Música
No Future (para las mujeres)
Repasando la programación de algunos festivales punk representativos de la escena nacional e internacional en 2018 y 2019, se observa que son minoritarias la contratación, las cabezas de cartel y la presencia de mujeres músicas en general en los escenarios.

Al preguntar por qué no existen más mujeres en la escena punk, la justificación se repite: “Si no hay mujeres en el punk es porque ellas no han querido” (Evaristo Páramos en Carne Cruda, enero 2019). El comienzo de la génesis del punk data de la segunda mitad de la década de los 70. La urgencia de subversión en las corrientes culturales y sociales nace en un contexto endurecido por el aumento del paro y la precaria realidad socioeconómica de Inglaterra y el ambiente de Guerra Fría en Estados Unidos.
La historiadora de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá Andrea Retrepo define este tipo de ruptura musical y social señalando que “el punk sacó sus bases de la estructura musical del rock: adoptó la velocidad al tocar, distorsionando las guitarras, mientras que sus voces descifran a gritos la crudeza de la realidad”. Respondiendo a esta idiosincrasia, y teniendo en cuenta que las desigualdades sociales son más propicias en una cultura capitalista y patriarcal como es la occidental, ¿no serían las mujeres las mejores representantes de la demanda contracultural del punk?
Representación en festivales
Repasando la programación de algunos festivales punk representativos de la escena nacional e internacional en 2018 y 2019, se observa que son minoritarias la contratación, las cabezas de cartel y la presencia de mujeres músicas en general en los escenarios.Antes de la edición de 2018, el presidente de Rekesound Elkartea y organizador de Ehuneko Bat en Bizkaia, Jesús Cox, argumentó que desde un primer momento hicieron todo lo posible por reforzar la representación femenina en el cartel. “Apoyamos el equilibrio de género, siempre dentro de nuestras posibilidades y guardando la estructura musical del festival”, indica. En la edición de 2019 han subido la apuesta tanto en el line up como en el equipo de organización y producción, pero según los datos, todavía es insuficiente.
Existen personas y entidades preocupadas por encontrar una solución a este problema de equidad. La secretaria de la asociación Mujeres en la Industria de la Música, Nuria Rico, en el anuario de 2018 realizado por la Asociación de Promotores Musicales, corrige la premisa: “Las mujeres músicas existir, existen”. Para ella, “el principio es el origen: la educación, las escuelas de música, los referentes”. Rico se cuestiona “qué pasaría si aumentara la presencia femenina en los festivales. Primero aumentaría la diversidad y con ella la especificidad, y con ella la identidad, y con ella la fidelidad del público, y con ella se compran entradas. Pero hay más. La gente descubre bandas nuevas, se crean referentes a las que escuchan las hermanas pequeñas de las chicas que acuden a festivales y se inspiran en ellas para empezar a tocar. Y de repente todo ha cambiado y no hay que pensar en la presencia femenina de los festivales, ni en los porcentajes, ni en las cuotas, porque es lo normal”.
Este análisis obliga a profundizar también en los medios de comunicación generalistas y la crítica musical, ya que tienen una responsabilidad directa en la promoción del trabajo de las mujeres tanto en el punk como en la música en general. Ramiro Tersse (Ramiroquai), director del programa Bandera Negra especializado en punk, hardcore y metal en Radio3 Extra, analiza la situación desde un prisma comprometido, señalando que “no hay una buena promoción desde los medios de comunicación de grupos punk formados por mujeres, ni de hombres”. Ramiroquai incluyó en el programa hace un par de temporadas Riot Girl, una sección orientada al sonido hecho por mujeres dirigida por la vallisoletana redactora y crítica musical Vane Balón. Ella misma en su página web DistritoV ha elaborado un directorio de grupos de punk, metal, hardcore y rock melódico para dar visibilidad y que no impere el apolillado argumento de que las mujeres no hacen música rock.
