Infancia migrante
Lamia Abassi (asociación exMENas): “Los ataques de Castelldefels fueron racistas”
Llegaron solos a territorio español siendo menores. Hoy la asociación eX-MENas hace acompañamiento y denuncia para evitar que se vuelvan a producir episodios como los ataques en Castelldefels y Canet de Mar (Barcelona) contra menores extranjeros.

Barcelona
Un hombre entra armado con un machete en un centro de menores no acompañados (MENAS) el pasado 7 de marzo. Justo tres días después, un grupo de 25 encapuchados asaltan por la noche el centro de colonias Cal Ganxo de Castelldefels, donde vivían 35 menores. Este grupo intenta atacar a los chicos, así como a los educadores, y destrozan mobiliario. En menos de una semana, dos incidentes contra el mismo colectivo. Frente a ello, se abre un debate: ¿Son actos racistas? ¿No lo son? ¿Por qué han sucedido?
Ante esta pregunta, Lamia Abassi (20 años), extutelada por la Generalitat de Catalunya y activista en la asociación eX-MENas, responde a El Salto con determinación y fuerza. “Obviamente vivimos en un país racista y nadie lo quiere reconocer”, considera. “¿Si los ataques de Canet de Mar y Castelldefels lo hubiesen hecho, por ejemplo, 20 migrantes encapuchados, verdad que la noticia saldría en todo el mundo? Solo por el hecho de ser de origen árabe parece que no le ha importado a nadie”, denuncia Abassi.
Por otro lado, la secretaria de Infancia, Adolescencia y Juventud de la Generalitat (DGAIA), Georgina Oliva, aunque negó motivos racistas en la pelea en la Zona Franca de Barcelona entre cinco menores extranjeros tutelados y otros chicos del barrio, sí que consideró que los sucesos vividos en Castelldefels y Canet de Mar tenían “un componente racista”.
La edil de Castelldefels, María Miranda Cuevas, definió el asalto al centro como “una pelea entre jóvenes que luego fue a más”
Mientras que la alcaldesa de Canet de Mar, Blanca Arbell, también coincidió con la Generalitat y calificó el incidente de racista, la edil de Castelldefels, María Miranda Cuevas, definió el asalto al centro como “una pelea entre jóvenes que luego fue a más”. Después de estas polémicas declaraciones, Miranda matizó a La Vanguardia que “objetivamente, lo que ocurrió fue una pelea entre jóvenes, otra cosa es que la consecuencia, algo que clarificarán los Mossos, se quede en eso, en una pelea entre jóvenes, o se confirme un delito de odio”.
La asociación eX-MENas está valorando personarse legalmente en contra los agresores de Castelldefels y el de Canet de Mar
Para Abassi, “no son casos aislados: es racismo”. Además, la activista insiste que el castigo hubiese sido “mucho peor” si las personas agresoras hubiesen sido migrantes. Por otro lado, pese a que reconoce que los menores de Castelldefels iban a ser trasladados igualmente porque iban a cambiarlos del centro, lamenta que el cambio se hiciera tan rápido, porque considera que de esta forma “los racistas se sienten más fuertes e intentan hacer lo mismo en otros pueblos y eso no lo tendríamos que permitir”. De hecho, la asociación eX-MENas está valorando personarse legalmente en contra los agresores de Castelldefels y el de Canet de Mar, según han confirmado a El Salto. No obstante, más allá de condenar o no ambos incidentes, tanto Lamia como la investigadora experta en migraciones del Barcelona Center of International Affairs (CIDOB) Blanca Garcés coinciden en que el análisis necesita más contexto.
Teniendo en cuenta que el número de menores ha aumentado (un total de 3.659 en 2018, mientras que en 2017 la cifra era de 1.489, según cifras del Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia, Garcés señala a El Salto que es fundamental fijarse en la vulneración de derechos que se está dando en la frontera. “La primer atención la hacen policías y no el personal que debería hacerlo según la ley”, denuncia la investigadora. “Las condiciones, sobre todo en la frontera sur, son en muchos casos no solo limitadas, sino nefastas”, apunta.
