Trabajo doméstico
Empleadas del hogar: “Las estatuas están protegidas, ¿a nosotras quién nos protege?
La plataforma Grupo Turín entrega 100.000 firmas para pedir la ratificación de un convenio que garantice condiciones dignas para su trabajo.
“Ellas, las estatuas, están protegidas por ley, pero y a nosotras ¿quién nos protege? afirma Rafaela Pimentel, trabajadora del hogar residiendo en España desde hace más de 25 años, y quien se animó a llamar de nuevo la atención sobre la desprotección laboral en la que, en pleno siglo XXI, se siguen encontrando las empleadas domésticas. “Queremos el reconocimiento de nuestro trabajo. Las trabajadoras del hogar estamos sosteniendo todo el trabajo de cuidados. Somos un sector importantísimo para la sociedad”.
Y es que, de acuerdo al estudio de la OIT Impacto de las reformas legislativas en el sector del empleo de hogar en España, en España, a finales de 2016, había 630.100 personas ocupadas como personal doméstico –lo que representa el 3,4% de las ocupadas– según la EPA del cuarto trimestre 2016, casi 9 de cada 10 personas trabajadoras en este sector somos mujeres, en su mayoría migrantes. Además la economía sumergida en este sector supera el 30%, diez puntos porcentuales por encima de otros sectores.
“Casi la mitad de las empleadas de hogar y cuidados no cotizan en la seguridad social”, tercia Graciela Cardona, trabajadora doméstica organizada en la asociación Servicio Doméstico Activo (Sedoac) “… muchas de ellas se la pagan para poder solicitar la residencia o permiso de trabajo, renovar su tarjeta o reagrupar a la familia y tener una pensión mínima. Y se lo quitan de su propio salario de por sí, precario”.Su reivindicación no es nueva. Rafaela Pimentel es parte del colectivo Territorio Doméstico -con 10 años de existencia- y parte del Grupo Turín, plataforma de asociaciones, cooperativas y entidades autónomas que vienen organizándose desde que entró en vigor el Convenio 189 de la OIT, primera norma internacional dirigida a reconocer y extender los derechos y protecciones fundamentales a millones de personas que en este sector trabajan en hogares privados alrededor del mundo.
El hecho de que estado español no lo ha ratificado todavía ha sido el motivo principal para reunirse y reivindicarlo. El Grupo Turín ha organizado infinidad de actos de debate y encuentro con empleadas de hogar –organizadas o no– en todo el estado. Su trabajo constante le llevo a organizar el Primer Congreso de Empleo de Hogar, en octubre de 2016 en Madrid, que rompió todas las expectativas de participación llegando hasta 450 personas, 60% de ellas trabajadoras domésticas y de los cuidados.
Hace tan solo tres semanas, renovaron los esfuerzos organizando un Foro Político con expertas, pero también haciendo una invitación a partidos políticos para instar nuevamente a hacer todos los esfuerzos para la ratificación. Graciela Cardona, cuya asociación Sedoac también cumple más de una década, afirma que llevan 6 años pidiéndolo y reconoce que si bien este hecho las pondría más cerca del régimen general de trabajadores es solo el principio de una lucha más larga. “Ahí vendrá el trabajo más duro de las empleadas de hogar: estar detrás del estado para que se cumpla. Por nuestra parte tenemos que empoderarnos, sindicalizarnos, conseguir convenios colectivos, formar cooperativas… el convenio solo nos traerá estándares mínimos pero que nos servirán para seguir adelante. Queremos llegar a más”.El Grupo Turín pretende existir hasta conseguir que España ratifique el C189OIT. En los años que llevan trabajando han conseguido la atención sobre ello a través de pequeñas grandes victorias como las mociones aprobadas en plenos de diversos municipios y comunidades autónomas así como en el mismo Congreso Nacional, con una iniciativa en la pasada legislatura y una Propuesta No de Ley en la actual. Por ello no ha sido extraño que consiguieran casi 80 000 firmas solo en la primera semana y media de lanzar su petición.
Después de los mandiles, plumeros y guantes, las estatuas de Malasaña quedaron allí, protegidas contra actos de vandalismo o cualquier otra intervención. Las empleadas domésticas se quedarán todo, menos quietas y mudas, aseguran.
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