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I.- Campesinado y mundo rural:
“La defensa del campesinado es la opción clave para mantener un mundo rural vivo y asegurar la vida de la Tierra y el futuro de la humanidad”. Este ha sido el planteamiento central que acabamos de tener el pasado día 19 de Mayo quienes hemos celebrado la jornada del DIA DEL MUNDO RURAL.
La convocatoria de la jornada estaba en torno al planteamiento que muchas de las personas y colectivos que trabajamos a pie de calle y realidad rural, creemos que hoy es imprescindible tener cuando se afronta con hondura el futuro de los pequeños pueblos; “sin campesinado no hay futuro para el medio rural”.
“En estos momentos en que el discurso de la despoblación rural y de la España vaciada corre el riesgo de quedarse en la superficie, sin tocar fondo, creemos que la opción por el campesinado (entendido no solo como una manera de producir apegada a la tierra, sino también y sobre todo como una manera de ser y de vivir en armonía con la naturaleza y en sintonía con la comunidad) es el único camino para ese cambio de rumbo radical que necesita nuestro mundo”. De esta manera se hace eco el comunicado final de esta jornada.
Campesinos y campesinas; así como militantes comprometidos como Jeromo Aguado, presente de manera activa durante casi más de 40 años en el Medio Rural de Castilla y León, ha intervenido en esta misma jornada; y, su intervención, por hacer referencia a la última reflexión y debate compartido, fue clara, contundente y emocionante. Nos habló de la casi desaparición del campesinado en nuestras sociedades “desarrolladas” y de la pervivencia de los campesinos y campesinas en los países pobres, que, pocos o muchos, atesoran aún el conocimiento esencial para el futuro de la humanidad en un mundo globalizado.
Nos insistió en la idea de que la sociedad campesina no es una reliquia del pasado, como nos quieren hacer ver los gurús del capitalismo salvaje que nos ha llevado a la depredación de los recursos de la Tierra y a la destrucción de las formas de vida comunitarias, sino una auténtica propuesta de futuro.
De tal manera que, “ahí se encuentran las claves para abordar y reconstruir el futuro de la humanidad”. Y, justificaba y razonaba de esta manera:
a)En primer lugar, las comunidades campesinas han permitido poder vivir a millones de personas, asegurando sus necesidades básicas de comida, cobijo y afecto. Por el contrario, el modelo agroalimentario dominante en los países opulentos genera dependencia de las grandes multinacionales, acaba con la vida de los pueblos, privatiza los recursos naturales y destruye el medio ambiente. Que es lo que ha provocado, sino, la realidad de la PAC, en el campo de los pueblos rurales españoles.
b)En segundo lugar, el modelo campesino incide en corregir los desequilibrios demográficos entre territorios y entre campo y ciudad principalmente, propiciando otra lógica en la que tienen cabida el decrecimiento, la producción sustentable, la economía solidaria.
c)En tercer lugar, la cultura y la vía campesina son cruciales para abordar tres de los más graves problemas que la humanidad tiene ante sí: la crisis alimentaria, pues hemos perdido la soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación en un mundo donde la comida se ha convertido en una mercancía; la crisis climática, reconduciendo el modelo sin salida orientado al productivismo y al consumo irracional, y la crisis energética, pues solo la agricultura campesina asegura un saldo energético positivo capaz de contrarrestar la presión sobre los recursos energéticos generados en la Tierra durante millones de años.
Estas reflexiones, para muchas personas, estamos plenamente convencidos y convencidas de que son referencia imprescindible para la elaboración de propuestas frente a la despoblación, tanto del mundo rural como de la población, sobre todo más empobrecida, y que malviven en los barrios, del medio urbano.
II.- Algunas apuestas que colectivos rurales y urbanos estamos trabajando:
•Estamos apostando por nuevas relaciones medio rural-medio urbano. Redes, tierras abandonadas,…
•Estamos apostando por la incorporación de las personas empobrecidas o en riesgo de exclusión social al medio rural. Trabajo de la tierra…
•Estamos apostando por respuestas comunitarias para asegurar los derechos elementales de las personas (alimentación, sanidad, vivienda…). Los derechos Sociales en Comunidad, frente a las migajas y dependencia de los Servicios Sociales
•Estamos apostando por seguir poniendo en valor la sabiduría de las personas mayores. Cultura de la solidaridad y del Bien Común.
•Estamos apostando por la permanencia digna de las personas mayores en su pueblo. Cuidados comunitarios, servicios de proximidad,…
•Estamos apostando por nuevas alternativas laborales que den respuesta a las necesidades de las personas mayores, mujeres o jóvenes. El trabajo, que no el empleo, como herramienta para crecer en las relaciones sociales, las Rentas Básicas de las personas iguales (Rbis)…
III.- Algunas otras propuestas y estas mismas por la que apostamos, que estamos trabajando y que nacen de hacer posible el derecho a la alimentación para todas las personas:
1.- Opción por otro modelo de vivir.
