Obituario
Resistir desde lo común

La enfermedad de Clara terminó con su muerte este pasado 7 de octubre. Su forma de estar en el mundo estuvo dictada por la necesidad de hacer red con el conocimiento compartido y, en este caso, también de adueñarse de los procesos de la enfermedad y de hacerlo en comunidad. 

14 oct 2020 08:11

Nuestra historia común, la historia de las muchas personas que buscamos crecer y sostenernos en comunidad, se va haciendo así, con momentos inesperados que se reciben como una broma o como la expresión de una peculiaridad; se construye a ramalazos como, por ejemplo, el de quien dijo que una moneda social tenía que tener su banco social y okupado, o el de aquel muestrense que, hace casi veinte años ya, dijo en un bar que Vallekas tenía un festival de cine y Lavapiés no y que eso no podía ser.

Clara y Pablo, con un bebé en brazos, se habían metido un año antes en nuestro grupo de consumo, en Karakoleka. Allí pasaron meses encargándose con paciencia de reparar casi diariamente esa hoja de excel compartida que todo grupo de consumo tenía entonces, a la que nosotras llamábamos la KAGO, un nombre que supongo que sería un acrónimo de Karakoleka Google, pero que le venía al pelo a ese artefacto mortífero, que se tragaba pedidos y escupía errores con una facilidad pasmosa. Pero, a principios de 2012, en la asamblea mensual, dentro del obligado punto “varios” del orden del día, que daba el pistoletazo de salida en tumulto al bar de enfrente, pidieron palabra y dijeron tímidamente: “Es que nosotros… le tenemos manía a Google. Así que hemos pensado que nos gustaría hacer otra cosa.” Supongo que no nos sonaría muy raro. Como todo grupo cohesionado y eficaz, éramos en el fondo una colección heterogénea de manías: a las multinacionales, a las grandes superficies, a los pesticidas, a las etiquetas con información confusa, a los bancos y las transferencias, incluso había quien le tenía manía a las neveras.

No nos sonó raro, pero dudo que entonces le diéramos demasiada importancia. Es incluso posible que no nos diéramos cuenta de que nuestra apuesta por la autogestión y el apoyo mutuo, por las redes de pequeñas productoras y grupos de consumo autónomos, por la soberanía alimentaria y la sostenibilidad acababa de enriquecerse con el movimiento del software libre y la soberanía tecnológica. Un par de meses más tarde, Clara y Pablo nos invitaron a “probar” su nueva herramienta, que describieron como una aplicación para facilitar los pedidos e independizarnos de los programas informáticos y plataformas propietarias. Empezó una etapa fascinante donde pudimos aprender de primera mano cómo se construye de manera comunitaria una herramienta, donde pudimos aportar desde nuestra ignorancia informática y desde nuestra experiencia militante todas las ideas que se nos pasaban por la cabeza. Evaluamos colectivamente todos los pasos de la gestión de un grupo de consumo: los pagos, el reparto, el pedido, el coste de transporte, las incidencias, las variaciones en el peso de los repollos, la entrada o salida de los productos según la temporada.

Por si el proceso no fuera ya suficiente regalo, el invento acabó llevando nuestro nombre: Karakolas. Porque, dos años más tarde, la aplicación ya no era únicamente nuestra manera de gestionar los pedidos del grupo. Era una herramienta que se ramificaba y fortalecía a un ritmo increíble, que gestionaba los pedidos comunes de varios grupos (Mercapiés), que adoptaban cada vez más grupos, veteranos y nuevos, que empezaba a funcionar también como una red de productores, que incluso permitía la creación y el trabajo de un gestor de productores como Ecomarca o que incorporaba las compras colectivas. Muchísima gente participó y sigue participando en el sostenimiento, cuidado y gestión de Karakolas, un trabajo que se concibió y se lleva a cabo de manera colaborativa y colectiva, mediante asambleas anuales y mediante la aportación de personas procedentes de los grupos que la usan.

Compartí con Clara y su familia espacios en los que explorábamos la crianza compartida y la educación activa, buscando una alternativa para les niñes que no les abocara antes de tiempo a la disciplina escolar tradicional

Entre tanto, otras explorábamos también los campos de la crianza compartida y de la educación activa, buscando una alternativa para les niñes que no les abocara antes de tiempo a la disciplina escolar tradicional. Compartí algunos de esos espacios con Clara y su familia (había llegado un bebé más) y recuerdo ahora su enorme regocijo cuando trajo un día a la escuelita un juego que había descubierto: una serie de figuras geométricas (triángulos, cuadrados y pentágonos) planas y de colores que se enganchaban con firmeza unas en otras y podían formar todo tipo de formas bidimensionales y tridimensionales fantasiosas sin perder nunca la base geométrica de sus piezas de origen. Se llamaba “locón” o “logón”, nunca me molesté en resolver esa ambigüedad tan bella. Era potencialmente infinito, se le podían añadir todas las piezas del mundo. “Con esto se aprende todo”, me decía Clara con los ojos brillantes. Karakolas es también un logón o locón de muchísimas piezas, con un potencial revolucionario infinito, y su primera fuerza motriz fue la alegría y la generosidad de Clara, expansiva e incontenible y a la vez precisa y lógica, siempre incapaz de pensar en términos que no incluyeran lo común. 

