Neoliberalismo
La radicalización de las élites conservadoras, una nueva fase del neoliberalismo

El nacionalismo patrio que pervive como consecuencia de la transición pacífica de la dictadura a la democracia no disimula que la soberanía esté fuera del control de las élites políticas nacionales, ni en las propias élites catalanas, y mucho menos en la voluntad popular.

Ekaitz Cancela
11 nov 2017 07:00

Todos esas lacras del pasado que se han ido acumulando en la historia fruto del progreso irrefrenable de nuestras sociedades —ese del que nos hablaba Walter Benjamin en sus tesis sobre la Historia publicadas después de su suicidio, precisamente en Portbou, escapando del nazismo— han vuelto de repente al presente de este Viejo Continente. De pronto contemplamos imágenes que rememoran aquellas pesadillas de las que huíamos tras la Segunda Guerra Mundial, cuando comenzó el proceso de integración que culminó en la actual Unión Europea: un entendimiento mutuo entre Francia y Alemania basado en la liberalización comercial. La filosofía entonces parecía sencilla: el proceso económico como fundamento de la razón.

Medio siglo después, el Mercado Común Europeo es uno de los más poderosos del mundo, pero los bárbaros reaparecen por el norte tambaleando los cimientos de una Europa presentada por las élites europeístas como la única gestora posible de una suerte de mundo libre. No obstante, ni la más potente de las maquinarias propagandísticas es capaz de ocultar que uno de nuestros recursos naturales, la democracia, está siendo explotado intensivamente por el capital, provocando una bifurcación cada vez mayor entre ambos.

Quizá su reflejo más simbólico fuera someter al pueblo que históricamente heredó la idea de democracia a la asfixia financiera de la Troika, anulando su soberanía y dejándolo absolutamente vapuleado. En esta especie de interregno en que el avance del fundamentalismo de mercado trata de entrar en una nueva fase, el Estado español trata de solventar el blacklash por las decisiones económicas que se le impusieron de la misma forma que los catalanes: explotando la identidad nacional.

Cuando la derecha proclama que la crisis catalana no debe ser un problema para Europa, nos traslada su simpatía con la única soberanía que importa en la Unión Europea: la soberanía alemana

Pese a todo, el nacionalismo patrio que pervive como consecuencia de la transición pacífica de la dictadura a la democracia no disimula que la soberanía esté fuera del control de las élites políticas nacionales —prueba de ello fuera que los primeros en mover ficha al anunciar su marcha de Catalunya fueran las grandes empresas—, ni en las propias élites catalanas, y mucho menos en la voluntad popular. Cuando la derecha proclama que la crisis catalana no debe ser un problema para Europa, nos traslada su simpatía con la única soberanía que importa en la Unión Europea: la soberanía alemana. Ya lo decía Carl Schmitt: “Soberano es el que decide el estado de excepción”. Por eso no fue otro que Donald Tusk quien paró, con el beneplácito de Angela Merkel —como contaba Enric Juliana en La Van-guardia—, la posible declaración unilateral de independencia del Carles Puigdemont.

En tiempos venideros, mientras el Ejecutivo no bloquee la acumulación de capital del Estado por parte de las multinacionales ni el actual modelo de financiarización de la economía, no será de extrañar que la plana mayor europea se aleje de toda mediación y justifique la retahíla de embates autoritarios a la forma de democracia liberal burguesa del Gobierno de Mariano Rajoy. Lo popular —un referéndum pactado sobre el derecho a decidir como el que se plantea desde de la izquierda— nunca va a ser aceptado por ser incompatible con la forma de proceder en Europa: lo tecnocrático. A menos que, como señalaba Rafael Poch, estuviera “en línea con los intereses oligárquicos y hegemónicos que son los suyos”. No es el caso.

