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Agricultura
Tierra de tabaco, futuro para la juventud
La vida de las comarcas de la Vera y Campo Arañuelo está ligada al cultivo del tabaco, al pimiento y plantaciones de hortofrutícolas, pero el primero merece una mención especial, quizás porque esta zona del norte de Cáceres es la mayor región productora de hoja de tabaco a nivel nacional. En ella se encuentran el 94% de los agricultores nacionales, el 98% de la superficie cultivada y el 98% de la producción contratada de tabaco.
La historia de las vegas del Río Tiétar es la narración del trabajo en la tierra mal pagado, de sol a sol, duro como los terrones. De generación en generación, el campo ha sido la cuna y tumba de muchos y muchas. Bajo el brazo nadie traía pan sino un zacho. Si bien de los tiempos de mulas, jornaleros y yuntas ya queda poco, pues la mecanización y los avances tecnológicos de los últimos años han hecho del tabaco un cultivo menos trabajoso y esclavo, a pesar de todos los cambios y mejoras vinculadas a su cultivo hay cosas que permanecen pase el tiempo que pase. La incertidumbre por el futuro es una de ellas.
Agricultura
Viaje sin alforjas a las comarcas del tabaco
Hoy, con las reformas de la nueva Política Agraria Común (PAC) a debate, la falta de viabilidad de las nuevas generaciones de jóvenes agricultores en las explotaciones tabaqueras sigue siendo una realidad amarga. Fruto de esa inseguridad ante las negociaciones para la nueva PAC, el pasado mes de enero y abril tuvieron lugar varias movilizaciones y tractoradas con el objetivo de exigir al Gobierno central que la zona tabaquera no quedase excluida de las ayudas del nuevo periodo de la PAC, alzando la voz una vez más contra la reducción en ayudas y hectáreas productivas que desde principio de siglo traen consigo las sucesivas reformas de políticas comunitarias para el campo.
La historia de las vegas del Río Tiétar es la narración del trabajo en la tierra mal pagado, de sol a sol, duro como los terrones. De generación en generación, el campo ha sido la cuna y tumba de muchos y muchas
Y es que la lucha de los tabaqueros por unas condiciones dignas para su trabajo no es algo nuevo. Ante cada reforma o directiva europea en el ámbito agrícola, y especialmente las que afectan a la producción, fabricación y comercialización del tabaco, las alarmas se encienden. Hablamos de un cultivo puesto en el punto de mira desde hace tiempo ya, maltratado por instituciones y multinacionales, a pesar de que es sinónimo de futuro siempre y cuando haya voluntad política para que así sea. En este sentido se manifiesta el informe presentado por la Universidad de Extremadura el pasado mes de enero, que pone en valor el cultivo del tabaco, pues éste, afirma, se realiza de forma medioambientalmente sostenible y económicamente viable, dependiendo del mismo miles de familias y otros sectores auxiliares. El tabaco y toda la industria y manufactura que deriva del mismo contribuyen a la vertebración territorial y al mantenimiento de la población rural. Fortalecer y garantizar su producción supone apostar por el mañana de muchos jóvenes agricultores. Los estudios demuestran que no hay alternativa alguna viable desde un punto de vista económico y medioambiental al cultivo de tabaco en las Vegas del Tiétar. No hay otra opción posible que apoyar al campo tabaquero y las nuevas generaciones.
Al campo, jóvenes
Conseguir que más jóvenes se dediquen a la agricultura es uno de los objetivos que se han propuesto las instituciones europeas para los próximos años. A nivel comunitario, según datos de la Comisión Europea, sólo el 11% de las explotaciones están a cargo de menores de 40 años. En las zonas tabaqueras la realidad es muy similar, rozando la edad media de propietarios de pequeñas explotaciones familiares encargadas de la producción de tabaco los 60 años. Distintos retos e inconvenientes en el plano económico y social dificultan la entrada de los jóvenes en este ámbito, teniendo consecuencias negativas más allá de la propia producción de tabaco, corriendo el relevo generacional de las explotaciones tabaqueras un alto peligro. Sin jóvenes que trabajen la tierra, el campo muere por imposición y no por voluntad. Que nuevas generaciones se pongan al mando de sus propias explotaciones tabaqueras no es una opción sino una necesidad para el mantenimiento de las zonas rurales y supervivencia de las comarcas tabaqueras. En este sentido, desde CETARSA (Compañía Española de Tabaco en Rama S.A.) se pide que las ayudas que lleguen en los próximos meses, a través de los fondos Europeos y Next Generation incluyan al sector tabaquero para poder garantizar e incentivar el relevo en las explotaciones tabaqueras.
Hablamos de un cultivo puesto en el punto de mira desde hace tiempo ya, maltratado por instituciones y multinacionales
Todo lo reseñado pone de manifiesto la necesidad de un apoyo público mediante distintas líneas de financiación para hacer frente a las cuantiosas inversiones y recursos que precisan los jóvenes agricultores para poder despegar sus explotaciones tabaqueras. Desde la Dirección General de Política Agraria, su Director General, Javier Gonzalo Langa, señala que con el objetivo de garantizar un futuro para la juventud en el campo se ha pedido duplicar los fondos a los jóvenes agricultores, pasando del actual pago complementario del 50% de pago básico al 100% en las 90 primeras hectáreas. Asimismo, se ha puesto en marcha una convocatoria dotada con 26 millones de euros para la creación de empresas y explotaciones agrícolas por jóvenes agricultores y agricultoras.
