“El laboratorio negó hasta tres veces que María José fuera mi hija, y lo era”

Mercedes Moya, víctima de un caso de bebés robados en 1978, ha demandado al laboratorio LabGenetics por negligencia profesional. Las asociaciones de víctimas de bebés robados denuncian que los laboratorios genéticos españoles no encuentran positivos por la tecnología arcaica que utilizan.

Mercedes Moya, madre de niña robada
Mercedes Moya (izquierda), madre de niña robada, junto a otra mujer víctima de casos de bebés robados y su marido en la concentración convocada ante la Fiscalía General del Estado el pasado 27 de enero.
11 feb 2020 07:00

Mercedes Moya ha estado buscando a su hija durante cerca de 40 años. Y fue su hija quien la encontró a ella. Durante un año, el laboratorio LabGenetics, uno de los principales en España dedicados a la identificación genética, negó hasta tres veces el parentesco.

La historia de Mercedes Moya es una más entre los miles de casos de bebés robados durante el franquismo y los primeros años de democracia. Mercedes se quedó embarazada con 19 años. Era 1977. Entonces vivía en Huelva y decidió trasladarse a Madrid. El mismo día de su llegada encontró trabajo limpiando en la casa de un periodista. Este le encontró un lugar para madres solteras, el chalet que la asociación Tu Casa tenía en Carabanchel, dirigido por sor Pura, que años después sería casi tan conocida como Sor María por los casos de bebés robados que apuntaban hacia ella como responsable.

Mercedes Moya - Registro Civil
Mercedes Moya inscribió a María José en el Registro Civil antes de que se la quitaran.
“Había casos de chicas que daban a su hijo en adopción, pero también chicas que decían que les habían quitado sus hijos, entonces no las creías”, recuerda Mercedes. Le provocaron el parto para el 7 de mayo de 1978, 15 días antes de cumplir, en el Hospital Francisco Franco —actual Gregorio Marañón—. Cuando dio a luz le dieron a su hija para que le diera pecho y la inscribió en el Registro Civil como María José Moya Martín. Y dos días después se la quitaron. “Llegó la monja con un vestido para la niña y nos montamos en un taxi. Poco después paramos frente a un fotomatón y la monja cogió a la niña diciéndome que iba a hacerle una foto. Tuve un mal presentimiento y la agarré, pero la niña lloró y, pensando que le hacía daño, la solté y la monja se la llevó. Yo quise salir detrás de ella pero el taxista me dio un empujón, me metió en el taxi y me llevó al centro. Cuando volvió la niña ya no estaba con ella”, explica.

“Yo no había vendido a mi hija, yo quiero a mi hija”, recuerda que dijo cuando la monja volvió y le entregó un sobre con dinero. Mercedes no sabe cuánto dinero era porque se lo tiró a sor Pura gritándole. “Yo no necesito dinero, necesito a mi hija”. Durante los días siguientes, mientras se recuperaba del parto en la clínica, afirma que la monja la insultó y presionó hasta que firmó unos documentos ante un notario. En sus oficinas vio a un conocido cantante y, desde entonces y durante muchos años, pensó que su hija había caído en sus manos. Mercedes afirma que, pasados muchos años, el cantante aceptó conocerla. Pero no era su hija.

En 2010, Mercedes encontró un mensaje que le llamó la atención en una de las páginas web en las que víctimas de bebés robados buscan a su familia biológica. “Nací el 7 de mayo de 1978 en el Hospital Nuestra Señora del Rosario en Madrid. Me llamo María José [...] Vivo en Guadalajara (México)”.

Mercedes y María José se pusieron en contacto hace dos años. La madre que crió a María José le había contado que fue adoptada en España y le animaba a buscar a su madre biológica, y María José estaba convencida de que su madre era Mercedes. Aunque Mercedes seguía aún convencida de que su hija biológica era la hija del famoso cantante, le propuso hacerse la prueba de ADN.

