Energía
Quemar árboles para producir electricidad: ¿de quién es el negocio?

La generación de energía por combustión de biomasa es una actividad depredadora de recursos naturales, que resulta absurda en términos sistémicos. Es el último escalón del proceso de capitalismo industrial basado en la explotación de los bosques. El capital que está detrás de Glefaran, pertenece a una familia vasca que ha florecido en el siglo pasado gracias a la industria maderera.

Bosque deforestado en la cuenca del Marañón
Bosque deforestado en la cuenca del Marañón Rocío Madero Cadarso
24 jun 2019 11:37

Muchos habitantes de Güeñes y alrededores esperaban que las elecciones municipales trajeran un cambio. Entre otras cosas, parecía estar en juego la cuestión de Glefaran, una planta termoeléctrica a base de biomasa que se ha instalado en la zona hace cuatro años. En 2016, tras unos episodios graves de emisiones contaminantes, empezó una movilización vecinal para el cierre de esta incineradora. El conflicto ha involucrado a las instituciones locales de las comunidades de Zalla y Güeñes, pues la empresa se ubica en los territorios administrativos de los dos municipios. El ex alcalde de Zalla, representante de la plataforma municipal Zalla Bai, había apoyado el cierre de la fábrica, revocando a la empresa el permiso de funcionamiento en su territorio. Pero por su parte, el alcalde de Güeñes, del Partido Nacionalista Vasco (PNV), no ha hecho lo mismo, y Glefaran sigue funcionando.

Desde el punto de vista de la movilización ciudadana, los resultados electorales han sido desalentadores. No sólo no ha cambiado el alcalde de Güeñes, sino que el mismo partido ha ganado también en Zalla. Se difumina así la esperanza de una solución institucional a corto plazo. Antes de las elecciones, el entonces candidato y ahora alcalde del PNV en Zalla, había declarado en un video de su campaña que en caso de resultar elegido, emprendería las acciones necesarias para averiguar si la actividad de Glefaran resulta peligrosa para la salud de los habitantes de su municipio. Ahora se le podrá exigir, por cierto, que cumpla ese compromiso.

Sin embargo, hay algo tramposo en este argumento, pues parece paradójico que el entonces candidato considere oportuno actuar exclusivamente en el caso que la salud de sus habitantes resulte en peligro, sin pensar, por ejemplo, en sus vecinos que viven apenas a tres kilómetros de distancia. No es una declaración inocente, por cierto. En torno a ese debate se ha enroscado hasta ahora la controversia pública: determinar los riesgos para la salud de la población directamente expuesta a las emisiones, y su radio de afectación.

Demostrar jurídicamente si la actividad de esta empresa afecta a la salud de la gente, y en qué medida, es más complicado de lo que parece. Se trata de medir exhaustivamente el contenido y la cantidad de las emisiones, y compararlos con los estándares internacionales establecidos por la UE y la OMS, considerando las características específicas de la orografía y los vientos del lugar. Tras las emisiones fuertes iniciales, Glefaran ha actualizado sus filtros. Ahora no hay emergencia ambiental, sino un constante nivel de humo y polvo en el aire. En esta fase “crónica”, el problema no es solo lo que la incineradora emite, sino sobre todo lo que se mide, cómo se mide, cómo se interpretan los datos y como se comunican. En este nudo se perderán posiblemente las intenciones del nuevo alcalde, así como las de su homónimo de Güeñes.

La controversia pública y jurídica se ha centrado en la veracidad, fiabilidad e interpretación de las mediciones. Entre otras cosas, bajo la presión vecinal se ha instalado hace tiempo un medidor móvil de las partículas. Sin embargo, según los expertos del tema, es completamente insuficiente. Aquí intervienen cuestiones de voluntad política, intereses económicos y clientelismos que se manifiestan a todos los niveles, en las irregularidades de funcionamiento y control de la incineradora y en los procesos institucionales de jurisdicción y sanción. Esto, por lo menos, es lo que reivindica y denuncia la movilización vecinal. Pero además hay que considerar que los estándares y criterios de tolerabilidad fijados por los organismos internacionales también están sujetos a variaciones, y lo que hoy puede considerarse aceptable, mañana podría dar lugar a problemas de salud imprevistos. Además, el efecto contaminante de las emisiones – aun confiando que allí no se queman restos industriales de madera- no se limita al aire, sino que afecta también al suelo y al agua, y se potencia de formas imprevisibles al mezclarse con otras contaminaciones actuales y anteriores en este hábitat.