Pero con espacios segregados entre mujeres y hombres, tanto en los medios como en los festivales, ¿no se está estigmatizando la figura de la mujer en la cultura y en el punk? La respuesta de Tersse es contundente: “Eso es una cagada como un piano de cola porque lo que se está haciendo precisamente es dividir y separar la movida, cuando tiene que ser solamente una. El futuro que imagino es no tener que hablar de la mujer, no tener que decir que este grupo es de cuatro pibas como herramienta comercial de venta. Tiene que ser lo mismo”.
Ruptura de género
Este planteamiento se ve reforzado por el estudio de la investigadora Nagore García (Des)armando la escena. Narrativas de género y punk. Añade que es necesaria la “ruptura de género” y el “cuestionamiento del sistema binario sexo-género”, ya que “el uso de la categoría refuerza la misma”. Por eso García recalca que existe una “tensión” que se traduce en “el límite de la deconstrucción del género y una mirada ciega al mismo”.La vocalista de Último Resorte, Silvia Resorte, explica en el documental dirigido por Elena Idoate Tomar el escenario que “el punk dio la posibilidad de que los chicos y las chicas se sintieran iguales”. La investigadora Nagore García, en este mismo documental, coincide con la cantante pero vuelve a señalar con dedo acusador el estigma que ha perseguido siempre a la mujer: “En la música, a las mujeres se les ha asignado más, quizás en lo comercial, el rol de cantantes, la diva, y se ha explotado mucho frente al masculino, que ha sido siempre el rol de guitarrista”. La investigación de García muestra que “el punk se enmarca dentro de una aparente radicalidad social donde se mantienen las formas clásicas de dominación masculina”.
Nagore García explica en el documental de Idoate que en la música y en el punk los roles están definidos de antemano: “La diferencia sexual, biológica, natural nos ubica a las mujeres como personas sensibles, personas de gustos refinados y delicados. Entonces una chica que grita o hace ruido es como una paradoja”. Sus declaraciones van desenmarañando la red conflictiva de género y remarcan que los movimientos aparentemente más libertarios sufren el mismo problema. “En espacios contraculturales, como podrían ser otros espacios de música alternativa o participación política donde sí que se rompe con aspectos de la sociedad general, la cuestión de género sigue como anclada”, considera.
Estigma histórico sobre la mujer
El artista sonoro y escritor Sergio Sánchez documenta en la revista especializada Sulponticello que en 1686 el Papa Inocencio XI popularizó el discurso discriminatorio en los seguidores de la iglesia católica. “La música es totalmente dañina para la modestia que corresponde al sexo femenino, porque las mujeres se distraen de las funciones y las ocupaciones que les corresponden. Ninguna mujer, con ningún pretexto debe aprender música ni tocar ningún tipo de instrumento”. Este edicto fue renovado en 1703 por el papa Clemente XI.La profesora de la Universidad de Sevilla Mª Francisca Sales expone ejemplos flagrantes en su ponencia La rebelión en la música rock: una cuestión de género de letras que ejemplifican el dominio (sexual) masculino en este género: los Rolling Stones (estandartes del cock rock) con el tema “Under my thumb” (Aftermath, Decca/London/ABKCO 1966): “(…) Under my thumb / She’s the sweetest, hmmm, / pet in the world”. O en el tema de The Beatles “Run for your life”, (Rubber Soul Capitol Records 1965): “You better run for your life if you can, little girl, hide your head in the sand, little girl, catch you with another man, that’s the end ah, little girl”.
Afrika Rubio es la fundadora y vocalista desde 2000 de La Soga del Muerto, punk de Bizkaia. Lleva desde antes de 1977 cantando en grupos y luchando contra los juicios sociales que se abalanzan sobre ella por expresar su personalidad genuinamente punk, siendo mujer: “¿Por qué no puedo explotar mi imaginación y ser como soy? ¿Por qué los chicos sí? Ahí empezó mi primera pregunta y eso me volvió loca porque no sabía que había ese machismo y lo sigue habiendo”, remarca orgullosa.