Era 2018. Siete años antes, un reportaje publicado en Periódico Diagonal sacaba a la luz de que una de las principales empresas dedicadas al análisis genético en España, Genómica —del Grupo Zeltia—, estaba dirigida por Rosario de Cospedal García, hermana de María Dolores de Cospedal, entonces presidenta de Castilla-La Mancha. “Primero nos aconsejaron ir a Genómica y todos los que empezamos con este tema nos lo hicimos allí, pero cuando la periodista María José Esteso sacó esta noticia, ante la duda de que quisieran tenernos controlados o nos lo fueran a hacer mal, yo y mucha gente fuimos a hacernos la prueba de ADN de nuevo con Jorge”, explica Cristina Moracho, también madre de un bebé robado —en su caso en el Clínico San Carlos en 1984—, en referencia a Jorge Puente Prieto.

Según publica en su perfil de LinkedIn, Puente había sido director del departamento de genética en Genómica entre los años 2000 y 2003 y, en 2004, fundó Laboratorio de Genética Clínica SL, con nombre comercial LabGenetics, una empresa con sede en San Sebastián de los Reyes (Madrid) que a día de hoy cuenta con 13 trabajadores y que en sus últimas cuentas presentadas, de 2018, mostró unos ingresos que no alcanzaban el medio millón de euros y unos beneficios de 22.000 euros. En marzo de 2013, desde LabGenetics ofrecieron su colaboración a todas las víctimas de casos de bebés robados, proponiéndoles pruebas de ADN sin ánimo de lucro, por 60 euros IVA incluido.

Mercedes Moya - LabGenetics
Carta en la que LabGenetics notifica a Mercedes Moya su inclusión en la base de datos de víctimas de casos de bebés robados, señalando que hasta la fecha, abril de 2014, no hay coincidencias de ADN con otras muestras recopiladas.
El 31 de marzo de 2014, Mercedes acudió a entregar muestras de su ADN a LabGenetics, como perfil de madre biológica en un caso de adopción irregular o sustracción de menores. Una semana después, desde el laboratorio le confirmaron que, hasta ese momento, no había ningún ADN que coincidiera con el suyo entre las muestras de las que disponían. Cuatro años más tarde, en julio de 2018, María José se hizo las pruebas de ADN también en LabGenetics como afectada de un caso de adopción irregular o sustracción de recién nacidos.

María José en LabGenetics
Carta en la que LabGenetics descarta que María José tenga familiares entre las personas que han dejado muestras de ADN en su laboratorio, a pesar de que contaban con el ADN de Mercedes, su madre, desde hacía cuatro años.
El 17 de julio llegaron los resultados: “El cotejo realizado entre el perfil de María José con los perfiles genéticos de los hijos/as biológicos y padres/madres presentes en la base de datos a fecha 17/07/2018 ha resultado negativo”. Con este mensaje, el laboratorio descartaba que Maria José fuera la hija biológica de Mercedes, cuyo ADN constaba en la base de datos de LabGenetics desde 2014.

Pero, a pesar de los resultados de LabGenetics, María José estaba convencida de que Mercedes era su madre. “Ella insistía en que era mi hija, que lo sentía... Pero los resultados daban que no lo era, le dije que le ayudaría a buscar a su familia”. Ante la insistencia de María José, Mercedes pidió al laboratorio que repitiera las pruebas. “Pero de nuevo no salían coincidencias”, recuerda. E insistió una vez más, y otra. Mercedes Moya cuenta que LabGenetics negó hasta tres veces que María José fuera su hija.

Un mes más tarde, un compañero de uno de los colectivos de víctimas de casos de bebés robados hizo una prueba con los datos de los ADN de María José y Mercedes utilizando el software PatCan2, que compara perfiles alélicos. Y el resultado, ahora sí, daba la razón a María José. Meses más tarde, un detective contratado por Mercedes le daba prueba de que, en contra de lo que hasta entonces seguía creyendo, la hija del famoso cantante no era su hija.

PatCan2
Análisis de los ADN de Mercedes Moya y María José realizado con el software PatCan2.

Con los resultados positivos de PatCan2, Mercedes se volvió a dirigir a LabGenetics, pidiendo explicaciones. El 10 de mayo, después de habérselo negado tres veces, LabGenetics confirmaba que Mercedes y María José son madre e hija. Y, de nuevo el 22 de mayo, con los resultados de un examen mitocondrial. Y una disculpa.