Una vez pasadas las fronteras físicas, Garcés advierte que los jóvenes migrantes se enfrentan a las fronteras administrativas en España, que son las que retrasan tanto el permiso de residencia como el permiso de trabajo, lo que les expone a ser expulsados, poniendo la Ley de Extranjería por delante de los derechos humanos de los menores.
Pese a que la administración catalana ha creado 2.655 plazas específicas para jóvenes migrantes en 2017 y que hay 168 centros establecidos exclusivamente para atenderlos, Garcés señala que el sistema catalán de acogida está colapsado y que las plazas se han creado de forma “improvisada”. Asimismo, fuentes del departamento Asuntos Sociales de la Generalitat señalan que el Estado español no les facilita ni el número de entradas por Frontera Sur ni los flujos migratorios a nivel interno dentro del territorio, lo que dificulta calcular con mejor precisión las necesidades que estos menores podrían necesitar.
Sin embargo, Garcés advierte de que la administración catalana debería contar con la participación de todos los actores, sobre todo los locales. “Es fundamental que la DGAIA cuente con la complicidad del entorno, no solo sumarlo, sino hacerlo partícipe para así evitar reacciones xenófobas”. En ese sentido, Lamia Abassi, quien afirma haber recibido mucha solidaridad por parte de los vecinos de Castelldefels, apunta la importancia de los ex-menas como posibles mediadores entre administración, vecinos y menores. “Lo que se debería hacer es abrir debates sobre el racismo, ir a las escuelas, entidades, asociaciones, y hablar con los vecinos de respeto y tolerancia”, reivindica. Para Abassi no se debe hablar desde la rabia, sino buscar soluciones y empezar a construir una imagen real del colectivo.
Como antigua menor no acompañada, Lamia echó en falta que la administración preguntara cómo quería resolver sus propios problemas, porque pese a formar de un mismo colectivo “cada historia es distinta y la ayuda que tengo que recibir es diferente”, remarca. “Estamos acostumbrados a que se otros decidan por nosotros sin tenernos en cuenta”, lamenta.
Aunque señala que la Generalitat hace bien su trabajo, los eX-MENas, pese a no tener ningún título, pueden acompañar a los menores desde la experiencia. Lamia sobretodo hace acompañamiento legal, y apunta que en la asociación cuentan con dos abogados que les ayudan siempre que lo necesitan. “Se me acerca un chico para gestionar sus papeles, y si no tengo conocimiento, voy a cualquier entidad que saben más y yo hago el trámite que necesite”, relata.
“Lo más importante es luchar por nuestros derechos y dignificar nuestro colectivo, ya que la asociación nació para que dejen de hablar de nosotros sin nosotros”Además, una de las funciones principales de Lamia, así como de sus compañeros, es que los menores se sientan bien, cómodos, y que encuentren un espacio de seguridad sin ningún adulto, ya que a veces su presencia les da “desconfianza, miedo” o sencillamente “hay más dificultad de entendimiento”, subraya la activista. “Lo más importante es luchar por nuestros derechos y dignificar nuestro colectivo, ya que la asociación nació para que dejen de hablar de nosotros sin nosotros”, remarca.
Con esta premisa, la asociación eX-MENas ha organizado un campeonato de fútbol, una manifestación en contra del racismo y ha editado un vídeo con el que pretenden combatir las mentiras más establecidas que hay sobre los menores no acompañados. Además, próximamente irán a Madrid, Málaga y Melilla a organizar otras asociaciones de extutelados y darán más charlas sobre el racismo. De hecho, varios profesores en Castelldefels ya han contactado con ellos y ellas con esa finalidad. En ese sentido, Garcés celebra estas iniciativas y subraya que son muy necesarias. “La exclusión de hoy es el conflicto de mañana, y solo desde la inclusión podemos crear sociedades seguras”, concluye.
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