We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
África
La salud materno-infantil, una emergencia olvidada en medio de la crisis de la República Centroafricana
Divine lleva soportando un doloroso parto varias horas, su mano derecha se aferra a la camilla y la izquierda arruga su camisón verde y naranja. Su bebé se retrasa y Divine está exhausta. En la sala de partos del hospital comunitario de Bangui, la enfermera acaba de administrarle oxitocina, una hormona para acelerar la frecuencia y la intensidad de sus contracciones.
En esta unidad dedicada a los partos de alto riesgo, las mujeres están vigiladas de cerca por el personal médico que comprueba el estado de salud de la madre y del bebé cada 30 minutos. Así, si el parto de una mujer dura demasiado puede ser inmediatamente trasladada a un quirófano para una cesárea.
Este tipo de atención no es para nada común entre las mujeres centroafricanas que están a punto de dar a luz. En un país en el que hay una seria escasez de centros y de personal médico, pocas mujeres embarazadas tienen acceso a cuidados obstétricos apropiados.
“Muchas mujeres ni siquiera van a un centro de salud para dar a luz, sino que lo hacen en sus casas” cuenta Adèle Guerde-Seweïen, una de las matronas de MSF que trabaja en el hospital comunitario de Bangui. “En esta situación, cualquier complicación puede provocar la muerte de la madre o del bebé”.
Es 138 veces más probable que las mujeres mueran por cuestiones relacionadas con el embarazo y los partos en la República Centroafricana que en la UE, mientras que es 25 veces más probable que un bebé de la RCA muera antes de su primer cumpleaños que los de la UE
Una situación extrema
Un grito suena por todas las salas del hospital; se oye incluso por encima del resto de las voces ya de por sí elevadas. Una mujer acaba de enterarse de la muerte de su hermana que estaba embarazada. Pocos minutos antes, había llegado precipitadamente al hospital y tuvo que entrar directamente a quirófano. Pero era demasiado tarde. El equipo médico hizo todo lo que pudo para estabilizarla, pero sólo pudieron salvar al bebé.
“Está tragedia no hubiera pasado si hubiera tenido servicios médicos a tiempo”, reconoce Adèle Guerde-Seweïen. El pésimo estado de los servicios de maternidad y neonatos son la mayor emergencia en la RCA. Los índices de mortalidad materna e infantil del país están entre los más altos del mundo. De acuerdo con las estadísticas más recientes, es 138 veces más probable que las mujeres mueran por cuestiones relacionadas con el embarazo y los partos en la RCA que en la Unión Europea (UE), mientras que es 25 veces más probable que un bebé de la RCA muera antes de su primer cumpleaños que los de la UE.
15 ginecólogos para seis millones de habitantes
“En la RCA, nacer o dar a luz, es ponerse en riesgo” dice el profesor Norbert Richard Ngbale, uno de los ginecólogos-obstetras del departamento de maternidad y neonatología del hospital. “Sólo hay unos 15 ginecólogos en el país para una población de seis millones. Hay una enorme falta de personal cualificado, especialmente en las zonas rurales, dónde lo más común es que sólo haya asistentes de parto que no están preparados para detectar complicaciones”.
La mayoría de las muertes maternas de la RCA están relacionadas con abortos inseguros, pero también con embarazos demasiado precoces (como, por ejemplo, cuando las niñas no están lo suficientemente desarrolladas físicamente como para dar a luz de manera segura) y con partos caseros. Muchos de estos casos se podrían evitar si hubiera servicios médicos disponibles, tanto para el apoyo durante los embarazos como para asesorar en planificación familiar. La pobreza extrema del país también ha influido en esta emergencia sanitaria crónica de la RCA: a pesar de que los servicios de maternidad y pediatría son oficialmente gratuitos, lo más habitual es que estos sólo estén disponibles para aquellos que pueden pagar.
