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Agricultura
Plátano de Canarias: oro parece, plata no es

En los últimos veranos se han sucedido las noticias sobre retiradas del mercado de toneladas de plátanos canarios. La denominada pica, es, en principio, una medida excepcional que autoriza la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Soberanía Alimentaria del Gobierno de Canarias, a petición de la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias (ASPROCAN), para evitar caídas de precio en origen de esta fruta, y por tanto, mantener, ante un desajuste de la oferta y la demanda, los ingresos de los productores.
En todo caso, no son nada desdeñables las cantidades de plátano que se retiran, siendo la cantidad total, en 2.024, 7,528 millones de kilos (un 1,77% de la producción anual de 424,735 millones de kilos), y en 2.023, 26,469 millones de kilos (un 5,66% de la producción total de 467,246 millones). Dichas picas no solo se realizan en periodo estival, cuando el consumo de plátano disminuye, también se llevan a cabo en otros periodos del año.
En teoría, el plátano retirado del mercado se destina a alimento para el ganado, se cede a bancos de alimentos y, el sobrante, se composta en instalaciones habilitadas para ello con el fin de poderlo emplear como abono.
Sin embargo, muchos productores denuncian que la pica no sirve para alcanzar el fin con el que se aplica, pues no conlleva la subida de precio en origen esperada.
Así lo muestra el mensaje que recibió el Observatorio de Corporaciones Alimentarias (OCA) de Justicia Alimentaria: «¿No se animan a investigar y exponer lo que está pasando con el plátano en Canarias? Una vergüenza de despilfarro de alimentos y agua. Debe ser el cultivo más subvencionado y sus propietarios y gestores los más irresponsables. Picas y más picas. Aberrante».
El mensaje mostraba un malestar en muchos agricultores canarios, que advierten de que se encuentran en una situación crítica en la que peligra el futuro de sus explotaciones. Así lo expresó, ante las cámaras de Canal 11 de La Palma, Juan Carlos Rodríguez, portavoz de Plataforma por un Precio Justo y Auténtico del Plátano de Canarias: «La situación ha llegado al límite. Los agricultores estamos cansados, aburridos y frustrados. No hemos cubierto costes casi nunca. Por ejemplo, de los últimos 20 meses solo en dos hemos tenido ganancias. No es que no ganemos dinero, es que estamos pagando de nuestros bolsillos para mantener las plantaciones y nuestras familias. Nunca hemos sido capaces de comercializar de una manera decente los kilos de plátanos que salían de Canarias. O buscamos fórmulas para garantizar los costes de cultivar o tendremos que abandonar».
Ante tal situación, el Observatorio de Corporaciones Alimentarias (OCA) ha elaborado el informe «¿Es el plátano de Canarias una gran mentira?» en el que investiga sobre la compleja situación en la que se encuentra el cultivo y la comercialización del plátano de Canarias, señalando las causas de la crisis actual.
SITUACIÓN DEL CULTIVO DEL PLÁTANO EN CANARIAS
El plátano se cultiva en Canarias desde el siglo XV. Actualmente, este cultivo, que se desarrolla en seis de las islas del archipiélago, ocupa unas 9.000 ha. Es la actividad agrícola más potente de la comunidad autónoma, que además es el principal territorio productor de la UE con una producción media de unas 400 mil toneladas al año, que se exportan en un 90% al mercado peninsular.
En gran parte del siglo XX, desde la década de los 40 hasta julio de 1.993, los productores canarios se beneficiaron de una protección de la administración española que prohibía las importaciones de plátanos de terceros países, con lo que la industria del plátano local pudo mantener los precios altos.
En 1.993, la entrada en vigor del Reglamento CEE 404/93 en el mercado español permitió la llegada de plátanos del mercado exterior, estableciendo una competencia feroz con las multinacionales bananeras. Las importaciones latinoamericanas ganaron terreno al plátano canario «al disponer de una orografía adecuada para el cultivo en grandes explotaciones, disponer de una estructura económica y social que conduce a costes salariales muy bajos, no estar limitada su producción en cuanto a recursos hídricos y cuya comercialización se lleva a cabo por empresas multinacionales que han internalizado parte de la ventaja comparativa de estas zonas» (Ledesma, 1995).