Pueblos enteros como Aldeanueva de la Vera viven del tabaco. Y hablar en esos términos no es una exageración en el caso de este pueblo verato, en el que más de 200 familias se dedican directa e indirectamente al mismo. De esta localidad, situada al cobijo de la Sierra de Tormantos, son David Pérez y Daniel Muñoz, dos jóvenes tabaqueros que esperan algún día poder tomar las riendas de las explotaciones familiares donde hoy trabajan.
Cuando son preguntados por las expectativas de futuro del sector y si se ven a largo plazo dedicados a la producción de tabaco reconocen que “siempre se ha gobernado sin mirar al campo y cuando se ha hecho ha sido para empeorar nuestras condiciones y expectativas de futuro”. Como comenta David P., “a mí me gustaría estar al frente de mi propia explotación tabaquera dentro de unos años, pero nada es seguro, cada PAC supone un nuevo recorte, en el sector tabaquero estamos en el punto de mira desde hace años”; “desde el Gobierno regional y empresas no se nos manda un mensaje de esperanza y tranquilidad sino todo lo contrario, nos dicen que todo está por ver, poco futuro nos espera con esta situación” comenta Daniel. “Trabajo y ganas de trabajar hay, lo que ocurre es que no nos lo ponen fácil, lo comido por lo servido, así hay pocas ganas de embarcarse en el proyecto de formar tu propia empresa”, sentencia David P.
A nivel comunitario, según datos de la Comisión Europea, sólo el 11% de las explotaciones están a cargo de menores de 40 años. En las zonas tabaqueras la realidad es muy similar
Y es que, en la línea de lo que afirman estos dos jóvenes tabaqueros, el trabajo en el campo debe ser sinónimo de empleos de calidad y estabilidad económica. Quedarse en Extremadura, al frente de una explotación tabaquera, no debe suponer para los jóvenes precariedad e incertidumbre sino que ha de ser una opción de futuro. Una alternativa real y viable para construir un proyecto de vida.
Es importante, además, señalar que en unas comarcas que históricamente han sufrido la lacra de la emigración masiva, con el cultivo del tabaco se ha favorecido progresivamente un movimiento inverso. Gracias a este cultivo se ha venido asentando en las zonas tabaqueras mayor población, favoreciendo el rejuvenecimiento de la pirámide poblacional, al contrario que otras regiones próximas. Una vez más se constata que el cultivo de tabaco es sinónimo de futuro.
¿Cambiará algo?
Dejando al margen los intereses políticos y el amiguismo que asolan al campo extremeño en su conjunto, con nuevos caciques y decisiones que se toman en despachos, lejos de la tierra, sin escuchar a la gente que la trabaja, quedan pocas esperanzas para creer en una solución para el sector, en especial para las regiones tabaqueras, por muchas buenas palabras que se escuchen entre despachos y ruedas de prensa.
Y es que los problemas históricos y estructurales del campo extremeño son la mayor lacra para esta tierra. Desde Unidas por Extremadura se reconoce la combinación de distintos factores. Para esta formación, el ser Extremadura una de las regiones europeas con un mayor acaparamiento de la tierra en menor número de propietarios o el excesivo aprovechamiento de los derechos históricos de la PAC de los “agricultores de sofá”, muy relacionados con el sector tabaquero, conlleva que se afiancen en la región dinámicas basadas en la desigualdad de ingresos y derechos, dificultando todo ello el progreso y relevo generacional en el sector agrícola.
No obstante, las últimas noticias sobre la negociación de la PAC y el futuro para las zonas tabaqueras no parecen del todo insatisfactorias. Javier Gonzalo Langa, Director General de Política Agrícola Común afirma que desde la Junta de Extremadura se ha pedido una región para la zona tabaquera equivalente a la que existe actualmente, reivindicación que tuvo su respuesta el pasado 14 de julio en la Conferencia Sectorial entre el Ministerio de Agricultura y las CCAA, con el acuerdo de incluir a la Vera como región productora en el Plan Estratégico Nacional de la nueva PAC, poniendo así en valor el empleo y la riqueza que genera el tabaco en la región y reconociendo la lucha de estos últimos meses de las asociaciones, cooperativas y agricultores.
Quedan pocas esperanzas para creer en una solución para el sector, en especial para las regiones tabaqueras, por muchas buenas palabras que se escuchen entre despachos y ruedas de prensa
Desde el Ministerio empiezan también a moverse cosas , y si bien en un principio los tabaqueros extremeños se encontraron con el silencio atronador del ministro Planas, parece que el diálogo ha retornado. Además, el Ministerio de Agricultura y las comunidades autónomas comenzaron hace ya varias semanas las primeras reuniones técnicas para poner en común el plan estratégico de España para la nueva PAC, en las que el sector del tabaco será clave.
