Soberanía en tiempos de biopolítica: estado de alarma y derechos fundamentales

La declaración de un estado de alarma ante una crisis sanitaria no es una decisión que responda únicamente a razones puramente científicas. Es un modelo de gestión de la población propio de un régimen disciplinar orientado al control de la conducta de los individuos.

"Los filisteos atacados por la peste en Azoth" (Nicolas Poussin)
Wikimedia Commons "Los filisteos atacados por la peste en Azoth" (Nicolas Poussin)
Profesor de Filosofía. Universidad de Zaragoza
16 mar 2020 10:00

Según el Instituto Nacional de Estadística, la última campaña de gripe en España causó 525.300 casos y 6.300 muertes. A escala mundial, las epidemias por gripe pueden llegar a causar hasta 5 millones de casos de enfermedades graves y unas 650.000 muertes por año. Por su parte, de los 80.000 casos de coronavirus detectados en China desde el comienzo de la crisis, más de 60.000 están curados, la mayor parte de los mismos sin un tratamiento mayor que el aplicado en un simple catarro. Por supuesto, no estamos diciendo que no se deban tomar precauciones y modificar en cierta medida aquellos comportamientos que puedan poner en riesgo a las partes más vulnerables de la población. Simplemente creemos que deberíamos preguntarnos por qué se declara el estado de alarma en el caso del coronavirus y no en el de la gripe. ¿Somos realmente conscientes de lo que supone anular algunos de nuestros derechos más fundamentales, como es el derecho de reunión pacífica recogido en el art. 21 de la Constitución Española o el derecho a circular libremente por el territorio nacional del art. 19? Y lo que es más preocupante aún, ¿somos realmente conscientes de la facilidad con la que renunciamos a nuestros derechos y otorgamos potestades soberanas al poder ejecutivo cada vez que se produce una situación de alarmismo social?

Después de que Naomi Klein mostrase en La doctrina del shock (2007) que la mayor parte de modificaciones sustanciales de los regímenes políticos acaecidas durante el último medio siglo siempre han sido precedidas de agresivas campañas propagandísticas orientadas a provocar el miedo y el alarmismo social como estrategia de aceptación de las medidas adoptadas, deberíamos plantearnos seriamente la posibilidad de que la declaración del Estado de alarma en España haya sido motivada por factores políticos y económicos ajenos a un planteamiento puramente “científico” o “biológico” de la crisis.

LA PESTE Y LA VIRUELA

Según Foucault, existen dos modelos paradigmáticos en la política de poblaciones, que derivan directamente de dos posibles formas de enfrentarse a una epidemia: el modelo disciplinar, derivado del tratamiento de la peste, y el modelo securitario, derivado del tratamiento de la viruela. Mientras que el modelo del tratamiento de la lepra se reducía a la simple expulsión de los infectados, el modelo disciplinar desarrolló grandes dispositivos de vigilancia y gestión del espacio con el objetivo de controlar la conducta de sus usuarios sanos. El objetivo ya no era excluir a los enfermos, sino regular el comportamiento de aquellos que podían infectarse. Para lograrlo, la gestión de la peste siempre se hacía mediante un control estricto de la movilidad y los hábitos de todos los ciudadanos, indicando a la población cuándo podían salir, cómo, a qué horas, qué debían hacer en sus casas, qué tipo de alimentación debían seguir, qué tipos de contacto podían tener y cuáles no, obligándoles incluso a presentarse periódicamente ante inspectores o a dejarles entrar en sus casas. En palabras del propio Foucault, el modelo disciplinar “fija los procedimientos de adiestramiento progresivo y control permanente” de cada individuo.

Es preocupante la facilidad con la que renunciamos a nuestros derechos más fundamentales y otorgamos potestades soberanas al poder ejecutivo cada vez que se produce un alarmismo social.