Mercedes Moya y María José - LabGenetics
Carta en la que LabGenetics confirma finalmente que María José es hija de Mercedes Moya.
“No es solo por mí, es por las demás madres”, señala Mercedes. Hace pocas semanas, presentó una demanda por la vía civil contra LabGenetics en el Juzgado de Primera Instancia de Alcobendas por negligencia profesional.

Desde LabGenetics se han negado a hablar del caso de Mercedes y María José por protección de datos, pero aseguran que con su trabajo han hecho posible entre 15 y 20 encuentros de familias. Sin embargo, en esta cuenta no separan los casos de adopciones legales de las irregulares o sustracción de recién nacidos. Aseguran que no tiene los datos separados, a pesar de que tanto en las cartas enviadas a María José como a Mercedes se señala que sus datos serán usados “para la búsqueda en exclusiva de familiares afectados por los casos de adopciones irregulares o sustracción de recién nacidos”. Por su parte, el doctor Jorge Puente se ha negado a dar ninguna declaración.

“No conozco ningún caso en el que haya salido resultado positivo siendo bebés robados”, subraya, por su parte, Cristina Moracho. “No tenemos constancia. Primero, porque los laboratorios no dan información. Después, porque la mayoría de los reencuentros de robos de bebés y niños se lleva a cabo sin luz ni taquígrafos”, señala por su lado Soledad Luque, una de las fundadoras de Todos los niños robados son también mis niños. “En cualquier caso, de lo que hemos sabido por la prensa, no hay casos de reencuentro de bebés robados. Puede que sí de personas que se buscaban pero no eran casos de bebés robados. Y de esos tampoco se publicitan. Es necesario que se hagan públicos todos los reencuentros, pero existen razones por las que se mantienen en secreto. No se le puede exigir a las víctimas, pero hacemos un llamamiento para que denuncien sus casos y a las autoridades para que tranquilicen a las víctimas explicando que el hecho de que los padres y madres adoptantes sean llamados a declarar no implica que sean considerados criminales”.

El de Mercedes Moya no es el único caso en el que LabGenetics no ha encontrado coincidencias entre ADN de personas que finalmente se ha demostrado que son familia. Inés Madrigal, la primera que consiguió llevar a juicio un caso de bebés robados —y que se reconociera la culpabilidad de un médico, en su caso Eduardo Vela, absuelto por prescripción del delito—, consiguió encontrar a su familia en julio de 2019. Tan solo habían pasado tres años desde la muerte de su madre biológica, a la que nunca pudo ver, pero sí encontró a sus hermanos. Madrigal pasó por Genómica y después por LabGenetics, donde uno de sus hermanos también había dejado muestras de ADN, pero, al igual que con Mercedes y María José, el laboratorio no encontró coincidencias.

“LabGenetics no han sido claros con la gente, debería avisar de que solo puede encontrar resultados positivos en muy pocos supuestos”, explica Madrigal, que apunta que usan una tecnología arcaica que puede funcionar para paternidades, pero no para encontrar coincidencias de ADN entre hermanos. Es la misma tecnología, recalca, que usa el Instituto Nacional de Toxicología. Ella y otras personas que buscan o han buscado a sus familiares han fundado una asociación, Infogenes, para impulsar encuentros familiares a través de laboratorios de Estados Unidos. “Salen hasta primos cuartos o quintos, están saliendo muchos encuentros a través de empresas americanas, y esto anima después de tantos años sin que en España salga nada”, concluye.

“Estamos muy desengañados de los laboratorios españoles porque nos han sacado el dinero y no dan positivo”, lamenta Moracho, que cita como único caso de adopción irregular con resultados positivos en laboratorios españoles que conoce el de Clara Alfonsa Reinoso, quien, según ha confirmado a El Salto, las realizó en el laboratorio Neodiagnóstica, en Barcelona. “Pero lo suyo era un caso muy mediático y estaba cantado”, concluye Moracho.

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