El efecto contaminante de las emisiones no se limita al aire sino que afecta también al suelo y al agua, y se potencia al mezclarse con otras contaminaciones actuales.

En realidad, que se logre o no sentenciar jurídicamente que la incineradora afecta a la salud de la población vecina, Glefaran es de todos modos inaceptable. La generación de energía por combustión de biomasa es una actividad depredadora de recursos naturales, que resulta absurda en términos sistémicos. Es el último escalón del proceso de capitalismo industrial basado en la explotación de los bosques. El capital que está detrás de Glefaran, pertenece a una familia vasca que ha florecido en el siglo pasado gracias a la industria maderera. El negocio se ha basado y se basa en la tala masiva de bosques, y la plantación de pinos y eucaliptos, para distintos fines. Hace algunas décadas esos árboles se utilizaban para producir muebles y materiales de construcción, luego papel y pasta de celulosa. Ahora resulta más rentable quemarlos para producir energía eléctrica.

Es un eufemismo que la energía procedente de biomasa se defina como “renovable”, pues los árboles, incluso los eucaliptos y los pinos, tardan años y décadas en crecer. Se plantan y mantienen bosques artificiales para talarlos y quemarlos, y así producir una mercancía de consumo tan inmediato como la electricidad. En un lugar donde podría fácilmente importarse energía procedente de otras fuentes, es absurdo hacerlo con una actividad tan invasiva. Y aun menos sensata parece la lógica de Glefaran desde el punto de vista del cambio climático, pues la combustión de biomasa produce un doble daño respeto a otros combustibles: no solo emite anhídrido carbónico sino que a la vez elimina árboles que lo metabolizan y lo transforman en oxígeno.

El capital que está detrás de Glefaran, pertenece a una familia vasca que ha florecido en el siglo pasado gracias a la industria maderera.

Glefaran tampoco tiene mucho sentido desde una perspectiva económica. La comarca de Encartaciones, donde se ubica la fábrica, era una zona industrial hasta hace algunos años. Ahora es una de las regiones más deprimidas de Bizkaia, con altos índices de desempleo, e índices bajos en cuanto a salud y calidad del ambiente. Durante la campaña electoral, las palabras claves en lo relativo a esta zona eran “empleo” y “tecnología”. Glefaran se instaló con el proyecto de poner en marcha tres actividades relacionadas con la madera: la producción de celulosa, la producción de pellets y astillas, y la co-generación de electricidad. Han ocupado las herrumbrosas instalaciones de una antigua papelera y planta de celulosa, cerrada definitivamente hace años, y con pocas adaptaciones de las estructuras se han dedicado hasta ahora solo a la combustión para generar y vender energía. No es una actividad de mucho desarrollo tecnológico, ni que produzca un número significativo de empleos.

En otros conflictos ambientales existe una contradicción aparente entre la importancia de mantener las industrias para conservar los puestos de trabajo, y las prioridades relacionadas con la salud y el ambiente. Y en esa contradicción, muchas empresas contaminantes basan su poder de negociación y fortalecen su imagen pública. En este caso, sin embargo, este problema parece secundario. Glefaran genera treinta y cinco empleos directos y unos cien indirectos, según datos de la empresa, pero el conflicto laboral no es un elemento principal en el debate público. Tal vez porque aquí todavía hay memoria de los centenares de despidos que provocó el cierre de la papelera y, en comparación, los números actuales parecen insignificantes. Tal vez porque, en un principio, Glefaran había prometido más de trescientos empleos directos. En todo caso, la cuestión del aparente reparto entre daño ambiental y generación de empleo no está en juego. Aquí es aún más evidente que el beneficio de algunos se realiza directamente a costa de un daño general.

Glefaran significa Global Efficiency Aranguren, pero su negocio no es para nada “eficiente”, ni desde un punto de vista ambiental ni económico. Lo eficiente sería otra cosa. Por ejemplo dejar de quemar árboles, y promover usos de largo plazo de la madera. Invertir en energías realmente renovables. Dejar de plantar pinos y eucaliptos y reconstruir ecosistemas de bosques cuanto más naturales posibles. Invertir en la descontaminación, el desarrollo rural en pequeña escala y la puesta en valor del paisaje. Hay muchas posibilidades, pero implican una decisión de fondo: cuestionar la idea de eficiencia y negocio que encarna Glefaran, y optar decididamente por modelos más benéficos para las personas y el ambiente.

