Racismo
“Somos más y lo vamos a demostrar”, ¿cómo disputarle el marco al racismo?
El pasado 28 de marzo se presentó la iniciativa #wearemore, una propuesta para enfrentar los discursos del odio desde un frente amplio, demandando una actualización en los derechos civiles. Quienes promueven este proceso preparan una nueva cita para el 4 de mayo en Barcelona.

En los últimos tiempos pareciera que España, Europa, exudan racismo. Un rechazo al otro que va más allá del racismo institucional y que se manifestaría de manera cada vez más explícita. Las recientes persecuciones a la comunidad gitana cerca de París, el abandono a su suerte de las personas que cruzan el Mediterráneo hacia el norte, el racismo cotidiano, el señalamiento a personas migrantes y no blancas como peligro para la prosperidad europea, son parte de un escenario alarmante. En este contexto ¿es posible disputarle el liderazgo de la narrativa a la derecha? ¿Enfrentar con un desborde antirracista los discursos del odio que pugnan por tornarse hegemonía?
El pasado jueves 28 de marzo, a las siete de la tarde, ante las puertas del Ateneo de Madrid, una larga cola de gente diversa, parecía apuntar a que sí. Esperaban a que comenzara un Acto por los Derechos Civiles, por la Diversidad y Contra el Racismo, un encuentro anunciado bajo los hashtag #wearemore, #actualización pendiente. Un evento para el que se había convocado a cuatro rostros visibles del antirracismo y la lucha por los derechos de las personas inmigrantes en el Estado, pero también, una muestra de sociedad diversa, que ya vive en el territorio, que forma parte de una población que hace tiempo que dejó de ser solo blanca.
Estaban ahí, en el escenario, el escritor senegalés Mahmud Traoré, residente en Sevilla y coautor del libro Partir para contar (Pepitas de Calabaza, 2018). La joven campeona mundial de Kempo Zenib Laari, la hondureña Carmen Juares, de la Asociación Mujeres Migrantes Diversas y por último Moha Gerehou, periodista oscense y presidente del SOS Racismo.
Anunciado como un gran evento antirracista en las redes, las personas encargadas de la organización se felicitaban de la gran afluencia, poco después la actriz Alba Flores, presentaba a las personas invitadas.
La vecina del barrio de San Cristobal de los Ángeles, Zenib Laari, no se había sentido distinta en nada respecto a sus compañeros, vecinos de un barrio obrero y bien diverso. Un día, en secundaria, durante la clase de historia, el profesor se puso a hablar de la invasión islámica. Laari sintió que todos los ojos se dirigían hacia ella, como si el hecho de que sus padres fueran árabes, hiciera que ella tuviese algo que contar al respecto.
“Tus padres son de allá pero tú has nacido aquí, entonces eres casi española”, le dijo un profesor a Zenib Laari. Entonces, se pregunta ella, qué hay que hacer para ser una española completa
Ahí estaría también Mio Cid, partiendo moros en dos con la espada, y entonces Laari se dio cuenta de una cosa, su cultura era presentada, caracterizada, como una “cultura dañina”. “Tus padres son de allá pero tú has nacido aquí, te has criado aquí, entonces eres casi española”, le dijo un profesor en otra ocasión. Se quedó pensando, rememora Laari mientras se preguntaba, qué hay que hacer para ser una española completa. No parece fácil, tampoco en la selección española de yudo que integra. Se dio cuenta que cuando, tras encontrar competidores arabófonos, se ponía a charlar en esa lengua, a veces su nacionalidad era puesta de nuevo en cuestión.
Mahmud Traoré no nació aquí, pero es, tal y como se define, afroandaluz. Llegó saltando la valla. Lo narra como quien está acostumbrado a hacerlo, y así es, de hecho es coautor de un libro donde cuenta sus tres años de viaje de Casamance a España. En el acto muestra un mapa de África y delinea su camino. Los primeros tiempos ni siquiera pensaba salir del continente, la mayor parte de la migración es intra africana, recuerda. En su caso se fue a Costa de Marfil. Pero al final acabó emprendiendo camino al Norte “quienes cruzamos la valla somos la migración problemática”, denuncia. Sin embargo, muchas más personas entran en el país por los aeropuertos. “¿Por qué somos nosotros entonces la invasión?”.
