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Transexualidad
Diez niños y niñas explican al PP por qué atenta contra sus derechos no poder vivir su identidad sentida
La presidenta de Chrysallis pidió a las familias de la asociación que contestaran a los argumentos de Dueñas contra la modificación que permitiría a los menores trans registrar su nombre sentido. Tener documentos acordes a su identidad es fundamental para poder vivir la infancia y adolescencia a la que tienen derecho.
Niños que se vienen abajo cuando mencionan su nombre registral en una consulta del médico, adolescentes que tienen miedo a viajar porque tendrán que enseñar su pasaporte, deportistas que prefieren no competir para no tener que dar explicaciones, o chicas y chicos que no salen para no enseñar su DNI en la puerta de una discoteca. Las implicaciones de no poder contar con documentos que reflejen la identidad sentida calan el día a día de los menores y tienen un impacto directo en su bienestar.
Así lo explican las familias de Chrysallis, asociación que agrupa a padres y madres de menores trans. Una asociación que nació con seis familias y hoy reúne a más de 650, y cuyas necesidades desoyó el Partido Popular el pasado 30 de noviembre, dos días después del debate sobre la propuesta de modificación de la Ley 3/2007 que permitiría a los menores trans registrar su nombre y su sexo sentido, y que llevó a la Cámara baja el PSOE.
La diputada del PP de Melilla y portavoz de Igualdad en el Congreso de los Diputados, María del Carmen Dueñas, fue la encargada de defender la posición de voto de su partido el 28 de noviembre. Dueñas recordó que la sala de lo Civil del Tribunal Supremo debe pronunciarse en relación a la legitimación para solicitar el cambio registral y mencionó media docena de veces el “interés superior del menor”.
“No podemos apoyar la propuesta como está planteada y debemos analizar con la premisa de la seguridad jurídica”, aseguró. Aunque defendió que hay que “seguir avanzando para eliminar la necesidad de informes médicos y sometimiento a cirugía”, inmediatamente agregó que en el caso de los menores sí deben existir informes médicos.
Los 128 noes del PP se vieron superados por los 200 síes, gracias a los cuales es cuestión de tiempo que los menores puedan realizar el cambio registral.
“¿Se ejercita la protección superior de mi hijo menor negándole públicamente su identidad?”, se pregunta Natalia Aventín. “¿Qué narices pinta un juez en la vida de mi hijo?”, dice la presidenta de Chrysallis, que afea a la diputada del PP que utilizara para justificarse el caso de su hijo, quien “tiene pendiente hace más de un año que se pronuncie el Tribunal Constitucional sobre sus datos registrales, tras un proceso judicial estúpido y lleno de prejuicios”.
Aventín pidió a las familias de la asociación que explicaran a Dueñas por qué impedir a menores de edad que vivan conforme a su identidad atenta contra sus derechos. “Es degradante y atenta contra tu dignidad que públicamente se dirijan a ti con un nombre que no corresponde con tu género, uno que odias cada segundo que escuchas, uno que te duele”, explica uno de ellos. Estas son otras respuestas de los niños y niñas de la asociación:
I, 15 años
“Soy un chico normal, divertido y feliz; me gustaría que se tomará en cuenta que existimos y me dejaran cambiar mi DNI porque tengo que dar muchas explicaciones para cualquier cosa, por ejemplo al sacarme la tarjeta de transporte o al salir o entrar en el instituto. Mi DNI no corresponde con mi identidad en clase, lo paso mal cuando mis compañeros cuchichean porque la mayoría no tiene información de lo que es la transexualidad”.
R, 10 años
“Considero que deberíais aprobar esa ley ya que nadie tiene que decidir por mi quién soy yo y me siento mal porque yo no soy ese género y ni esa persona que dice en ese papel”.
A, 14 años
“Tengo 14 años y llevo uno de tránsito. Cambié mi nombre y mi aspecto. Ahora visto con la ropa que me gusta. He sido capaz de contar a mis compañeros mis sentimientos y ellos me han aceptado. A día de hoy me siento afortunado de ser un chico transexual y poder contar con el apoyo de toda mi familia y mi entorno. He podido cambiar mi nombre registral a mi nombre sentido en algunos documentos. Pero me encuentro con el problema de mi identidad y nombre en el documento más importante para cualquier persona como es el DNI. Imagínese, dentro de un año termino ciclo en el instituto. ¿Sabe usted cómo me siento solo de pensar que cuando me nombren para mi graduación no me llamen por mi nombre sino por un nombre registral no acorde a mi físico y que, además, yo no elegí?”.