Energía
Aitor Urresti: “Las interconexiones no van a abaratar el precio de la luz”

El profesor de ingeniería en energías renovables de la UPV/EHU desgrana las razones y consecuencias del proyecto de interconexión eléctrica entre Gatika y Francia y otros proyectos de alta tensión en Euskal Herria

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Energía nuclear
Sudáfrica Asalto nuclear a las libertades en Sudáfrica
La industria muestra su desprecio por los procesos democráticos y los grupos de la sociedad civil.
Greenwashing
Greenwashing Justicia Alimentaria acusa a Endesa de “ecopostureo” por su “miel solar”
La energética lanza una iniciativa para compatibilizar las plantas solares con la producción de miel, algo que desde la ONG tachan de ‘greenwashing’.
#36392
27/6/2019 12:32

La irresponsabilidad de la implantación de esta empresa es del ex alcalde de Zalla, que sabía los problemas que estaba generando en el municipio vecino. Al igual que la irresponsabilidad de firmar un encauzamiento que a fecha de hoy pone en peligro las viviendas de sus vecinos en el que se puede leer que "determinará la necesidad de ello y arbitrará las "medidas compensatorias en caso de ser necesaria su demolición".

13
4
#36395
27/6/2019 13:53

El ex alcalde de Zalla revoca a la empresa de biomasa el permiso de funcionamiento pero no revoca el permiso de funcionamiento del vertedero Cespa con el que recauda 200.000 euros anuales en concepto de canon.

11
3
#36360
26/6/2019 17:09

Has oído campanas y no sabes dónde. ¿Sabes cuánto emite la empresa? ¿Ni idea verdad ? Pues ponte las pilar y entérate porque igual te llevas una sorpresa y es menos que la calefacción de tu casa. El excalde de Zalla, astutamente, no menciona directamente nunca de Glefaran, por si acaso vuelve a meter la pata, para la labor sucia utiliza terceras personas, son los que corifean sus argumentos, así él aparece como el héroe de la peli. Sólo tiene un problema, en Zalla ya le hemos conocido. ¿Dónde has visto en todo Euskadi un bosque del se que use su madera para quemarla? ¿No será que se aprovecha su madera para otros usos y se quemen solamente los restos? Una cosa es pretender denunciar un hecho y otra caer en lo absurdo.

5
5
#36334
26/6/2019 0:52

El nuevo alcalde de Zalla no puede cerrar la empresa de biomasa sólo por su cara bonita y mandar sus trabajadores al paro como comprenderás, lo único tramposo de eso es decir lo contrario.

7
3
#36326
25/6/2019 20:11

Examinando con cuidado e imparcialidad los aspectos del asunto: muchos habitantes esperaban que las elecciones municipales trajeran un cambio y lo ha traído, quizás no el que esperabas tú, pero los resultados electorales no han sido desalentadores, al contrario han sido esperanzadores por lo menos para la mayoría, como demuestran los resultados, quizás para tí no. Hablas de que se difumina la esperanza de una solución institucional a corto plazo. Hablas de exigir y culpabilizas al ahora alcalde del PNV en Zalla y dices que hay algo tramposo en este argumento...por supuesto que hay algo tramposo y es el enfoque manipulador que das al artículo, claramente partidista. En primer lugar el ex alcalde de Zalla que tanto ponderas, representante de la plataforma municipal Zalla Bai, utilizó de la misma manera que haces tú, las medias verdades o verdades a medias, frases engañosas y falsas, que incluyen algún elemento de verdad, pero no toda la verdad, lo que produce un engaño provocado por omisión, conjugó la verdad con la falsedad y evidenció la mentira completa de Glefaran vistiendo de renovable y generadora de empleo una instalación claramente contaminante. El proyecto se presentó hace años promovido por los empresarios que trataron de implantar la fábrica en el municipio vizcaíno de Errigoiti. Al parecer, los problemas surgidos en esta localidad (donde suscitó un gran rechazo vecinal con la creación de una plataforma contra el proyecto por los impactos medioambientales y un juzgado investigó su legalidad) llevaron a los promotores a buscar otro emplazamiento alternativo. Los Ayuntamientos de Zalla y Güeñes, impulsores de dicha fabrica, recogieron CV para la empresa privada. Curiosa forma de hacer política CLIENTELAR. Luego nos extrañamos cuando vemos a los pelotas y correveidiles como moscas por el ayuntamiento. El político está para hacer política y no para hacer de empresa de colocación para la privada. Señores gobernantes piensen un poquito más que para eso han sido elegidos. Que los Ayuntamientos recojan CV para una empresa privada es de todo menos trasparente, se esta confirmando que en este municipio no hemos aprendido nada. CLIENTELISMO asqueroso por un puñado de votos para luego responsabilizar a la empresa privada. Desde el ayuntamiento de Zalla (Gobierno de Zalla Bai) se hizo lo imposible para impulsar la implantación de la empresa en la que conocían de antemano los impactos medioambientales y rechazo vecinal surgidos en el municipio de Errigoiti, omitiendo decirlo en aras de la transparencia al pueblo. Caducarles la licencia de actividad para que no puedan realizar ningún tipo de actividad en esos terrenos es una excusa que no vale para nada, cuando no se la tenían que haber dado nunca sabiendo lo que sabían y habiendose posicionado en contra en Errigoiti y por el contrario a favor en Zalla.

