como cooperativa estaría bien poner en números de lo que estamos hablando: CUANTAS HORAS DE MILITANCIA SE HACEN EN EL PROYECTO; CUANTAS HORAS EXTRAS SE REALIZAN (siempre que se abonen -cosa que creo que no es así- porque si no se pagan NO SON HORAS EXTRAS), como somos entre todas capaces de que NUESTRO PROYECTO COMUNICATIVO siga vivo y se extienda, para ello las propuestas de nuevas contrataciones (que hay que definir AL MARGEN DE LA MILITANCIA) que reflejen las necesidades reales del proyecto estaría bien que se discutiesen en los foros adecuados (en los que tampoco participo tanto como el proyecto merece). Salud.