Pero, como se señalaba al principio, los problemas del campo extremeño son más hondos y difíciles de resolver que lo que puede conseguir remediar una mera estrategia, una PAC que mire al futuro sin tocar nada del pasado. La tierra extremeña sufre desde siempre problemas estructurales que requieren una solución amplia y valiente.
Evasión fiscal
La evasión fiscal de las tabacaleras
Las big four del tabaco han construido esquemas societarios en países como Irlanda, Reino Unido, Países Bajos, Luxemburgo o Suiza para evadir miles de millones al año.
“Modernizar el campo extremeño y generar empleo de calidad para la juventud son fundamentales para la revitalización del mundo rural” afirmó la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en su visita de hace unas semanas a Extremadura para la firma del protocolo sobre la colaboración en el Plan de Empleo de la comunidad autónoma. Junto al Presidente Fernández Vara, la Vicepresidenta ponía el dedo sobre la llaga al reconocer la necesidad de hacer del campo un lugar con condiciones laborales dignas.
Desde las primeras cosechas de tabaco, mil y un problemas han estado presentes, y que el coste de producción sea en ocasiones superior a lo que se paga por kilo de tabaco producido ayuda poco a que se generen empleos de calidad para la juventud, como afirma la Vicepresidenta Yolanda Díaz. En definitiva, a pesar de todos los avances y voluntades políticas en pro del campo y el tabaco, la incertidumbre y el escaso futuro para la juventud tabaquera siguen siendo una realidad difícil de negar.
Los problemas del campo extremeño son más hondos y difíciles de resolver que lo que puede conseguir remediar una mera estrategia, una PAC que mire al futuro sin tocar nada del pasado
El principal problema de tomar la decisiones desde Bruselas y Madrid, pasando una tarde por Mérida, es que se obvia y no se tiene en cuenta el empleo generado a lo largo de la cadena de producción del tabaco, así como la contribución que el cultivo tiene en la cohesión social y la generación de oportunidades para las zona verata y de Campo Arañuelo.
No obstante, y a pesar de las informaciones prometedoras, la nueva PAC no deja de ser sinónimo de recortes. Así, más de 50 regiones productoras en España está previsto que desaparezcan, por más que desde la Junta de Extremadura se afirme que poco o nada cambiará para los tabaqueros. Todo parece indicar que pronto habrá un nuevo hachazo a la viabilidad de sus explotaciones y al relevo generacional de las mismas.
Queda entonces poca esperanza para el campo tabaquero y aquellos jóvenes agricultores que eligieron dedicarse a labrar y trabajar la tierra, creando empleo, generando inversiones y expectativa de futuro para ellos y para una tierra maltratada desde todos los niveles institucionales. Ojalá la nueva PAC termine escuchando a la juventud tabaquera, pues de ella depende más de lo que se cree. Está en las manos de unos pocos el futuro de muchos.
Urge sacar a Extremadura del fango, despertar a esta tierra baldía, alejarla de la inoperancia estructural de una clase política ineficaz. Y para todo ello, es clave entender y comprender las necesidades del campo extremeño y sus gentes.
Tensiones en torno a los cultivos del tabaco y el pimiento en Jaraíz de la Vera. Estrada, E. M. (2021).
La agricultura española, entre el reconocimiento, la incertidumbre y la oportunidadE. Forem Extremadura. (2011).
Estudio sobre el empleo e importancia social del cultivo de tabaco en Extremadura. Lumbreras, C. (2021).
La nueva PAC será más verde… o no será. Economistas, (171), 94-98. Tió Saralegui, C. (2004).
La reforma de la Política Agraria Común (PAC) en los sectores del aceite de oliva, algodón y tabaco. Boletín Elcano, (46), 6.
https://ec.europa.eu/info/food-farming-fisheries/key-policies/common-agricultural-policy/income-support/young-farmers_es
https://mesadeltabaco.com/public/Attachment/2020/12/MesadelTabacoec.europa.eu
InformesobrelacontribucioneconomicaysocialdelsectordetabacoenEspana2020.pdf
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Si el cultivo de tabaco es tan dependiente de las subvenciones y ayudas públicas es que quizás no es tan rentable ni sostenible desde el punto de vista económico, lo que de ningún modo es medio ambientalmente sostenible, no sólo es un emisor neto de gases de efecto inbernadero, es destructor de la fertilidad de la tierra, gran consumidor de agua y tremendamente contaminante de suelos y acuíferos por el uso intensivo de fitosanitarios y pesticidas peligrosísimos. Y eso por no decir que la poca "rentabilidad" social en cuanto a los beneficios de unas pocas miles de familias se difumina por los efectos sanitarios destructivos del producto, que es causante de muchos tipos de cáncer y genera un gasto sanitario inasumible que también se debería contabilizar para hacer balance de las "bondades" del tabaco que este artículo promueve. Afirmar que las tierras del campo arañuelo no tienen una alternativa más ecológica y socialmente rentable que producir veneno con uso intensivo de venenos roza la falacia.