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Los nombres de Vera, Gloria y Dara no han abierto ningún telediario. Sus historias son solo unos apuntes en los márgenes de la crisis. Historias de desahucios, de ocupación y de batallas contra las cajas rescatadas o contra ese trampolín de ejecutivos llamado Banco Malo, historias de darse contra el muro de la Administración. Son también relatos de apoyo mutuo, de las relaciones establecidas en uno de los nodos de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Historias que hemos publicado en junio en el blog de este proyecto, Saltamos.net.
Vera, Gloria, Dara son tres nombres entre los más de 34.000 desahucios por impago de alquiler que se produjeron en 2016, a los que hay que sumar quienes fueron desahuciadas años antes y se reagruparon en otros pisos, decidieron emigrar u ocupar una casa. Sus casos no se incluyen en el argumentario del Gobierno, el que dice que ya no hay crisis. Desahucios que han provocado, entre enero y marzo de este año, el repunte de los lanzamientos registrados: un 2,2% más respecto al primer trimestre de 2016.
La “recuperación” fue el tema implícito de la moción de censura en el Congreso. Recuperación que deja atrás a cientos de miles y que se cimienta en los vientos favorables llegados del BCE. Es un mensaje que ha calado y que distingue entre quienes han sobrevivido al naufragio de las clases medias de la primera fase de la crisis y unas clases populares sin expectativas de mejora. Es un mensaje que recupera el concepto de Estado de bienestar en su versión más clasista. Bienestar para los trabajadores-consumidores, malestar para los trabajadores pobres, las madres solas, las personas dependientes.
Es posible que el próximo curso la economía siga siendo un asunto secundario. Que la crisis se dé por superada. Nadie quiere ser la Cassandra de un presente continuo desolador, con incertidumbres de largo aliento: cambio climático y desigualdad galopante. Pero no sirve esconder la cabeza en la arena.
Desde El Salto nos proponemos no olvidar tampoco el próximo curso nuestro compromiso con Vera, Gloria, Dara y los más de dos millones y medio de personas que viven en situación de extrema pobreza. Ese es el sentido de frases como “la información que importa” o “un medio para los de abajo”.