Ante un mercado del plátano diversificado, el 14 de abril de 2.011, la Dirección General de Industria y Mercados Alimentarios del Gobierno español acepto «Plátano Canarias» como Indicación Geográfica Protegida (IGP) y, el año 2.015, el Gobierno canario cedió su control a ASPROCAN, que aglutina a la práctica totalidad de los productores.
A partir de la entrada en vigor del mercado único, se estableció una Ayuda Compensatoria para los productores de plátano, como mecanismo arbitrado por la Unión Europea para compensar la pérdida de renta de los agricultores, que se calcula sobre la base de los precios medios registrados anualmente en el mercado y que se reparte de manera lineal entre todos los productores comunitarios.
Dicha ayuda se materializa en un importe de 0,33 euros por kilo siempre que el límite de producción no supere las 420 mil toneladas (el resto se prorratea), al que hay que añadir un pago de 1.200 euros por hectárea para los productores que mantengan el sistema de cultivo al aire libre.
Por otro lado, en diciembre de 2.021 se aprobó la Ley de la cadena alimentaria que, entre otras cosas, obliga a establecer un precio mínimo en origen que debe cubrir los costes de producción. Sin embargo, dicha norma, tras las presiones ejercidas por el Gobierno canario y ASPROCAN, incluye una excepción para la comercialización del plátano canario, que sí se puede vender por debajo del coste de producción para evitar que compita en desventaja a las bananas que se importan de países latinoamericanos.
Con todo, en 2.023, el productor canario percibió una media 0,83 euros por kilo, mientras que el consumidor final pagó alrededor de 2,11 euros (frente a los 1,41 euros de la banana).
Según los productores canarios, precios en origen insuficientes para garantizar la sostenibilidad económica de las explotaciones, que muestran una situación compleja marcada por el exceso de producción, por la caída del mercado con la banana copando un 50% de la cuota… Factores a los que hay que añadir la existencia de importantes distorsiones en la cadena de valor del plátano de Canarias, como muestra el hecho de que éste llegase a multiplicar por cinco su precio en la península en los primeros seis meses de 2.024 (de 28,20 euros los 100 kg en enero hasta los 129,45 euros de junio), mientras que los agricultores solo obtuvieron una subida de 20 céntimos en los precios en origen, repartiéndose la mayor parte de los beneficios los intermediarios, comercializadores y distribuidores.
QUÉ HAY DETRÁS DE LAS PICAS
Ante tal situación, si como decíamos, las picas no sirven para aumentar suficientemente los ingresos de los agricultores, ¿a quién beneficia realmente?, ¿Bajo qué criterios se determinan y ponen en marcha? ¿Quién las decide y en base a qué?
Los pequeños productores señalan la actuación de ASPROCAN, asociación a la que acusan de actuar en favor de los grandes productores que, en muchos casos, son también importadores y comercializadores de banana foránea, y que emplean las picas para controlar el mercado. Por contra, denuncian que son ellos, los pequeños productores, los que se ven perjudicados, dado que de los plátanos retirados del mercado solo cobran el importe subvencionado, sin que después se vean compensados por una subida reseñable del precio en origen.
Según Juan Carlos Rodríguez, «ASPROCAN tira de manera cíclica plátanos al vertedero desde hace 29 años. Lo intentan camuflar con supuestas donaciones y con alimento extra para el ganado (por cierto, algo intrascendente porque quedan cuatro ganaderos), pero la gran mayoría de esos plátanos van a la basura cuando hay supuesta sobreproducción. Porque tengamos en cuenta que hay organizaciones productoras plataneras que se dedican a la venta de la banana. Entonces, es bastante sospechoso que cuando las partidas de bananas de fuera invaden el mercado español se tira plátano de Canarias. Porque lo más barato es mandar a la cooperativa a tirar plátano local en la famosa pica. Conocen los problemas y conocen las soluciones, pero la realidad es que el negocio está hecho para las grandes empresas. Mientras, los agricultores pequeños y medianos nos hemos convertido en unos pagafantas: mantenemos un sistema vivo que tan solo alimenta la fortuna de cuatro millonarios».