Por su parte, el modelo securitario no busca tanto la normalización de la conducta de cada individuo como asegurar que el conjunto de la población se mantiene dentro de unos márgenes controlados que no se alejan demasiado de la media estadística (de individuos sanos). En este sentido, el control de la viruela no limitaba en modo alguno la libertad ni la movilidad espacial de los individuos, sino que se ejercía mediante prácticas obligatorias de inoculación (vacunación), que asegurasen que siempre iba a haber un número suficiente de individuos con los anticuerpos necesarios para no desarrollar, ni por tanto contagiar y diseminar, el virus. Las muertes de una minoría de implicados eran aceptadas como algo completamente normal siempre y cuando existiese la garantía de que hay un número de personas no vulnerables a la enfermedad que impiden su propagación a escala epidémica. Concretamente, Norbert Wiener mostró hace más de medio siglo que las matemáticas con las que puede calcularse el riesgo de propagación de un virus eran prácticamente las mismas con las que se calculaba el riesgo de propagación de un incendio. En el primer caso, se trata de la proporción existente entre el número de individuos susceptibles de contagio frente al que han desarrollado los anticuerpos. En el segundo, de la proporción existente entre el número de partículas combustibles frente al de partículas incombustibles. Tal y como afirmaba Foucault, el “problema fundamental va a ser saber cuántas personas son víctimas de la viruela, a qué edad [se producen la mayor parte de los casos], con qué efectos, qué mortalidad, qué lesiones o secuelas [tiene], y qué riesgos se corren al inocularse”.

Desde este punto de vista, la gran diferencia entre la gripe y el coronavirus radica en que todas las epidemias mundiales de gripe que se suceden anualmente cuentan con rápidas y efectivas campañas de vacunación que aseguran que la epidemia no se descontrolará. En el caso del coronavirus en cambio, aún no hay vacuna, si bien cada vez son más las personas curadas que han desarrollado o se espera que desarrollen en los próximos días los anticuerpos necesarios que les permitan funcionar socialmente como un cortafuegos de la epidemia. El Estado de alarma se ha tomado como una medida preventiva para el control de contagios que funciona según el modelo disciplinar de gestión de la peste, mientras la mayor parte de infectados genera en su casa los anticuerpos necesarios que permitan volver a instaurar un modelo de gestión securitario. A nivel de gestión de epidemias esto es algo suficientemente conocido que no supone mayor problema. El problema que realmente debería preocuparnos a nivel social no es tanto el control del virus ―cosa que se va a hacer tarde o temprano―, como el origen económico de las principales presiones a las que ha sido sometido el poder ejecutivo de España para declarar el Estado de alarma, y la facilidad con la que dicha decisión ha sido obedecida por las instituciones políticas, así como socialmente aceptada (e incluso aplaudida y bienvenida) por la mayor parte de la población.

SOBERANÍA Y BIOPODER

Guste o no escucharlo, hace ya décadas que España no es un Estado soberano. La Constitución Española podrá afirmar en su primer artículo que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”, si bien la práctica totalidad de las competencias que Jean Bodin o Carl Schmitt atribuían a la soberanía, como eran el poder de emitir moneda o el derecho de última instancia, ya no se encuentran entre los poderes del Estado. Del mismo modo, el principal atributo del soberano según Schmitt ―la capacidad de declarar los estados de sitio o excepción―, en nuestro caso reducido al estado de alarma, es una decisión cuyo origen último debería ser buscado más en unos poderes fácticos que tratan de dar una apariencia de dominio efectivo de la situación, ante unos posibles disturbios sociales que suman al país en “la anarquía”, que como una medida única y exclusivamente sanitaria. Lo que la declaración del estado de alarma está diciendo al mundo no es que Europa es capaz de controlar una epidemia, sino que Europa tiene un soberano que no es tanto el Parlamento o “el pueblo” como el Banco Central Europeo (BCE).

Si en el pasado el soberano era aquel capaz de declarar el estado de guerra, y por tanto de identificar al enemigo público, ello se debía a que durante la mayor parte de la historia la guerra ha sido uno de los mayores miedos de la población. En la actualidad, en cambio, si bien el terrorismo sigue siendo uno de los leitmotivs principales con los que ejercer el poder soberano en perjuicio de los derechos fundamentales de los individuos, está claro que el miedo a una pandemia es una cuestión todavía más efectiva para ejercer un poder soberano que garantice el control de la movilidad de los individuos, y ello con el pleno consentimiento de los mismos.

Lo primero que deberíamos temer no es tanto la epidemia en sí como nuestro oscuro deseo de un Leviatán que lo solucione todo “con mano firme”.

