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Opinión
La teoría del “día después”: Irán y la agresión israelí

Arabista en la Universidad Autónoma de Madrid.
Para entender la posición de numerosos países europeos con respecto al proyecto sionista en general, para intentar entender mejor dicho, porque el asunto tiene su complejidad, puede servir de ayuda reparar en uno de los comunicados emitidos por la cancillería alemana horas después de que empezase el ataque israelí contra Irán la madrugada del pasado viernes 13 de junio.
Como es sabido, el ejército iraní lanzó una oleada de misiles contra objetivos en la Palestina ocupada, horas después de los bombardeos israelíes que parecían haber dejado a sus dirigentes en un estado de profunda conmoción. Pues bien, la diplomacia alemana, como tantas otras en Europa, haría responsable a Teherán del conflicto. Condenó los misiles contra objetivos israelíes y reafirmó, una vez más, el derecho de Israel a la legítima defensa. Una afirmación particularísima si tenemos en cuenta que Irán no había agredido previamente a Israel, que se sepa, y que el legítimo derecho a la defensa se basaba aquí en la necesidad de desarbolar el programa nuclear israelí y la “posibilidad” de que Irán desarrollara una bomba atómica.
Esto es, antes de que alguien posiblemente te ataque –según criterios “objetivos” que son completamente subjetivos- comienzas a defenderte, y si el otro responde, este –y no tú- es quien inicia la agresión. No cuesta tanto entenderlo: nuestros líderes europeos lo han asimilado perfectamente.
Justificar y condenar
Para mentes estúpidamente cartesianas, como las de unos cuantos, esto representa un absoluto sinsentido. Difícil de comprender, sí, para alguien que intente mirar las cosas con sentido común (digno de matrícula de honor para quien, además, cometa la osadía de aplicar el derecho y las leyes internacionales).
Los dirigentes alemanes suelen enmarcar su compromiso incuestionable con la seguridad del régimen de Tel Aviv en el Staatsräson (“razón de estado”) esgrimido por la ex canciller Angela Merkel en su famoso discurso ante el parlamento israelí de 2008, al que se añade el protagonismo alemán en el Holocausto de los años treinta. Así, todo lo que hace Israel ha de justificarse y lo que le hacen a él, condenarse sin paliativos.
Los franceses y los británicos han hecho algo similar: justificar los ataques israelíes en territorio iraní. En compañía de los alemanes y una larga lista de estados europeos, árabes y, por supuesto, Estados Unidos, están aportando ayuda logística a Tel Aviv, incluida información sobre objetivos militares iraníes y están ayudando a derribar los proyectiles dirigidos hacia la Palestina ocupada, además de sumarse a la propaganda difundida por numerosos medios occidentales que convierte a Israel en víctima de una conspiración radical e irracional.
La respuesta iraní, que casi todo el mundo en la región daba por descontada, tuvo lugar cuando estadounidenses e iraníes estaban a punto de volver a reunirse en Omán para hablar sobre un nuevo acuerdo
No importa que esos mismos estados europeos junto con la misma Unión Europea apadrinasen el acuerdo alcanzado entre Washington y Teherán en 2015 –el Plan de Acción Integral Conjunto (PIAC)– para neutralizar los supuestos planes iraníes de desarrollar armamento nuclear y circunscribirlo a fines pacíficos. Ni que, también, protestaran cuando el presidente Donald Trump lo declaró inefectivo de forma unilateral durante su primer mandato (2018). Tampoco nunca cerraron la puerta, o eso decían, a un acuerdo pacífico.
La respuesta iraní, que casi todo el mundo en la región daba por descontada, tuvo lugar cuando estadounidenses e iraníes estaban a punto de volver a reunirse en Omán para hablar sobre un nuevo acuerdo con el que evitar que Teherán siguiera enriqueciendo uranio para fines militares; algo de lo que se le viene acusando desde 2022.
¿Valores occidentales?