La hondureña Carmen Juares arranca su participación recordando la centralidad del diálogo para resolver conflictos entre los pueblos. Se refiere al juicio al procés, y la gente acoge su intervención con aplausos. Luego vuelve a su condición de inmigrante. Llegada a Madrid en 2006 tras el asesinato de su padre, Juares tuvo que empezar a trabajar muy pronto como interna en Madrid, tenía 19 años, fueron lo que define como “seis años de inmensa soledad”
Juares ya no es interna, pero no olvida, y desde la Asociación Migrantes diversas, lucha por los derechos de las trabajadoras de cuidados. “Las internas tienen que estar 24 horas al día, siete días a la semana, no tienen ni vacaciones, ni días libres para ir al médico, muchas se llevan a la persona a la que cuidan con ellas a las consultas”. Por un lado de esta situación se derivan graves problemas de salud. Por otro lado esa forma de trabajo dificulta la regularización de las personas, denuncia: Para la ley de Extranjería necesitas demostrar arraigo “hacer cursos, llevar adelante una participación activa en la sociedad, ¿en qué momento pueden hacer eso si están todo el día trabajando?” Y también necesitan un contrato, algo de lo que carecen muchas de estas mujeres.
¿Cómo disputar a la derecha la hegemonía? Juares lo tiene claro: Hay que luchar así —dice moviendo un brazo de abajo a arriba.— Y no así —lo mueve en horizontal— como quieren que hagamos
¿Cómo disputar a la derecha la hegemonía? Juares lo tiene claro: Hay que luchar así —dice moviendo un brazo de abajo a arriba.— Y no así —lo mueve en horizontal— como quieren que hagamos. Otra idea urgente: “¡Dejadnos votar ya!” Reclama citando el célebre discurso de Martin Luther King.
Moha Gerehou va directo al grano: hace una “lectura dramatizada” de uno de esos hilos de whatsapp que alguien, tras decirle que “no era racista, pero...”, le envió: en él se narra la extraordinaria historia de un ciudadano normal que va al supermercado. Una vez paga, el ticket le es requerido por una inmigrante con un hijo que le explica que, en tanto inmigrante, si acude con ese ticket al ayuntamiento le reembolsarán el importe sin mirar nada. Moraleja: si eres inmigrante te lo darán todo hecho, mientras que a los nativos no nos dan nada. Aunque Gerehou ha hecho reír al público con su ironía, recuerda que la cosa es seria. “Genera mucha frustración, pues son discursos que vienen de gente muy diversa entre sí”.
“¿Tenéis esperanzas?” Preguntamos a Gerehou, después de que Freedonia colmara con la poderosa voz de su solista un Ateneo emocionado. El activista piensa que dejar claro con una movilización que “somos más y lo vamos a demostrar”, es un buen concepto. “Pero no se puede quedar solo en el discurso, en el slogan, hay que demostrarlo. Hay que demostrarlo con políticas públicas, hay que demostrarlo con acciones, hay que demostrarlo saliendo a la calle como cuando ocurre un caso como el de Mame Mbaye o los abusos a las temporeras”.
Afirma Gerehou que si bien ya hay un gran grupo humano dando la batalla antirracista “necesitamos más gente, al final las personas racializadas y migrantes somos quienes lo sufrimos, pero cuando se atacan lo derechos de unos pocos, realmente están atacando los derechos de toda la sociedad, por eso tenemos que hacer toda la sociedad piña y hacer fuerza, formar un bloque antirracista”.