15
10
#36323
25/6/2019 16:22

La plataforma ciudadana no quiere en ningún momento cerrar las instalaciones, otra cosa es que se haga una paralización cautelar hasta que consigan poner todas las medidas necesarias para trabajar sin contaminar. Por otro lado se ha puesto encima de la mesa que otra opción factible sería reconvertir la empresa para hacer otra actividad que no contamine y que no ponga en riesgo nuestra salud.

7
2
#36321
25/6/2019 12:06

El ex alcalde de Zalla, representante de la plataforma municipal Zalla Bai, había apoyado la apertura de la fábrica, había facilitado ayudas municipales de dinero público y había promocionado la empresa de ecológica, verde y generadora de empleo con la recogida de curriculums, con premeditación y alevosía porque varios miembros de Zalla Bai (concejal y teniente alcalde) ya habían avisado antes de ser cargos electos acerca de la peligrosidad de esta actividad. Lo que no hicieron es solicitar informes externos ni contar al pueblo, las intenciones del empresario respecto a la incineración de biomasa para generar electricidad. El ex alcalde de Zalla, hace poquito tiempo estaba en cabeza como representante de la plataforma municipal Zalla Bai en manifestación a favor de La Papelera, cuando un informe elaborado por Naciones Unidas ubica la empresa en el ranking de las cinco actividades industriales más contaminantes del planeta. El ex alcalde de Zalla, en casi una década para subsanar el vertedero de Sollano el cual no se ha cerrado sino que se ha ampliado admitiendo mas cantidad y variedad de sustancias contaminantes recaudó mucho más dinero para embaldosar el pueblo.

14
3
#36304
24/6/2019 21:46

Verdaderamente renovables no será ninguna pero en el caso de la biomasa, el proceso empieza mal con la plantación masiva de pinos y eucaliptos en lugar de árboles autóctonos y termina peor con el envenenamiento de una población que se encuentra a menos de 5 km de esta fábrica ruinosa reconvertida en el futuro de la energía vasca tras ser una papelera centenaria y parcheada... Hay cosas que caen por su propio peso y el artículo de Eukene Pino lo expone claramente.

14
3
#36333
25/6/2019 23:34

.. Hay cosas que caen por su propio peso y es el artículo partidista manipulador que ejerce la redactora diciendo cosas como que los resultados electorales han sido desalentadores... y tu de quién eres de Zalla Bai?

12
6
#36375
27/6/2019 0:12

Si el PNV ha ganado en Zalla es por algo, las elecciones no son una loteria que te pueda o no tocar, son sus ciudadnos que deciden y el pueblo acabó harto del mayor manipulador de la historia de Zalla, único alcalde de toda la CAV que no quiso ceder el bastón de mando al alcalde entrante poniendo a los mienbros de su partido político a los pies de los caballos en una situación comprometida.

15
7
#36317
25/6/2019 10:11

No caen por su propio peso... ese es el problema. La mayoría de la gente ni sabe ni quiere saber que nuestro modo de producción ademas de injusto es insostenible, y por eso es un dato que no puede pasarse por alto ya.

7
1
#36300
24/6/2019 19:44

Verdaderamente renovable no hay ninguna. La solar eólica y demás requieren de la extracción de todo tipo de minerales que son finitos y que desde luego no son fáciles de obtener de forma ecológica. Debemos reducir nuestro uso de energía general, y usar todas las fuentes energéticas que sean comparativamente mejores, pero siempre sabiendo que tenemos un impacto en el medio.