En un mundo cada vez más conectado y con una densidad poblacional nunca vista ―recordemos que desde el año 2000 más del 50% de la población mundial vive en ciudades y que el porcentaje se espera que llegue al 80% para 2050―, las crisis epidémicas a nivel mundial van a ser cada vez más habituales. A este respecto, resulta crucial tener en cuenta que el modo en que gestionemos esta crisis sanitaria va a servir como pauta y modelo para una gran cantidad de casos futuros. El coronavirus pasará, pero las decisiones políticas tomadas durante esta crisis es probable que duren mucho más. Debido a ello, deberíamos reflexionar mínimamente si el recurso inmediato al alarmismo social, el saqueo de supermercados y la gestión soberana-autoritaria de la crisis por parte de los poderes políticos, desde el momento en que el BCE dice que hay que tomar medidas drásticas, es el mejor protocolo que podemos desarrollar.

En el caso de Roma, el paso de la República al Imperio se debió a una gestión soberana del poder que pusiera fin a los disturbios y las guerras civiles. Del mismo modo, el origen de la mayor parte de los Estados y monarquías absolutas europeas a lo largo del siglo XVII fue consecuencia de las crisis y disturbios originados por las guerras de religión. En la era de la biopolítica y la movilidad tecnológica, lo más probable es que en caso de producirse un nuevo devenir autoritario de los regímenes políticos occidentales, ello sea justificado por una gestión de los disturbios sociales que pueda provocar una epidemia y/o un posible escenario de carencia de recursos. A este respecto, no deberíamos olvidar nunca que es precisamente en los casos de mayor alarmismo social cuando todo el mundo reclama un soberano que venga y lo proteja. Ante esta situación, lo primero que habría que temer no sería tanto la epidemia en sí como nuestro oscuro deseo de un Leviatán que lo solucione todo “con mano firme”. Ahora más que nunca, la primera cosa que deberíamos recordar no es otra que la primera consigna de todo auténtico revolucionario libertario. Precisamente aquella que fue negada por el Hegel más conservador en su defensa del Estado: Fiat iustitia, pereat mundus! (“Que se haga Justicia aunque perezca el mundo”).

Filosofía
Epidemia: radiografía de un virus zombi
La epidemia permite inolular un micropoder más poroso, introducido en los recovecos más insospechados de la existencia.
Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
Ver listado completo
Cargando valoraciones...
Ver comentarios 40
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...
Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
Ver listado completo

Laboral
Legislación laboral en condiciones de calor extremo: existe pero ¿se aplica?
Los sindicatos y expertos demandan mejoras en los reglamentos, que muchas veces dejan en manos de la buena voluntad de las empresas aplicar medidas de protección en alertas meteorológicas.
Grecia
Grecia muestra su peor cara ante el aumento de llegadas de personas migrantes a Creta
El país heleno suspende, durante los próximos tres meses, los procedimientos de asilo para las personas migrantes que lleguen por mar desde el norte de África.
Palestina
El ataque de Israel a una iglesia indigna al Gobierno francés, que sigue sin hacer nada contra el genocidio
Eslovenia se convierte en el primer país europeo en prohibir la entrada y en imponer sanciones contra jerarcas del régimen de Tel Aviv.
Comunidad de Madrid
La Fiscalía pide tres años y nueve meses de cárcel para el novio de Ayuso por fraude fiscal
González Amador habría utilizado facturas falsas para reducir el monto debido por sus empresas al impuesto de sociedades y así evitado pagar gravámenes por el pelotazo de cobro de comisiones por la venta de mascarillas en 2020, según la Fiscalía.
Cómic
Simon Hanselmann y el arte de lo obsceno
Simon Hanselmann se ha convertido en el verdadero ‘enfant terrible’ del mundo del cómic ‘underground’. Un artista de lo obsceno, titiritero del universo gestado en torno a los incorregibles Megg, Mogg y Búho.
El Salto n.79
el salto
Galicia dice 'no' al capitalismo verde y en el último número de la Revista El Salto te lo contamos
Ya está disponible el número 79 de nuestra revista, en el que destacamos la investigación y el rechazo social que encuentra el proyecto de macrocelulosa de la multinacional Altri.
Pensamiento
Nuria Romo
“Los procesos de medicalización no son neutros, se hacen sobre todo hacia las mujeres”
Catedrática de Antropología Social y Cultural, Nuria Romo Avilés lleva más de dos décadas compaginando la investigación con perspectiva de género acerca de drogodependencia con la docencia en la Universidad de Granada.
Región de Murcia
Más de mil organizaciones piden que se castiguen los discursos de odio que incentivan las agresiones racistas
Colectivos sociales, migrantes y antirracistas convocan concentraciones en decenas de ciudades para mostrar el rechazo ante las agresiones racistas y xenófobas en Torre Pacheco y exigir responsabilidades a los incitadores.
Región de Murcia
Bulos y algaradas: la estrategia internacional para promocionar el supremacismo
La campaña en redes de Torre Pacheco ha replicado el modus operandi que instigó los disturbios racistas de Inglaterra el pasado verano.