Hasta ahora, señalaba Perry Anderson en El nuevo viejo mundo, el periodo de predominio neoliberal se ha dividido en dos grandes cambios de régimen: “El primero llegó a principios de los 80, con los gobiernos de Thatcher y Reagan, la desregulación internacional de los mercados financieros y la privatización de industrias y servicios que siguió. El segundo, a principios de los 90, contempló el colapso del comunismo en el bloque soviético, seguido por la expansión de estas máximas hacia el Este”. El papel que hoy juega el europeísmo, nada similar al otrora proclamado por los “padres de Europa”, no responde a otro fin que blanquear la radicalización conservadora de las élites, tratando de que aceptemos forzosamente otra fase del predominio neoliberal a nivel europeo. Nada más ilustrativo de esta pensée unique (pensamiento único) que las palabras de Luis Bassets: el independentismo catalán “es esencialmente populismo antieuropeo, por método, por proyecto e incluso por los valores cívicos que dice defender”.

Justificar esta ideología requiere de una apuesta cada vez más arriesgada: emplear estratégicamente el populismo ultraderechista, viéndose obligados a aceptar parte de su agenda

La radicalización de las élites se basa en que el poder no solo se niegue rotundamente a afrontar las consecuencias de las políticas neoliberales en la sociedad, de la que cada vez está más alejado, sino que decida doblar la apuesta confiando en que la propaganda surta efecto. “Ahora quieren gobernar a pelo, desnudos: ahora es el euroliberalismo, es así y vais a tener que obedecer”, comentaba el sociólogo francés Emmanuel Todd sobre el ensayo de Erich Lasch The Revolt of the Elites and the Betrayal of Democracy. Y así trata de hacerlo el Estado-nación español con el total apoyo de las clases intelectuales europeístas supuestamente moderadas, enrocadas ya en el estatismo conservador.

Así, cuando las élites hablan de “relanzar Europa”, y le otorgan el Premio Princesa de Asturias de la Concordia, en realidad se refieren a sacudir de nuevo las alas del progreso hacia delante —recurriendo a la profecía de Benjamin— en un momento en el que la integración neoliberal global encuentra una fuerte oposición, dejando atrás todo atisbo de democracia, convertida ya en un sedimento que se diluye ante el avance del capital. Justificar esta ideología requiere de una apuesta cada vez más arriesgada: emplear estratégicamente el populismo ultraderechista, viéndose obligados a aceptar parte de su agenda, para debilitar aún más cualquier voluntad popular al tiempo que se proclama una suerte de ejemplaridad respecto al resto del mundo, a pesar de que cada vez la división entre masas furiosas y corporaciones privadas sea mayor a lo largo y ancho de Europa. Preservar la unidad europea se parece cada vez más a una idea totalitaria que solo se sustenta por una maquinaria de relaciones públicas engrasada por la industria de las ideas nacional y bruselense.

El desplazamiento hacia la derecha del sentido común de época está siendo de tal envergadura que hasta los supuestos movimientos antisistémicos piden ahora escuchar a Europa, como hizo Pablo Iglesias. El análisis se presenta barato para las posiciones de izquierda: cuando los radicales no han terminado siendo las masas, sino sus élites, reclamar diálogo hoy es un acto de lo más revolucionario. Si siguiéramos al pie de la letra aquellas palabras de Walter Benjamin, pareciera que el establishment vencerá por siempre y debiéramos someternos a acciones cada vez más brutales justificadas por ideologías centradas en que el progreso sea monopolizado por las fuerzas empresariales. A menos que, como el mismo Benjamin apuntaba, “propiciemos nosotros el auténtico estado de excepción”, mejorando nuestra posición en la lucha contra la radicalización de las élites, cuya suerte va más allá de aceptar este progreso como norma histórica, como hace la socialdemocracia, “que aparece como sierva de las mismas ideas de progreso que sus enemigos”.