7
1
Derechos Humanos
Libertades y derechos Amnistía Internacional acusa al Estado de no investigar casos graves de violación de los derechos humanos
El informe anual de esta organización de derechos humanos denuncia “la persistente falta de rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos cometidas por el Estado español”.
Palestina
Palestina La Flotilla hacia Gaza anuncia un retraso de la salida de los barcos de ayuda
La organización refiere presiones internacionales para que no se lleve a cabo una misión que pretende entregar 5.500 toneladas de alimentos y productos de primera necesidad a la población atrapada en el territorio palestino.
Tratado de la Carta de la Energía
Tratados El Parlamento Europeo aprueba la salida del Tratado de la Carta de la Energía
Con una inmensa mayoría, la eurocámara vota la salida de un tratado que era incompatible con los objetivos climáticos y que España ya anunció que abandonaría.
Derecho a la vivienda
Derechos a la vivienda Catalunya se adelanta al Gobierno central y regula los alquileres de temporada y por habitaciones
El Banco de España recomienda en su informe anual “medidas restrictivas” para controlar los alquileres turísticos, de temporada y por habitaciones, convertidos en la vía predilecta de grandes y pequeños propietarios para eludir las legislaciones.

Últimas

Sanidad pública
Sanidad Pública Vecinas de Madrid preparan otra gran manifestación en defensa de la sanidad pública
Después de que Madrid supere el millón de pacientes en lista de espera y del éxito de las dos convocatorias anteriores, el espacio vecinal de barrios y pueblos prepara una gran marcha para el próximo domingo 19 de mayo.
El Salto Twitch
El Salto TV Los caseros se comen tu sueldo
En el programa en directo de Economía Cabreada del 23 de abril analizamos el mercado del alquiler y las legislaciones de vivienda con Javier Gil del Grupo de Estudios Críticos Urbanos (GECU) y Martín Cúneo de El Salto.
Especulación urbanística
Especulación urbanística El proyecto de las torres de la Ermita del Santo va al pleno de Madrid con la oposición del barrio
Los vecinos de San Isidro acusan al Consistorio de simplemente cambiar las torres de sitio pero no modificar lo sustancial del “pelotazo” y se alían en sus protestas con el Sindicato de Inquilinos y las asociaciones de Puerta del Ángel.
El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.
Eventos
Evento Un Salto al periodismo del futuro: súmate a nuestro primer evento para estudiantes y jóvenes profesionales
El viernes 10 de mayo, El Salto organiza una jornada de periodismo joven para profundizar en temas clave, nuevos lenguajes y formatos, desde un enfoque eminentemente práctico.
Más noticias
Derechos reproductivos
Derechos reproductivos Feministas de ocho países piden que la UE garantice el derecho al aborto a todas las europeas
El movimiento Mi voz, mi decisión comienza la recogida de firmas que forma parte de su campaña para pedir que la Unión Europea cree un mecanismo para financiar abortos en otras países a aquellas mujeres que no tienen acceso garantizado en el suyo.
Bilbao
Ayuntamiento de Bilbao LAB pide el cese de los responsables del área de Espacio Público tras despreciar a trabajadoras en un informe
La subdirectora Carmen San Ementerio firma un informe de cinco páginas en las que desprestigia a trabajadoras. Mientras que el director, Asier López, reenvió el informe a un mail de libre acceso para las empleadas.
Galicia
Ley del litoral El Constitucional avala la ley gallega con la que la Xunta se atribuye las competencias en la costa
El tribunal ha rechazado por unanimidad el recurso del Gobierno español contra 69 preceptos del texto, pero anula el que permite que los sistemas de vertido de aguas residuales puedan ocupar el dominio público marítimo-terrestre.
Portugal
Juicio a 11 activistas climáticos La revolución portuguesa está vieja, ¿verdad hijo?
En vísperas del cincuentenario de la Revolución de los Claveles, 11 activistas de Climáximo estarán en los tribunales por haberse levantado para detener la guerra contra la sociedad que es la crisis climática.

Recomendadas

Derechos reproductivos
Luciana Peker y Cristina Fallarás “El aborto se ha apartado del relato feminista porque genera consenso”
Las periodistas Cristina Fallarás y Luciana Peker forman parte del grupo motor de una campaña europea que quiere blindar el derecho al aborto mediante una iniciativa ciudadana que necesita un millón de firmas para llegar a ser debatida.
Música
Música Aprendiendo filosofía con el punk patatero de La Polla Records
Los cáusticos esputos lanzados por Evaristo en las canciones de La Polla Records contenían materia adecuada para hablar de filosofía política en el instituto. Así lo entiende el profesor Tomás García Azkonobieta, autor de ‘La filosofía es La Polla’.
Pensamiento
Kristen Ghodsee “Necesitamos soluciones que podamos llevar a cabo sin la ayuda del Estado”
Esta escritora y etnógrafa estadounidense explora experiencias utópicas del pasado y del presente en su último libro ‘Utopías cotidianas’ (Capitán Swing, 2024).