“Necesitamos más gente, al final las personas racializadas y migrantes somos quienes lo sufrimos, pero cuando se atacan lo derechos de unos pocos, realmente están atacando los derechos de toda la sociedad
“Nuestros referentes son el movimiento #wearemore, donde han sacado a un montón de gente a la calle, un movimiento antirracista plural, amplio y en positivo. También se han hecho los conciertos de Love music, hate racism en Gran Bretaña, sobre todo en Londres, con un montón de éxito”, cuenta el abogado y miembro de Iridia Andrés García Berrio, identificado con una pegatina que pone organización. Explica que la idea, no es tanto ser un movimiento que luche contra la extrema derecha si no uno que opte por empujar por la ampliación de los derechos. Tanto de quienes han inmigrado, como de las personas racializadas españolas. “Habría que trabajar por una derogación de la ley de extranjería y una reforma de la gestión de los flujos migratorios en base al respeto a los derechos humanos”, apunta. Junto a esto, introducir políticas antirracistas, e internarse a nivel personal en un proceso “para poner freno al racismo interiorizado” .
¿Hay gente para mantener un movimiento amplio vivo? ¿Hay posibilidades de desborde? Berrio señala que según estudios, hay en la sociedad una minoría racista, otra minoría claramente antirracista y una gran capa ambivalente de personas en medio: “Solo visibilizando con fuerza este lugar de ambivalencia, vamos a generar un camino amplio para dar estos pasos, estamos en un momento complejo, pero esto no nos debe llevar a meternos en el marco que se está imponiendo a nivel mediático global”. Ya están preparando un gran evento en Barcelona para el próximo 4 de mayo con el objetivo de afianzar el proceso.
Relacionadas
Málaga
Málaga, el punto de inversión para los fondos israelíes a pie de playa
Región de Murcia
Belinda Ntutumu
“La violencia racista no parará mientras Vox pueda presentarse a elecciones”
Palestina
La coordinadora europea contra el antisemitismo dice que los informes sobre la hambruna en Gaza “son rumores”
Palestina
Más de mil caras conocidas de la cultura exigen al Gobierno que cese la venta de armas a Israel
El Salto n.79
La celulosa o la vida: periodismo situado y lucha social para frenar un ecocidio
Castellón
El BDS Castelló pide al FIB que facilite la devolución de entradas por su vinculación con KKR
Opinión
Torre Pacheco: el síntoma de un sistema agroexportador podrido
Comunidad El Salto
El Salto estrena nueva página: una web como una casa
Violencia machista
El 30% de los feminicidios íntimos se producen en verano pero no es el calor, es el patriarcado
Últimas
Opinión
Cuando una huertana llora: saquen sus racistas manos de nuestra región
Análisis
La crisis por el ‘caso Cerdán’ empuja al PP y Vox por encima de los 200 escaños
Cómic
Gotham como estado mental
Opinión
Día Internacional de las Personas No Binarias: no pedimos nuevos derechos, exigimos los que tenemos
Palestina
La masacre se intensifica en Gaza, donde 800 personas han sido asesinadas mientras esperaban alimento
Estados Unidos
Donald Trump amenaza a la Unión Europea con aranceles del 30% a sus productos a partir de agosto
Murcia
Colectivos antirracistas denuncian la impunidad de la ultraderecha en Torre Pacheco, donde sigue la violencia
Economía social y solidaria
¿Dónde está la juventud en la Economía Social y Solidaria? Un relevo que se teje entre retos y oportunidades
Río Arriba
Javier Guzmán: “Desde la izquierda falta la visión de que el derecho a la alimentación es un tema básico”
Recomendadas
Feminismos
Patricia Reguero
“Mis relatos están escritos al lado de otras, arropada por la escucha de otras”
LGTBIAQ+
Mana Muscarsel
“La amistad da más juego para salir de la lógica de la familia porque tiene menos reglas"
Barcelona
El reciclaje invisible: la relación entre la chatarra y la ciudad de Barcelona
Medios de comunicación
El futuro del periodismo no lo está escribiendo una máquina
Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.
Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!