Los negociadores iraníes habían denunciado unas condiciones abusivas según su punto de vista; una especie de reedición de las restricciones impuestas en su momento a la Libia de Muammar Gadafi que impedían todo tipo de desarrollo nuclear incluido el de fines pacíficos, con vinculación, además, con un recorte sustancial en su capacidad militar convencional. Y, si bien los representantes de la Agencia de Energía Atómica han puesto el ojo sobre Irán por seguir adelante con sus programas bélicos, nadie había hablado de suspender las negociaciones.
Oriente Medio
Oriente Medio Decenas de muertos en una noche de sirenas y misiles cruzados entre Israel e Irán
Trump lleva semanas asegurando que estaba conteniendo al primer ministro del régimen israelí, Benjamín Netanyahu, para que no llevase acciones bélicas contra el país de los Ayatolás. Ha quedado claro, como tantas otras cosas a este respecto, que formaba parte de una estratagema de distracción; porque, a la vista está, que la ofensiva de su gran aliado no solo cuenta con el visto bueno estadounidense sino, también, con su implicación.
En realidad, aquí no hay consideraciones o razones de Estado, ni justicia internacional, ni defensa de la modernidad, ni nada de todas esas grandes cosas que, supuestamente, representa nuestra entidad en Oriente Medio. Israel tampoco salvaguarda los valores occidentales: si asesinar a 60.000 personas e imponer a más de dos millones una política sistemática de asedio basado en el hambre y la sed son valores occidentales, deberíamos replantearnos los conceptos y las definiciones.
En realidad, aquí no hay consideraciones o razones de Estado, ni justicia internacional, ni defensa de la modernidad, ni nada de todas esas grandes cosas que, supuestamente, representa 'nuestra' entidad en Oriente Medio
Aquí lo que hay es la teoría inefable del día después. O, dicho de otro modo, las cosas empiezan cuando nosotros lo decidimos. Por arte de birlibirloque, el conflicto actual entre Irán e Israel ha comenzado en el momento en que Teherán ha lanzado su primera oleada de misiles contra objetivos civiles israelíes. No hay que olvidar, sin embargo, que Israel, en su primer ataque, mató a cincuenta civiles iraníes, un número superior a los muertos en los ataques iraníes durante los primeros tres días.
Desde el 7 de octubre de 2023, la propaganda sionista ha alcanzado un grado tal de efectividad en este tipo de argumentaciones sobre el día después, que un buen número de israelíes y occidentales creen que los palestinos “esos que están detrás del muro y la verja”, en Gaza pero también en Cisjordania, “vinieron después”. Que ellos, los colonos, han estado siempre ahí; y que los palestinos son unos advenedizos.
Desde el 7 de octubre de 2023, la propaganda sionista ha alcanzado un alto grado de efectividad en este tipo de argumentaciones sobre 'el día después'
La teoría del día después sirve para todo: si alguien lanza un misil desde Líbano o Siria tras una incursión anterior de la aviación israelí, se trata de una agresión en toda regla. Si alguien protesta porque las bombas israelíes han segado ya la vida de decenas de miles de niños en Gaza, aparece el mensaje en las redes sociales de que “esos niños iban a ser los terroristas del día después”. Si un agricultor en cualquier aldea de Cisjordania se enfrenta a los colonos que una y otra vez van a sus tierras a destrozarle los sembrados y los aperos de labranza, también encontraremos la actitud “agresiva” y “anti moderna” de siempre; la piedra de después.
Siempre hay una pedrada de después contra la inocencia del sionismo. Lo malo para los entusiastas del engendro de proyecto colonial isarelí es que buena parte del planeta, no precisamente los dirigentes occidentales ni una parte significativa de sus súbditos, comienza a perderse en este laberinto de espacio-tiempo sin continuidad.
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El problema es que la Unión Europea y EEUU están gobernados por dirigentes de extrema derecha, lo quieran enmascarar como lo quieran.