@ymouled
14 oct 2017 06:00

Khadija Ryadi nació en Taroundant, en 1960. Activista marroquí, fue premio de Naciones Unidas en 2013 y lleva décadas luchando contra las torturas y por el respeto a los derechos humanos. En 1983 entró a formar parte de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), convirtiéndose en la primera mujer que la presidía en 2007, hasta que dejó su cargo en 2013.

Nos encontramos con ella en Donosti antes de marchar a Bruselas, donde se reúne con diversas asociaciones para hablar de la situación crítica que viven los presos rifeños encerrados en la prisión de Okacha (Casablanca), que se encuentran en huelga de hambre tras ser encarcelados por participar en las movilizaciones en el Rif, al norte de Marruecos. En la provincia de Guipúzcoa participa en un encuentro invitada para hablar del movimiento feminista en Marruecos.

Riadi explica que durante los años de plomo con Hassan II (1960-1999) ya se perfiló un movimiento de mujeres más combativo que abandonó los partidos de izquierdas y comenzó a buscar espacios propios para luchar por una igualdad real. Un feminismo sindical y asociativo centrado en la defensa de los derechos de la mujer. Al mismo tiempo surgió un feminismo liberal, ligado a la clase y alejado del anterior, pero Riadi critica cómo este último no abordó una lucha que cuestionara realmente el orden establecido.

Has hablado hoy de un movimiento feminista que no brindó un apoyo a las movilizaciones del 2011. ¿Cuál es su postura respecto a lo que sucede hoy en el Rif?
El movimiento feminista está lejos de cualquier movimiento como el Hirak (Movimiento Popular del Rif). Hay participaciones individuales, pero no como colectivo, pues se centran más en combatir la violencia contra la mujer sin una implicación directa de apoyo al Rif, ni por la liberación de los presos. Muchos de estos grupos consideran que su participación puede suponer un posicionamiento político que ellas no desean.

Aun así, encontramos algunos grupos locales que sí tienen una participación activa, como es el caso de Zohra Koubia y la Association Forum des Femmes au Rif (AFFA). Lo que quiero decir es que esto no sucede a nivel estatal, porque no hay una conexión entre los derechos de las mujeres y la defensa del Rif. Esto se puso de manifiesto con el caso de Silya Ziani –detenida y después puesta en libertad tras su participación en el Hirak–. Ahí hacía falta un posicionamiento de apoyo a la activista, lo ideal habría sido salir en su defensa, cosa que no se hizo.

¿Por qué pasa tan desapercibida la vulneración de derechos humanos en Marruecos?
Marruecos tiene muchos intereses con Europa. Por un lado, está considerado un aliado contra el terrorismo y además aplica las políticas europeas en materia de inmigración, lo que le permite presentarse como el gendarme del continente europeo. Por otro lado, están los intereses económicos de las empresas europeas a quienes interesa la estabilidad política del país y que el sistema económico siga siendo el mismo. No debemos olvidar que Marruecos se beneficia de la situación del resto de países africanos y de Oriente Medio, donde hay conflictos, porque eso le otorga a una imagen de estabilidad. Pero vemos cómo esto cambia con lo que sucede en el Rif y el mundo puede ver que no es el país democrático que presume ser. Luego está Francia, que posee intereses no solo en Marruecos, sino en todo el continente africano.

Hace unas semanas llamasteis a una huelga de hambre colectiva de 24 horas en solidaridad con los más de 40 detenidos rifeños que llevan varios días en huelga de hambre. ¿Cuál es su situación?
Según la información de familiares y abogados, porque las asociaciones tenemos prohibidas las visitas, hay cerca de 34 presos en huelga de hambre. Algunos de ellos están en una situación de extrema gravedad, y estamos realmente preocupados. De un día a otro puede pasar una desgracia. Según nos cuentan los periodistas que hablan con los familiares, algunos presos no pueden ni caminar y son ayudados por los guardias para ir a la sala de visitas, su estado de salud es crítico, algunos vomitan sangre y apenas pueden hablar. No han recibido la atención médica que precisan, su vida está peligro.

