Hombres hacia la derrota

La lucha de las mujeres por la igualdad les está costando sangre, sudor y lágrimas. Ya es hora de que los hombres empujemos hacia la derrota de los machismos.

Manifestación feminista manada
Christian Martínez Manifestación feminista en Madrid contra la sentencia de "la manada".
Psicólogo, antropólogo y psicoterapeuta. Coautor de Convivir en igualdad: Prevención de violencia masculina hacia las mujeres en todas las etapas educativas
7 dic 2020 07:00

Stieg Larsson, autor de Los hombres que no amaban a las mujeres, comenzó a comprometerse con el feminismo tras mantenerse en silencio ante la violación de una compañera por un grupo de amigos. Cuando le pidió perdón, ella lo rechazó. Siempre se sintió culpable. La culpabilidad es una fuerza que puede ser bien poderosa: abre postigos, cierra ventanas, rompe cristales y hermanada con la responsabilidad puede escribir libros, criar criaturas, planchar coladas y producir hombres que pasen de no amar a las mujeres a hombres que auténticamente respeten a las mujeres.

Nosotros, los hombres, tenemos historias poderosas llenas de culpa guardadas bajo llave. Son historias que consideramos en su momento irrelevantes y que ahora sabemos importantes, historias que nos han tenido como protagonistas de silencios deshonrosos y actos vergonzosos, incluso delictivos: más de uno sabe que insistió a sabiendas que un no no es un quizás, otros saben que están en un puesto que no merecen por currículum, más de uno no querría que su hija trabajara con un tipo como él, a casi todos se les podría decir por qué no te callas cuando opinan sobre las mujeres, muchos siguen sin cuestionar a sus amigos puteros, los más seguimos escaqueándonos en cuanto podemos de lo doméstico y los cuidados, y casi todos sabemos que la manada no son monstruos sino hijos sanos del patriarcado.

El tiempo del silencio de las mujeres ha terminado, hombres, y la cruda realidad es que en la lucha por la igualdad las mujeres están poniendo la sangre, el sudor y las lágrimas mientras que los hombres ponemos la atronadora omertá, las dudas patéticas, las peregrinas excusas, y más de uno se limita a cubrir el expediente para mantener sus privilegios como feminista de temporada. Si las mujeres mataran cada año a sesenta hombres que fueron sus parejas, si cada cinco horas un hombre denunciara una violación por parte de una mujer, y si tuviéramos que trabajar cada año más de cincuenta días por el mismo salario, no os quepa duda de que habrían saltado todas las alarmas y estaríamos en estado de emergencia nacional. La cruda realidad es que si la violencia de género existe es porque hay hombres dispuestos a ejercerla, que es un problema de los hombres que sufren las mujeres, que las desventajas que sufren las mujeres se aparejan a las ventajas de las que los hombres disfrutan, que el machismo oprime a las mujeres mientras que simplemente nos limita a los hombres, y que no debería confortarnos el argumento obvio de “no todos los hombres”, que esconde que “sí, todas las mujeres” han sufrido, sufren o pueden sufrir machismo.

Toca resistir la tentación de querer armarse caballero feminista, o darse un súbito baño violeta que haga que todo cambie un poco para que todo siga igual

Hombres, ya es hora de que empujemos hacia la derrota de los machismos. Lo tenemos realmente muy fácil. Quizá bastaría con no excusar ni cometer ningún acto sexista, denunciar los que conozcamos, reflexionar sobre los que cometimos para no repetirlos, erradicar la misoginia y homofobia de nuestras vidas, renunciar a la machiscuota y honores que no nos correspondan, asumir en equidad excedencias y reducciones para cuidados, reflexionar sobre en qué medida somos parte del problema o de la solución, saber que somos más equitativos de postal que de realidad y que la prueba del algodón está en la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Toca resistir la tentación de querer armarse caballero feminista, o darse un súbito baño violeta que haga que todo cambie un poco para que todo siga igual, toca resistir darnos colorete cuando tendríamos que tener la cara permanente colorada porque la mitad de la población pide igualdad mientras que nuestra otra mitad se beneficia de la sexista desigualdad.

Hombres, sumémonos a la lucha de las mujeres por la igualdad para que esa suma de sumas haga una justa multiplicación que divida el patriarcado. Por nosotros primero, por todos nuestros compañeros, y por las mujeres que no creo que vayan a parar por menos de lo justo para que convivamos en igualdad. Unámonos a una masa descompasada de varones sensibles y machistas recuperables que con microigualdades diluyan los micromachismos, unámonos a una masa descompasada de hombres que apoyan los derechos de ciudadanía de las mujeres mientras asumen sus justos deberes de cuidadanía. Hombres, vayamos hacia la derrota, porque la derrota del machismo será la conquista de vidas que conviven en libertad e igualdad. Hombres: Hacia la derrota de nuestros machismos siempre.

Masculinidades
A la caza del aliado o la muerte de la “nueva masculinidad”

Hoy criticamos el concepto de “nuevas masculinidades”. Y para ello, dejadme que juegue a dos bandas: la de hater y la de comprensivo.

Sobre este blog
Demoler, verbo transitivo: deshacer, derribar, arruinar... Y eso intentamos: deshacer las viejas masculinidades y poner en duda las nuevas, derribar a los hombres de siempre y arruinar los planes del patriarcado desde la reflexión sobre quiénes somos y cómo renunciamos a nuestros privilegios.
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