Quizá, en un mundo donde cualquier cambio o ruptura a nivel nacional es inseparable de tener una alternativa democrática para Europa, la izquierda habría de cuestionarse aquella máxima con que George Steiner comenzaba su Gramáticas de la creación: “No nos quedan más comienzos”.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Argentina
Argentina Myriam Bregman: “El de Milei es un típico gobierno neoliberal con recetas ortodoxas clásicas”
Quien fuera candidata de la izquierda a la presidencia en las elecciones en las que Milei salió victorioso, evalúa las consecuencias del gobierno de La Libertad Avanza y las respuestas que están dando los distintos actores políticos.
Argentina
ARGENTINA Más que una olla: mujeres y economía popular en una Argentina en crisis
Para muchas mujeres que forman parte de la economía popular, la propuesta sigue siendo organizarse frente la Ley Ómnibus del gobierno ultraderechista de Milei.
Consultoras
CAPITALISMO DE CONSULTORÍA PwC gestionará proyectos de ciberseguridad vascos que ascienden a 60 millones
Tras el fracaso del Centro Vasco de Ciberseguridad y de la agencia Cyberzaintza, la administración vasca ha decidido externalizar a la consultora PwC la estrategia de proyectos de ciberseguridad para entidades públicas y el sector empresarial.
JASB
11/11/2017 16:04

Creo que es el artículo más confuso que he leído en mi vida.

Puedo compartir algunos análisis; otros son muy difíciles de comprender.

¿Cómo argumentas que "El nacionalismo patrio pervive como consecuencia de la transición pacífica de la dictadura a la democracia" ¿Acaso no hubiera pervivido ese nacionalismo si la transición no hubiese sido pacífica"?

Por otra parte, según los expertos analistas, asistimos casi cada día a una nueva fase del neoliberalismo. A mí el neoliberalismo me parece básicamente el mismo desde el principio. Y las élites, igual de radicales en su aplicación; independientemente de su nacionalidad (catalana, española, europea o mundial): la priva(tiza)ción y su beneficio económico son su patria. Son conservadoras principalmente en lo relativo a conservar el clasismo y su posición privilegiada en lo más alto de la pirámide.

Por último, coincido en que "reclamar diálogo hoy es un acto de lo más revolucionario" (dialogar, directamente, lo es todavía más). Pero, lamentablemente, en la lucha de clases -o contra la priva(tiza)ción- el diálogo se me antoja insuficiente. Aunque... ¿nos quedan más comienzos?

4
0
Ekaitz
11/11/2017 17:59

En primer lugar, la frase que señalas es una forma de referirme a lo que he expresado en el párrafo anterior: "el Estado español trata de solventar el blacklash por las decisiones económicas que se le impusieron de la misma forma que los catalanes: explotando la identidad nacional". Aunque quizá sea cierto que añadir lo de como "consecuencias de..." requiera de una explicación histórica más amplia sobre la democracia española desde el franquismo. En mi defensa diré que el espacio es limitado y la tela que cortar abundante.

Sobre las fases del neoliberalismo, quizá esto refiera más a las generaciones políticas que lo heredan en conjunción con un momento histórico particular. En este caso, aquellas que deben de "pagar" las consecuencias de la austeridad. Por otro lado, estas mismas élites son las que tienen que seguir profundizando en la integración neoliberal global para no quedarse fuera de la forma que tienen China y Estados Unidos de entender la economía de mercado. Evidentemente son cuestiones cuya matización necesitaría de un capítulo completo en un libro, lo cual es mi idea. Sea como fuere, lamento que te haya resultado confuso.

8
1
Educación pública
Iglesia Semana Santa: negocios, procesiones en colegios, inmatriculaciones y fervor
Más allá de la expresión cultural, la Semana Santa tiene una esfera económica que genera millones de euros y otra social que le sirve a la Iglesia Católica para legitimar sus privilegios dentro del Estado español.
Industria
Transición industrial Mecaner, un cierre injusto o cuatro alternativas con mirada ecosocial para mantener la fábrica de Urduliz
ESK y LAB han presentado el ‘Plan de Transición Ecosocial’ que ha elaborado la cooperativa Garúa como una herramienta para la búsqueda de soluciones al ERE propuesto por la multinacional Stellantis.
Palestina
Palestina Viaje al fondo del horror
El fotoperiodista Javier Bauluz cubrió la primera Intifada, la primera gran rebelión del pueblo palestino desde la creación del estado israelí.
Argentina
Argentina Myriam Bregman: “El de Milei es un típico gobierno neoliberal con recetas ortodoxas clásicas”
Quien fuera candidata de la izquierda a la presidencia en las elecciones en las que Milei salió victorioso, evalúa las consecuencias del gobierno de La Libertad Avanza y las respuestas que están dando los distintos actores políticos.
Maternidad
Maternidades Reaprender la espera
El tiempo de gestación es largo y va a un ritmo distinto al que acostumbras: el ritmo natural al que desarrolla una playa, un monte, un océano. Y no estamos ya habituados a darle la mano a la pausa.
Momus Operandi
Momus operandi Todo es una narración
Nos dicen que las mentiras son la única realidad. Que aprendamos a mentirnos, que nos engañemos, que no nos importa la salud, ni los derechos laborales, ni las violencias estructurales.
Ríos
Radiografía fluvial de España La tierra que no amaba sus ríos
Los ríos ibéricos agonizan. Casi la mitad de las masas de agua está en mal estado. Presas, sobreexplotación, contaminación y crisis climática son sus principales amenazas, con la agroindustria como mayor agresora.
Accidentes laborales
Accidentes laborales Detenidos tres empresarios en Galicia tras la muerte de un migrante que trabajaba sin equipo de protección
El joven de 28 años, que estaba empleado con un contrato irregular, falleció el 26 de febrero tras precipitarse desde una carretilla elevadora sin la protección necesaria para esa labor.