S, 9 años
“Toda la gente que conozco tiene su nombre, ¿POR QUÉ YO NO PUEDO TENER EL MÍO? Cuando voy a un médico que no me conoce le tenemos que explicar todo por culpa de esa norma y me llaman por mi nombre registral y me quedo sin saber qué hacer”.
J, 12 años
“Ayer mientras merendábamos mi madre me contó lo que estaba pasando en el Congreso. En casa hablamos mazo (que dice mi madre que ponga "mucho") de derechos y de obligaciones (también de la diferencia entre derechos y privilegios). Tengo 12 años y debe ser que hay algunas cosas que no entiendo bien. Por ejemplo, que yo creía que las personas como usted trabajaban para defender los derechos de todas las otras personas, pero resulta que yo, que tengo 12 años y cumplo con mis obligaciones, aunque me cueste a veces, hoy me entero de que hay personas adultas, que tienen trabajos importantes (me acaba de volver a explicar mi madre que todos los trabajos son importantes, pero usted y yo sabemos lo que quiero decir) y no cumplen con sus obligaciones. Me gustaría poder decirle estas cosas a la cara aunque sé que me daría mucho corte porque no nos conocemos pero es que hay muchas, muchas, personas pasándolo fatal y las cosas que dijo usted ayer no tienen nada que ver con defenderlas”.
V, 12 años
“Cuando tenía 6 años le di la vuelta a mi nombre para firmar mis dibujos. Mi madre empezó a entender lo que me estaba pasando, pero tardó un poco en digerirlo y dar el paso para hacerlo público. Si mis padres, que son las personas más importantes de mi vida, lo tienen claro, ya no hay más que decir. Si además mi entorno, familia, amigos, profesores y médicos lo aceptan con naturalidad, ya no hay más que hablar. ¿Por qué algunos se empeñan en que parezca difícil? No es tan complicado. Lo complicado es tener que ir dando tantas explicaciones si con el documento que me identifica no me siento identificado”.
16 años
“Toda mi familia paterna es de Marruecos, aunque la de mi madre toda es española. Tengo 16 años y miedo a ir a ver a mis abuelos porque mi pasaporte pone un sexo que no me corresponde. Allí hay prisión todavía y la gente no entiende la diversidad”.
P, 6 años
“Hago judo porque me gusta, pero este año, que ya estamos en primaria, me ha dicho mi profesora que ya podemos competir contra más gente de otros colegios. Para poder ir a otros colegios tenemos que estar federados (mi madre me ha ayudado con esta palabra). En la federación no quieren poner mi nombre y yo me he puesto muy triste y enfadado porque no quiero que digan por el altavoz un nombre que no es mío. Me ha dicho mi profe que, para que me llamen por mi nombre, tienen que arreglarlo mis padres. Mis padres me dicen que ellos no pueden hacerlo si gente como tú no les deja. ¿Podrías ayudarme a que pueda ir a las competiciones de judo?”.
V, 17 años
“¡Ayer estábamos viendo las noticias cuando saltó una de las más importantes que había escuchado este año, al fin podía cambiar mi nombre en el DNI! ¡Casi me da un vuelco el corazón! Me fui corriendo a celebrarlo, llamé a mis amigos e incluso planee una fiesta el fin de semana para celebrarlo. Cuando me disponía a cenar, de nuevo le pregunté a mi madre que día de esta semana íbamos a poner en marcha mi nuevo DNI, cuando me dijo que no iba a poder ser tan rápido como esperábamos, y no os voy a engañar, el nudo que me dejasteis en la garganta y la desilusión me dejaron sin ganas de cenar.
¿Y si por un momento llegáis al congreso y todos os llaman por un nombre que no es el vuestro? En el trabajo, en el médico, en el aeropuerto, en la puerta de una discoteca, para comprar cualquier cosa...
Dentro de poco tiempo seré mayor de edad y podré cambiar mi nombre, y muchas otras cosas que no he podido hacer estos 17 años gracias a vuestra transfobia maquillada, pero lo que realmente me duele es ver a chicas y chicos como yo, o más pequeños, y notar cómo poco a poco crecen antes de tiempo, y la sociedad les empieza a cortar las alas con autobuses naranjas y avionetas del odio”.
O, 10 años
“El año que viene me voy con el cole fuera de España, estaba muy contenta hasta que mi madre me dijo que tengo que sacar un pasaporte y no va a poner mi nombre. Me enfadé y lloré porque es injusto. No quiero contar mi vida a nadie desconocido. ¿Porque tiene que ser así? Quiero vivir mi vida”.
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