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Grecia
Las familias de los ahogados en el naufragio de Pylos en 2023 continúan buscando respuestas
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Se trata del naufragio más mortífero registrado en el Mediterráneo en los últimos años. La madrugada del 13 al 14 de junio de 2023, un pesquero que había partido el 9 de junio de Tobruk, al este de Libia, con casi 750 personas a bordo, la mayoría procedentes de Siria, Palestina, Afganistán, Pakistán y Egipto se hundió frente a la costa del Peloponeso, en la Grecia continental, y a 47 millas náuticas de tierra firme. Sobrevivieron 104 personas, y de los 82 cuerpos que se pudieron recuperar, solo 58 pudieron ser identificados. El pesquero se dirigía hacia Italia.
El naufragio del barco, al que inicialmente se bautizó como Adriana —a pesar de que más tarde se descubrió que ese no era su verdadero nombre— no fue un accidente fortuito. Tras recabar el testimonio de los supervivientes, días después de la tragedia, se supo de la responsabilidad de la Guardia Costera griega en el hundimiento del barco. La embarcación no había colapsado solo: se había hundido en una maniobra brusca de los guardacostas griegos cuando intentaban remolcarlo a aguas internacionales. Es decir, en una maniobra de pushback.
Dos años de preguntas sin respuestas
La controvertida maniobra de los guardacostas no fue lo único que salió a la luz. Horas después de la catástrofe, se supo que la Guardia Costera llevaba horas en conocimiento de un navío en problemas con centenares de personas a bordo: Alarm Phone, que monitorea este tipo de travesías, pero también Frontex y las Guardias Costeras de Italia y de Malta habían advertido a Grecia de la existencia de un navío abarrotado de personas en apuros. En la mañana del 13 de junio, en el pesquero ya no había ni comida ni agua potable. En una de las fotos tomadas por Frontex con un dron en aquel momento, se ve claramente cómo las personas a bordo alzan las manos en señal de ayuda.
A partir de aquí, el relato del centenar de supervivientes coincide: la maniobra para llevar la embarcación a aguas internacionales habría hecho que colapsase. No solo eso: varios testimonios apuntan que cuando esto sucedió, los guardacostas griegos no hicieron nada por ayudar a la gente en el mar. “Pasaron dos o tres horas hasta que nos rescataron”, recordaba hace unos meses Mohammed, uno de los supervivientes procedentes de Palestina.
Grecia
Grecia Frontex pone de nuevo la mirada en Grecia
Algo que tampoco se ha explicado es por qué el rescate lo llevó a cabo un yate de lujo con bandera mexicana, en lugar de hacerse en el patrullero griego que en aquel momento se encontraba en la zona. Al subir a bordo del yate, la Guardia Costera requisó todos los móviles —guardados en bolsas estancas para que no se mojasen— de los chicos —no sobrevivieron ni mujeres ni niños, a pesar de que sí viajaban en la embarcación—.
De todo esto, paradójicamente, no existen imágenes, a pesar de que la ley obliga a tener metraje de todos los rescates en el mar. Al parecer, y siempre según el relato de los guardacostas griegos, “las cámaras estaban estropeadas”
“Los guardacostas griegos les quitaron los teléfonos a los supervivientes. Al principio dijeron que no era cierto, que no había teléfonos; meses más tarde, los guardacostas cambiaron la versión. Dentro de esos móviles había pruebas de lo que sucedió”, explica Javed Aslam, presidente de la Comunidad Pakistaní en el país heleno. Se calcula que en la embarcación iban unas 350 personas de origen pakistaní, de los que sobrevivieron 12. “No conseguimos entender cómo se ahogó tanta gente, porque en Pakistán, la gran mayoría de la gente sabe nadar. Tampoco entendemos cómo no se han podido encontrar más cuerpos; nos parece extraño. La comunidad y las familias siguen esperando respuestas”, sentencia Aslam.

De todo esto, paradójicamente, no existen imágenes, a pesar de que la ley obliga a tener metraje de todos los rescates en el mar. Al parecer, y siempre según el relato de los guardacostas griegos, “las cámaras estaban estropeadas”. Más de la mitad de los 104 supervivientes del naufragio presentaron, hace un año, una denuncia penal ante el Tribunal Naval del Pireo con el objetivo de que se investigasen todas estas irregularidades.
17 guardacostas imputados
A principios de 2024, en un informe independiente presentado por el Defensor del Pueblo en Grecia al Ministerio de Transporte Marítimo y al Fiscal Naval, se aseguraba que la Guardia Costera no había cumplido con sus obligaciones legales y que se habían identificado numerosas deficiencias en el proceso. De hecho, a día de hoy no se han proporcionado registros completos de las comunicaciones del centro de operaciones de la Guardia Costera durante la noche de la tragedia.
Faltan las transcripciones desde las 23:30 del 13 de junio hasta las 02:20 del 14 de junio. Porque no solo las cámaras del buque de rescate no funcionaban aquél día; tampoco funcionaba la grabadora del patrullero PPLS-920, la única embarcación de la Guardia Costera presente en el lugar del naufragio. En este informe se considera responsables a ocho guardacostas griegos por negligencia. Incluso Frontex, en un informe interno, concluyó que los guardacostas griegos habían iniciado el rescate de las personas que se ahogaban en el mar “demasiado tarde”.