Para las pacientes, ir al hospital es un gasto. No tienen dinero para pagar servicios médicos prenatales, ni para el transporte al hospital, ni mucho menos para el parto. Muchas mujeres creen que es mejor ir al hospital en el último momento, sólo en caso de ser necesario
“En un país en el que el 70% de la población vive con menos de dos dólares al día, cada decisión debe ser sopesada económicamente, incluso cuando implican poner la propia salud en riesgo” cuenta René Colgo, coordinador general de MSF en la RCA. “Para las pacientes, ir al hospital es un gasto. No tienen dinero para pagar servicios médicos prenatales, ni para el transporte al hospital, ni mucho menos para el parto. Muchas mujeres creen que es mejor ir al hospital en el último momento, sólo en caso de ser necesario. Proporcionar servicios médicos gratuitos es por lo tanto fundamental.”
“Esta vez, quiero evitar cualquier riesgo”
A pesar de estar a punto de ser madre por octava vez, tras haber experimentado complicaciones en su último parto, Carine Dembali no quería arriesgarse a llegar esta vez demasiado tarde al hospital.
“Con la excepción de mi primer hijo, siempre he dado a luz en casa por falta de dinero” cuenta. “Pero la última vez hubo complicaciones. El bebé salió, pero la placenta no. Mi familia me llevó corriendo a Castor (un hospital con una sala de partos que previamente fue gestionada por MSF), en la que no tuve que pagar nada. Por eso esta vez prefería evitar cualquier riesgo. Fui a un hospital cercano a mi casa antes incluso del parto. Allí vieron que el cordón era una amenaza para el bebé y decidieron que sería mejor una cesárea”.
Las salas de maternidad y neonatos del hospital, que fueron totalmente renovadas por MSF antes de su apertura en julio de 2022, ofrecen servicios de cuidados de emergencia a mujeres embarazadas y recién nacidos en situaciones críticas. Desde mediados de julio hasta mediados de diciembre, el equipo de MSF y el Ministerio de Salud atendió a 3.084 mujeres embarazadas, y 860 bebés fueron admitidos en las salas de neonatos, incluyendo 239 bebés prematuros.
Pocos hospitales del país ofrecen un servicio similar que incluya una unidad de cuidados intensivos para bebés prematuros y recién nacidos que tengan problemas respiratorios u otras complicaciones.
Archange, que nació justo a las 28 semanas (cuando una gestación normal es de 38-40 semanas), luchó por su vida durante 45 días en la unidad de cuidados intensivos del hospital comunitario de Bangui. El equipo médico quedó tan impresionado con su lucha que lo apodaron como el “pequeño general”.
“Pesó 800 gramos al nacer”, explica su madre Stephanie. “Su hermana melliza lamentablemente murió después de dos semanas y pensé que iba a perderle a él también.” El equipo de MSF le sugirió que probara el método “cuidado de canguro”, que consiste en que los bebés prematuros se mantengan cerca del cuerpo de sus madres las 24 horas del día. El contacto piel con piel prolongado les mantiene calientes, mantiene su balance emocional y en última instancia, aumenta sus posibilidades de sobrevivir.
“Cuando salió de cuidados intensivos, empezamos con el método canguro”, cuenta Stephanie. “Estaba estresada y no convencida. Pero pronto me di cuenta de que funcionaba y que su estado de salud iba mejorando. Hoy ya pesa un kilo y medio. Pronto podré llevármelo a casa conmigo”.
“Es inaceptable que las vidas de tantas mujeres y bebés se estén perdiendo todos los días por razones que se pueden prevenir fácilmente”
Una prioridad para el equipo de MSF
La crítica situación de los servicios de maternidad y pediatría en la RCA ha agilizado el proceso para que MSF proporcione cuidados obstétricos de emergencia gratuitos a mujeres y recién nacidos de todas las partes del país. MSF también está formando al personal del Ministerio de Salud y renovando y equipando las instalaciones médicas para que puedan proveer cuidados de mayor calidad. En 2021, el equipo de MSF ayudó a casi 19.600 mujeres a dar a luz, incluyendo a 1.020 que lo hicieron por cesárea. Además, 1.900 recién nacidos fueron tratados en unidades neonatales apoyadas por la organización por todo el país.
A pesar de todo esto, todavía se necesita mayor apoyo para que estos servicios lleguen a las mujeres y bebés de todo el país. “La situación requiere inversiones ambiciosas por parte de todos los socios internacionales para reforzar el acceso a servicios de salud reproductiva”, dice Colgo. “Es inaceptable que las vidas de tantas mujeres y bebés se estén perdiendo todos los días por razones que se pueden prevenir fácilmente”.