Frontera sur
Proyecto Aurora, o cómo Italia cederá el control de las llegadas por mar al ejército libio
Italia cederá desde 2020 la coordinación de la vigilancia y intercepción de migrantes por mar a la Guarda Costera libia, denunciada por múltiples violaciones de derechos humanos.
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La política europea de estas primeras semanas de verano está dando muchas pistas sobre el futuro inmediato de la gestión de fronteras. Del Consejo Europeo, centrado especialmente en inmigración, resaltaron dos acuerdos, imprecisos y vagos: la creación de nuevos centros de detención de migrantes dentro de las fronteras de la UE y el acuerdo para explorar la posibilidad de campos de detención o plataformas de desembarco en terceros países. Del primero ya tenemos una pista por el acuerdo alcanzado el lunes entre la canciller Merkel y su ministro de Interior Horst Seehofer. Una respuesta parlamentaria del Gobierno alemán difundida la semana pasada da más pistas sobre la segunda de estas propuestas.
A partir de este mes, Italia será responsable de la implementación del proyecto "Aurora", un plan que colocará a partir de 2020 la coordinación de las operaciones de intercepción de inmigrantes procedentes de la costa libia en manos del propio Ejército libio. La financiación es europea: procederá del Fondo para la Seguridad Interna (Internal Security Fonds) de la Comisión, pero su objetivo es construir para esa fecha un llamado Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo y ponerlo bajo mando de la Guardia Costera del país norteafricano, dependiente del Ejército y denunciada por Amnistía Internacional y por supervivientes del cruce del mediterráneo por graves violaciones de derechos humanos.
Hasta que se haya completado el proyecto, las tareas de rescate marítimo serán asumidas por el buque de guerra italiano Caprera
Los detalles no son del todo conocidos aún, según contesta a El Salto el diputado alemán de Die Linke Andrej Hunko, responsable de la pregunta parlamentaria al Gobierno alemán. “Se trata de una continuación liderada por Italia del proyecto Seahorse”, explica Hunko por correo electrónico. A través de dicho proyecto, con una fuerte implicación de la Guardia Civil española, la guardia costera libia ya tenía acceso a los sistemas de comunicación europeos e italianos.
La novedad es, por un lado, la financiación: nadie sabía que existían estos fondos adicionales de la Comisión Europea para construir en 2020 este nuevo “mal llamado centro de control de salvamento marítimo”. Y nadie sabía que este centro estaría bajo batuta del Ejército libio. Hasta que se haya completado el proyecto, las tareas de rescate marítimo serán asumidas por el buque de guerra italiano Caprera, que está atracado en el puerto de Tripolis, señala la oficina del europarlamentario de Podemos Miguel Urbán.
“Es lo que denominamos el "modelo australiano", que viene a ser la externalización integral del control de los flujos migratorios”, contesta Urbán a preguntas de El Salto. “Se subcontrata a otros países (a cambio de ayudas al desarollo, normalmente, o acuerdos comerciales ventajosos) para que no sólo controlen las fronteras, sino creen centros de detención para inmigrantes”, entre otras medidas, señala Urbán.
Con un centro de control libio, el rescate marítimo ya no se coordinaría a través del centro de salvamento marítimo de Roma. Según Urbán, “esto es conocido por el Ministro del Interior de Italia y muy concretamente por el ministro de interior Salvini, que ahora quiere expulsar a las organizaciones civiles de rescate del Mediterráneo central con la ayuda del Ministro del Interior alemán Horst Seehofer”.
Las diferentes organizaciones de la ONU han señalado tanto el peligro del lugar —la ruta migratoria del mediterráneo central— como del destinatario del acuerdo —el Ejército libio—. Según la Organización Internacional de las Migraciones, 1.405 personas han muerto a lo largo del año en el cruce del mediterráneo, ruta que esta agencia ya había definido como “la más mortal” de todas las vías de migratorias existentes en el mundo.
Asímismo, un Panel de expertos de la ONU sobre Libia dependiente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha certificado que la Guardia Costera está “directamente involucrada en graves violaciones de los derechos humanos” y en el “hundimiento de embarcaciones de migrantes mediante el uso de armas de fuego”.
Sobre este último extremo abundan testimonios tanto de ONG —como Amnistía Internacional— como de los propios supervivientes de los naufragios. Uno de los testimonios más conocidos fue el de los supervivientes del naufragio de dos embarcaciones que supuso la muerte de 400 personas en octubre de 2013 frente a la isla italiana de Lampedusa, que hablaron de disparos procedentes de barcas de la guardia costera libia que les venía siguiendo. Desde entonces, Libia ha firmado más acuerdos con Italia y con la Unión Europea. Las últimas consecuencias de estos acuerdos se han visto esta misma semana: el aumento de naufragios por la negativa de las guardias costeras libia e italiana a que operasen los barcos de rescate de la sociedad civil.
De momento, Hunko está a la espera de que la Comisión Europea responda a una primera pregunta de la europarlamentaria Sabine Lösing acerca del proyecto Aurora. Die Linke quiere presionar primero en el Parlamento alemán para que se apruebe una moción —prevista para septiembre— que pida una fuerza europea de rescate de carácter civil. “Hay que sacar a los militares del mediterráneo”, señala. Una desmilitarización que reclama, de entrada, para permitir el acceso civil de organizaciones independientes de rescate al avanzado sistema de vigilancia por satélite al que sí tiene acceso el Ejército libio.
El europarlamentario alemán es escéptico sobre el alcance de las respuestas de la Comisión. “No han respondido claramente otras preguntas que les hemos lanzado anteriormente”, señala. “Por ejemplo, queríamos saber más sobre el proyecto Seahorse, sus especificaciones técnicas, y sobre las licitaciones y contratos que está dirigiendo la Guardia Civil española”, detalla, “pero todavía no sabemos cuándo se instalará el equipo de vigilancia y de comunicación en los centros libios de control, y qué empresas serán las adjudicatarias. El público tiene derecho a saber cómo la Umnión Europea (y España e Italia en primer lugar) dirigen al Ejército libio”, concluye.
“El Gobierno del PSOE de Pedro Sánchez debería haber defendido una posición contundente en el Consejo Europeo en vez de alinearse con [el presidente francés] Macron”, señala Urbán. La posición del eurodiputado de Podemos va algo más allá que la de Hunko, y además de desmilitarizar el mediterráneo pide “un cambio de 180 grados en la política de fronteras europea”. En la línea de organizaciones de derechos humanos, pide mejorar los visados y la creación de corredores humanitarios para evitar que más migrantes se lancen a la peligrosa ruta marítima para llegar a la Unión Europea.
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