Irene y Pablo: una mala primera piedra para construir un nuevo país

Análisis del asunto de la nueva vivienda de Irene Montero y Pablo Iglesias desde un enfoque colapsista

Irene Montero Pablo Iglesias Congreso
Dani Gago Irene Montero y Pablo Iglesias, en primer término, aplauden en un momento de la moción de censura.
@ColectivoBurb
24 may 2018 07:24

Para hablar de la nueva vivienda de los Montero-Iglesias, o de su repercusión política, voy a usar dos perspectivas, una a la que llamaré socialdemócrata, en la que no existen límites al crecimiento y es posible alcanzar la justicia social a través de las instituciones y sus intervenciones económicas. Y otra más realista, la colapsista, en la que existen límites biofisicos en el planeta, los estamos alcanzando y la justicia social solo se alcanza a través de la defensa y conservación del territorio y de los recursos.

Si me pongo las gafas socialdemócratas, puedo ver que como estrategia no es tan desacertado como pudiese parecer este aparente “cambio de clase social” de las más destacadas cabezas de Podemos. Es posible que para la derecha rancia, conservadora, miedosa y clasista haya sido un alivio. Lo que les trasmite la noticia es normalidad: “ya no hay que temer”, dirán algunos, otros respirarán aliviados “son como nosotros”, “lo que quieren es una buena casa y vivir bien, como todo el mundo”, “parece que no era tan revolucionario, mejor así”, “pasó el peligro rojo”.

Algunos apuntarán que era lo único que buscaban y que por fin se les ve el plumero. Dentro de este inaccesible caladero de votos lo pueden ver incluso con simpatía. Es posible que hayan pasado a ser una opción a la larga, reeditando el juego PP-PSOE, que durante tanto tiempo nos ha tenido entretenidos. Los medios propagandistas de la derecha, como los periódicos El País, El Mundo y ABC, han perdido una de sus bazas más interesantes, el miedo. Podemos ya no es gente de mal tono. Rastas, barbas desaliñadas, ausencia de trajes, camisetas subversivas, etc. ya no son argumento contra quien tiene un chalet en la sierra. Pocos días después de la noticia, las armas mediáticas del sistema se centran en Zaplana y Torra.

Para la clase media y clase alta con buena formación y de corte keynesiano, el auténtico fortín de Podemos hasta hace poco, esa que se identifica con Público y eldiario.es pero también con El País y un poco con El Mundo, para esa, el mensaje es claro: consumir, estudiar, progresar, crecer, viajar, comprar; no os preocupéis, la crisis ya ha pasado, durante los próximos treinta años la cosa estará como ahora, y tal vez mejor, si nos lo curramos, no hay nada que temer. Una hipoteca se firma si el horizonte está despejado y existe estabilidad, ahora es el momento. Los de izquierdas si nos esforzamos también tenemos derecho a nuestro pedazo de cielo en la tierra. Luchemos por poder consumir un poco más, ese es el fin de todo esto, vivir mejor, en términos materiales-consumistas.

Este es el sector de la población capaz de crear tendencias de cambio y el que votaba a Podemos y que ahora está disputando con Ciudadanos.

Ahora me pongo las gafas colapsistas y veo un mundo que ha perdido casi la mitad de especies de seres vivos en los últimos 40 años, en el que la temperatura ha subido 1,5 grados de media en el planeta y no parece que lo podamos frenar hasta más allá de los 2 grados (y el doble de media para España) aunque dejemos de emitir. Un planeta con más de 60 millones de desplazados provocados por el clima y por la desigual distribución de los cada vez más escasos recursos. Un mundo donde se mata a la gente que defiende su agua, su tierra, su vida. Una tierra el la que se descubre un barril de petróleo por cada seis que se consumen, no por necesidad, sino por avaricia.

Y entonces veo una llamada a la acción totalmente contraria a la que se esperaría de quien sabe que a mayor acumulación de la riqueza más personas quedan excluidas del sistema, más desigualdad social, más problemas de salud, más drogas, más prostitución... Mal ejemplo de quien se esperaba que hiciese nueva política. Mal momento cuando el petróleo, sube de los 80 dólares el barril y Europa va a dejar de financiarnos. Mala estrategia para quien es consciente de que hay que cambiar de sistema, porque si no, el sistema acabará con todos nosotros. Una mala idea, cuando muchos sabemos que no queda para todos y que el gasto de unos es una condena para otros.

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