El empobrecimiento, sobre todo sobrevenido en los últimos diez años, está suponiendo la imposición de una manera de vivir para una parte importante de nuestra sociedad más cercana, como resultado de haber desposeído a muchas personas y grupos de los derechos más innegociables para una vida digna. Este modelo que entre otros derechos niega el de poder acceder dignamente a la alimentación, busca el sometimiento y la manipulación con iniciativas como la de los Bancos de Alimentos u otras que muchos de nosotros no hemos sido capaces todavía de superar, para que desde la fragilidad de su exclusión no encuentren, ni sean capaces de plantearse, otro camino y otra salida que la del acceso servil a estas y otras propuestas del propio sistema.
Otro modelo de vivir requiere plantear apuestas difíciles y hasta radicales en el momento actual; las Rentas Básicas planteadas en un contexto necesariamente comunitario y de distribución de la riqueza tiene que ser pieza fundamental para otro estilo de cuidar la vida de todos y todas.
Y en los cuidados de la vida la alimentación tiene un papel fundamental. Asegurar este derecho humano como un bien asumido con responsabilidad por toda la comunidad ha de ser una parte importante del desarrollo de esta herramienta básica para redistribuir la riqueza.
2.-Opción por la soberanía alimentaria.
La Vía Campesina que aglutina a más de 200 millones de campesinos y campesinas en el mundo entero ha definido así la Soberanía Alimentaria: “Es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles y producidos de forma sostenible y ecológica; y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo. Esto pone a aquellos que producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los sistemas y políticas alimentarias, por encima de las exigencias de mercados y empresas. Defiende los intereses de, e incluye a, las futuras generaciones”.
Desde un documento trabajado en colectivos de Euskal Herria , nos hablan de la “Soberanía Alimentaria como una estrategia para resistir y desmantelar el comercio libre y corporativo, y el régimen alimentario actual, y para encauzar los sistema alimentarios, agrícolas, pastoriles y de pesca para que pasen a estar gestionados por los productores y productoras locales”.
Crear, cuidar y participar en redes de comercialización de productos cercanos y de alimentación locales en las muchas y diversas maneras en las que aparecen, es una herramienta concreta y necesaria por la que optar para favorecer la sostenibilidad ambiental y el apoyo a los pequeños campesinos y campesinas, que, por otra parte, no lo creen ético y han optado por no entrar en las cadenas de los mercados.
Sin lugar a dudas, desde estas redes, podremos favorecer, sobre todo en el ámbito comunitario cercano, el derecho a la alimentación en cada uno de los entornos más precarizados.
3.- Opción por la alimentación como Bien Común.
Ni la Soberanía Alimentaria, ni la opción por otra manera de vivir serán opciones claras y decididas si uno de los principios básicos desde los que hagamos nuestras apuestas de futuro no pasan por el convencimiento, de que “la alimentación debe ser vista como un bien común independientemente de su forma de producción y su propiedad” (Revista Soberanía Alimentaria, nº 23, 2015).
Hay otro aspecto a cuidar hablando de Bien Común, y es la responsabilidad de los Municipios como garantes del cuidado de todas las personas, del bien común y de todo lo que lleva a disfrutar a la comunidad de los bienes comunes en el contexto local..
Hay tres herramientas que hemos de ir salvando con responsabilidad apoyados en el municipio como espacio y organización a la que le debe corresponder la mayor y más esmerada de las tareas para propiciar alimentos: Las semillas, la tierra y el agua. Estas tres herramientas son fundamentales en la producción de alimentos, y en muchos lugares son bienes comunes bajo diversa gestión. Muchos están abandonados o mal gestionados, o privatizados, o… sería una gran tarea recuperar para el bien común muchos de estos medios que tienen los municipios y empeñarse con ellos en la tarea de procurar alimentación para todos y todas en acciones comunitarias.
Otra herramienta puesta desde el municipio para procurar el derecho a la alimentación, sería la puesta en marcha del Consejo Alimentario, que ya está presente en algunas ciudades y pueblos. Según Fanny García Forés, en un artículo de la Revista Soberanía Alimentaria, nº 23, “Los Consejos Alimentarios se trata de una aventura por la que ya han transitado muchos municipios fuera del Estado español, logrando democratizar el sistema agroalimentario local, dando poder a las voces silenciadas y cambiando las políticas agroalimentarias basándose en criterios de justicia social y medioambiental.”
4º Opción por las personas campesinas y sobre todo por la mujer campesina.
La mujer es y ha sido mayoritariamente protagonista en los pueblos campesinos del mundo; y ellas como parte del campesinado han hecho que la humanidad se haya alimentado. No hay alimentación sin campesinos y campesinas; como no hay campesinado sin el papel protagonista de la mujer.
Algunas organizaciones que reflexionan sobre el papel de las mujeres en el campo plantean que, “si analizamos la sostenibilidad de la vida desde la relación entre la humanidad y la naturaleza igualitaria, se tendrían que dar cambios reales en el modelo de producción, reproducción, consumo y distribución; se tendría que resignificar el concepto del trabajo, especialmente el de las mujeres; reconociendo todos los trabajos de reproducción y producción, donde el Estado y los hombres lo compartan y sea valorado de manera igualitaria”.
Desde aquí, en este contexto, una de las propuestas a cuidar y trabajar, tiene que nacer de unas nuevas relaciones entre el Medio Rural y el Medio Urbano, sobre todo en los más empobrecidos, recuperando para la vida comunitaria de los pueblos y de los barrios el sentido del trabajo como bien social que busca la recuperación de muchas vidas destruidas.
(Continuará el lunes 8 de julio)
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