El otro día me quejé de la sustitución de términos en castellano por sus homónimos en inglés. Es una crítica que manifiesto habitualmente, es decir, al ritmo en el que el imperialismo lingüístico populariza un nuevo concepto. Por eso un amigo me dijo: “Tu insistencia con este tema es ya muy cringe”. Y, claro, mi vena del cuello casi revienta.
Siempre me he preguntado en qué momento a un tío se le ocurre usar palabras como cringe antes de que nadie más lo haga. Debe de ser patético al principio, pero se acaba convirtiendo en el más cool. Como yo todavía no había llegado a este segundo punto, me fui a Google igual que el resto de mortales. Y con “el resto de mortales” me refiero también a los bilingües que conocen el inglés y el castellano, porque la simple traducción no te sirve cuando el diccionario indica que cringe en castellano es “encogerse”. Así que voy buceando por las páginas del buscador hasta que encuentro que se emplea para referirse a algo que da vergüenza ajena. O sea, que la primera persona que utilizó cringe era bastante cringe y ahora yo soy cringe por recordarlo.
Hombre, hay que admitir que soy bastante hater con esta issue, pero es que me molesta tener que resignarme a asimilar estos conceptos casi sin querer. A veces, su interiorización es tan profunda que el significado del anglicismo se antepone al que la palabra tiene en castellano, provocando un mal uso generalizado. Un caso muy claro es el de ‘bizarro’, que en castellano significa “valiente, generoso, lúcido o espléndido”, y se emplea como “extraño o extravagante” por la mala traducción de bizarre.
En el mercadillo de trueque de conceptos comunes en castellano por anglicismos que es Twitter, el último grito es el uso de unpopular opinion, que tiene dieciséis letras, como opinión impopular. Se utiliza, por ejemplo, de la siguiente manera: “Unpopular opinion: La mayor de todas las fake news es habernos hecho creer que el término ‘noticias falsas’ no es tan válido como su anglicismo”. Seré bastante bizarre, pero al menos a mí me da mucha cringe.
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