Durante todo el largo proceso de su enfermedad, que terminó con su muerte este pasado 7 de octubre, Clara sostuvo una inmensa y variopinta red que a la vez trataba de sostenerla a ella. Quienes no podíamos estar lo bastante cerca como para tenderle la mano de vez en cuando, recibíamos periódicamente una carta colectiva, una exposición excesiva y minuciosa como era ella, donde detallaba el código abierto del cáncer: los síntomas, los diagnósticos, los componentes y las dosis de la medicación, los procedimientos de exploración, las intervenciones quirúrgicas, los efectos secundarios, el trato con las profesionales sanitarias. Su forma de estar en el mundo seguía dictada por esa necesidad tan suya de hacer red con el conocimiento compartido, de luchar por la soberanía biotecnológica, en este caso de adueñarse de los procesos de la enfermedad, y de hacerlo en comunidad. 

En una de las treguas que le concedió la enfermedad, Clara cantó Resistiré a grito pelado, bailando desenfrenada con un cuerpo que exhibía todas las marcas de la enfermedad

Mucho antes de que se convirtiera en el himno inesperado de un confinamiento y de que sonara por los balcones de media España, las integrantes de la Muestra de cine de Lavapiés siempre reservábamos Resistiré para cantarla nosotras como clausura de nuestro karaoke anual. En una de las treguas que le concedió la enfermedad, Clara se vino al karaoke en la Quimera para dejarse desbordar por la risa ante los desvaríos y desafines varios del personal. Y cantó Resistiré a grito pelado con las muestrenses, bailando desenfrenada con un cuerpo que exhibía todas las marcas de la enfermedad. Por muy manida que quedara la canción después de meses de repetición incesante, nunca pude, ni puedo, dejar de escuchar en ella los ecos de esa red generosa en la que creía Clara, multiplicándose y replicándose. 

Aquí seguimos, Clara, intentando hacer lo que tú tan bien sabías hacer: resistir desde lo común.

Archivado en: Obituario
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Obituario
Obituario Susana Jiménez Carmona: convocación
Entre el dolor de la pérdida, el revuelo de los recuerdos y las punzadas de la ausencia nos vamos dando más cuenta si cabe de cuantísimos mundos convocó Susana Jiménez Carmona, fallecida el 1 de noviembre.
Opinión
Opinión Razones para leer a Fredric Jameson
Gracias a las herramientas teóricas que desplegó Fredric Jameson es posible interpretar con acierto lo que sucede en las sociedades del capitalismo tardío.
Perú
Obituario Cinco momentos estelares en la vida de Alberto Fujimori
Con 86 años murió Alberto Fujimori, el presidente peruano que dio un autogolpe para introducir el neoliberalismo en el país, convirtió el Estado en una organización criminal y acabó en la cárcel.
#71967
14/10/2020 14:23

Gracias por esta semblanza tan certera y vital como Klara misma !! Y gracias a Klara por no rendirse nunca en la tarea de tejer redes para cobijarnos .

0
0
Oriente Próximo
Oriente próximo La diáspora kurda ante la caída de Bashar al-Assad
Siria enfrenta el fin de un régimen que durante décadas pareció inquebrantable. Desde la diáspora, la esperanza contenida de quien ha vivido demasiadas traiciones y promesas incumplidas.
Amazonía
Caso Chevron Pablo Fajardo: “Sacrificaron la Amazonía y la vida de la gente por racismo y por la ganancia económica”
El activista y abogado Pablo Fajardo fue elegido hace casi 20 años por la Unión de Afectados por Texaco para el juicio más importante contra la petrolera Chevron. Dos décadas después sigue luchando por la justicia ambiental y social en Ecuador.
Ley de Seguridad Ciudadana
Congreso de los diputados Reforma de la Ley Mordaza: ¿esta vez sí se puede?
Una de las mayores deudas de toda la izquierda del Estado español parece que está a punto de saldarse.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Literatura
Gustavo Faverón Patriau “Quizá la novela sea ahora mismo más relevante que nunca”
El escritor peruano Gustavo Faverón Patriau quería narrar en su nueva novela la historia de un boxeador que no sabía boxear pero tumbaba a sus rivales recitándoles al oído versos de César Vallejo. ‘Minimosca’ acabó siendo un cuentacuentos inagotable.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Galicia
Memoria histórica Así fue como el Patronato de Protección a la Mujer transformó Galicia en un convento de clausura
Las mujeres que cayeron en las redes del Patronato iniciaron un periplo de encierro, humillaciones, abusos y explotación que es desconocido para la mayor parte de la población. Queda hoy en la impunidad de un silencio que tenemos el deber de romper.
Derecho a la vivienda
Vivienda El Sindicato de Vivienda de Euskal Herria propone la “expropiación de pisos turísticos”
Ponen en el punto de mira los intereses del sector inmobiliario y tachan de “falsas” a todas las medidas propuestas por los partidos políticos como la Ley de Vivienda.
Opinión
Tribuna Todas las razones para decir ‘Altri non’
Aquí van unos cuantos motivos para juntarnos este domingo en Compostela y dejar clara nuestra postura frente a un expolio que nos están tratando de imponer disfrazado de progreso, pero que sólo trae beneficio económico a unos cuantos indeseables.

Últimas

Relato
Relato Descubrirse las manos
Descubres tus manos: el palmar y el dorso, la posibilidad futura de la pinza atrapacosas, dos miembros que te vinculan al chimpancé y al lémur. Aprendes su mecanismo.
Música
Música Un coro para homenajear las luchas obreras: “La canción protesta del pasado es historia viva”
El coro de canción protesta de Madrid nació para rescatar del pasado las tonadas de la lucha obrera y ponerlas al servicio de distintos activismos en el presente.
Opinión
Opinión Sobrevivir pagando en el Álvaro Cunqueiro
Una de las victorias ideológicas del PP de Feijóo en Galicia ha sido hacernos creer que pagar por servicios esenciales en los hospitales durante el cuidado de nuestros enfermos es lo natural, que no hay otra manera de abordarlo, pero es mentira.
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.

Recomendadas

Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”
Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.