[Recientemente se ha hecho pública la noticia (confirmada por sus familiares) de que dos de los rifeños encerrados en la cárcel de Casablanca fueron hospitalizados de urgencia tras 32 días en huelga de hambre. Son el activista Mohammed Jelloul, que ya había sido encarcelado por su participación en las manifestaciones del 2011, y el periodista Rabie Ablaq.] 

Se manejan diferentes versiones. ¿Cuál es la cifra real de detenidos?
Es imposible saberlo con exactitud, los hay que han sido detenidos y al poco tiempo puestos en libertad, otros están en libertad con penas reducidas y hay quienes están en libertad a la espera de juicio. Es complicado cuantificar, están confirmados unos 500 detenidos, algunos de ellos ya liberados, por lo que diría, aunque no con exactitud, que hay más de 300 en la cárcel. Lo más preocupante es que hay cerca de 30 menores, algunos liberados para que continúen sus estudios, pero otros no, por lo que perderán un año lectivo. Muchos de estos menores no solo no han sido juzgados, sino que han sufrido torturas y han sido fotografiados desnudos.

Diferentes organizaciones han denunciado las torturas y malos tratos, la violencia policial; sin embargo, hemos visto y oído el discurso de un monarca que aplaude la actuación policial. ¿Se investigan las torturas?
Es un escándalo grave que el jefe de Estado [Mohammed VI] diga en su discurso que las autoridades han actuado conforme a la ley, otorgando impunidad para que continúen las atrocidades. La policía ha golpeado, torturado, ha provocado destrozos en el mobiliario, en los vehículos, sus actos han llevado a la muerte de Imad Attabi y de Abdelhafid Hadad, y lo único que hace él es animar y defender esta actuación. Esto les abre más puertas y les da libertad para continuar estas prácticas antidemocráticas. Además, los abogados que desvelan las torturas sufren también presiones.

La izquierda marroquí no ha estado a la altura
Sobre los detenidos siempre pesan los mismos cargos: altercados, manifestación prohibida, destrozos y agresiones a las fuerzas del Estado. Recientemente se ha expulsado a un corresponsal de The Guardian, los periodistas Hamid al-Mahdaui y Rabi el-Ablaq se encuentran encerrados y en huelga de hambre. ¿Ha cambiado algo desde la nueva Constitución del 2011? ¿Puede el Hirak cambiarlo?
Nada ha cambiado en Marruecos y los políticos tampoco han estado a la altura de los acontecimientos. Ejemplo de ello es la manifestación de hace unos días (en Casablanca) donde se invitó a diversos partidos de izquierdas a participar, invitación que rechazaron alegando que no participan con islamistas. Esto demuestra que la izquierda marroquí no está a la altura en un momento en que hay que caminar juntos. Esas posturas de apoyar a según quién son un retroceso político de partidos que tienen la obligación de estar en primera fila en las manifestaciones de apoyo al Rif.

Los apoyos han venido principalmente de una población que ha salido a pedir lo que demanda el Hirak, exigencias que son las mismas en todo Marruecos: sanidad, educación, infraestructuras…, y solo saliendo en todas partes se presiona al Estado. Hace falta tomar las calles y que surja un nuevo Movimiento 20 de Febrero (M20F) o parecido, pero que propicie el cambio de la política infernal que hay instalada en Marruecos, que amenaza, persigue y detiene a cualquier persona que apoye el Rif. Por ello considero que los partidos de izquierda no han estado a la altura.

¿Qué crees que va a suceder con los activistas del Hirak a la espera de juicio?
Según las circunstancias, creo que las condenas serán grandes, las familias se están preparando para lo peor, realmente no debemos decirlo así porque es anticipar un escenario, pero si queremos hacer un análisis de las circunstancias vemos que no hay una presión popular ni siquiera para que se reduzcan las condenas que se les piden. Serán condenas ejemplares para acallar a los demás, es lo que hace el makhzen, pegar a uno para asustar a cien. A pesar de las manifestaciones, desde las organizaciones en defensa de los detenidos presentimos esas condenas. A no ser que haya en los próximos meses un cambio en la situación política o que el Estado modifique la esencia de su política errónea, cosa que no parece que suceda. La otra solución es que haya movilizaciones en diferentes partes del Estado porque vemos que hay movimientos que defienden cosas puntuales, pero no hay un movimiento grande y fuerte que cambie estas políticas.
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