Últimas

Comunidad El Salto
El Salto estrena nueva página: una web como una casa
Después de un año de trabajo, lanzamos en julio la nueva web de El Salto, con un nuevo diseño, pero, sobre todo, con una nueva Zona Socias llena de ventajas para las personas que hacen posible El Salto con su apoyo.
Estados Unidos
No es una guerra de Trump contra el fentanilo, es una guerra contra los pobres
Donald Trump revive la War On Drugs firmando una nueva ley que establece penas mínimas de diez años contra los traficantes del opiáceo.
Justicia
Organizaciones civiles y de derechos humanos piden protección para el hijo menor de Juana Rivas
Consideran la orden de entrega del hijo menor de Juana al padre como una grave desprotección infantil al ignorar el proceso penal italiano por presunto maltrato contra Arcuri y la minimización previa de las denuncias de violencia del hijo mayor
Francia
Francia se ensaña con los más desfavorecidos con su nueva batería de recortes
El primer ministro galo, François Bayrou, quiere congelar pensiones, ayudas sociales y salarios de funcionarios con un agresivo plan de austeridad que deja indemnes a los más ricos.
El Salto Radio
Yupanqui, la música en colectivo
Jóvenes con raíces latinoamericanas generan espacios de encuentros y formación en Madrid.
Asturias
Las Seis de la Suiza esperan el indulto del Gobierno para abandonar la prisión
ERC, Bildu, Podemos y BNG han pedido el indulto con una proposición no de ley, que se suma a la pedida por sindicatos y apoyado por Yolanda Díaz. Decenas de concentraciones piden la liberación de las sindicalistas.
Más noticias
Derecho a la vivienda
María Guerrero 1: historia de un edificio que no existe, pero explica todas las crisis de vivienda en Madrid
15 familias residentes en el bloque de esta calle de Carabanchel Bajo pelean contra las cláusulas abusivas que propone la Sareb para no desahuciarlas.
Siria
Israel da un paso más en la desestabilización de Oriente Medio y ataca Damasco
Tras varias horas de bombardeos al sur de Siria con la excusa de defender a la comunidad drusa, a la que Israel considera aliada, el ejército israelí ha atacado la capital del país, Damasco.
Kabilas de mesa camilla
Kabilas de mesa camilla
Más calor que segando, el mismo fascismo de antaño
Las familias trabajadoras sin conciencia de clase, las centinelas de los intereses de la casta, como decía el de la coleta, son las mismas personas que cobran “la paguita” del Perro Sánchez y que se quejan de que la paguita exista.

Recomendadas

Comunismo
Jodi Dean
“Sin organización, los movimientos surgen y desaparecen como setas”
La politóloga e historiadora Jodi Dean ha estado en Barcelona para reivindicar el poder de las organizaciones políticas y de la camaradería. En la actualidad trabaja sobre el neofeudalismo y la reconfiguración de la clase trabajadora.
Arte contemporáneo
Palabras contra el poder: la vigencia radical de Barbara Kruger
La primera retrospectiva completa de Barbara Kruger en España presenta los distintos formatos y soportes con los que ha trabajado en las últimas cinco décadas: ‘paste-up’, instalaciones de vídeo, obras en LED y vinilos murales.
Málaga
Málaga, el punto de inversión para los fondos israelíes a pie de playa
Diversos fondos de origen israelí están presentes en proyectos urbanísticos de Málaga influyendo en la turistificación de la provincia mientras se enriquecen con la ocupación de Palestina
Feminismos
Patricia Reguero
“Mis relatos están escritos al lado de otras, arropada por la escucha de otras”
Patricia Reguero Ríos, redactora de El Salto, presenta ‘Todo lo que pasó el día que me mordió mi hija’ (La Imprenta, 2025), un conjunto de relatos que desde lo individual apelan a lo colectivo y que se devoran con una mezcla entre ansiedad y placer.
Comentarios 40

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...