No solo las cámaras del buque de rescate no funcionaban aquél día; tampoco funcionaba la grabadora del patrullero PPLS-920, la única embarcación de la Guardia Costera presente en el lugar del naufragio
Ahora, y tras una investigación del Tribunal Naval de El Pireo, 17 guardacostas (el exjefe de la Guardia Costera, el capitán y la tripulación del buque patrullero PPLS-920 que estaba en el lugar de los hechos y miembros de equipos de las fuerzas especiales) han sido acusados y se enfrentan a posibles cargos criminales. Al capitán del patrullero se le acusa de haber provocado el naufragio y de no haber socorrido a las personas que se encontraban en peligro y al resto de tripulación se la señala por complicidad. Todos ellos están acusados de no haber cumplido con sus obligaciones de rescate.
Recomponerse y volver a empezar
“Me parece una buena noticia, pero honestamente, no creo que vayan a salir culpables; y aunque lo hiciesen, tampoco nos devolverán a los que murieron”, explica Inzimam Maher, uno de los 104 supervivientes, de origen pakistaní. Cuando se embarcó a bordo del pesquero apenas tenía 19 años. Durante estos dos años ha estado viviendo en el Centro de Recepción e Identificación de Malakasa, al norte de Atenas. Hace apenas un par de meses, el Gobierno griego, de manera excepcional, le concedió el asilo, con lo cual ya puede salir del centro de Malakasa y empezar una nueva vida.
“Me parece una buena noticia, pero honestamente, no creo que vayan a salir culpables; y aunque lo hiciesen, tampoco nos devolverán a los que murieron”
Maher habla con la fuerza y el empuje de cualquier persona de 21 años. Tiene claro que quiere quedarse en Atenas y abrir un negocio de lavado de vehículos a medias con un amigo suyo, también pakistaní. Para ello, cuenta con pedir un pequeño préstamo a sus padres, que continúan en Pakistán.
Estos días, se encuentra en Alemania visitando a un amigo de la infancia, pero tiene un ojo puesto en su país de origen. “En algunas ciudades de Pakistán hay protestas todas las semanas, porque las familias quieren saber qué ha pasado con sus hijos, con sus hermanos, con sus primos. De hecho, aún hay familias que creen que la gente que viajaba a bordo está viva”, explica para El Salto.
“Estoy convencida de que mi hermanos está vivo”
Es el caso de Hina, hermana de Sohaib Munawar, una de las personas que iba a bordo del pesquero. Ella está convencida de que su hermano, de 28 años, sigue vivo: “Hemos estado recibiendo llamadas desde Italia en las que nos dicen que mi hermano está sigue con vida. Dicen que está en un centro de salud”, explica desde Sheikhupura, en Pakistán.
Hina apunta en un papel, desde hace dos años, los números desde donde la llaman para supuestamente darle noticias de su hermano; pero lo cierto es que las labores de rescate hace tiempo que concluyeron y no hay más supervivientes que los 104 que se pudieron rescatar el mismo día del naufragio. Preguntada acerca de si la persona al otro lado de la línea le pide o le ha pedido dinero en algún momento a lo largo de estos dos años responde que no.
“Hay muchas familias que creen que sus chicos no han muerto; y que están trabajando como esclavos en algún país. A muchas de estas familias los llaman desde el extranjero, y les dicen que su chico está vivo”
El desamparo de estas familias es total. A pesar de haber transcurrido dos años de la tragedia, nunca nadie ha asumido ninguna responsabilidad ni les ha dado ninguna explicación. Tampoco han podido viajar a Grecia para intentar saber más sobre lo sucedido. “En una ocasión llegamos a ir a la embajada griega en Islamabad, y nos prometieron que nos dirían algo, pero lo cierto es que nadie nos ha explicado nada nunca”, asegura. “Nadie nos ha ayudado”.
Como Hina, muchas familias pakistaníes se aferran a la posibilidad de que sus familiares continúen vivos. Para mantener la esperanza, comparan las fotos de los supervivientes publicadas en la prensa aquellos días posteriores al naufragio y las fotografías que tienen de sus familiares.
“Efectivamente, hay muchas familias que creen que sus chicos no han muerto; y que están trabajando como esclavos en algún país. A muchas de estas familias los llaman desde el extranjero, y les dicen que su chico está vivo, pero nunca enseñan pruebas. Las familias se apuntan los números, y nosotros no sabemos cómo contarles que eso no es cierto”, explica Aslam compungido.
Muchas familias quieren viajar a Grecia, junto con sus abogados, para pedir explicaciones y saber exactamente qué sucedió, pero el sistema de visados no se lo permite
De los 82 cadáveres que se recuperaron del naufragio en Pylos, 15 pertenecían a personas pakistaníes; y fueron repatriados al país de origen tras llevarse a cabo los exámenes de ADN pertinentes. “Las familias y nosotros mismos creemos que de los cadáveres hay más cuerpos de origen pakistaní que aún siguen en Grecia. ¿Por qué no han sido repatriados? No lo sabemos. ¿Por qué no trabajan conjuntamente [el Gobierno griego y el pakistaní? Es un misterio”, se pregunta el líder pakistaní. A día de hoy, no se sabe qué ha sucedido con los cuerpos no identificados en aquel naufragio.
Han pasado dos años, y las familias pakistaníes, pero también las sirias, egipcias, palestinas y afganas continúan buscando a los familiares que iban a bordo del malogrado pesquero. Muchas de ellas quieren viajar a Grecia, junto con sus abogados, para pedir explicaciones y saber exactamente qué sucedió, pero el sistema de visados no se lo permite. No solo buscan a sus familiares, también buscan las respuestas que el Gobierno griego aún no ha dado sobre lo que sucedió la madrugada del 13 al 14 de junio de 2023.