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Opinión
Los titulares o el efecto placebo en la información
Pero informarse a base de titulares tiene sus riesgos; el principal es que la complejidad, los matices, los antecedentes de una noticia no caben en una frase y, en el peor de los casos, el titular nos cuenta una versión parcial e interesada de lo que realmente ocurre. Si no se desarrolla la noticia, si los medios nos escamotean otras visiones de lo sucedido, si los lectores no buscamos y contrastamos diversas fuentes informativas corremos el riesgo de enterarnos sólo de la parte que quieren que sepamos o incluso de no enterarnos en absoluto.
En muchas ocasiones son los políticos los que acuden a las ruedas de prensa con algunas frases que les han preparado sus equipos, con la evidente intención de que se conviertan en los titulares del día. Y claro, en esos precocinados titulares lo que se quiere es transmitir es la parte buena del informe, del acuerdo o de la ley que toque presentar ese día. La parte menos buena o las previsibles consecuencias de la noticia apenas son comentadas, no digamos ya analizadas por los medios que se encargan de orientar nuestra opinión.
Lo dicho hasta ahora no es una novedad; lo estamos observando desde hace bastante tiempo. Pero en los últimos años el proceso ha experimentado un gran acelerón motivado por el desarrollo de las redes sociales y por la creciente ausencia de espíritus críticos entre los receptores de ese aluvión de noticias.
Hay muchos ejemplos, sin necesidad de llegar a los extremos de manipulación que han marcado hitos insuperables, como llamar operaciones por la libertad a las guerras -invasión de Ucrania, y mucho antes la de Irak-, rebajar a muertes lo que son escandalosos asesinatos (como el de la periodista palestina Shireen Abu Akle) o decir que al gobierno español le sigue preocupando el futuro del Sáhara cuando acaban de dejar a su pueblo en las manos nada inocentes de Mohamed VI.
Informarse a base de titulares tiene sus riesgos; el principal es que la complejidad, los matices, los antecedentes de una noticia no caben en una frase y, en el peor de los casos, el titular nos cuenta una versión parcial e interesada de lo que realmente ocurre.
Entre lo más reciente y repetido se puede citar la euforia desatada con los datos de la contratación de abril. Tanto la ministra Yolanda Díaz como todos los medios repitieron hasta la saciedad que de todos los contratos de trabajo firmados ese mes el 48`2% fueron indefinidos, pero no resulta menos cierto -y eso se podía observar si se analizaban todo los datos facilitados- que de ellos el 60% corresponden a las modalidades de contratos a tiempo parcial y fijo discontinuo, que parece ser la estratagema de la patronal para zafarse de la nueva e insuficiente reforma laboral y que la precariedad en el empleo siga siendo el horizonte para nuestra juventud.
Algo muy parecido sucede con los titulares que pregonan supuestas recuperaciones del poder adquisitivo de salarios y pensiones, cuando lo que ha ocurrido es que se ha modificado la forma de calcular el IPC -ahora se aplica la media de los últimos doce meses, en lugar de utilizar el índice acumulado de todo el año- lo que supone que, tanto sueldos como pensiones, suben para 2022 una media de dos puntos por debajo de los precios. También hay titulares donde se alarman por los miles de empleos que nadie quiere desempeñar en la hostelería o el transporte por carretera, sin añadir que tal rechazo tiene su origen en los bajos salarios que se ofrecen en esos sectores.
Y como último botón de muestra de estas prácticas, citaremos brevemente lo poco y mal que se está informando sobre la negociación entre los sindicatos mayoritarios, el gobierno progresista y la CEOE para implantar unos planes de pensiones de empleo (PPE) que representan el pistoletazo de salida para la privatización del sistema público, desviando aportaciones de los trabajadores a unos futuros fondos de gestión privada, en lugar de impulsar y mejorar la gestión de la caja única. Los sindicatos UGT y CC.OO. y la patronal de la construcción se han apresurado a introducir estos fondos en el convenio, incluso antes de que los apruebe el parlamento. Lo dicho: si no se explica todo, si no se lee más que el titular, la información es incompleta y tendenciosa.