Riot Grrrl
La invisibilación de la mujer en la escena underground se hizo patente casi desde sus inicios y como respuesta subversiva nace el movimiento Riot Grrrl. En un soplo de simpatía catalogamos a este movimiento como contracontracultural pues es la respuesta a la invisibilización de género, desde el mismo ángulo rupturista del que nace el punk. Esta corriente musical y cultural nace en los años 90 en Olympia (Washington) —sin olvidar la labor de bandas anteriores y solistas como ESG, Janis Joplin, Lydia Lunch o Patti Smith que ensangrentaron sus letras contra la opresión de la mujer—. Muchas son las que expresaron sus inquietudes a través de fanzines y publicaciones amateurs enmarcadas en la corriente DIY. Sus principales representantes son figuras como Kathleen Hanna, vocalista de Bikini Kill, o bandas como L7 o Bratmobile. A día de hoy sigue presente en multitud de bandas.Las Sexpeares explican que desde que descubrieron de adolescentes el movimiento Riot Grrrl, para ellas siempre ha significado subversión. Para Belén, “el movimiento Riot eran tías que estaban super cabreadas, gritando. Entonces dije ¡yo quiero ser como ellas! El movimiento Riot fue lo que me chocó y pensé que las tías también tocan, gritan ¡y hacen cosas!”. María, la baterista, añade que “descubrir Riot Grrrl nos motivó desde pequeñas y por eso estamos aquí”.
Un gran número de las personas entrevistadas para este reportaje señalan a las Vulpes como pioneras tanto en el punk como en la lucha feminista, aunque Mamen Rodrigo, la cantante del grupo, no esté del todo de acuerdo en cuanto al contenido feminista de su gran hit “Me gusta ser una zorra”. “Creo que no tiene nada de feminista esa letra, ni en el principio ni en el final, nada. En esa época nosotras no éramos feministas, éramos punkis”, señala Rodríguez.
La historia ha convertido a esa frase en una consigna que significó (y significa) un chute de libertad para las mujeres y una ruptura de valores. Como lo cree también el periodista y músico Roberto Moso que explica de esta manera la primera vez que vio a Vulpes en un escenario en los años 80: “Cuando vi por primera vez a las Vulpes, fue mucho más que otro concierto de punk. Aquellas ‘antinovias’ eran exactamente lo que no debían ser las chicas de su generación: descaradas, divertidas, vacilonas, reivindicando sexualidades libres y hasta ‘hombres objeto’, que ya ‘va tocando’. Demasiado, demasiado pronto”. El músico zanja: “Ni RIP, ni los Sex Pistols, ni Eskorbuto, ni La Polla fueron tan punks como ellas”.
Marta Fontana (Martillo) vocalista de The Capaces, un grupo encumbrado en el hardcore punk estatal con casi veinte años en la escena, afirma sin vaciles que para ella el rock es su casa y el punk su forma de comunicarse: “Si me ha pasado algo será de tipo anecdótico, pues a lo mejor en algún pueblo alguien dice ‘¡zorra, grita más!’, pero luego ves y es un ‘pelao’, así que es puramente anecdótico”.
De forma transversal, todas las luchas desde el punk son abarcables y ninguna es excluyente. Micky Paiano es la mujer que pone la voz en la banda ítalo-vasca Shöck y la sororidad que desprende en el escenario sirve de referente a la unión entre mujeres. “Nosotras tampoco nos damos cuenta de que tenemos cosas que nos han pegado, como defendernos una de la otra y eso es lo peor que te puede pasar. Yo trato mucho de mirar eso. Creo que estar arriba es como una responsabilidad, es la primera cosa que me sale siempre y lo consigo, y me encanta”, resume.
Las mujeres cargan el peso de una pantalla invisibilizadora de género que les impide, además de expresarse libremente, con excepciones, llegar a realizar sus inquietudes musicales y reivindicativas solo por el hecho de ser mujer. Pero no es cosa del punk, es un problema social estructural implantado en todas las personas. Por eso, cuando alguien afirma que las mujeres no hacen punk porque no han querido, es necesario visualizar a todas las artistas mencionadasy recordar la esencia del mensaje que Kim Gordon elevó al mundo: “Las chicas inventaron el punk rock, no Inglaterra”.
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