Últimas

Ocupación israelí
Palestina El Salto te ofrece una camiseta para apoyar económicamente a la UNRWA
No cesamos de buscar nuevas vías para visibilizar un mayoritario clamor social que pide un alto el fuego al que apenas se da cabida en el discurso mediático convencional. Todos los beneficios de esta campaña irán destinados a la UNRWA.
Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda La PAH València clama por el derecho a una vivienda digna: “¿Duermen tranquilos?”
Centenares de personas protestan frente al palacio de la Generalitat para exigir que se haga efectivo el derecho a la vivienda ante la insoportable alza de los precios.
Sidecar
Sidecar Crisis intratable en la República Democrática del Congo
Una y otra vez los actores externos han fracasado a la hora de contener la escalada de violencia en la República Democrática del Congo.
Deportes
Rugby femenino +35 Las Milnoh Granada, un club de rugby femenino +35 creado y gestionado por mujeres
32 mujeres nacidas en mil novecientos y pico, federadas en un equipo que les ha dado un espacio propio, sentido de pertenencia, una tribu donde “yo soy porque somos”
América Latina
Caribe Haití: el fracaso neocolonial y el “eterno castigo de su dignidad”
La crisis de gobernabilidad que vive Haití después del alzamiento paramilitar que liberó a más de 3.600 presos y expulsó al primer ministro es un capítulo más de una historia colonialismo y dependencia.
Trabajo sexual
Estudio sobre trabajo sexual De la Policía, los dueños de locales y los clientes: así es la violencia que sufren las trabajadoras sexuales
Las trabajadoras sexuales sufren múltiples violencias y un estudio las recoge en sus propios términos. Las violencias más frecuentes por parte de los clientes consisten en la retirada del condón sin consentimiento o malos tratos verbales.
Urbanismo
Urbanismo La nueva Ley del Suelo va al Congreso bajo la acusación de fomentar pelotazos urbanísticos
Sumar y Podemos no garantizan el apoyo a la ley, que limita las posibilidades de declarar nulos los planes urbanísticos, así como la acción ciudadana contra las irregularidades urbanísticas.

Recomendadas

Memoria histórica
Marc Solanes “Mi bisabuela luchó en el frente y fue considerada una mala madre, pero lo hizo por sus hijas”
En ‘Las niñas de Elna’ (Pollen, 2024) el periodista reconstruye la historia de las mujeres de su familia resolviendo enigmas para resignificar la imagen de la mujer en la historia.
Euskal Herria
Korrika Correr a favor del euskera cruzando fronteras
La Korrika es el mayor evento de Euskal Herria. En la última edición de esta carrera de más de 2.500 kilómetros ha participado un tercio de la población vasca.
Cine
María Alché y Benjamín Naishtat “El cine puede proponer imágenes y reflexionar, y por eso Milei necesita destruirlo”
María Alché y Benjamín Naishtat dirigen ‘Puan’, una película optimista y amarga, entre la comedia y el cine social, que ofrece nuevas lecturas tras los primeros cien días de gobierno de Milei en Argentina.