Desde la Plataforma Canaria frente a la Emergencia Alimentaria, la Plataforma Agraria Libre de Canarias (PALCA), la organización Amig@s del Plátano y la Plataforma por un Precio Justo y Auténtico para el Agricultor del Plátano de Canarias, entre otras iniciativas para mejorar la situación de los productores, han insistido, sin éxito, en abrir una mesa de trabajo transversal, no solo para acabar con las picas indiscriminadas, también para revertir la excepcionalidad del plátano en la Ley de la cadena alimentaria, que según indican, su consecuencia real es que desprotege al productor de esta fruta frente al resto de agentes de la cadena de distribución.
De estas organizaciones, una de las más críticas es la Plataforma por un Precio Justo y Auténtico para el Agricultor del Plátano de Canarias, que acusa directamente a ASPROCAN y a la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias de hundir a los plataneros en una crisis económica que pone en riesgo el sustento de miles de familias y ha provocado una pérdida de casi 3.500 explotaciones en la última década.
OTROS IMPACTOS DE LAS PICAS
Como indicaban desde la Plataforma por un Precio Justo y Auténtico del Plátano de Canarias, hay dudas de que todo el plátano retirado del mercado se ceda a bancos de alimentos, sirva para alimento del ganado o se composte. Primero, porque es difícil que bancos de alimentos y ganaderos de las islas puedan absorber cantidades tan altas de un producto que es perecedero, y segundo, porque se han detectado vertidos ilegales (sucesos que ASPROCAN considera como hechos aislados) en el mar o en tierra, donde se ocultan enterrados. En este sentido, el colectivo Centinela- Ecologistas en Acción, en 2.017, denunció «la acumulación sin control de restos agrícolas de empaquetados y pica en áreas de importancia para la conservación de la naturaleza de La Palma, de manera especial en una finca de Breña Alta, en San Isidro».
En cualquier caso, la pica supone un despilfarro de alimentos y de los recursos que se destinan al cultivo del plátano que, en gran medida, no se destina a alimentación. Dentro de esos recursos, cabe destacar, por su escasez en las islas, el agua empleada en el riego de las plataneras. Hay que tener en cuenta que el plátano es el mayor consumidor de agua de las Islas Canarias. Como explican desde la Fundación Canarina (https://fundacioncanarina.org/), «aproximadamente, la mitad de los recursos hídricos que se gastan en Canarias van a la agricultura, encabezada por el cultivo de las plataneras. Para que se hagan una idea, cada planta necesita entre 15 y 20 litros de agua de riego al día». Y añaden, «para que esa idea sea aún más clara, cada kilo de plátanos, que en el supermercado cuesta de uno a dos euros, ha necesitado para producirlo 400 litros de agua».
También supone un despilfarro de dinero público, pues aunque sirviera para compensar a los agricultores, la retirada, por ejemplo en 2.023, de 26,469 millones de kilos del mercado, supuso el pago de aproximadamente 8 millones de euros en subvenciones de una producción que no llegó a su fin, la alimentación humana.
Además, la Plataforma por un Precio Justo y Auténtico del Plátano advierte de que la pica también repercute negativamente en la imagen de los plataneros, «pues se piensa, erróneamente, que tiramos plátanos exclusivamente para cobrar la subvención».
2025 con el precio del plátano por las nubes
Desde febrero vivimos un periodo inusual en cuanto al alto precio que el plátano está alcanzando en el mercado. La causa, la merma en la producción de esta fruta por los estragos de la borrasca Dorotea, en diciembre de 2024, y por los anormales fríos de los últimos meses, que se ve acompañada por una escasa oferta competidora de banana procedente de Centroamérica y África occidental, cuya producción también se ha visto afectada por causas climáticas.
Todo ello ha dado lugar a precios en origen altos, en torno al 1,50 €, cifra que superaría ampliamente los costes de producción. Sin embargo, para los productores, los problemas económicos continúan. Primero, por la considerable pérdida de producción, y segundo, porque el precio del plátano, tanto en el mercado como en origen, ya se está abaratando por la llegada de la fruta de verano (albaricoque, sandía…).
Agricultura
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